Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3. PRINCE.

«No quiero dormir, te quiero vivir
Cada segundo sin descanso
Me haces reír, me haces feliz
Cada momento, cada abrazo

Yo quiero ser el chico que te haga vivir sin límites
Tú querrías ser... ¿Querrías ser mi príncipe? Sé mi príncipe»

Apolo -“Mí príncipe”.

[...]

Día 3= Traje/Pijama/Disfraz + Apodos.

Cuando alguien usa una pijama frente a otra persona, es un gesto de confianza. Porque para descansar, se necesita la ropa más cómoda y ésta no es siempre la más bonita.

Algo así creía Shinso, después de todo, su madre siempre hacía un escándalo cuando a su hogar llegaban visitas y Hitoshi aún traía puesta un pijama a pesar de ser pasado el mediodía.

Así que, el pelimorado se acostumbró a dormir con ropa cómoda pero no totalmente de dormir. Pantalones de chándal y sudaderas o camisetas, le servía para dormir a la vez que para andar por ahí por la casa sin que nadie crea que acaba de levantarse de la cama, cuando realmente es así.

Da igual, Hitoshi es insomne así que usar ese tipo de ropa le ayuda mucho cuando se siente ahogado entre la oscuridad de las paredes, y siente la insostenible necesidad de salir de ahí.

Como ahora, Shinso camina por los pasillos de la residencia con pasos medidos y pausados, usando unas pantuflas oscuras para callar el sonido, llegó hasta la sala común que se mantiene sobria y carente de vida a falta de luz y estudiantes ruidosos.

Piensa acercarse hasta el televisor y encenderlo, es pasada la una de la madrugada, con suerte en algún canal estarán dando una película de terror, o alguno de esos programas viejos, descontinuados por falta de audiencia pero buen contenido.

Mientras se acerca, nota algo fuera de lugar, o más bien, algo simplemente extraño, hay una luz que sale desde la cocina, no muy potente, así que debe ser causada por el refrigerador al ser abierto. Se acerca, cauteloso, lo que menos quiere es asustar a su compañero insomne, y que el griterío despierte al resto.

Cuando llega, sus ojos se abren un poco más como único gesto de sorpresa al ver a Todoroki, sentado sobre la encimera mientras come con parsimonía y casi con demasiada calma un tazón de soba frío.

—¿Quieres? —Ofrece el bicolor, que tampoco parece estar sorprendido por su presencia y aunque está a punto de negar, alegando que es un poco tarde para comer eso, decide asentir aceptando los palillos que Shoto le pasa, empezando a comer los dos del mismo plato.

—¿Qué haces levantado tan tarde Todoroki? —pregunta, mientras lleva un par de fideos a su boca.

—No podía dormir. —Es su única respuesta, y Shinso no es quien para cuestionarlo, básicamente esa es la misma razón por la cuál el también se encuentra merodeando tan tarde a la noche. —Y recordé que sobró algo de soba, así que vine a comer. ¿Y tú?

—Insomnio. —contesta. Y esa respuesta explica mucho en sí misma.

—¿Esto te pasa muy seguido?

—Es algo intermitente. Depende de distintos factores, si estoy cansado, estresado, de lo que pasó a lo largo del día, depende de muchas cosas. —responde y es así, no existe una razón en específico. —Solo sucede y ya, pero no recuerdo la última vez que dormí más de tres noches seguidas.

Hay una risa amarga al final de la oración, y es que, no es bonito. Existe un océano de diferencia entre desvelarse a propósito y desvelarse por causa mayor, la frustración es asfixiante de solo pensar que es tan inútil como para no poder hacer algo tan simple como dormir como una persona normal.

—Suena horrible.

—Lo es.

Y vuelven a sumirse en silencio, mientras sus palillos chocan y resuenan entre chasquidos, los codos de Shinso se apoyan en la encimera, las piernas de Todoroki se columpian desde el borde de la misma. Su pijama consiste en un pantalón, que a la vista parece muy suave de color gris y una camiseta de cuello tortuga de lana en color azul, sus pies cubiertos por calcetas de color blanco. Incluso en pijamas luce genial.

“La magia de ser guapo” piensa.

El tazón se encuentra vacío, y algo en él no quiere que esto termine.

—¿Tienes sueño, Todoroki?

—No. Aún no.

—¿Quieres ver alguna película conmigo? Ese era mi plan inicial cuando baje aquí, no podía soportar ni un segundo más en mi habitación.

