~21~
Luego de la revelación que SeokJin y TaeHyung habían recibido sobre la "Leyenda del plenilunio" y las bestias liberandose al momento en el que el alfa arcano marcará a su destinado... El Omega, necesitaba espacio.
Cómo le había dicho a Seok Jin, su marca sería la pura felicidad y orgullo para él, pero para Seok Jin significaba caos, guerra, revolución... Nada bueno y, aunque había dicho que él no creía ser el alfa arcano, TaeHyung sabía que, no era algo que Seok Jin descartaría como si nada. Y él sabía, en el fondo de su corazón que Seok Jin era especial en todas las formas posibles, pero necesitaba unos momentos para continuar asimilandolo.
Por eso ahí estaba, bajando del auto del alfa y volviendo a casa de sus padres. Incluso lo de vivir juntos estaba pausado, se suponía que debía de hacer su maletas e irse con Seok Jin oficialmente a su apartamento, pero en este momento, necesitaba espacio.
—Amor... —Seok Jin le llamaba desde el auto, TaeHyung giraba y lo miraba con sus ojos tristes—. ¿Solo es por hoy, cierto?
A TaeHyung le destrozaba ver qué Seok Jin estaba rogando con sus ojos que no cambiará de opinión sobre la mudanza. Pero necesitaba consolarse solo.
—Te llamaré. Cuídate —susurraba, dando media vuelta y entrando rápidamente.
Seok Jin apretaba en volante y maldecía.
—No puedo ser ese alfa... —susurraba irritado, saliendo a duras penas y en contra de su voluntad de la entrada de los Kim.
Ya dentro, TaeHyung subía a su habitación agradecido de que su madre y padre no estuvieran a la vista. Su padre no había parado un segundo desde que habían vuelto, nuevamente parte del equipo del alfa Kim Gon Huan, su suegro. Y su madre, estaba también intentando ganar su lugar nuevamente en Corea del Sur.
No había revisado si YeonJun estaba jugando por los pasillos bajo el cuidado de la niñera, porque si el niño no había ido con su mamá, solo había un lugar en el que podría estar...
— ¡TaeTae! —gritaba desaforado, bajando de la cama del Omega y dejando la consola de lado para abrazar a su hermano mayor.
Si TaeHyung no estaba en casa y YeonJun sí, la habitación del Omega mayor, era el refugio del menor y a este no le ofendida en absoluto saber que era así. Ni siquiera cuando Jun hacía un desastre allí.
El niño se estampaba contra el Omega en un fuerte abrazo en la zona de su abdomen, a dónde llegaba debido a su pequeña estatura—. ¡Oh! Dios, estás más fuerte ¿O qué? —se burlaba, abrazándolo con cariño y besando su cabeza.
—Te ausentaste más de lo que esperaba —decía con un puchero, llevando a TaeHyung de la mano con dirección a la cama del mayor—. Ya pasé de nivel sin ti ¿Has estado con Seok Jin Hyung? —preguntaba curioso, sus ojos grandes viendo directamente al azabache.
Lleno de curiosidad e inocencia, YeonJun era precioso y sus ojos grandes eran tan expresivos como los suyos.
Sonriendo con dulzura, asentía.
—Esta ropa no es tuya, es más grande que tu talle ... Seok Jin Hyung es inmenso —decía, abriendo sus brazos.
TaeHyung reía—. Eres un chismoso. Y tienes razón, no es mía, es de Seok Jin y tampoco soy tan pequeño —se quejaba, echándose sobre su cama y suspirando sonoramente.
Quería "no pensar" en su alfa, pero no había tenido éxito alguno en todos esos años, menos lo lograría ahora que solo tenía a Seok Jin a diez calles de él.
—Te ves triste —decía YeonJun, tomando su rostro y apretando sus mejillas, por encima de él inclinado en la cama. TaeHyung se sorprendía lo mucho que lo conocía, aunque estaba fuertemente intentado no dejar que su aroma se volviera intenso.
— ¿Que te he dicho sobre respetar mi espacio personal? —decía en puchero, debido al agarre de YeonJun.
—Que no lo ocupe —decía con un puchero, soltando a TaeHyung—. Pero tus ojos están apagados ¿Ya peleaste con Hyung? ¿Te dijo algo malo? ¿Quieres que lo golpee? —soltaba sin respirar.
TaeHyung se sentaba mientras reía dulcemente.
