🌓Capítulo XXVII
Casi se cumplía un mes desde que Usa había salido del centro, un mes donde se alimentaba apenas de puré de de patata, agua y alguna que otra fruta eventualmente que, por desgracia, la mayoría de las veces acababa vomitando antes de que se digirieran, dejando todavía ver la comida entera. La primera vez que le pasó eso fue cuando intentó comer espaguetis que había mandado Italia ya que no se fiaba de que Usa ingiriera comida preparada por el británico.
No terminó ni un cuarto del plato cuando salió corriendo hacía el baño y tras ciertos intentos expulsó montoncitos donde se veía todavía los espaguetis sin si quiera digerir. Todavía recordaba ese asco que sintió hacía si mismo.
Uk por su parte se había dado de baja, Italia y Rusia se encargaban de la parte de su trabajo en la que podían interferir, usualmente ONU no hubiera permitido esto pero después de todos los sucesos ocurridos cayó en algo.
No solo podrían perder a la primera potencia mundial, si no también al mayor productor industrial, el país comercial más grandes según diversas fuentes, si él se iba esto afectaría a sus socios y de ellos afectarían a los demás... una cadena. Aparte de que no se podía permitir que Rusia o China cayeran en la cumbre del poder de las potencias. Si para él simples peones eran importantes no se podía permitir perder al rey en su tablero. Por lo cual aceptó que Uk se alejara de sus quehaceres durante la época de recuperación de Usa.
Ahora mismo ambos se encontraban en el hospital, de visita, tras tiempo analizando si iba a poder hacerlo o no, Usa se llenó del poco valor que le quedaba y decidió que lo mejor sería aclarar las cosas con México, y más ahora que estaban informando que su estado iba bajando a critico.
La mirada en tonos violetas del rubio estaba fija en el pomo de la puerta que daba a aquella habitación donde residía el mexicano.
— ¿Seguro de esto? — Preguntó el británico viendo hacía el más alto y su nerviosa mano.
— Yes yes... only... — Giró su vista hacía el albino — ¿Me esperas aquí fuera?
— Sí claro.
Tragó en seco y, aun con los nervios a flor de piel, abrió la puerta y entró a la habitación, no tardó en cerrarla detrás suya mientras su vista miraba al trigueño. El México que conocía seguía ahí, eso se notaba, pero el aspecto que tenía no era nada favorable.
El cambio más grande era una gran máquina que tenía conectada a él, las vías de suero y unos tubos pasando hacía su nariz que le otorgaba el aire que seguramente no podía conseguir por su propio medio.
— ¿Usa? — Aun así, con varios aparatos conectados a su débil cuerpo, con esa voz rota, eso no le impedía mostrar su burlón tono de voz. — Hey... Acércate, no muerdo carnal.
A paso lento el delgado cuerpo del rubio se acercó a aquella camilla, sentándose algo tenso sobre aquel sofá a un lado del hispano.
— ¿Cómo... vas? — Preguntó Usa, no podía evitar mirar todas las vías en el brazo de su ex.
— Na' , yo creo que me quedan como 3 días y me voy al otro barrio — Comentó como si nada, llevándose una mirada de terror del estadounidense. — Usa, no me mires así, hay que ser realistas aunque uno no quiera. MIRA, necesito una maquina que respire por mi, esa cosas de ahí — Señaló una de las maquinas que eran conectadas a su cuerpo. — Eso son mis pulmones, si me desconectan lo más seguro es que me vaya al otro barrio de una, F en el chat por mi, ya entiendes.
— Pero... quizás con operaciones... ¿sabes? trasplantes y eso, tienes más hermanos que yo dinero, con alguno tienes que ser compatible.
— Naa... sinceramente, por lo que me dijo el doc... si logro salir de esta lo más probable es que viva muy débil, ya sabes como es mi país, no puedo estar cediéndole todo el trabajo a mi padre o a Argentina porque yo haya tenido que ir al hospital... pero oye, tuve una buena vida — La mirada del castaño era acompañada por una leve sonrisa, algo que no cuadraba en la mente de Usa.
— ¿Por qué? ... ¿estas feliz de morir? — Preguntó, sus ojos se posaron en los del mexicano.
