🌔Capítulo II
La reunión había empezado hace tiempo, realmente ya casi estaba en su final, casi dos horas y media de un total de tres horas dentro de lo que eran un total de 5 horas, divididas en 2 periodos, el primero de 3 horas, un descanso de 40 minutos y seguido las 2 horas restantes, seguido de eso llegaría la tan deseada libertad.
Todos estaban sentados en aquel pabellón que podría ser el mismo que en alguna universidad, las mesas subiendo gradualmente en leve curva organizando los sitios por orden alfabético, estando Afganistán empezando desde arriba a la izquierda y terminando con Zimbabue en la esquina inferior derecha. En frente de esas gradas 3 mesas en las cuales se sentaban las grandes potencias mundiales, estando USA entre ellas. A unos laterales de estas mesas habían otras 2, algo más largas, dejando a algunas organizaciones, uniones o continentes en ellas.
En frente del todo estaba ONU, frente a una gran pantalla digital, mostrando gráficos y algunos números que, realmente, ¿alguien sabía si quiera de que se trataban?, al lado suya FBI y al contrario CIA, cerca de las puertas de salida, solo se escuchaba la voz de la organización de la paz, los demás estaban en silencio, posiblemente la mayoría había desconectado. Para algunos esto sería como una asamblea política, pero la realidad es que se asemejaba más que nada a un instituto y una clase de economía.
La verdad que nos interesaba era la primera potencia mundial, los conocidos Estados Unidos de América (USA para los amigos).
Su mirada estaba perdida en lo que era algún punto de la nada posada en la pantalla digital, muchos lo tomaban como un tonto, un adolescente atrapado en el cuerpo de un país que ha vivido guerras, luchas, tratados de paz y alianzas; lo veían como alguien que no sabía que hacía con su vida la mitad del tiempo, un afortunado para algunos, un capullo con suerte para otros. La misma mierda versión educada y versión borde.
Realmente era un chico listo, pero claro, para lo que le interesaba, claramente. Porque para darse cuenta de la situación en la que había caído se quedaba corto. Sus ojos pasaron a mirar el principio de la siguiente diapositiva, "Exportación de alimentos".
"Mal momento para hablar de comida, ONU" - Pensó sin siquiera analizar la frase, una parte de él sabía lo que estaba iniciando, ahora solo faltaba que todo el organismo reaccionara.
Llevó una mano hacía su barriga, tenía hambre, ¿hace cuanto que no comía sin vomitarlo? Se puso a pensar. ¿El desayuno? lo vomitó, ¿no sé tomó un café antes de la reunión? también lo expulsó, ¿si quiera había podido aguantar su cena? Ni si quiera cenó.
Posiblemente 12 horas sin comer... Esto no estaba bien, de verdad lo sabía, quería mantener aunque fuera un trozo de pan en su boca sin acabar llorando o vomitando, pero al mismo tiempo solo una palabra pasó por su cabeza "Las calorías".
Había estado calculando las calorías de todo lo que ingería, por envases o por internet, algunos países notaron estas acciones pero él solo dijo que estaba a dieta y que su doctor le dijo que tenía que disminuir las calorías consumidas al día.
—¡Se terminó la reunión! — Tras ese grito de voz de ONU y que la pantalla la mayoría de personas de la sala se dispusieron a salir, otras pocas se quedaron en sus asientos, USA siendo una de ellas.
"Si voy a la cafetería me podrá el hambre y acabaré comiendo algo, un simple pan tiene 265 calorías, una taza de té de solo 100 ml son 20 calorías... no son tantas, quizás por un poco de liquido basta, es algo que llena... aunque... ¿el agua tendrá calorías?"
Sacó su teléfono (obviamente el último modelo de IPhone, ¿Cómo no?), buscando el dato en Google, antes de poder darle a buscar una voz pasó sobre su cabeza, una voz que a principio y por costumbre nunca pensó que le hablaría a él, la de aquel latino que era prácticamente su vecino, México.
— ¡Hey! ¡USA! — Nada más al escuchar su nombre se giró, notando al contrario a su lado, apoyado en la mesa en la que la potencia estaba sentado, mirando directamente la misma pantalla que hacía el de bandera rayada. — Ándale... ¿no vas a la cafetería? — México decidió que lo mejor sería ignorar lo que era la búsqueda del contrario.
—Emmm... No... - Respondió sin más usa, decidiendo mirar de vuelta a su teléfono.
Era obvio que por diversos motivos estos dos no se llevaban bien, su relación actual se podría basar en que fingían que no se conocían a no ser que fuera cosa de muerte o de vida, lo cual realmente solo pasaba una vez al año, dos con suerte, y hasta esa vez se ignoraban.
