🌔Capítulo XXVI
Primer pitido... segundo pitido... tercer pitido... buzón de voz.
Era la octava vez que Usa llamaba a aquel número el cual le sorprendía que no le tuviera bloqueado, miraba la pantalla de su telefono mientras el nombre en grande se posaba sobre unas palabras en rojo "Llamada rechazada".
— ¿Sigues sin poder hablar con Argentina? — Contestó el británico, viendo desde la otra punta de la mesa como el rubio se distraía de su comida por el aparato y el intento de contactar con le americane.
— No contesta... supongo que iré directamente a hablar con México... — Dijo, soltado el telefono a un lado y viendo aquel plato frente a él, puré de patatas, simple, según OMS sería mejor que si empezaba a comer que lo hiciera con comidas simples y blancas, se sentía como un bebé teniendo que comer papilla.
— ¿Por qué no comes? — Preguntó el mayor, dejando su tenedor sobre la mesa. — De pequeño te encantaba. — Comentó.
— Y me sigue gustando, — Afirmó— pero por cada 100 gramos son 88 calorías. — Justificó.
— ... Vale... hagamos una cosa. — El británico junto sus manos, llamando la atención del americano. — Si te comes solo 10 cucharadas enteras puedes dar por terminada la comida.
— 5.
— 7.
— 6.
— Hecho.
Y tras ese pequeño trato Usa agarró la cuchara, una cuchara totalmente limpia a pesar de llevar tiempo sentado, la introdujo en el puré y separó un pedazo de todo el montón, llevándolo a su boca y empezando a masticar bajo la atenta mirada del británico.
— ¿Y bien? — Preguntó el mayor al ver la reacción neutra del rubio, levantándose de su sitio y caminando hacía el lado del menor.
Aun siendo una papilla tardó algo más en masticar de la cuenta, seguido lo tragó y se quedó mirando el plato.
— Está bueno... — Comentó usa, pero aun con un leve noto de alegría en su voz esta a la vez estaba entrecortada, no de la emoción, si no de la vergüenza, de la pena de estar comiendo y más frente a alguien, ¿por qué se sentía tan mal?
— ¿Una segunda cucharada? — Uk puso su mano contra la espalda del rubio, dando un pequeño golpecito a esta y viendo las acciones del menor.
Usa volvió a enterrar la cuchara y levantar poco más de la mitad de esta con el alimento, se quedó mirándolo unos segundos y lo acercó a su boca. Estaba rico, una parte de él quería comer, y más después de la bazofia que le daban en el centro, pero otra parte de sí le gritaba, se supone que tenía un TCA, si comía parecería mentira, que lo estaba fingiendo, ¿No?
— ¿Usa?
La cuchara cayó contra la mesa de forma algo brusca manchándola, se levantó de la mesa a toda velocidad y sus pasos se dirigieron de una al baño más cercano, el albino no intermedió, sabía lo que iba a ocurrir, y no sabía como afrontarlo, le dolía ver a su hijo así, muriendo lentamente por la impotencia de comer, pero más le dolía saber que el que peor lo estaba pasando era Usa, que sufría por todo esto.
El débil cuerpo del ojiazul llevaba temblando ya varios minutos, estaba tumbado en su cama envuelto el mantas y abrazado a una almohada, no quería salir de ahí, no quería levantarse, el colchón cada vez se le hacía más cómodo llegando a representar como él se imaginaba una nube.
Había pasado no más de un día de intervalo entre lo de la noche donde anterior, 24 horas las cuales se pasó en cama entre llantos, siestas de las cuales deseaba no despertar y algún que otro pensamientos intrusivo.
La vista de UK se posaba sobre aquellas mantas que cubrían a su hijo, se había acercado a él varias veces pero nunca hubo un buen resultado: siempre era el mismo final, entre lágrimas y con una voz rota Usa le pedía que se fuera.
Él tampoco es que hubiera salido, había faltado ya a un par de reuniones por vigilar a Usa, algo en su interior le impedía dejarlo solo, quizás simple instinto paternal o tal vez desconfianza.
Agarró algo de aire y tras un suspiro camino hacia la cama, sentándose al borde de esta, dejando unos minutos de silencio antes de comenzar a hablar.
— ¿Necesitas algo? — fue su primera pregunta, posando su mano al lado del cuerpo del rubio.
— ...No — Tardó en responder.
— ¿Tienes frío? ¿Quieres otra manta? — Comento el albino, pasando una de sus manos por el frio y delgado brazo del rubio.
A esas preguntas las respuestas eran sencillas, sí o no, o incluso un silencio que sustituyera cualquier monosílabo con los que Usa se comunicaban, pero su respuesta dejó al mayor totalmente desconcertado.
— Necesito a mi padre... — Comentó el rubio.
— Usa... Cielo estoy aquí.