La mirada del ojiverde se giró, conectándose con el rubio, mostraba pena, pero no una pena como todas las que Usa había vivido, por muy contradictorio que sonara mostraban cierta alegría.
— No estoy feliz de morir Usa... nadie lo estaría. — Comentó en un tono irónico — Pero... he vivido lo suficiente para llegar a un punto feliz de mi vida... si algo tenía claro es que no quería morir y que mi último recuerdo fuera sufrimiento, quería y quiero morir con un lindo último recuerdo, algo bello que llevarme a la tumba. Yo también lo he pasado mal, muy mal, al igual que tú y que Arge, que todos. Somos países pero aun así tenemos vida propia. — Sus manos jugaban entre sí, dejando un leve baile entre sus pulgares que mostraba cierto nerviosismo. — En otro punto, mi último recuerdo hubiera sido de pena, de malestar, pero ahora no. Tengo una buena relación con mis hermanos, logré ayudar a Argentina con sus problemas, me llevo bien con mi papá... hasta se podría decir que Rusia me tolera, hacks, ¿viste? —Una burlona risa se coló de sus labios.
— ¿Qué me quieres decir con todo esto? — Preguntó de nuevo el más alto, viendo a su compañero.
— Usa... si muero ahora me iré recordando los buenos tiempos, que mi familia se preocupó por mi y que morí porque mi hora había llegado, no porque yo ya no quisiera estar aquí... — Unas pequeñas lagrimas empezaron a salir. — He tenido una vida feliz y prefiero dejar que pongan un punto final a esta historia antes de que se convierta en uno trágico.
— No te me pongas filosófico joder México... — El rubio se levantó de su asiento, quedando de pie, su mente le gritaba que se fuera, que en una situación de muerte si la persona estaba tan feliz no se merecía ver como otros lloraban por él, pero su corazón esta vez tenía la razón, le ordenaba que se quedase, porque ambos sabían que en realidad México estaba sufriendo, que no quería morirse, como era obvio, no quería dejar atrás a sus amigos o familiares, pero era algo inevitable y él sabía perfectamente que la mejor forma de afrontarlo iba a ser riendo, con una sonrisa, para restarle seriedad. Porque Usa también hizo lo mismo.
— Venga carnal... — Los brazos del mexicano se extendieron, esperando un abrazo tan deseado por ambas partes. — Que sea tu ex no significa que... te odie, ósea, si estas mamón pero así se te quiere.
Hubo unos minutos de silencio, todo el aire que estaba en los pulmones de usa fue expulsado y sin más se acercó al más bajo, dándole un abrazo con la delicadeza de no dañarle y apenas manteniendo un roce aunque si fuera por él lo hubiera hecho más fuerte.
— Perdón por ser una mierda de novio... — Comentó el rubio, posando su cabeza sobre el hombro del trigueño.
— Eso debería decirlo yo, nunca quise que acabaras así, a tal punto... — Respondió, pasando una de sus manos hacía la cabeza del rubio.
— Tranquilo... pasó ya como 2 años, no tienes toda la culpa...
Hubo unos segundos de silencio, ninguno se quería separar, aunque la llama que aumentaba su amor ya se había apagado la de la amistad había vuelto a encenderse para terminar de consumir esa gran parte que le quedaba, aparte de que ambos necesitaban eso, un abrazo, una muestra de amor o de cariño de uno hacía le otro como muestra de que todo ese odio se había ido, como un tratado de paz.
— ¿Te puedo pedir un último favor? — Preguntó el rubio, todavía sin separarse del cuerpo del castaño.
— Dudo que pueda hacer mucho en este estado, pero adelante.
— Cuida a Canadá por mi... — Comentó en un tono de voz ciertamente apenado, dejando un leve silencio entre esa petición y la respuesta del receptor.
— Lo haré, si tu cuidas a Argentina... — Respondió.
— Trato hecho.
9 de diciembre de 20XX.
Una ventana semiabierta y varios (muchos) metros del suelo eran lo que separaba al estadounidense del porche de la casa por el cual cierto pelirrojo hispano se estaba yendo.
Eran las 5 de la mañana y el rubio se había despertado por voces en un tono algo alto que se escuchaban como murmullo en su habitación, las voces duraron varios minutos, posiblemente horas, hasta que la puerta principal se abrió, al asomarse simplemente vio al español marchándose y su padre cerrando la puerta, ¿por qué a estas horas se iba?
