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🌘Capítulo XXII

Los días habían pasado desde aquella noche, por obligación a cumplir x horas diarias y el hecho de que ONU ya había rebajado este tiempo de trabajo a más dela mitad (lo cual le trajo varios problemas con el resto de países que se quejaron de eso), Usa se vio obligado a acudir a la sede de la ONU durante el tiempo pedido para las reuniones y posible trabajo. El estar trabajando solo un cuarto de las horas que le correspondían era una idea agradable, la verdad, pero eso no quitaba que todavía fuera en la sede, un lugar con mucha gente, con muchos países, un lugar con un horario para comer... Por mucho que solo estuviera ahí 12 horas a la semana y en el horario que el quisiera no podía evitar juntarse con sus compañeros de trabajo, algunos solo le saludaban por los pasillos, otros le ignoraban, pocos intentaban tener una conversación media con él.

Debido a los horarios nocturnos que si mismo se había puesto solía encontrarse con países como Costa Rica, Rusia, Letonia, Corea del Sur, China y alguno más. Según la corta conversación que tuvo una noche con Corea el horario nocturno era restringido a países que trabajaba más como él o China, o a los antisociales de turno.

También descubrió que en ese horario participaba México, lo cual le sorprendió porque no lo había visto en todo ese tiempo pero a la vez se hacía una idea porque pocas veces se le veía en horario diurno.

En este momento el estadounidense se encontraba caminando por uno de los pasillos del centro en busca de alguna distracción, realmente tenía hambre, pero el comer en las oficinas fue prohibido y el estar en la cafetería no era Tampoco su mayor pasión.

Pasaba cerca de grupos de países, alguna que otra persona en dúo, algo que se hacía notar era que, ya fueran compañeros de trabajo; de esos de eso con los que solo te hablas durante el horario de empleo y luego en la calle ni un hola, o amigos estaba claro y se veía perfectamente que nadie en los pasillos iba solo, y las pocas personas que parecían que sí se acababan uniendo a algún grupo por puro instinto.

El rubio bajó su vista hacía sus propios pies mientras su mente se imaginaba la cantidad de miradas que deberían de haber sobre él en esos momentos, otra cosa de la que Corea le informó era que todo el mundo había estado hablando de él, los rumores son inevitables, aunque digan que no a todos nos interesa el mínimo chisme, el morbo nos consume, la idea de lo que se pudiera estar comentando sobre él en el centro ocupaba toda su mente en ese preciso momento "¿No ves que está mas delgado? Eso es porque tiene anorexia", "Qué vergüenza, seguro lo hace para llamar la atención", "Es un falso que solo busca que le noten", "Pero si es la primera potencia mundial, ¿cómo va a estar mal?", "Eso es cosa que solo le pasan a las chicas", cada frase se volvía peor que la anterior, pero ahora una pregunta se hacía notar sobre todo, ¿de verdad estaban diciendo eso o era él mismo bajo los prejuicios?

Hey — Una voz con cierta rudeza y frialdad sonó detrás de Usa. — Quitate.

¿Ah?

Los ojos decorados por unas rojizas ojeras bajo estos y alguna lágrima que incitaba a salir por instinto se fijaron en el dueño de aquella voz, dueño que realmente ya se sabía quien era, de esas personas que con un simple adjetivo se te vienen a la mente, y más con el acento y el notable tono de las erres.

Rusia, otra de las potencias mundiales junto al protagonista y China, solía tener turno nocturno y ya se le había podido divisar más de una vez en los pasillos del centro, siendo de los pocos que "mantuvo una conversación" con Usa. Realmente sus palabras fueron "Oh, ¿te cambiaron de turno? te recuerdo que nuestras oficinas están cerca, nada de ruidos ni tú música rara" y sin esperar respuesta, la cual tampoco es que fuera a recibir, se fue, quitando esa vez solo lo pudo ver de paso en los pasillos, no esperaba que le hablara, realmente, ¿por qué coño le estaba hablando si cada dos por tres estaban peleando en las reuniones?

Quitate, estás en la puerta parado. — La voz del ruso volvió a sonar, sacándolo de sus pensamientos en los cual se sumergía tan fácilmente.