El más bajo agarró levemente el brazo del contrario, acariciando este y con cuidado de no aplastar las cicatrices que se formaron por un mal pasado lo sentó en cama.
El rostro del menor estaba entristecido, lágrimas amenazaban con salir, lágrimas que deshidrataban poco a poco su cuerpo.
— Necesito que por una vez te comportes como un padre que le preocupe que su hijo se este muriendo. — Comentó con un leve hilo de voz — Tengo bulimia, no puedo comer nada s-sin darme de atracones o vomitar... Soy consciente de que estoy enfermo y-y-y — Repitió un par de veces y entre sollozos cual tic nervioso — Y... S-se que me quieres gritar e insultar y decirme que soy un inútil, ¡Soy consciente, porque yo también me lo digo a mi mismo! ¡Pero llevo estando así años y ahora lo único que necesito es un abrazo de mi padre y que me diga que todo va a estar bien aunque sepa que es mentira!
Ninguno de los dos sabía en qué momento esto se volvió así, en que momento Usa se armó de valor y grito todo eso o en qué momento simplemente empezó todo eso, pero si algo sabían ambos es que tenía razón, y por mucho que UK quisiera gritarle e impulsarlo a comer de una vez eso no era una opción válida en estos momentos.
De una agarró con cuidado al contrario y se apegó a este, mordió su labio inferior mientras unía los dos cuerpos en un abrazo, un abrazo que fue correspondido y que a gritos indicaban que se necesitaba, que Usa lo necesitaba.
— Todo va a estar bien... Papá esta aquí...
Y esas palabras fueron más que suficiente para que el tímido llanto del rubio explotara, dejando aumentar su voz junto a los sollozos, que sus brazos lo apegaran al mayor recibiendo aquel amor parental que hace años que no tenía, las lágrimas caían frente a aquel hombre con el cual nunca había tenido la confianza para mostrarse como se sentía y ahora ahí estaban, desahogando su roto llanto sobre el hombro de la persona a la cual podría llamar o no padre, pero que lo seguiría siendo.
— Shh... Venga... Llora todo lo que necesites... — UK dio un par de golpecitos sobre el rubio acariciando su espalda de paso, sintiendo como su hombro se humedecía cada vez más por el menor. — Usa... Puede que no haya estado en tus primeros años de vida y durante tu infancia hubiera sido muy distante... Que quisiera haber empezado con mi papel como padre una vez que tú ya no eras mi niño pequeño... Pero ahora estoy aquí... Y sé que me necesitas porque aunque lo niegues, puedo verlo... seré el pilar que necesitas pero tú eres el que tienes que esforzarte...
Sintió un leve movimiento en su hombro indicando un asentimiento con la cabeza del menor, dio un par de golpes más en su espalda y besó la fría frente del contrario.
— ¿Mejor? — Pregunta una vez los sollozos se habían callado.
— Solo unos minutos así... — Respondió el ojiazul sin separarse del abrazo — Me lo debes después de estos años...
El albino no pudo evitar sonreír levemente.
— Te debo muchas cosas... Y te las voy a dar...
Dejó otro beso en su frente, de reojo pudo notar la leve sonrisa del rubio que hacía tiempo que no veía, una sonrisa que le alegraba a sí mismo.
— ¿Cuándo dijiste lo de "puede que no haya estado los primeros años de tu vida" me estás confirmando que soy adoptado? — Comentó el rubio, su voz era una mezcla de burlesca y entristecida, pero se notaba su esfuerzo por poner humor al melancólico momento.
— Había oferta, 60% de descuento los niños molestos, tú me saliste a un 80 menos.
— TSK, encima de segunda mano me tuviste que tener.
No sabían que estaban diciendo pero las risas empezaron a brotar, necesitaban y querían ese momento, sonriendo y riendo, desviando sus vistas y pensamientos de esos malos momentos que estaban pasando. De entre los dos el rubio lo agradeció más, algo en su interior al notar que una risa sincera salía de él le intento callar trayendo a él la inseguridad y el "no mereces estar así" pero después de todo, después de estos años tan jodidos, le podían dar por saco a esa voz durante un par de minutos, necesitaba esto: el abrazo, las risas, un momento con su padre...
Seguía con el TCA, seguía en parte entristecido y sin ganas, pero que sonriera por unos segundos no significaría que hubiera estado fingiendo todo, a la par que no significaba que todo se había solucionado. Pero por unos minutos sus problemas e inseguridades y pánico se habían ido.
Primer pitido, segundo pitido, tercer pitido... Buzón de voz.
Miro la pantalla del teléfono mientras el mensaje del contestador automático sustituía el silencio de la habitación.
"Buenaaas, si me llamaste para algo importante anda y deja un mensaje rapidito y ya si eso te llamo, pero no vengas rompiendo las bolas con un mensaje muy largo que lo borro".