Todoroki lo observa, tal vez sopesando el arrebato de honestidad, aunque lo que el pelimorado dijo no sea la gran cosa. Su rostro se mantiene, neutro e inexpresivo como siempre, mientras se baja de la encimera de un salto para dejar en tazón en el fregadero.

—Yo tampoco podía soportarlo. —Admite. Shinso tiene la decencia de disimular su sorpresa. —Iré. Solo dame un momento para lavar esto.

Cinco minutos después están ambos sentados en el sofá, cambiando de canal con velocidad hasta dejarlo en una película de zombies cualquiera. El silencio se mantiene, escuchando los sonidos del televisor de fondo, no hay comentarios, solo respiraciones que van al mismo compás, y un sentimiento de plenitud de no estar solo en la madrugada.

Para Hitoshi puede que sea silencio, pero es compañía que lo hace sentir pleno y de cierta forma, feliz, para él, eso es más que suficiente. Y mientras sus ojos morados se desvían por medio segundo en dirección a Shoto, y este voltea a verlo con una media sonrisa en sus labios, algo le dice, que para él también lo es.

[...]

Algunas personas se refieren al traje de héroes como un disfraz.

Un disfraz glorificado.

A Shinso esto le resulta indignante. Aunque por suerte no ha tenido que encontrarse cara a cara con personas que piensen de esta manera, solo son cosas que sabes, aún cuando no te las dicen, como rumores o algo así, no sabe de qué otra forma explicarlo.

Los trajes de héroe son parte de la escencia de los mismos, sin ellos no pueden ser héroes. Literal, metafórica y de cualquier forma que exista para decirlo, sin disfraces, no hay héroes.

Son necesarios ya que en ellos llevan gran parte de las cosas que necesitan, como materiales de primeros auxilios para ayudar a las personas, o las armas, como su cinta o su máscara si es que podía considerarse como tal. También los ayudaban con sus quirks, como con Yaoyorozu, con Midoriya o con...

—¡Miren! ¡Es el héroe Shoto!

Sus ojos se desvían por una milésima de segundo, acaba de aterrizar sobre el tejado de uno de los edificios, las estrellas iluminan el cielo, y en esta noche hay un festival de primavera, muchas personas están por los alrededores, abarrotando las calles, distorsionando la tranquilidad del anochecer con sus risas, gritos y la música de los kioskos.

Es una noche feliz, pero los héroes nunca descansan, o bueno, sí lo hacen, porque acaba de ver a Uraraka junto a Ashido comiendo un algodón de azúcar con ropa común en un kiosko más allá.

Si no pides un descanso entonces no vas a descansar más allá de los días libres obligatorios que tiene cada mes, pero Hitoshi no tiene gran cosa que hacer esos días, así que prefiere cubrir los turnos nocturnos que pocos quieren, y las guardias en días festivos como hoy. Resguardando la seguridad de las personas.

Shoto recibe a los niños con una sonrisa incómoda y una amabilidad practicada. Todos los que lo conocen, saben que las multitudes no son lo suyo, pero lejos de querer ser como su padre que espanta a sus admiradores solo con un vistazo, Shoto hace un esfuerzo por no actuar de forma borde ni grosera.

Aunque la situación lo sobrepasa, de un niño pasan a ser dos, luego son cinco, seguido de un grupo de adolescentes que intentan tomarse una selfie a la fuerza con él, y unos ancianos que le ofrecen muestras gratis de sus kioskos porque claro, si un héroe acepta sus productos, entonces la gente les comprará más.

—«Shoto, solicito tu apoyo en el sector 13. Cambio»

No existe un sector 13. Y aunque existiera, un héroe no dice cambio, porque no es estrictamente necesario, solo debes decir la información importante, como tú posición y la razón por la que solicitas ayuda.

Pero eso es algo que los civiles no saben, así que se apartan de forma respetuosa y los adolescentes con fastidio, mientras Shoto se abre paso, mirando en distintas direcciones.

«Aquí arriba»

Le envía un mensaje de texto, y cuando los ojos heterocromáticos se encuentran con la figura oculta a plena vista sobre los tejados, este sonríe, aunque no hay forma de que el pelimorado pueda darse cuenta de ese detalle. Usa su hielo para elevarse, luego de distintos saltos y volteretas dignas de un héroe hasta alcanzar la mano enguantada que se extiende en la oscuridad para atraerlo al resguardo de un lugar lejos de las personas.

