4. SUMMER '22.
«Estas cuatro paredes no se sienten como París.
Estos pisos de madera de roble no son arenas en Venecia.
Las fotos de Instagram solo me dan celos.
¿Podemos hacer un viaje a donde la gente habla español?
Llévame a un lugar donde todos nuestros problemas desaparezcan.
Donde podamos saborear la magia del verano.»
Scott the Piscis -“Summer '22”
[...]
Día 4= Accidentes domésticos + Cumpleañero.
Shoto quería llorar.
Obviamente no lo haría, porque eso sería patético, pero aún así no pudo evitar que un par de lágrimas corrieran por sus ojos.
Tomó grandes bocanadas de aire, ahogándose un poco para luego toser mientras se acercaba con velocidad hasta la ventana para poder abrirla y permitir que el humo pudiera salir.
Mirando la que se supone que sería la sorpresa de Hitoshi, pensó que tal vez sí tenía razones para llorar. Y es que esa cosa se veía horrible, espantosa, horrorosa y sobretodo asquerosa.
Incluso si no se hubiera quemado, Shoto estaba seguro de que tampoco habría sido comestible.
—Debí comprar el pastel, debí comprar el pastel. ¡Debí comprar el maldito pastel! —gruñó, golpeando con su puño la mesada, en un vano intento de disuadir su rabia.
Y es que, ni siquiera sabía qué estaba pensando. Claro, el heterocromático sabía cocinar, un poco, lo suficiente para no morir de hambre, pero hornear no era lo suyo.
La bazofia frente a él, que groseramente intentó llamarse pastel, era una prueba de eso.
Su reloj sonó y pegó un salto en su lugar. Mierda, faltaba poco menos de una hora para que Hitoshi vuelva a casa.
Decidió dejar de lamentarse por su patético intento de pastel, y simplemente lo arrojó a la basura bajo la elegante mirada del gato siamés de su novio.
—Saturno, no le digas nada de esto ¿Oíste? —Le dijo, el gato solo se estiró en su lugar, dando la vuelta para volver a su cama.
Ya se estaba volviendo loco del estrés hablando con el gato.
Caminó en dirección al baño, desvistiendo su cuerpo con rapidez para tomar una ducha y preparar la sorpresa.
Mientras el agua fría caía sobre su cabeza, empezó a contar los pasos de su plan para que todo saliera bien, lo que había hecho y lo que le faltaba hacer.
Cocinar la cena. ¡Hecho!
Alardeando de sus habilidades de cocina, hizo la cena, y tal vez por eso, mientras se aseguraba de voltear el pescado, fue que olvidó sincronizar la alarma del horno para evitar el desastre del pastel. Pero la parte positiva es que al menos tenían algo que comer.
Preparar el regalo. ¡Hecho!
La caja estaba envuelta y preparada en un cajón de su mesita de noche, fuera del alcance del gato que amaba arruinar sorpresas.
Preparar la mesa. En proceso.
Ya tenía el mantel, los platos y eso. Solo le faltaba asegurarse que Saturno no haya hecho un desastre, pero prácticamente estaba listo.
Pastel...
Solo quedaba llorar.
Ya era tarde, a esta hora ya no habría ninguna pastelería abierta o ninguna dispuesta a recibir una orden para un pastel en tan poco tiempo.
Suspiró, no tenía sentido llorar sobre lo que no se pudo, le pediría perdón a Hitoshi, inventando alguna excusa, como que la pastelería se equivocó de fecha o algo así. Porque obviamente, no le contaría sobre su patético intento de cocinar un pastel.
Salió de la ducha, con una toalla atada a su cadera y con otra más pequeña secando su cabello, caminando por el apartamento hasta su habitación.
Miró por un momento la cocina, sí, las ollas y sartenes seguían en su lugar, en la sala de estar, el mantel seguía sobre la mesa. Y no había ningún tipo de desastre por los alrededores.
—Gracias, Saturno. —dijo en dirección al gato que dormitaba sobre el sofá. Nunca había sido tan amable como para no hacer un desastre desde que vivían en el apartamento juntos, así que realmente estaba agradecido con su colaboración, sea o no a propósito.
—Así que tú también hablas con el gato cuando estás solo. Creí que era el único. —El cuerpo del bicolor se tensó, y apenas pudo reprimir las ganas de gritar del susto. Cuando escuchó la voz detrás de su espalda. —¿Ese es mi regalo? ¿Está escondido debajo de la toalla?
—Cállate, pervertido. —Se quejó, lanzando la toalla que tenía en sus manos directo a la cara del pelimorado, quién se rió. —Llegaste temprano.