Pero Canadá no fue el único que notó la situación de su hermano.
Aparte de la reunión general con ONU cada país tenía diversas reuniones, las generales se hacían de Lunes a Jueves, los Viernes había reunión de continentes, cada continente se juntaba por separado, después algunos países tenían reuniones extras pero tampoco íbamos a entrar en eso.
Como no la ausencia de USA en las reuniones del continente americano y al ser parte de la misma zona norte México y Canadá se llevaban lo suficiente como para tener una conversación, por lo que a pesar de no saber lo que le pasaba con exactitud a su hermano el canadiense le contó a grandes pasos lo que estaba sucediendo, mala idea, a México le encantaba el cotilleo cual maruja de pueblo, en menos de 2 horas ya lo sabía toda américa e incluso parte de Asia.
No sabía en que momento había aceptado salir a comer con el mexicano, realmente nadie se lo creía como tal, lo máximo que habían logrado hablar estos dos sin arrancarse de los pelos fue hace años cuando se conocieron.
Ambos sentados ahí, uno frente al otro, con sus miradas fijas en lo que era la mesa que los separaba, era obvio que no querían hablar; en este momento México se cuestionaba porque lo había invitado a comer, Usa ni sabía que hacía hay o porque acepto la oferta.
Sus ojos pasaron nerviosamente por el menú, normalmente pediría lo primero que viera, pero su mente se fijaba en cada ingrediente más las posibles calorías que eso conlleva.
De vez en cuando pasaba de mirar aquel papel hacia México, luego de nuevo al papel, acabando soltando lo sobre la mesa y mirando prácticamente al suelo.
— ¿No vas a pedir nada? — Preguntó el de piel más morena, mirando su teléfono y luego la carta, un problema con el menú (y básicamente toda la sede) es que estaba la mayoría de información en inglés, por lo que había alguna que otra palabra que no entendía y al final el emisor de la pregunta decidía usar el traductor de Google mientras esperaba una respuesta.
— Solo tomaré café... — Su respuesta fue breve, si su mente no le fallaba el café solo no contenía calorías, por lo que como tal era lo más rentable de ese menú, mínimo para él.
Para USA no había razones para estar allí, junto a su odiado vecino, y menos que alguien le viera comer, y más siendo México quien le viera, si ya se le dificultaba incluso beber agua frente a Canadá, su hermano (y se podría decir que incluso mejor amigo), le era imposible el imaginarse la presión de la mirada de una persona que odiaba.
Aunque no lo pareciera, y a simple vista USA estuviera por encima de México en diversos campos, el envidioso era el angloparlante.
Usa ganaba en todo, si México conseguía un poco de armamento, USA el doble; si México tenía una educación media-buena, Usa la mejor; si México x, Usa x+1.
Pero había algo en lo que el contrario le ganaba (según los ojos del rubio), en temas alimenticios, y no precisamente en lo que era gastronomía (que también).
México cocinaba de asombro, comía todos los días a la mayoría de horas y no precisamente frutas y aún así, ahí estaba, delgado, para él eso de engordar era un caso perdido pero estaba sano, cosa que USA no.
Sin darse cuenta usa estaba mirando al mexicano con odio...
— Chale... ¿Y yo ahora que hice compadre? Te invito a comer y me miras como si me hubiera acostado con tu jefa.
Una leve risa pasó por sus labios, casi como una auto obligación usa volvió a reír, debiendo la sonrisa al más bajo. Ni si quiera sabía porque lo hacía.
México, 1'76 cm, 67 kilos, estaba en su peso ideal aunque lucía más delgado.
Este suspiró y miró hacia otro lado, intentando callar aquellas voces, aquellas que lo comparaban "Ambos coméis lo mismo y el esta delgado", "¿Cómo es que no estas así?", "Después te preguntas porque le cae mejor a la gente", voces que opacaban todo el resto de pensamientos e incitaban a las ganas de llorar.
— Ambos sabemos que no estamos aquí como grandes amigos. — Hizo una breve pausa, soltando el menú a un lado y viendo hacía los camareros, llamando la atención de uno de ellos que solo asintió— ¿Es esto otro soborno por Texas? Te dije ya que él se queda conmigo, ONU me dio la custodia oficial.
— Compa... Ambos sabemos que no es por eso, deja los problemas del pasado de lado anda, estamos en 2021, no en 1845... — Una burlona sonrisa se mostró entre sus labios gruesos que acompañaban el mismo color que su piel trigueña. — Canadá me contó algunas cosas de ti, ¿ya te recuperaste de la infección esa?
La vista de USA pasó de mirar a cualquier sitio que no fuera el latino a mirarle fijamente, extrañado, sus ojos con Alejandría estaban abiertos aunque los cristales negros opacaban eso.
— ¿Y a ti eso que te importa? — Saltó a la defensiva. — Eso solo se lo tengo que contar a ONU obligatoriamente, dame una sola razón para que te lo diga.
Otra risa, ahora mismo solo quería agarrar el primer cubierto que viera y apuñalar esa cara burlona del mexicano.
— Canadá me lo contó, ¿gripe estomacal? no mames, Chile pasó una vez por eso y no lloró tanto como tú, que el Niño Maple me lo contó, estuviste del hospital a tu casa día sí y día también. Mira la parte buena, mínimo adelgazaste, ahora estas más sano que antes, ¿no?
"Mínimo adelgazaste" ¿Pero a que costo? estar delgado no era sinónimo de sano, y actualmente USA lo único que tenía de salud era lo suficiente para poder caminar sin sentir que se iba a morir ahí mismo.
El camarero se acercó, no tuvo tiempo a abrir la boca, el americano más cercano al norte se levantó, creando un sonido de la silla y sin más se fue, sabía desde el minuto 0 que nada de lo que iba a salir ahí era buena idea.
No había tiempo para ir a casa y volver para la siguiente reunión, por el camino USA compró algo de picar en una máquina expendedora de la sede y seguido entró al baño, casi nunca había nadie, todos estaban ocupados, prácticamente solo se usaba para escaparse de alguna reunión y casi nadie lo hacía. Los que venían a las reuniones no faltaban a ellas y los que no quería ir simplemente pedían un resumen posteriormente.
Sacó lo que era un sándwich pre hecho que compró, realmente tenían pocos ingredientes pero lo más seguro es que las calorías siguieran ahí, y eso provocó que usa empezara a contarlas.
"El pan de molde blanco tiene 140 calorías por 2 rebanas, la lechuga 15 calorías... también hay queso, eso serían 402 calorías más, y jamón de pavo 126... un total de 683 calorías, demasiadas".
La vocecita de la razón apareció un segundo, según OMS las calorías que deberíamos consumir al día eran de 1500-2000 en caso de mujeres y de 2000-2500 en caso de hombre, realmente 683 calorías eran pocas y no olvidemos que los datos de esas calorías eran sacadas de Google, seguro los datos estaban mal, no debería de preocuparse tanto por un bocadillo... Pero sí lo hacía, el hambre tomó mano y dio el primer paso para dar un mordisco.
Después de 12 horas sin alimento... esto estaba lo suficientemente bueno para otro mordisco más.
Un leve silencio, ¿hace cuanto que no comía algo con calma?
Un tercer morisco, masticaba poco a poco intentando lo meterse bulla, todavía había tiempo de descanso.
¿Sabes esa sensación de cuando te viene un recuerdo de cuando hiciste algo mal y empieza esa presión en le pecho? Eso acababa de pasar, específicamente el momento de antes donde estaba con México. Cuarto mordisco, quinto, sexto, ¿no eran muchos en poco tiempo? tragó rápidamente. ¿Canadá le había contado eso a México? ¿Se lo habría contado a alguien más? Séptimo mordisco, octavo, adiós comida, quedaba todavía otra porción. Seguro ya toda américa lo sabía, no era una sorpresa que a México le gustaba el chisme, y conociendo a esos mamones seguro ya parte de Asia o Europa lo sabía. Seguimos con rápidos bocados, realmente parecía que estaba empujando la comida hacía su boca, como si no hubiera comido en meses pero la verdad es que lo hacía para poder calmar esa ansiedad que sentía su pecho. La sola idea de que el mundo entero lo supiera, USA, potencia mundial, siendo degradado por sus enemigos mayores, si ni si quiera podía comer ¿Cómo iba a mantener una guerra? seguramente China y Rusia lo usarían en su contra, seguramente Uk se comportara como el típico padre que quería una vida perfecta y unos hijos ideales y acabara en otra charla aunque su hijo ya fuera independiente.
¡¿Por qué toda su vida tenía que basarse en la opinión de la gente?! El nunca se tomó a mal su peso, nunca le vio ningún problema como tal hasta que las bromas empezaron, originalmente le hacían gracia a él también, ¿por qué empezaron a afectarle tanto y de repente? ni él lo sabía, solo empezó a pasar.
Ya no había comida, había tragado el ultimo pedazo que por poco y lo ahogaba, agarró su garganta, su vista temblaba, su pulso a la paz, estaba lleno, 12 horas de vacío las había llenado en 10 segundos con un trozo de pan.
Miró unos segundos sus manos... estaba solo, en el baño, era obvio lo que iba a pasar.
2502 palabras.
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