CAPITULO 26
"Quien manda aquí soy yo"
La señora Uta estaba sirviendo la comida, mientras yo la ayudaba a poner la mesa para el desayuno.
No sé si recuerdan... pero acá comen solo dos veces al día, por lo que el desayuno es un poco más tarde de lo habitual que en la tierra.
Todos nos sentamos a la mesa y disfrutamos de una comida deliciosa y abundante, tanto así que después del baño y el desayuno que parecía almuerzo, nos entró un letargo pesado.
—Chicos, vengan, les acomodo una cama para que descansen...
La señora nos dirigió por el pasillo, hasta llegar a la habitación del fondo. Al abrirla se divisó una cama grande con un toldillo recogido a su alrededor.
—Esperen un momento y sacudo un poco — nos dice la señora — Hace tiempo que no duerme nadie aquí, si no fuera porque siempre espero que mis hijos vengan, creo que esta habitación se hubiera convertido en otra cosa.
Mientras la señora Uta sacude y organiza todo, la pesadez se apodera de mí, y apoyo mi cabeza en el hombro de Hayden para no irme de frente nuevamente.
—Ya está lista, recuéstense y descansen — Dice la señora con amabilidad.
Y no sé si es instintivo, o una parte de mi niña interior que sigue saliendo sin permiso, pero volví a tirarme a la cama dando un salto y quedé suspendida en el aire, bajando lentamente, mientras mi cara expresaba decepción.
Las carcajadas no se hicieron esperar en la puerta de la habitación.
—Eres tan dulce, Úrsula... — dijo la señora Uta mientras tocaba levemente su cara con la palma de su mano.
Me acomodé para dormir, Hayden se sentó en la cama, en el lado opuesto.
Pasaron unos minutos y volteo a ver nuevamente a Hayden, quiero saber si ya se quedó dormido, pero lo encuentro sentado todavía en el borde de la cama.
—¿Qué sucede? — le pregunto — ¿Por qué no te acuestas?
—Ha pasado mucho tiempo desde que dormí en una cama — me responde — Hace mucho tiempo que no me sentía bien conmigo mismo, hace mucho que no probaba comida tan deliciosa.
Él voltea a verme, sus ojos se encuentran serenos, su rostro relajado y muestra una sonrisa segura.
—Hace mucho tiempo que no me sentía feliz.
Creo que las mariposas van a escapar de mi estómago — pensé mientras me acercaba a él y tomaba sus mejillas entre mis manos, mis labios se acercaron levemente a los suyos, dándole un pequeño beso inocente. Y mirándolo a sus ojos blancos le dije:
—De ahora en adelante, espero poder ayudarte a encontrar felicidad en cada pequeño instante.
Él me abrazo cálidamente y caímos rendidos en la cama.
¤ ¤ ¤
Mientras Úrsula y Hayden dormían plácidamente, ocurría algo en la entrada de la aldea.
Era la reina Hogat, había llegado en un carruaje gigante, arrastrado por diez corceles veloces. Detrás de ella venia el rey consorte y más atrás la guardia de su aldea.
La reina se bajó del carruaje.
—¡Exijo hablar con el gobernate de esta aldea! — Gritó mientras avanzaba por la calle principal
El señor William salió a ver cuál era el alboroto, porque uno de los habitantes llegó contándole inmediatamente lo que estaba ocurriendo en la entrada. Él se dirigió a donde se encontraba la reina Hogat y le dijo:
—Bienvenida a nuestra humilde aldea, ¿en qué puedo ayudarla?
—¿Eres tú el gobernante de aquí? — preguntó en forma sarcástica la reina — ¡que insignificante! Pensé que serias tan grande como yo.
—No necesito ser grande para que la aldea sea próspera — Respondió el gobernante — ¿Qué la trae por aquí "señora"? Creo que entre nuestras aldeas no existe ningún acuerdo comercial...
—No vine por asuntos políticos. Estoy buscando a una jovencita como de un metro sesenta, de cabello castaño hasta los hombros.
El señor William relacionó inmediatamente la historia que le había contado Úrsula, y toda la travesía que hizo para llegar allí.
—Aquí no hay nadie con esa descripción. Las mujeres de aquí no acostumbran a cortarse el cabello.
—Creo que no está siendo sincero conmigo... Sir William. — le dijo la reina Hogat con un poco de burla en su tono de voz.
—¿Y qué le hace pensar que no soy sincero?
—¿Acaso usted cree que soy estúpida? — Dijo la reina Hogat levantando la voz y estirando los brazos — Adelante, mis súbditos, busquen a Úrsula y tráiganla a mí.
—¡¡¡QUIEN MANDA EN ESTA ALDEA SOY YO!!!! — Grita el señor William — Si vas a revolcar mi aldea, ¡¡¡SERÁ SOBRE MI CADÁVER!!!
Continuará...
Mi gente linda......
Creo que ahora si prendió esto...
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