—Es mi cumpleaños, así que me permitieron volver más temprano. —comentó, acercándose con la intención de abrazar al heterocromático, quién se alejó un par de pasos. —Repito, es mi cumpleaños. ¿Ni siquiera hay beso de bienvenida? Sé que ya me felicitaste en la mañana, pero esperaba un poco más de amor.
—Ve a ducharte y tal vez tengas más amor. Además, pudiste tener la decencia de avisar que llegarías más temprano. ¡Habría tenido la sorpresa lista! —gruñó en forma de queja, cruzándose de brazos el más bajo. Ay, como odiaba Shoto ser más bajo que él, no podía lucir intimidante cuando su novio lo sobrepasaba por casi diez centímetros.
—Lo siento, Sho. —dijo, dejando su mochila sobre el sofá y el casco de motociclista sobre la encimera. —Tenía tantas ganas de volver que solo subí a la moto sin pensar en nada más.
—Te perdonaré solo porque es tu cumpleaños.
—Por eso te amo.
—Ve a ducharte.
—Pero yo ya...
—¡Ve a ducharte! Necesito tiempo para terminar la sorpresa. —respondió entre dientes. Ganándose una risa del pelimorado.
—De acuerdo. Supongo que puedo ducharme, otra vez.
—Nunca se esta lo suficientemente limpio.
—Ajá, como tú digas.
El cumpleañero se encaminó a la ducha entre risas silenciosas. Shoto suspiró con pesadez, dirigiéndose hasta la habitación que ambos compartían dónde ya tenía su ropa preparada.
Se vistió con un par de pantalones negros, una camisa de color azul oscuro, remangada hasta los codos, un cinturón y sus zapatos marrones. Se encaminó de regreso a la sala de estar, sirviendo la cena en los platos que tenía preparados y encendiendo las velas con su quirk.
—¿Ahora puedo salir?
—Sí, Hitoshi. —Shoto rodó los ojos con una sonrisa ladeada.
—Wow ¿Todo esto es para mí? —dijo, fingiendo sorpresa. Shinso vestía un par de pantalones grises, una camisa vinotinto, un cinturón y unos zapatos negros.
—¿Podrías dejar de ser sarcástico?
—Lo siento, no pude evitarlo. —comentó con una sonrisa divertida, acercándose hasta abrazar al heterocromático de la cintura y empezar a besarle con dulzura en los labios. —Entonces... ¿Preparaste la cena?
—Y más te vale que la disfrutes. Llevo toda la tarde con esto.
—Eso sonó a una amenaza.
—Eso es porque lo es.
—Disfrutemos, entonces.
Ambos se sentaron en la mesa, y empezaron a comer, mientras Hitoshi le contaba lo que hizo en sus rondas de la tarde, Shoto en cambio cubrió las rondas de la mañana, ambos estaban en distintas agencias, con horarios distintos. Tal vez por eso, decidieron vivir juntos, para pasar más tiempo uno con el otro, a pesar de las opiniones adversas de los demás, ellos se la pasaban muy bien y no habían tenido mayor problema que quejarse por quién lavaba los platos y quién la ropa.
Después de pasar tanto tiempo viviendo todos juntos en la residencia de U.A, vivir solo los dos, no era tan diferente. Más allá de que ahora podían compartir cama sin que fuera un secreto para nadie.
—¿A qué hora naciste, Hitoshi?
—No lo recuerdo, pero si no me equivoco fue por la tarde.
—¿Así que oficialmente ya tienes veinte años?
—Sí, así que oficialmente estás en una relación con un hombre adulto. —comentó Shinso con burla en su voz.
—¿Qué pensará de tí la sociedad? Eres un depravado al tener sexo con un adolescente de diecinueve. —respondió el bicolor con una mueca de fingido asco. —Eres una mala influencia para los niños.
—Oh, creí que ya era una mala influencia por salir con un hombre. ¿Ahora resulta que soy peor? ¡Perdóname, madre! Tu hijo es peor que un villano. —dijo, sin poder reprimir la carcajada que soltó poco después. —Aunque no creo que le importe, ella te ama.
—Hablando de eso, mamá te desea feliz cumpleaños. Dijo que no te llamó porque no tiene tu número.
—Creí que lo tenía.
—En su anterior teléfono sí, pero ahora tiene uno nuevo.
—¿La paloma volvió a arrojar su teléfono?
—Esta vez lo lanzó desde el techo. Está aprendiendo a volar, cada día es más peligroso.
—Fuyumi me envió un audio. La palomita me deseo feliz cumpleaños y me amenazó para que vaya a visitarlo porque aún no conozco a su hermanito. —comentó con una sonrisa divertida.
Shinso no era fan de los niños, pero se había acostumbrado más a ellos después de pasar tanto tiempo con el hijo de Aizawa y con la paloma que Shoto tenía por sobrino.