Seguido de aquellas palabras de la voz de le argentine usa tragó en seco, apoyándose en el marco de la ventana que daba las vistas a un hermoso cielo estrellado con lucecitas parpadeantes unas tras otras, el pitido que indicaba que ya podía empezar a hablar saltó.
— Hey... Argentina, soy Usa, bueno emm... Ya volví a casa, bueno, a casa de UK. No puedo estar solo por una época al parecer, a lo que iba... Me comentaron todo lo de tu accidente, ya a pasado como un año y estarás mejor pero sé que México sigue allí metido y... Yo voy a ir a visitarle, solo quiero aclarar ciertas cosas, nada más... Mándame un mensaje, o mínimo desbloquéame de WhatsApp anda.
Y al terminar su mandado colgó, dejando enviar el audio a su destinatario y posando el aparato entre sus manos, la pantalla duro un par de minutos en completo negro hasta que una notificación emergente la encendió de forma automática.
Desbloqueó el aparato posando su dedo índice sobre el "botón" en la parte trasera y sin más entró a revisar aquel WhatsApp.
ONU.
"Mañana a las 6 a.m convocatoria de reunión a todos los países a los que les llegue este mensaje, entre ellos: Russia, China, Francia, Corea del Norte, Uk(...)"
No terminó de leer el mensaje pero ya entendía por donde iba la cosa.
Tragó saliva y pulso para escribir con un pulso algo nervioso y pausado.
"No voy a asistir."
Borrar.
"Estoy enfermo."
Atrás.
"No."
Volvió a eliminar.
¿Por qué ese simple mensaje que le avisaba de una simple asistencia a su trabajo le ponía así? En menos de unos minutos su cuerpo estaba tembloroso y con un frío sudor. No se sentía listo para volver al trabajo, y quería decirlo, pero no podía encontrar las palabras adecuadas.
Camino hacia la puerta de su habitación con su teléfono en la mano y su mano libre dejándola sobre la manecilla, tardo unos minutos en bajar, dio el primer paso fuera y se detuvo.
¿Le iba a pedir ayuda? Si solo habían tenido un momento que ni llego a la hora esa misma tarde, quizás fue algo del momento y ahora le volvía a insultar, pero algo simplemente le empujó a dirigir sus pasos hacia la cocina.
Al llegar a esta se detuvo en el gran y blanco arco, mirando hacia dónde estaba el albino lavando los platos.
— Usa no te quedes ahí parado anda. — Comentó el albino sin siquiera mirar al rubio, quizás hubiera escuchado sus pasos.
— Papá...
Y ya, al escuchar esas palabras, no sabía si por el tono tan roto y melancólico que llevaba o por el simple hecho de escuchar como le llamaba, una forma que no le llamaba desde hace años, este solo se giró al instante secando sus manos, cambiando su rostro a uno entristecido trans ver el estado del contrario.
— Hay Usa, ¿Qué pasó? — Se acercó a este, caminando algo acelerado y agarrando al contrario por los brazos, recibiendo un abrazo nada más al instante.
— No quiero ir a donde ONU, no quiero escuchar como hablan de mi, no quiero.
— ¿A qué viene esto Usa? Hay dios...
El abrazo se hizo levemente más estrecho, dejando al más alto algo agachado y llorando contra el hombro del británico.
— No quiero ir, por favor, no quiero ir a donde la ONU.
Porque al fin de al cabo, seguía ahí, el pánico, el miedo, la impotencia, el constante "que dirán"... El TCA, el TCA que te vuelve una tortura hasta ir a hacer tus propias labores por miedo al qué opinará la gente sobre ti, y más acabando de salir de un centro de salud.
— Usa, venga, hablaré con él, no tienes porque ir ahora si no estás listo...
— ¿Es hipócrita que quiera salir a ver a México pero no al trabajo?
— No Usa... Oye... —El británico se alejó del ojiazul nada más dejó de sentir aquella humedad por las lágrimas en su pecho, pudo observar el rostro de usa.
Un rostro donde lo único que brillaban eran las lágrimas.
— No estás bien... nos preocupas a todos: a mi, a Francia, a tus hermanos, incluso a muchos países que tu piensas que no. — Se hizo una pequeña pausa— hora mismo solo queremos que te mejores... ¿sí? y si eso implica que tengas que faltar más tiempo al trabajo ONU lo entenderá...
El británico se acercó levemente al menor, besando su frente y apoyando la cabeza de este sobre su hombro.
— Para salir de esto lo primero que necesitas es que tú quieras salir, y que pongas empeño.
La mirada azulada del menor se dirigió hacía los ojos grisáceos del contrario, ambos sabían, y aunque a Usa le doliese en su orgullo aceptarlo, Uk tenía razón, iba a tener que esforzarse más de la cuenta y ponerse frente a muchas situaciones por las que no quería pasar...
2507 palabras.
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