🌖Capítulo XVI
27 de noviembre de 20XX.
Pocos eran los alimentos que USA consumía a día de hoy, y su tiempo para preparar cualquier cosa mínimamente sana tampoco era mucho. Había reducido sus días a trabajar, ir a reuniones, visitar a Canadá, hacer el papeleo de Canadá, volver a visitar a Canadá, dormir 2 horas y de vez en cuando añadiendo el hablar con Argentina en su rutina...
Sus ojos iban cansados sobre la pantalla, el fondo blanco le estaba dejando ciego, podrían poner un modo oscuro en Word o algo así... Tiró la rueda del ratón hacía abajo, dejando ver que actualmente iba por la página 24 de aquel documento de 40 páginas llamado "Prevención de atentados y salud social- ONU 20XX". Cada año el mismo documento, y cada año había que leérselo igual, parecían más alumnos en cuarentena que países.
Pasó el cursor al iconito de un bocadillo verde con el símbolo de llamada blanco en el interior, pasando de Word a la página Web de la aplicación de mensajería que estaba conectada desde su teléfono, entró al chat de uno de sus parientes, hermanastro, Australia, al notar que había un mensaje proveniente de él.
"Canada is doing well, he has a stable pulse and the doctor says he will recover soon."
Respondió con un simple emoji del pulgar hacía arriba y volvió al Word, estas últimas semanas entre Australia, Nueva Zelanda, Ucrania y Francia se habían ido turnando para estar con Canadá las horas que Usa estaba o en el trabajo o intentando no morir de anemia.
De momento, algo le alegraba... todo parecía ir bien, pocas preocupaciones; según los doctores la úlcera había mejorado, aunque la anemia seguía más o menos mal, se distraía con los deberes que tenía y aunque se alimentara de bolsa de patatas o frutos secos parecía que poco a poco iba recuperando el apetito de lo poco que comía... Incluso un pensamiento que él clasificaba en su mente como amor iba rondando.
Agarró un cacahuete ya pelado del bol al lado de su ordenador y se lo comió, todo bien. Parecía que todo iba bien.
Siguió leyendo aquel documento, miraba de vez en cuando el plato con los frutos secos, taba clicks nerviosos por toda la pantalla, golpes con su pie, golpes en la mesa con el ratón, había algo que le hacía sentir culpable, ¿los mensajes de México? No, eran pocos, ni si quiera eran mensajes, era mas indirectas por Instagram y alguna que otra en voz alta al lado suya como el que no quiere la cosa. ¿El no estar con Canadá? Estaba con él las veces que podía y si no estaba ahí igualmente preguntaba por él. No eran ninguna de esas cosas, era la culpabilidad de lo poco que había comido.
Abrió una nueva pestaña, click en la barra de búsqueda y empezó a escribir "Calorías cacahuetes" y con esas dos palabras ya salió lo que buscaba.
Aproximadamente 213.000 resultados (0,49 segundos).
Arachis hypogaea/Cantidad de calorías.
567 calorías x 100 gramos.
...
El sabor cítrico por su boca y garganta, las lagrimas yendo en canal hasta la punta de la nariz acumulándose poco a poco hasta caer al interior del váter sobre aquella regurgitación que había salido recientemente, arrodillado frente al inodoro de su puesto de trabajo. Al igual que al principio de todo esto, de repente y sin justificación alguna todo se le fue a la mierda. ¿Qué iba mal? ¿Qué había pasado?
Así sin nada más, de golpe el ver un número tan grande de calorías le había dado un golpe en el estómago que le incitó a vomitarlo. Había sido una reacción tan rápida que daba gracias no haberlo hecho en la propia papelera de su oficina.
Bajó la tapa y se sentó en el suelo, sus piernas estiradas y sus brazos cayendo entre estas. Sabía que las horas en silencio, de miradas perdidas, las horas que se iba a pasar contando cada caloría para que todo le pareciera demasiado habían vuelto, ¿por qué? Todo iba bien, todo iba bien todo iba bien... Esa frase se repetía una y otra vez.