—Te tengo un regalo. —Shoto lo sacó de sus divagaciones, y enfocó la vista en la figura de su novio que se alejó por el pasillo un par de segundos antes de volver con una pequeña caja con papel de envoltorio púrpura. —Ábrelo.
—¿Qué es? ¿Un anillo? Porque si es así, quiero que te arrodilles, eh. De otra forma diré que no.
—Tú eres el mayor. Tú consígueme un anillo.
—Eso es muy prejuicioso de tu parte.
—Hitoshi, ya cállate y ábrelo.
—Ya, ya, no entiendo cual es el... —El pelimorado desenvolvió la caja y lo abrió, al principio creyó que estaba vacía pero al asomarse notó que adentro habían dos papeles, cuando los levantó para leerlos, casi se atragantó con el aire al no poder creerlo. —Shoto, son...
—Pasajes de avión.
—Con destino a...
—California, Estados Unidos.
—No te creo...
—Perdón, por accidente ví tu correo abierto la vez que usaste mi computadora. No debí hacerlo pero leí el correo donde te invitaban a hacer unas pasantías allá con el héroe Brain.
—¿De dónde sacaste el...?
—No te preocupes por el dinero.
—¡Pero es muy...!
—Hitoshi, disfruta tu regalo. Los pasajes tiene fecha abierta, es tu decisión si deseas usarlos para hacer las pasantías y volver cuando quieras...
—No puedo creerlo.
—Sé que hay muy pocos héroes con quirks como el tuyo. El hecho de que uno de ellos se haya interesado por enseñarte, es una oportunidad demasiado grande para perderla, Hitoshi. —Shoto se acercó hasta agacharse frente a él, sosteniendole las manos mientras sonreía pequeño. —Sé que llevamos poco tiempo viviendo juntos e incluso poco tiempo siendo pareja pero ser héroe es tu sueño, es el mío. Ser héroes es parte de nosotros, es algo que va desde incluso antes de que decidieramos ser pareja. Yo tuve la oportunidad de entrenar con mi padre, tu también mereces tener la oportunidad de aprender de un héroe parecido a tí.
—Shoto...
—No es un adiós. No te vas a ir mañana. —Se rió el menor, secando las pequeñas lágrimas que se escapaban de los ojos de su novio. —Es un... Hasta que nos veamos de nuevo. Además, puedo acompañarte, una o dos semanas, como unas pequeñas vacaciones juntos en California. Sería lindo ¿No? Luego tú te quedarás, y cuando nos volvamos a ver, serás un héroe incluso mejor que el que conocí antes de irme, si es que eso es posible.
—Gracias. —Shinso lo calló con un beso, casi saltando sobre él, el pelimorado lo besó, lo besó, y lo siguió besando, mientras murmuraba pequeños agradecimientos a cada momento.
—Nunca te sientas limitado por mí, imbécil. Y más vale que la próxima vez me lo digas por tí mismo, en vez de tener que salvarte el pellejo y evitar que pierdas una oportunidad así por torpe.
—Lo siento.
—Bien. Y ahora tú discúlpame.
—¿Por qué? ¿Por ser un novio increíble?
—No. Discúlpame por quemar tu pastel de cumpleaños.
—Ahora entiendo porqué olía a quemado aquí dentro.
—Sí, el horneado no es lo mío.
—¿Te quedaron ingredientes?
—Algunos ¿Por?
—Podríamos hacer waffles y ponerles una vela.
—No te gustan los waffles...
—Pero tú los amas, y yo te amo, Sho, porque eres el mejor novio del mundo. —Shinso apenas podía contener la felicidad así que volvió a besar los labios de su novio, una, dos, tres y la verdad perdió la cuenta.
—Si me amas, entonces dejaras los waffles para mañana e iremos a la habitación.
—Además de increíble, eres inteligente. Te amo. ¡Eres perfecto!
—También te amo, pero ya cállate y vamos. —Shoto se levantó, tomándolo de la mano, y jalandolo hasta la habitación. Cuando estaba en la puerta, volteó a verlo una vez más antes de sonreír. —Feliz cumpleaños, Hitoshi.
[...]
¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, HITOSHI!!
Y además, ¡Lo logré! Apenas pero aún así, lo hice. ¡Otro día a tiempo!
La canción del inicio tenía más sentido con mi idea anterior, pero no la pude completar. Terminé haciendo esta idea, que honestamente me gustó mucho también y eso sería todo.
¡Alto! Me faltó aclarar que en Japón al cumplir los veinte años, eres oficialmente un adulto. Por eso es la broma de los 19 años y los 20. Shoto aún es un "adolescente" aunque realmente, la diferencia de edad es de seis meses.
¡Muchas gracias por leer!
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