—No podrías contra Seok Jin, enano —exclamaba, haciendo una pequeñas cosquillas en el cuerpo pequeño del niño.
Solo así, había logrado luego de una batalla de risas y almohadas, despejar su cabeza y apartarla de Seok Jin y todo lo que conllevaba ser el Omega de alguien tan importante como lo era su amado.
— ¡Basta! !Ya! ... Estoy agotado, dame un respiro —pedía TaeHyung, sobre la cama desordenada.
YeonJun, aún tenía suficiente energía, pero obedecía y se calmaba, acostándose sobre su propio estómago y apoyando sus codos sobre el suave colchón y sus manos sobre su mentón.
— ¿Puedo hacerte una pregunta, TaeTae? —exclamaba dulcemente, luego de recuperar el aliento.
Hacía mucho que TaeHyung había preferido que le llamara TaeTae en lugar de "Hyung" ya que, era más dulce e íntimo y YeonJun siempre lo decía con extrema devoción.
—Ya la hiciste, mocoso —decía, con sus ojos cerrados, aún recostado.
— ¡No estoy resfriado, ya no tengo mocos! —repetía cada vez que TaeHyung usaba ese apodo.
Riendo gravemente de la inocencia del menor, chasqueaba su lengua y asentía—. Lo siento, tienes razón, ya no tienes mocos —exclamaba con dulzura, despeinando el cabello de YeonJun.
— ¡Ya! —El niño sonreía y procedía charlandole a TaeHyung las buenas nuevas—. ¿Adivina qué?
— ¿Qué?
—Tienes que adivinar —soltaba con un puchero.
TaeHyung reía—. ¿Pero sobre qué? —YeonJun siempre era su remedio de felicidad.
—Mamá me dijo que la siguiente semana ¡Ya comenzaré en el instituto! —anunciaba feliz.
TaeHyung ya lo sabía, pero de todos modos se ponía sumamente feliz, chocando las palmas con el niño y luego abrazándolo. Con todo lo acontecido en esos difíciles tiempos pasados, los primeros cuatro años escolares de YeonJun, habían sido con educación en casa, por seguridad. Ahora TaeHyung no estaba cien por ciento seguro si sería bueno dejarlo solo, pero sabía que la seguridad en Corea era muy diferente y más devota que en Japón. También sabía que si lo hablaba con Seok Jin, Jun estaría a salvo.
— ¿Estás bien? —preguntaba el niño.
TaeHyung formaba una falsa sonrisa y asentía, hasta que YeonJun le sonreía con dientes y todo y su sonrisa se volvía genuina.
— ¿Estás entusiasmado?
— ¡Por supuesto que sí! Eomma me dijo que tú y Hyung asistieron a este mismo instituto ¿Así se conocieron? —preguntaba curioso.
TaeHyung le sonreía y rememoraba su niñez y pre adolescencia.
—Sip —respondía—. Aunque eomma es una gran amiga de la señora Sunny y a-ppa comenzó a trabajar luego con el alfa Kim Gon Huan, así que simplemente nos hicimos mejores amigos —arrugaba su nariz pensativo—. No recuerdo con exactitud cómo fue primero, solo que ya estábamos juntos —se encogía de hombros y YeonJun sonreía.
— ¿Y cuando te diste cuenta que te gustaba Hyung? —susurraba bajito.
TaeHyung alzaba sus cejas y suprimía una sonrisa, la forma en que lo había preguntado tan cauteloso y curioso. Como si fuera un gran secreto el que debía de preguntar.
—Oh... Bueno, creo que para mi preadolescencia, yo comencé a verlo diferente —respondía, recordando ese inicio en el que sus sentimientos amistosos parecían demasiado intensos y confusos para un niño de entre doce y trece.
Sin mencionar los cambios en su cuerpo y la definición de su casta.
— ¿Y cómo fue? —susurraba YeonJun, verdaderamente curioso.
TaeHyung suspiraba, "no pensar en Jin" parecía no ser parte del plan del pequeño.
—Fue intensamente extraño, porque siempre supe que era un chico atractivo, pero luego solo quería estar con él todo el tiempo, pero diferente y un día solo lo ví y sentí que... —TaeHyung sentía el nudo en su garganta, así que suspiraba nuevamente para sentirse más liviano—, sentí que él era para mí y que yo era suyo —susurraba, mirando un punto fijo con sus ojos soñadores.
YeonJun suspiraba—. Woah... ¿Así es como se siente conocer a tu destinado?