—Gracias por los refuerzos, Shoto. —dice en cuanto lo tiene frente a él, con cierto tono irónico. Está tan cerca que puede sentir el frío que irradia de su cuerpo al haber usado su don. Una nube de vaho sale de su boca en forma de suspiro, mientras sus labios se elevan en una sonrisa divertida.

—Gracias a tí por salvarme de eso, Hitoshi.

Todoroki no es alguien de apodos.

En la seriedad de su tono, y la formalidad de sus palabras, algo así como un apodo, un sobrenombre o un recorte de sílabas en el nombre, no es algo común y ver la mueca de incomodidad que se forma en su rostro al sentirse fuera de lugar, lo deprime. Así que Shinso le dijo que no es algo importante, porque no lo es.

Más bien, su nombre puede ser su apodo. Y bueno, es que a Hitoshi nadie le dice Hitoshi, ni siquiera sus padres, que siempre lo llaman por un Hito, corazón, amor, hijo.

Hitoshi en sí mismo es algo especial, sobretodo si viene de los labios de Shoto.

Y aunque al principio fue un esfuerzo, un Shin- no espera, Hitoshi. Hasta convertirse en un Hitoshi, sin problemas, sin titubeos, sin dudas, y sin tropiezos.

Así que la fina barrera entre la formalidad del Shinso, y la fría indiferencia de llamarle Control, aunque estén solos y no hay ningún civil cerca. Shoto le llama Hitoshi, como un apodo, como algo especial, digno de la soledad del momento y la comodidad que sienten al estar juntos.

—Te salvaré siempre que este dentro de mis posibilidades, Sho. —contesta con un guiño en el ojo. Su sonrisa siendo oculta por la máscara que cubre parte de su rostro.

Shinso en cambio, no es tan formal, ni tan recto, pero tampoco es tan creativo como para inventar un apodo salido de la nada, así que se conforma con algo tan simple como acortar una sílaba de su nombre, dándole un toque informal, y ligeramente genial.

Nadie más le dice así, porque cuando los demás escucharon a Hitoshi llamar Sho a Shoto, y a este no inmutarse al respecto, decidieron que ese era un derecho que el pelimorado se había ganado y no tenían razones para cuestionar, mucho menos para intentar imitar este hecho.

Y es cierto, es un derecho que Hitoshi se ganó luego de varias noches más viendo películas hasta las tantas de la madrugada, conversando por medio de oraciones esporádicas, entendiéndose entre silencios, acercándose sin notarlo.

Hasta que esa nueva cercanía pasó a una conexión que iba más allá de la que un par de amigos podría tener.

Hasta que ya no eran Shinso y Todoroki sentados en extremos opuestos del sofá, sino que eran Hitoshi y Sho, recostados uno contra el otro, con sus manos rozandose, sus pieles compartiendo temperatura, sus respiraciones entre mezcladas, la distancia siendo reducida a nada, hasta que...

—Tenemos que seguir patrullando. —dice Shinso, tomando el papel de responsable, porque sabe que de otra forma de quedarán ahí, juntos y distraídos. No pueden hacer eso, porque ambos decidieron tomar turnos en sus respectivas agencias, deben seguir trabajando y no perderse en nada más.

—Lo sé.

—Nos veremos más tarde.

—¿Me estás invitando a tu apartamento?

—Si digo que sí ¿Irás?

—Eso molestaría al viejo. —comenta Shoto, una sonrisa traviesa se asoma en sus labios. —¿Veremos películas?

—Sabes que sí. —contesta, bajando la máscara de su rostro por un momento. —Te recogeré en tu agencia ¿Te parece?

—De acuerdo, Hitoshi.

En un arrebato, Shoto le roba un beso, más que robarlo, lo da, porque no hay forma de que Shinso pueda resistirse a sus labios o negarse a ellos, porque no hay otra razón por la cuál se haya quitado la máscara en ese preciso momento si no fuera para exactamente eso, darle un beso, pero sin tener aún la soltura para pedirlo.

Las manos de Shinso lo sujetan por la nuca, enredando sus dedos en el cabello bicolor, manteniéndolo ahí, extendiendo el beso por largos segundos, escuchando el bullicio del festival bajo ellos y siendo ocultos de los ojos indiscretos gracias a la oscuridad del tejado.