Miró a los lados sin entender lo que decía y ahí mismo lo notó, sus pasos sin rumbo le habían llevado a la cafetería y al parecer se había detenido en pleno arco, un "Lo siento" salió de sus cortados labios mientras se hacía a un lado y permitía que el más alto pasara por su lado entrando al lugar, realmente ahora que se fijaba Rusia, don farola, no era tan alto, tendría que rondar al rededor del 1'80 y pocos, sí era alto, eso era obvio, pero contando que Usa medía 1'78 tampoco es que hubiera tanta diferencia.

¿Cuánto mides? — Preguntó viendo como el de pelo rubio oscuro se servía una taza de café negro, ni azúcar ni leche, eso le hizo recordar a Uk con el té, las veces que Usa tomó esa bebida junto a su padre le ponía té y eso enfadaba al británico.

¿Para qué quieres saber eso? — La voz de Rusia sonó con cierto desconcierto mientras que por parte de Usa un meme pasó por su mente, el de "para que quieres saber eso jaja saludos", a la vez pensó sobre sí mismo "Usa deja de los memes".

Curiosidad. — Habló con calma, levantando sus hombros y dejando sus manos apoyadas en la parte trasera de su espalda.

La curiosidad mató al cerdo. — Respondió ante la respuesta del estadounidense.

¿No era al gato? — Ladeó levemente su cabeza hacía uno de los lados, quizás en Rusia los refranes eran diferentes.

En tu caso es al cerdo. — No, no es que los refranes fueran distintos, le estaba insultado.

Oh...

Hubo un leve silencio en la sala, realmente Usa estaba intentando averiguar porque fue caminando hacía la cafetería, no tenía hambre, ni quería comer en el caso de tenerla y no saberlo, por lo cual solo se mantuvo ahí, parado bajo la entrada mirando al suelo mientras el más ancho bebía de la taza y revisaba a saber que en su teléfono.

¿Te vas a quedar ahí existiendo? — Preguntó el de ojos azulados, viendo hacía la puerta de reojo.

¿Sí? — Contestó Usa, viendo hacía este sin saber muy bien que decir. — Eres más amable en turno nocturno, ¿sabes?

Porque en turno nocturno todos tienen sueño, están cansados y no quieren hablar, solo te dirijo la palabra por cortesía. Se llaman modales, ¿no te los enseñó tu padre? — Su voz sonaba burlona, en el fondo Rusia era así, aunque te odiase a tal punto de querer reventarte una silla en la espalda por respirar cerca suyo sabía como mantener una conversación medianamente decente hasta con un mudo para que no te aburra, más que nada por cortesía y para quitar la sensación de incomodidad de estar cerca de alguien que conoces pero no hablarle y que parezca que le ignoras.

Uff, que sí me los enseñó, cada vez que rompía los modales en sus "clases privadas" me daba con la regla en las manos, acabaron todas rojas — Una burlona risa salió del rubio.

Y así, durante el tiempo en el que Rusia se encargaba de terminar el contenido amargo de su taza se formó una charla que acabo en un "¿Quién ha tenido el peor padre?" y siendo el ganador Usa por muy poco... Pero muy poco.

LOL, hasta estando muerto tu padre pierde las guerras — Dijo el rubio al dar por terminado el debate, riéndose para si mismo y parando al poco con esta por una patada que Rusia le dio por debajo de la mesa.— ¡Aishhh!

Cuidado, vaya a ser que la princesita que haya roto la pierna. — Tras dejar notar que ese iba a ser el último comentario del ruso este se levantó y camino hacia la encimera y el fregadero del lugar, dejando la taza con apenas unas gotas que se negaron por no bajar.

Una pequeña bombilla se encendió sobre la cabeza de Usa, haciéndole recordar lo que le había tenido ciertamente distraído durante un tiempo.

¿México no es de turno nocturno? — Pregunto Usa desde la mesa en la que anteriormente se habían sentado.

¿No te has enterado? — El euroasiático se giro, apoyándose en la misma encimera de antes y cruzando sus brazos, obviando la pregunta del americano y soltando la suya propia.

¿De qué?

México y Argentina tuvieron un accidente de coche, la madrugada del 15, Argentina tiene un brazo partido y México está internado todavía con una pierna y oxígeno. — Comentó como si nada.— El coche volcó y se clavaron varios cristales pero siguen vivos, Argentina se incorpora el siguiente mes y México no se sabe, dicen que ahora mismo ONU se encarga de ese territorio junto a España, tal vez muera, pero si lo hace te beneficiaria, eres el más cercano, conquistas sus tierras y ya.