Uk dijo que iba a salir a las 10, por lo que el menor ni se molestó a esperarse y se durmió, sobre las 3 de la mañana dichas voces que al principio le costaba diferencias y por algún momento pensó que se trataban de más de 2 personas desde el salón, ventajas de que la casa tuviera paredes finas y tanto eco que se escuchaba aunque fuera un murmullo desde la planta baja hasta la habitación del rubio la cual correspondía a la primera puerta a la derecha nada más subir al pasillo.
Nada más le fue posible se levantó de su cama y se asomó a la ventana, aunque las preguntas de un principio como "¿Quién era?" "¿Cuántas personas son?" se habían solucionado muchas otras seguían ahí, la principal teoría era la de toda telenovela "Son amantes", pero en ningún momento se habían escuchado risas ni gemidos, solo el leve murmullo indivisible, por lo que si eran amantes no había mucha pasión en esa relación.
La casa británica y la del ibérico no estaban cerca ni de broma, por lo que el clásico "me viene de paso" no era una escusa válida. La siguiente teoría era que hubieran venido para hablar de propiedades, Gibraltar, quizás las Malvinas... no espera, las ultimas eran de Argentina, ¿no? no era sorpresa de que Usa ni supiera de que islas hablaba, la geografía no era su punto y eso era algo más que obvio.
Sin más esperar y con cero disimulación se asomó hacía la puerta de su habitación, esperó a que el británico subiera y con sus grandes dotes de actuación fingió que estaba recién despierto.
— Hey... Uk... — Dijo con una voz muy perezosa nada más salió al pasillo.
— ¿Qué haces despierto a estas horas Usa? — Comentó el británico con un tono apagado. — Es tarde, ve a dormir.
— Iba al baño, ¿y tú? sigues en ropa de calle, ¿acabas de llegar? — Preguntó, su falsa voz cansada se fue nada más las preguntas empezaron a salir de su boca.
— No no, llegué hace 2 horas o por ahí, traje a España desde el hospital y se quedó un rato hablando. — Comentó sin más, llevando una de sus manos hacía
— ¡AJA! — Exclamó el rubio. — ¡LO SABÍA! ¡Te estás liando con España! Mis teorías eran ciertas, ¿fue después o mientras que estabas con Francia? — De forma acusadora Usa levantó su dedo, señalando al británico y acercándose a él, dejando su dedo puesto sobre la nariz de este.
— España vino porque México a muerto.
Y ahí, esas mismas palabras cayeron como un piano sobre el rubio, tardó unos segundos en recibir completamente lo dicho y conseguir una respuesta, su dedo junto al resto del brazo bajó, llevando a quedarse el el punto más bajo posible mientras aquella sonrisa se había quedado atascada en su rostro.
— ¿Cuándo me lo ibas a decir? — Preguntó el rubio.
— Cuando te despertaras... — Respondió.
Hubo un silencio que aunque el reloj marcase apenas unos segundos se sintieron eternos, no se tardó mucho en que el llanto del rubio llegara, llenando de sollozos y los sorbidos de su nariz, no hace falta aclarar que las lagrimas salieron al instante y su labio tembló de forma rápida y nerviosa, lanzando su propio cuerpo contra el de su padre y abrazándolo, siendo correspondido al poco tiempo.
— Mi vida... hey... él estaba en estado critico... ya lo viste, necesitaba aparatos para vivir... — El albino acarició la cabeza de su descendiente, dando pequeños golpecitos en su espalda y besando su frente.
Ninguna palabra salió de la boca del rubio, solo puros sollozos, sollozos que opacaban cualquier lamentación.
— El velorio es mañana a las 3... ¿quieres ir? — Preguntó el británico mientras retiraba mechones del pelo del rubio que se pegaban a su rostro, solo recibió un par de asentimientos por su parte cual respuesta y tras otro beso en la frente los llantos volvieron.
Sin duda alguna otra perdida más que afectaría a muchas personas, entre estas a Usa, pero igualmente la vida seguía, para él y para todos. Ahora mismo solo pasaba una cosa por su cabeza, tenía que hablar con Argentina y aclarar muchas cosas.
2230 palabras.
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