Un pequeño descanso de sus responsabilidades en una noche iluminada por las luces y las estrellas. Hay una sonrisa en sus labios cuando se separan y Shinso lanza su cinta para empezar a columpiarse, y seguir con la vigilancia antes que las ganas de quedarse ahí se vuelvan más fuertes.

[...]

Existen distintos tipos de trajes. O al menos la palabra “Traje” puede usarse para distintos tipos de ropa.

Traje de héroes, traje formal, traje de seguridad, traje de aislamiento, traje elegante...

Traje de bodas.

Shinso se mira en el espejo, alisando las arrugas inexistentes en su saco gris, acomodando el pañuelo doblado prolijamente dentro de su bolsillo, y arreglando su cabello una vez más.

Escucha la puerta abrirse, así que voltea a ver quién entró, encontrándose con una agradable sorpresa.

—No deberías estar aquí. No se puede...

—No se puede ver a la novia antes de la boda, pero como ninguno de nosotros es la novia, entonces no hay problema.

Hitoshi no puede discutir nada ante esa lógica. Así que se mantiene callado, una sonrisa traviesa se asoma por sus labios, y sabe que si la madre de alguno de los dos, se entera, tendrán que aguantarse un montón de gritos y regaños por romper las tradiciones.

—Me alegra que vinieras.

—¿Es sano que necesitemos tanto vernos o...?

—Vamos a casarnos. Nos preocuparemos en el momento que no queramos vernos. —responde el pelimorado, ganándose una risa de su prometido por ahora pero esposo sonará mejor muy pronto. —Serás mi esposo ¿Puedes creerlo?

—Es difícil de creer.

—Lo sé.

Y ambos se ríen como idiotas, aunque lo son, un par de idiotas enamorados que hace nada tenían dieciocho años, pasando de ser desconocidos a amigos, de amigos a amantes y ¡No! No cumplirían el resto de la canción, no volvieron a ser desconocidos, ahora se convertirían en esposos.

Shoto se ve perfecto, con el traje gris un tono más claro que el suyo, la camisa púrpura debajo y la corbata blanca, le dan un aspecto formal y único. Junto al cabello peinado para atrás y los ojos finamente delineados, es jodidamente hermoso.

Hitoshi apenas puede creer que ese hombre va a ser su esposo.

—Debo irme antes de que Fuyumi me descubra...

—¿Cómo lograste escapar? —pregunta curioso.

—Está persiguiendo al enano para ponerle la corbata. Mamá la está ayudando.

—Es difícil tener un hijo con alas... —comenta el pelimorado y es que, él mismo había ayudado a Shoto a cuidar al pequeño peliblanco. El cual era un trabajo aterradoramente difícil cuando el niño empezaba a volar por ahí. —¿Nos vemos en el altar?

Hay una risa silenciosa de parte del heterocromático, y Hitoshi es quien toma el valor de acercarse, porque después de tanto tiempo, la vocecita en su cabeza que le decía que Shoto lo rechazaría, desapareció.

Shinso trae puesto su traje gris un tono más oscuro que el de Shoto, una camisa turquesa, la corbata negra lo mantiene sobrio pero elegante. Tiene el cabello peinado para atrás, trae máscara de pestañas que lo hace resaltar, y el pañuelo doblado en su bolsillo regalo de su padre.

—Nos vemos en el altar.

Ambos sonríen, y se sujetan de las manos por un minuto antes de soltarse, Shoto se acerca a la puerta, lo mira por última vez y sonríe antes de irse.

Shinso no había pensado en enamorarse aquella noche cuando caminaba por los pasillos de la residencia, pero se enamoró.

No pensaba tener encuentros furtivos en medio de sus rondas de vigilancia, pero los tuvo, los tiene y probablemente los tendrá por mucho tiempo.

Nunca pensó en casarse, pero ahí estaba usando un traje elegante para su boda.

Hay cosas que nunca pensamos que pasaran pero pasan. Y hay un tipo de ropa para cada momento y cada recuerdo.

[...]

Volvemos a la programación habitual con una OS fluff y algo apresurado porque no tenía ideas y se me acababa el tiempo.

¡Pero aquí el día 3!

La canción no tiene tanto que ver, pero me gusta, es muy bonita, es en español y además no tuve que cambiar ninguna palabra porque la canta un hombre para otro hombre. Es lo que más me gustó, de ese tipo hay muy pocas en español (o yo conozco muy pocas).

¡Muchas gracias por leer! ¡Nos vemos en el siguiente día! (Si llego a tiempo).

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro