🌖 Capítulo I
El sonido de la cisterna sonaba de nuevo, era la tercera vez en lo que llevaba de semana, la tercera vez donde en el total silencio de la casa de aquella potencia sonaba el agua yéndose junto a los fluidos antes expulsados de su boca.
El sabor agrio estaba ahí, no era la mejor degustación, una mezcla de babas, ácidos del estómago y lo que hubiera ingerido hace unos minutos ya habían salido de su cuerpo, y eso era lo importante, esa sensación de vacío en su interior.
El grifo se encendió dejando escurrir el líquido incoloro que ahora mismo necesitaba, lavó su boca con un poco de agua escupiendo la casi al instante, "también tendrá calorías" , un pensamiento fue interrumpido por esas palabras, un pensamiento racional que le decía que tenía que parar de repetir esto.
Agarró el cepillo de dientes, puso un poco de pasta y empezó a limpiar las perlas de su boca, su mirada era pérdida, a primera vista no se podría distinguir si miraba el bajo del espejo o el grifo del lavabo, pero realmente solo se centraba en algún punto del aire en completo silencio.
Escupió.
Enjuagar su boca por segunda vez.
Escupir de nuevo.
De vuelta al trabajo.
____
Nadie lo tendría pensado, Los Estados Unidos de América, "Usa Walker", el chico que hace nada era uno de los de mayor peso del grupo, al que le veías comer cada dos por tres y nunca rechazaba el ir a algún sitio... ¿Que paso con él?
De un momento a otro enfermo y adelgazó, se recuperó pronto, pero la perdida de peso había llegado antes.
Había perdido 30 kilos de golpe, sí.
Pero eso no era lo importante, ahora estaba delgado, y eso le hacía más bello, ¿No?
Todos hablaban de eso, notaron que empezaba a comer menos, la gente lo llamaba anorexia, ¿La tenía? Sí, pero lo decían por decir.
Nadie nunca habla de lo que de verdad es un TCA, el de repente arreglarte de más, marearte con solo girar la cabeza, que aparezcan moratones de la nada... Nunca nadie habla de esos síntomas...
Todos piensan que un TCA es no comer... Estar delgado... Nadie nunca te cree si dices que tienes un TCA pero no sigues esas ideas.
A veces, no solo con los trastornos alimenticios, si no con todas las enfermedades como tal, la gente se basa en las pautas más clichés, y a veces te obligas a ti mismo a seguirlas para que te crean.
Al igual que a una persona que pasa una mala racha le dicen que tiene depresión, la que de verdad la sufre se ve forzado a estar mal todo el tiempo, piensa que si se digna a sonreír, a animarse a algo ya la gente no le tomara en serio.
Lo mismo pasa con los TCA, sientes que lo tienes que estar marcando todo el tiempo, inconscientemente, hasta un punto que ni tú lo puedes creer.
"Solo eran vómitos, por los nervios será".
Usa se había pasado todo el camino autoconvencindose de que lo antes era pura casualidad, la gente vomita cuando está nerviosa, es normal, ¿No?
Se miró a sí mismo, había llegado a pasar de 100 y pico kg a 70 en apenas una semana, y midiendo 1'80 eso lo dejaba en un peso correcto para su altura... Claro... Correcto si no fuera porque esa semana de adelgazar se la paso vomitando cada cosa que ingería y acabó con suero en vena, en un hospital ingresado, y casi al borde del desmayo.
Pero para él eso estaba bien, había adelgazado rápido, y ya no volvería a engordar.
— ¡Hey USA! — Una voz reconocida a primeras, el nombrado no tardó en girarse, viendo por primera vez desde que salió del hospital al que era su hermanastro, Canadá. — Tiempo sin verte... Yo... — Canadá iba con un tono alegre, aunque poco a poco se fue degradando— yo... No te reconocí desde atrás.
Mostró una sonrisa, una sonrisa que si pudiera ir en contra del resto del cuerpo ya estaría gritando al estadounidense por su estado actual.
Pero mínimo... Eran 70 kilos... Y no 50...
A los pocos pasos estaban uno en paralelo al otro, caminando poco a poco y sin prisas hasta la sede de la ya conocida ONU.
El silencio se rompió, Usa fue el primero en hablar, como siempre, podría haberse deshecho de su antiguo cuerpo pero seguía siendo el Usa extrovertido de antes... Y mejor aprovecharlo, porque de verdad no duraría.
— ¿Has ido a visitar a Papá y Francia? — Preguntó, no sabía nada de ellos desde antes de enfermarse.
— Sí... — Respondió el Canadienses.
Otro silencio, más pasos, las farolas se apagaron indicando que ya había suficiente luz para poder ver sin su ayuda.
—...Están preocupados por ti — Finalmente Canadá termino aquella frase.
— ¿Por qué? — Otra pregunta, de forma inmediata, para eso sí tenía energías.
— Usa... — Empezó a hablar de forma lenta, Canadá era majo, eso se sabía, él no dañaría ni sería borde ni aun tratándose de su peor enemigo. — Has... Adelgazado más de 30 kilos en una semana... Yo quería decir que... Deberías comer más... ¿No?
No tardó en ponerse a la defensiva.
— Canadá, ¿Acaso me estás diciendo que estaba mejor como gordo? Escúchame, ahora mismo estoy mucho mejor que antes — Mentira —, y como ¡exactamente igual que antes! — Otra mentira —. Así que deja tus dramas de amigo madre o de hermano mayor porque yo sé lo que me hago...
Su caminata aceleró, dejando atrás al de bandera bicolor el cual solo suspiró y optó por tomar otro camino, cosa que Usa agradeció, o más bien su orgullo... Nunca lo sabremos.
— Tsk...*snif*
Buenas a todxs, no sé si quiera si alguien lee esta parte de aquí, pero bueno.
Vengo a recordar que este libro está escrito desde una experiencia personal y desde el punto del paciente, por favor no os toméis las cosas que se digan a lo largo de la historia de forma literal, ¿Sí? 。:゚(;´∩';)゚:。
Y bueno eso... Gracias por leer~.
1004 palabras.
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