— Estoy bien, todo va bien, todo va bien todo va bien... — Empezó a decir, su voz temblaba y su cuerpo se iba encogiendo. — Todo va bien, estoy bien, todo va bien, todo va bien, es-estoy bien... e-estoy bi-bibien...
Temblaba, temblaba como si tuviera el mayor frío del mundo, se abrazaba a si mismo en busca de calor, mordió su labio mientras los sollozos seguían una y otra vez.
— Ca-Canadá... estoy bien, t-tú estas bien, si tú sales de eso yo puedo salir de esto... Canadá por favor...
Había un punto donde su mente le repetía las frases y su boca se encargaba de los sollozos, uno tras otro hasta el punto que respirar era un reto, su propia vida, mantenerla actualmente en pie era un reto, un reto en el que no se daba cuenta que estaba.
Un segundo sonido apareció, una pequeña melodía que indicaba a una llamada de algún número hacía Usa.
Sacó su teléfono del bolsillo del pantalón, intentando acallar sus sollozos y limpiando sus lágrimas con el antebrazo, aunque no tuviera este agendado sabía perfectamente a quien le pertenecía el número de teléfono con solo ver el prefijo, +44, era su padre.
Respiró profundamente, ese hombre tenía la habilidad de aparecer justo en los momentos en los que nadie quería verle. Tragó en seco y suspiró, descolgó la llamada.
— ¿Usa? — Sonó al otro lado de la línea aquella voz que ya conocía.
— Dime...
— Estoy abajo, vine a recogerte.
— ... ¿Cuánto te a pagado Francia? — Preguntó, acomodándose en su propio sitio.
— Nada nada, lo hice por mi cuenta.
— La última vez que viniste a recogerme a algo por tu cuenta fue cuando murió mi pez cuando tenía 6 años.
— Sí sí... venga, baja ya.
En pleno silencio, así fue todo el recorrido en coche que habían hecho, Uk estaba conduciendo mientras que el menor (por obligación más que nada) estaba sentado a su lado, viendo por la ventanilla del coche.
Ni una palabra, realmente solo se saludaron y empezaron a conducir, el estadounidense pensaba que iban a su casa, como mucho se desviaría un par de minutos, quizás una calle o dos.
—...
—...
El silencio parecía más una tortura, Usa intentaba sacar algún tema de conversación pero nada le convencía, "¿Qué tal Francia?" Que coño, si hablas más con ella que con él.
"¿Hace buen tiempo?" No jodas, ¿y después qué? ¿Deportes?
"¿Qué tal el país?" En brexit... okey mejor no hablar del país.
Pasó su vista a aquel hombre, albino, pálido, 1,70, a veces se preguntaba si era adoptado... que coño, si ni conocía a su madre, seguro que es adoptado... O robado, siendo Uk de quien se habla a nadie le sorprendería.
Se escurrió en su asiento, su vista se había quedado fija en el británico.
— Eres muy bajo... que ya sé que mi madre medía 1,90 pero que tú no pareces mi padre eh... ¿seguro no soy adoptado? — Soltó una burlona risa, aunque Reino solo miró a otro lado y cruzó la esquina. — A mi casa se va para el otro lado... ¡Me vas a vender! ¿verdad? hay dios, si ya lo sabía yo, ¿a quién va a ser? ¿A Rusia? Va a ser al ruso verdad, no no, a China, fijo que algún comunista seguro, ¡Me decepcionas!
Este le miró después de su drama fingido, esperaba alguna respuesta, incluso algún insulto de "No digas eso Usa", o alguna reflexión sobre porque no le pondría vender aunque quisiera... pero nada, silencio.
Algo iba mal.
Era de noche, las 3-4 de la mañana por ahí, si habían estado conduciendo tiempo, y claro que estuvieron rato, no iban a casa de Usa, ni la de Uk, iban a una Iglesia, en la puerta estaban esperando Francia, Nueva Zelanda, Australia, ONU... varios países.
— ¿Qué es esto? ¿Me vas a casar con algún país por dinero?
Al aparcar el coche este salió, antes de poder dar cualquier paso Uk se acercó, quedando frente suya.
— Usa... tú sabes que... Canadá estaba en estado grave... ¿no?
— ...
— Canadá a muerto.
Un silencio, esas palabras se sintieron como una apuñalada directa, no podría ser verdad, si le habían dicho que se estaba recuperando, debía de ser broma, pero... su padre nunca hacía bromas.
— Lo suponía... —Fue la única respuesta que el rubio dio, cerrando la puerta de a poco.
— ¿Cómo que lo suponías? — La voz de Uk parecía molesta, no podía creer que Usa siguiera con esa mierda de don orgulloso hasta en un momento así, pero lo que no iba a poder creer iba a ser lo siguiente.
— Porque estabas muy callado en el co-coche...
Y sin más las lágrimas salieron, se acercó de una al británico, abrazándolo y llorando, llorando no solo por lo de Canadá si no por todo, en ese momento quería desaparecer, volver a recaer y dejarse esta vez morir.
— Q-Que n-n-n-no pude de-despedirme... snif, m-me dijeron q-que él iba b-bi-bi... — Ni podía terminar la frase, se ahogaba con sus propias lágrimas y gemidos de pena.
— Ya... shh... — Este acarició su cabeza, apegándose al menor, pequeños golpecitos en su mano. — Venga... U-Usa él está mejor aquí.
— É-Él me había cuidado y yo no pu-pude hacer nada...
— Venga Usa...
Después de varios minutos ahí este agarró la mano del contrario, llevándolo con el resto de las personas, abrazos, disculpas, penas, más llantos... era claro que Usa era de los que más estaban sufriendo aquí, pero eso no quitaba a Ucrania, Francia... el resto de personas cercanas a Canadá... era un día triste, una noche de noviembre que parecía normal... que parecía que todo iba a ir bien y en la que había una pequeña fe que para navidades todo se hubiera solucionado...
El funeral fue lento, llegó hasta al amanecer, dejaron flores sobre el ataúd del Canadiense, Usa se negaba a separarse de este, tuvieron que ir Argentina y Brasil a sepáralo.
Era algo de momentos, una ceremonia que aunque tomó su tiempo casi todo era rápido... la muerte había llegado de la nada. Algo que nadie esperaba, la verdad, para Usa esa escena de pocas horas fueron como meses...
Se había sentado en la acera, viendo en su telefono las fotos de su galería de hace casi un año con Canadá, mordió su labio y guardó el telefono, llevando su mano hacía su frente.
— Usa...
Este se giró, ahí estaba el trigueño, México, mordió su labio, no necesitaba ahora la escena de mierda con alguien más, pero parecía que este día estaba lleno de sorpresas.
— Lo siento mucho... Realmente nadie se esperaba lo de Canadá... — Se sentó a su lado, poniendo sus manos sobre sus propias rodillas. — Nos llevamos mal, eso esta claro pero... cualquier cosa, aunque sea solo llorar un rato aquí estoy.
— Si te lo preguntas Francia se va a quedar el territorio de Canadá hasta que se aclaren las cosas.
— ¿Entonces no te puedo cambiar el territorio del norteño por Texas?
El estadounidense levantó su vista, fijándose en el Mexicano.
— ... Perdón — Este rio levemente, sorpresa para él el rubio rio de vuelta, quizás por tanto llorar. — Emm... mira, esta noche habíamos quedado yo y algunos del centro para tomar algo, ¿te apuntas? seguro que no les importa, un par de copas y apañado, y si te emborrachas llamamos a ONU para que nos recoja. — Sonrió, dándole golpes suaves sobre espalda.
— Ni de coña me emborracho contigo al cargo — Le miró de arriba abajo, México de traje... ni el embarazo de la virgen María fue tan milagroso.
— De mi no, si yo me emborracho el primero, si eso de Panamá nos cuida.
Un par de risas más... todavía dolía los sucesos actuales... pero nadie iba a culparlo por querer distraerse un poco.
2100 Palabras.
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