Y sin más se fue, esas palabras cayeron cual cubo de agua fría sobre Usa y seguido de eso vino otro con cubos de hielo, nada más recordó que la madrugada del 15 fue cuando hubo toda la discusión.

¡RUSIA! ¡ESPERA! — El rubio se levantó y salió corriendo detrás del más alto, dejando por poco caer la silla pero aún así sin darle importancia.

Actualmente y por motivos del paciente solo se aceptan visitas de familiares. — Habló OMS, justo Usa tuvo la fortuna de encontrárselo en una de sus visitas a aquel hospital, mejor así, no tenía ganas de hablar con desconocidos.

OMS venga~, sabes que es como mi hermano, por favor solo aunque sea dime en qué habitación está, ¿Cuánto quiere? ¿200? ¿500? ¿Un nuevo hospital? ¿La cura del cáncer? — Usa iba caminando detrás del de bata blanca, sus pasos eran rápidos y casi se volvían zancadas para poder alcanzar al doctor el cual solo caminaba a gran velocidad.

— México dijo personalmente que no quería visitas tuyas. — Dijo el alado con frialdad, deteniendo sus pasos, y girándose a ver al rubio. — Usa, él está bien, ¿sí? solo tiene un par de huesos rotos y algunas heridas.

Rusia me dijo que estaba conectado a una máquina de oxigeno. — La mirada azulada del rubio se fijó en el más alto. — Ah, Rusia si puede verlo, ¿y yo no?

¿Desde cuando te hablas con Rusia?

No ignores mis preguntas OMS.

No, ya te lo he dicho, solo visitas de familiares, se habrá enterado por otros. — Dio un suspiro, ya cansado de la situación. — Usa, mira, si quieres saber cualquier cosa habla con Argentina o con España, o con ONU, llama a México, pero no hay visitas para ti ni para nadie, ¿sí? Venga, vuelve a casa, que es tarde.

OMS se fue, dejando al rubio parado en mitad del pasillo, tras un suspiro Usa se rindió, aunque no lo parecía llevaba ahí aproximadamente dos horas y media entre el viaje y el buscar a OMS o a México, sacó su teléfono mientras salía del blanco edificio y buscaba entre su corta lista de contactos el número de uno de los nombrados que OMS le dijo, al encontrarlo directamente le dio a llamar sin mucha fe, sonaron los primeros pitidos, por cada segundo en silencio más pensaba que la llamada no iba a ser contestada. Justo cuando separó el aparato de su oreja dispuesto a presionar el botón rojo para colgar la llamada y dejarla como perdida pudo ver que un cronómetro de minutos y segundos pasó a marcar el tiempo de duración de la llamada, como por instinto puso rápidamente de nuevo este en su oreja.

¡Hey! ¡Argentina! ¿Qué tal? — Habló con calma pero cierto entusiasmo, realmente no pensó que iba a decir, eso de "¿Cómo está tu hermano?" justo cuando contesta la llamada no entraba a la lista de buenas ideas.

Boludo, son las cinco de la mañana... — La voz somnolienta de le contrarie se hacía notal junto al tono característico de telefono que distorsionaba levemente el sonido por la llamada.

Ya disculpa... Rusia me contó que tuvisteis un accidente de coche y quería saber como estabais... aun después de todo. — Su voz por otra parte era de nervios y un poco temblorosa por el frío de la calle.

¿Desde cuando hablas con Rusia? — De nuevo esa pregunta. — Usa, te voy a ser lo más sincere que puedo, eres una mierda de persona y todo esto vino de que VOS estuviste engañando a Mex con todo eso, yo tengo un brazo quebrado, pero Mex anda mil veces peor, así que hasta que él no mejores no me vuelvas a llamar o te corto la pija y te la pongo de corbata.

No pudo ni responder a nada porque la llamada ya fue cortada, decidió no volver a llamar, ahora temía por su miembro, pero bueno, quizás solo necesitaba algo de tiempo para que todo pasara, todavía estaban los hechos recientes.

2269 Palabras.

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