TaeHyung finalmente lo miraba, pensaba unos momentos y luego asentía—. Sí. Sabes que tienes un hogar, que sin importar qué, siempre se pertenecerán. Es algo tan fuerte que no puedes contenerlo dentro. Quieres de todo con esa persona y quieres estar todo el tiempo con él o ella... Vivir en sus brazos, si tan solo fuera posible. Y también mucho miedo.
YeonJun inclinaba su cabeza hacia una lado como cachorro confundido.
— ¿Cómo hiciste para vivir todo este tiempo sin Hyung? —susurraba curioso, con sus cejas fruncidas.
TaeHyung suspiraba, sus ojos ardían y su garganta se cerraba otra vez, se tomaba su tiempo para pensar en su respuesta—. No fue fácil. No fue placentero en absoluto, pero él siempre estuvo ahí para mí —susurraba con su garganta hecha un nudo—, eran tiempos difíciles y luego quise quedarme contigo y cuidarte. Verte crecer —susurraba sin fuerzas—. No fue una elección fácil, pero fue lo mejor en ese momento. No iba a perdonarme si te dejaba y no te veía convertirte en el niño listo que eres hoy.
Sus ojos lo traicionaban cuando tomaba las manitos de YeonJun y las lágrimas brotaban entre una sonrisa rota y triste. YeonJun lo veía y el aroma de su tristeza lo inundaban, por lo que se tiraba encima de TaeHyung y lo rodeaba con sus pequeños brazos para retenerlo allí, fuerte y justo.
—Perdón que tuvieras que elegir entre Hyung y yo —se disculpaba el niño.
— Oh, no, no, no —exclamaba TaeHyung de inmediato, buscando el rostro de YeonJun quien ya tenía unas lágrimas saliendo de sus ojos—. No digas eso, no es tu culpa. Yo así lo decidí... —respondía—. Verte crecer fue un gran consuelo y en cierta forma revitalizante para mí —exclamaba.
YeonJun no entendía del todo su respuesta, pensaba que iba a tener que empezar a prestar verdadera atención en la escuela este año, pero él sonreía y besaba la frente de TaeHyung y volvía a abrazarlo.
Luego allí, ahora más sobre el pecho del Omega mayor, exclamaba:
—Ahora vas a recuperar todo el tiempo perdido con Hyung. Todo lo que no pudieron tener estos años, prometo que lo tendrán de nuevo —decía en su inocencia.
No sabia que sus palabras rompían a TaeHyung poco a poco, abriéndole una herida jamás cicatrizada y recordándole que había tanto que decirle a Seok Jin, pero aún no se encontraba listo.
—Por haber cuidado de mí y de eomma, la vida te va a devolver todo lo que Hyung y tú perdieron en estos años separados, ya verás TaeTae —susurraba el niño, siendo consciente de los sollozos que el Omega estaba dando mientras él hablaba palabras dulce e inocentes que ocasionaban demasiado en el Omega mayor.
Así que desprendía su dulce sabor a fresas en consuelo. TaeHyung comprendía su intención y le permitía al niño darle ese confort. YeonJun era muy listo para su edad y TaeHyung estaba muy orgulloso de él.
Seok Jin había intentando leer más de ese libro, pero sabía que su Omega estaba triste, solo no estaba seguro de que quisiera su consuelo. Sentía la tristeza de TaeHyung en sus huesos y sus ojos ardían.
—No puedo ser yo... No puedo estar tan maldito —susurraba, luego nuevamente, su pecho se comprimía.
No podía evitarlo, aún con su corazón en su garganta y la tristeza revoloteando en su pecho, Seok Jin se conectaba de esa forma tan suya, tan propia y el consuelo emanaba de él, llegando directamente a un TaeHyung que aún abrazaba a YeonJun, pero se perdía en esa sensación reconfortante tan conocida y amada para el momento.
«Jin» el nombre de su alfa se deslizaba por sus pensamientos, la tristeza de su pecho y la aflicción de todo su cuerpo, se drenaba. Así de simple. Cómo agua que se escapa entre los dedos y solo sonreía.
«No te merezco» era todo lo que podía pensar, pero no podía dejar de danzar en el consuelo que le llegaba a la distancia.
Cuando Seok Jin podía sentir que nuevamente respiraba normal, suspiraba, cerraba el libro y decidía darse una ducha. Antes de enviar el consuelo a su Omega, él hubiera preferido salir corriendo para sostenerlo en sus brazos mientras desprendía su aroma y cubría a su Omega con éste, pero TaeHyung no lo quería cerca por el momento y él respetaría eso, como respeto todos esos años en los que TaeHyung estaba alejado de él. Aunque le doliera entendía, él lastimaba a TaeHyung cada vez que se negaba a pensar en dejar su marca en el Omega. Su miedo era mayor y aunque TaeHyung confiaba ciegamente en él—en que no habría forma en que pudiera lastimarlo—él no estaba tan seguro.
Mientras abría el agua caliente y la templaba con agua fría, no podía dejar de pensar que si realmente era ese famoso "alfa arcano" del que el libro hablaba ¿Qué sería de la manada? De cada manada alrededor del mundo, conviviendo entre simples humanos que podían pagar el precio con su vida de su locura liberada.
Era una preocupante, pero no era indiferente al anhelo que TaeHyung sentía. Él también quería reclamarlo en cuerpo y alma, dejarle su marca para que la luciera como el Omega perfecto que siempre había sido, es y sería ante sus ojos.
Pero aún sentía temor, aún no se sabía con exactitud de lo que él era capaz, se tenía miedo a sí mismo. A lo que pudiera llegar a hacer y el hecho de que había vuelto a lastimar a TaeHyung en pleno acto sexual dónde lo había hecho suyo, donde le había hecho el amor... Seok Jin no confiaba en sí mismo, no lo hacía. TaeHyung estaba doblemente marcado por culpa suya y pese a que el Omega se veía feliz al respecto, él no lo estaba. Primero había sido su muslo, luego cerca de su cuello ¿De qué sería capaz la próxima vez?
Él deseaba a TaeHyung, lo anhelaba, pero primero estaba su bienestar. Él no era seguro para el Omega si se dejaba llevar así. Al punto de herirlo. El día de mañana podría ocurrir alguna herida que no pudiera cicatrizar y que no sería para nada superficial si no sabía jodidamente controlarse.
Con ojos cerrados bajo el agua caliente, sus dientes se apretaban y su pecho se comprimía al recordar la mirada herida de TaeHyung cuando le decía sobre que él era el alfa arcano y que la marca, algo tan especial, para él solo significaba caos. No era así como veía su marca, el importante lazo entre ambos, aunque en cierta forma, eso significará superficialmente. Si es que él era el famoso arcano de la época, necesitaba comenzar a conocerse realmente y si TaeHyung era el detonante de sus garras, como Min siempre había mencionado, entonces había que encontrar un maldito punto medio.
Odiaba todo, odiaba tener que poner a TaeHyung en espera porque no quería lastimarlo, porque estaba asustado y no quería herirlo cuando lo deseaba con todo su ser. Deseaba reclamarlo, deseaba hacerlo completamente suyo, deseaba el lazo. Quería todo con TaeHyung.
— ¡Mierda! —su puño golpeaba la pared frente a él, con ojos cerrados y lleno de cólera, sintiéndose un jodido fenómeno para nada especial. Cuando sus ojos se abrían, veía su puño completamente incrustado en los azulejos grises de su baño—. Mierda... —repetía, pero esta vez en un susurro apenas audible.
Minutos más tarde, había aceptado que debería de contratar a alguien más para arreglar el hueco en su pared. Él definitivamente no era bueno para el trabajo de obra. Así que se rendía, suspirando por la prueba en su baño que, le demostraba que no era un simple alfa, ni siquiera un simple puro alfa más.
Era otra cosa y nuevamente se odiaba por eso. Pero no podía enojarse cuando sentía a TaeHyung mucho más tranquilo, lo cual le permitía pensar en otra cosa, pero no se alejaba demasiado a toda la información adquirida en las últimas horas. Aún no había recibido el mensaje de San con todo lo que necesitaba para entrar en la Dark Web y tener a estos alborotadores más controlados, por lo que procedía a llamar a Woo Young.
— ¿Jin?
—Hey ¿Estás ocupado?
—Nah, solo me preparaba para ir a trabajar, me llamaron de último momento para cubrir a un compañero... ¿Cómo estás? ¿Cómo está TaeHyung?
Seok Jin suspiraba—. Me pidió estar solo, lo deje en su casa y estoy en mi apartamento
—Lo lamento
—Es mi culpa. Lo hice sentir incómodo. Tengo que dejar que de ser atento contigo, TaeHyung solo puede verlo de forma amorosa, no amistosa y no puedo cambiar eso —susurraba apenado.
Woo Young suspiraba al otro lado—. San me confesó que también le incómoda ¿Sabés? Él está al tanto de lo que sient-sentía por ti —sonreía sin gracia—. Fuimos tú y yo por mucho tiempo, tenemos un lazo especial, pero creo que ambos debemos de cambiar algunas cosas si queremos que nos crean a la hora en que decimos que solo somos amigos.
Seok Jin reía, bajo y corto, pero reía.
—Sí. Tienes razón, es solo que soy desconfiado Woo, no quiero que nada te pase y quiero que por favor me dejes ponerte a alguien para que mantenga un ojo alrededor de ti, por favor... —susurraba el ruego.
La lengua de Woo resonaba en un chasquido al otro lado de la llamada—. De acuerdo. Quiero vivir y San no siempre puede estar conmigo, así que... De acuerdo.
Seok Jin soltaba todo el aire retenido por sus fosas nasales—. ¿En serio, en serio él podría quedarse por un largo tiempo?
La pregunta solo era como amigo, Woo lo sabía y él también, solo que aún le costaba confiar. Todo era una locura a su alrededor y no quería a ninguno de sus seres amados corriendo peligro.
—Sabes... Sé que en la actualidad los destinados son cosas de libros de fantasías... Pero realmente sentí una extraña chispa cuando lo conocí y él también. Creo que podría quedarse para siempre... —exclamaba con suavidad.
Seok Jin asentía, no podía verlo, pero estaba seguro que—. Estás sonriendo mientras me dices eso... ¿Cierto?
—Aish, sabelotodo —soltaba Woo Young—. Por cierto, le acabo de dar tu número a San, en cuanto esté en su casa te enviará la forma de entrar en la Dark Web ¿Por eso llamaste, no?
—Aish, sabelotodo —le replicaba el alfa en forma de burla, pero luego con más seriedad añadía—. Quiero que te cuides y quiero que de igual forma, si algo no cuadra, me lo digas. Mañana por la mañana tendré a alguien cuidándote ¿De acuerdo?
—De acuerdo, cuídate y llama a TaeHyung antes de que termine el día, entiendo que te pidió tiempo por todo lo ocurrido y seguramente está triste porque debe relacionarte a ese gran alfa y el hecho de que aún no lo-... Bueno, no lo has marcado.
Seok Jin suspiraba—. Sí, todo eso... Pero no es tan simple
—Tampoco tan complicado... Llámalo, te quiero —Woo Young sabía hasta donde presionar.
—Y yo a ti, adiós.
Cuando la llamada terminaba, Seok Jin ocupaba su tiempo con cosas laborales, hasta que San enviaba el tan prometido mensaje y toda su atención se disponía a seguir los pasos en dicho mensaje para crear un usuario y ser parte de esta comunidad rebelde y caótica.
Las horas pasaban y Seok Jin había visto casi todo, no habían más vídeos sobre transformaciones, al parecer el único era el que San les había mostrado, luego sucedían en videos en vivos, de los cuales no se guardaban registro para seguridad de cada loco que formaba parte de esa manada peculiar. Su cabeza comenzaba a doler con tanta teoría descabellada aquí y allá.
Luego, una idea loca pasaba por su cabeza ¿Será que alguien había hablado de él en esa comunidad? Porque claramente, luego del mensaje que le habían dejado, él era el centro de atención de este grupo, pero ¿La gente que formaba parte como televidentes y seguidores, opinaban sobre él? ¿O sospechaban? Cuando no soportaba la duda, ponía en el buscador su nombre, pero cuando iba a dar Enter, el timbre de su apartamento sonaba.
Poniéndose inmediatamente de pie, corría a la puerta. Había estado tan encimismado que no había notado el aroma al otro lado de su puerta, así que cuando la abría, se encontraba con un TaeHyung de ojos tímidos, con dos grandes maletas a cada lado.
—Amor... —susurraba con su corazón latiendo desbocado en el centro de su pecho.
TaeHyung pasaba el nudo en su garganta, su piel se volvia de gallina y su vellos se erizaban ante las voz dulce de su alfa y el apodo amoroso.
—Hola... ¿Muy tarde? —preguntaba el Omega.
Seok Jin negaba, a decir verdad, no tenía idea que hora era, solo sabía que era de noche hacía un buen rato. Había estado demasiado ocupado y preocupado.
—Nunca es tarde para ti, pasa —exclamaba, tomando ambas valijas y permitiéndole el paso a TaeHyung. No podía evitar sonreír suavemente cuando las dejaba a un lado.
El Omega sonreía tímidamente—. Vivir contigo... ¿Seguía en pie, cierto?
—Por supuesto —respondía el alfa, ambos mantenían una distancia prudencial del otro—. ¿Viniste solo? —preguntaba preocupado.
TaeHyung negaba—. SuHo me trajo, no te preocupes
—Siempre me preocuparé por ti —respondía de inmediato—. Me hubieras dicho y pasaba a buscarte. Aunque se que querías tiempo y distancia de mí-...
—Ya no más —añadía TaeHyung de inmediato y negaba con su cabeza—. Ya fueron suficientes años lejos del otro. No necesito más tiempo para mí, lejos de ti. Ya no más —repetía con ojos brillosos.
Seok Jin suspiraba, despojándose de toda preocupación que aún albergaba en su pecho por haber dejado a TaeHyung solo.
—Lo lamento, cariño —exclamaba Seok Jin.
—Yo sé... Sé que sí —TaeHyung suspiraba y agachaba la cabeza, jugando con sus dedos—. Sé que fui algo dramático al decir que ves la marca como algo horrible... Sé que también lo quieres-...
—Lo anhelo, lo deseo como un demente... Pero temo por ti —exclamaba—. Lo sabes —TaeHyung asentía, aún mirando hacia abajo, pero repentinamente sentía el calor de ambas manos de su alfa acunando su rostro y levantándole para mirarlo fijo—. Eres la persona más importante para mí. Eres el amor de mi vida. Mi Omega y quiero reclamarte, de verdad lo deseo.
Los ojos de Seok Jin estaban fijos en los de TaeHyung y solo se desviaban por segundos entrecortados hacia los labios de este, volviendo al corazón de TaeHyung un poco loco porque notaba el deseo y el amor y todo tipo de buen sentimiento en esa mirada intensa. Y lo ponían mal, en el buen sentido de la palabra.
Lo ponía hambriento, necesitado.
—Sé que lo deseas —susurraba TaeHyung con su voz grave, luego sus manos se aferraban a las caderas de alfa y lo acercaba un poco más, nulo espacio entre ambos—. Sé que me deseas... —añadía, con su voz ronca.
Seok Jin aspiraba el aroma dulce que TaeHyung destilaba y bajaba una de sus manos a la cintura del Omega para presionarlo más a su cuerpo, si eso fuera posible.
—Sólo quiero saber quién soy. Qué soy —exclamaba el alfa, sus ojos cerrados, acariciando la nariz de TaeHyung con la suya.
Ambos la estaban teniendo difícil.
—Lo sé... —repetía el Omega. Parecía no poder decir otra cosa, no podía pensar claro con el cuerpo del alfa presionado al suyo, caliente y fuerte.
Abriendo sus ojos, veía a Seok Jin quien ya lo estaba mirando, pero sus ojos avellanas ahora, eran rojos. TaeHyung suspiraba tembloroso, subía una mano y acariciaba el belfo inferior de Seok Jin con su pulgar. Estaba salivando mientras lo acariciaba y observaba tan de cerca.
Deseando, anhelando.
—Necesito~... —susurraba TaeHyung y Seok Jin, por supuesto entendía y sin titubear, unía sus bocas.
Sus labios se estampaban con una sutileza apasionada y hambrienta. TaeHyung separaba sus labios para permitirle a Seok Jin dominar su boca con su lengua. Un beso profundo dónde lo sentía irrumpir su cavidad con tal autoridad y deseo que, sus rodillas se sentían de gelatina cuando su lengua se rozaba con deliciosa presión a la del alfa. Así que lo sentía, sus brazos sosteniendolo mientras su boca era devorada y toda tristeza o preocupación reciente—y acumulada de todo del día—se drenaba de su cuerpo en ese beso salvaje y hambriento.
TaeHyung no podía pensar en nada más que no fuera los brazos de Seok Jin a su alrededor, el calor del cuerpo de su alfa y en como cambiaba el ángulo de sus cabezas, enredaba sus dedos en sus hebras y profundizaba el beso, reclamándole. Posesivo y ardiente. Calentando todo su cuerpo, haciéndolo gemir cuando sentía la dureza en los pantalones de Seok Jin y en los suyos propios. Presionandose al otro con desesperación y gimiendo como si no tuvieran suficiente, pero eventualmente, el aire se estaba acabando, aunque TaeHyung no quería dejar de oír los gemidos roncos que daba Seok Jin en su boca, mientras se entremezclaban con los sonidos húmedos que sus labios provocaban a causa del beso jodidamente hambriento que se estaban dando.
Seok Jin lo mordía antes de dejarlo respirar.
—Joder —soltaba sin aliento, el Omega—. Dios, eso fue...
—Sí, fue perfecto —añadía Seok Jin, tan agitado y necesitado como él—. Te extrañé tanto mi Omega.
TaeHyung dibujaba una sonrisa estúpida en su bonito rostro con ojos celestes brillosos y llamativos como los rojos carmesí de Seok Jin.
—Eres tan hermoso y perfecto
—No soy perfecto, Jin —reía suavemente, apoyando su frente a la del alfa para descansar ahí y recobrar el aliento.
«Estoy tan lejos de ser perfecto» Pensaba brevemente el Omega, no queriendo que la tristeza le golpeara.
—Eso no lo decides tú. Para mí, eres perfecto y hermoso —repetía Jin—. Eres increíble.
TaeHyung sonreía y aspiraba el fuerte aroma a canela de su alfa, sintiendose contenido y amado.
—Tú eres alguien increíble y extraordinario —mencionaba TaeHyung, mirándolo fijo por debajo de sus pestañas.
Seok Jin acunaba su rostro y acariciaba su mejilla, su ceño fruncido—. No soy ese alfa, Tae —decía, mientras sus ojos rojos de apagaban.
—Lo eres...
—No soy como ellos —añadía—. No puedo transformarme en un lobo gigante de cuatro patas... —mencionaba con algo de ironía y preocupación.
TaeHyung entrecerraba sus ojos—. No sabemos si no lo intentas —exclamaba.
Seok Jin fruncia su ceño y lo miraba perplejo—. No lo soy, créeme. Solo tengo un par de garras que salen cuando estoy contigo y en vez de hacerte el amor te termino lastimando... —susurraba con dolor—. Créeme, ya intentamos de todo con Min — se encogía de hombros—. Si no salieron un par de garras, definitivamente no puedo ser un cambiarformas.
TaeHyung relamía sus labios y lo miraba fijamente—. Pero eso fue porque te hacía falta algo más.
El alfa fruncia su ceño—. ¿A qué te refieres?
TaeHyung relamía sus labios y una sonrisa suave tiraba de la comisura de estos—. Yo —añadía seguro—. Te hacía falta la única persona que puede desestabilizarte al punto de perder el control. Te hacía falta yo.
¿Qué tanto intentaron tú y Min para sacar tus garras?
Seok Jin abría su boca y ojos, algo perplejo—. ¿Qué estás sugiriendo? —preguntaba.
TaeHyung tomaba valor, había pensado mucho esas largas horas, al igual que Seok Jin, así que no se guardaría nada, le diría a a su alfa todo lo que debía de oír y lo pondría en el camino correcto.
—Sugiero que lo intentes de nuevo, conmigo —respondía con firmeza—. Eres un cambiarformas, estoy seguro y conmigo aquí, estás completo. Aunque no haya un lazo aún... —susurraba con corto dolor, pero se recomponía—. Tengo este efecto en ti que deberías dejar de verlo como una maldición y mejor comenzar a atar cabos, porque si algo se desata el día de mañana, tú necesitas estar listo. Tú necesitas ser el verdadero alfa que tu futura manada va a necesitar —Seok Jin lo miraba sorprendido, pero no tenía palabras para poner algún "pero"—. Tú necesitas convertirte en el gran alfa que estás destinado a ser, así que lo que estoy sugieriendo, es que empecemos a trabajar en ti, deja de negar tu naturaleza —sus manos, ambas tomaban a Seok Jin por el cuello, a cada lado, acunando el rostro del alfa—. Tú eres el único que tendrá el control sobre esas bestias. Tú y nadie más que tú.
Buenas noches, decidí no hacerlo tan largo para poder actualizar hoy, sino, otra semana de espera.
Si ven errores, perdón, corregí a las cachetadas para subirlo rápido 🙈 y se vienen cosas chidas 😬 y secretos pronto a ser revelados... 😶
Con amor niñita NanyKoo 💜
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