Capítulo VIII - Albus Severus Potter
—Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas.
Hello people, les quería agradecer las visitas, favoritos y comentarios, de verdad me hace feliz que les esté gustando mi historia.
Este capítulo esta dedicado a MikDShdow, la primera persona en apoyarme para seguir con esta historia, y que me ayudó a decidirme para subir este fanfic. Así que muchísimas gracias, you are very important for me, I love you.
—Travesura realizada.
* * *
—Hola, pasado, mi nombre es Albus Potter, tengo 21 años y mis padres como deducen por mi apellido son Harry y Ginny Potter.
Ginny besó a Harry y le susurró al oído: —Creo que me está gustando esto de apellidarme Potter.
Como única respuesta Harry le devolvió el beso.
—Es un honor que le pusieras mi nombre a uno de tus hijos, Harry —El Dumbledore del retrato interrumpió el intercambio de la pareja.
—No es nada, profesor —le respondió Harry, luego miró a su futuro hijo y con un gesto de la mano lo incitó a seguir presentándose.
—Al, creo que olvidaste mencionar tu segundo nombre —acotó James con una sonrisa traviesa en el rostro.
«Grandísimo idiota», pensó con disgusto el Potter menor, no porque no estuviera orgulloso de su nombre sino porque sabía lo que mucha gente pensaría.
— ¿Cuál es, Albus? —Harry tenía la leve sensación de que ese chico sorprendería a todo el mundo.
—Mi segundo nombre es Severus —Cuando un incómodo silencio reinó en la sala, él añadió: — y estoy orgulloso de llamarme así.
—Gracias... Potter —Desde el cuadro Snape le ofreció una leve inclinación de cabeza. En el fondo no le molestaba: Albus tenía los ojos de Lily.
—Al, ¿por qué no le dices a todos a que casa perteneces? —James tenía una sonrisa torcida en el rostro, gesto que evidenciaba que estaba disfrutando en extremo ese momento.
—No quiero que se repita lo que ocurrió en primer año, pero de todos modos tengo que decirlo—suspiró sin estar convencido—. Soy un Slytherin.
Más de uno no lo podía creer, tanto dentro de la familia Weasley como fuera.
— ¡Un Potter en Slytherin! ¡Eso es imposible! —Ron no podía salir de su asombro.
Ginny también estaba sorprendida, ya lo quería solo por ser su hijo pero no le agradaba mucho la idea de que fuera una serpiente.
—Tío Ron, esto ya sucedió en nuestro tiempo y les costó bastante aceptarlo, solamente mi padre, tí... eh... Hermione, mi prima Rose y Teddy lo entendieron desde el comienzo, pero me siento orgulloso de ser una serpiente, no podría estar en otra casa que no fuese esa. Además, mi padre me dijo que no tuviera miedo de ser seleccionado para Slytherin, ya que esta había sido la casa del mago más valiente que él había conocido: Severus Snape —Todos quedaron sorprendidos mientras que el cuadro de Dumbledore le sonrió a Harry—. Y al final tú también lo entendiste, tío Ron, aunque no puedo decir que haya sido demasiado sencillo.
Ron todavía tenía una mirada recelosa, pero no dijo nada más.
—Volviendo a mi presentación: mi padrino es Hagrid —el semigigante se ruborizó y le sonrió a Harry y Ginny que le devolvieron la sonrisa—, en Hogwarts no jugué quidditch, es decir, me gusta pero solo para jugarlo con mi familia y mis amigos, y estoy trabajando en el Departamento de Misterios como inefable.
— ¿Eso no es peligroso? —preguntó Ginny recordando cuando ellos estuvieron en ese departamento.
—Mamá, estudié para trabajar allí y estoy preparado; además, en nuestro tiempo ya lo discutimos y estás de acuerdo —Ginny asintió pero no quedó conforme.
Harry miraba orgulloso a su hijo, al igual que todos los Weasley.
—Tengo una hermosa novia que se va a presentar luego, al igual que mis mejores amigos.
Luego le dirigió una ligera mirada a su padre y prosiguió: —Tengo un pequeño inconveniente y es que soy un imán para los problemas, igual que mi padre. Creo que es por los genes —añadió risueño.
—Y supongo que con esos amigos tuyos, deben de parecerse un poco a Harry, Ron y Hermione, ¿cierto? —Neville lo miraba convencido de lo que decía, no por nada había convivido seis años con el azabache y el pelirrojo.
—Eh... algo así —murmuró mientras intentaba no mirar a su madre a los ojos.
— ¡¿Cómo que algo así?! ¡¿No se metieron en tantos problemas, verdad?! —Ginny miraba enloquecida a su hijo menor, no quería que estuviera metido en cosas peligrosas como su novio, su hermano y su amiga.
—Mmm... Digamos que estuvimos metidos en un par de... se podría decir... situaciones no muy favorecedoras... —Albus vio cómo su madre lo miraba y se apresuró a añadir— pero estoy bien... me ves ¿verdad?... así que no tienes por qué preocuparte, mamá —intentó poner su mejor cara de inocente, cosa que claramente, no convenció a nadie.
— ¿Qué tipo de situaciones? —Harry intentaba no mostrar su preocupación.
—A ver... —se detuvo unos segundos para pensar y luego prosiguió—, está la vez en la que nos perdimos en el bosque prohibido y nos encontramos con las acromántulas —Ron palideció—, la ocasión en la que nos encontramos con ese vampiro, cuando... bueno... nos persiguieron unos escorpiones, y... —Se interrumpió al ver la cara de sus familiares— mejor no sigo.
Harry palideció notablemente, al igual que la familia Weasley. Ginny se puso roja como su cabello y comenzó a gritarle que estaba loco, que era un irresponsable y que se podría haber matado.
Albus solo asintió asustado a todo lo que su madre decía bajo las risas discretas del gran comedor.
—Has dicho "nos", ¿con quién estabas en esas situaciones? —preguntó Harry preocupado.
—Con mis dos mejores amigos. Tienden a llamarnos el Trío de Plata, porque nos consideran algo así como sus sucesores aunque seamos muy diferentes. Lo nuestro es por diversión pura, mientras que sé que ustedes estuvieron en muchos aprietos pero era necesario por el bien del mundo mágico.
—Si eso es cierto, seguro que viven castigados, ¿no es así? —dio por hecho Percy.
—En realidad no, sería ridículo que nos atraparan —aseguró como si tan solo imaginarse castigado fuese una locura.
Las miradas de confusión de los presentes obligó al pelinegro a explicarse: —En nuestro grupo, es decir, el Trío de Plata, tenemos a quien es probablemente la bruja más lista que Hogwarts haya visto. Nunca se le escapa un solo detalle, así que sería una tontería que nos atraparan.
— ¿Seguro que no exageras con lo de "más" lista? No cuestiono la inteligencia de esa chica, pero debes saber que magos brillantes han pisado este castillo, tu tía incluida —manifestó Minerva con curiosidad y escepticismo.
—No, no exagera, se lo aseguro, profesora —apoyó sin titubear Teddy, dejando a más de uno de los presentes con ansias de conocer a la susodicha de quien hablaban y a McGonagall preguntándose seriamente porque en el futuro no se había jubilado. Es decir, esos chicos eran peor que los merodeadores y seguro le daban muchos dolores de cabeza aunque no los atraparan haciendo travesuras.
—Lo último que diré es que mi patronus es un fénix, al igual que el de mi tocayo Dumbledore —éste le sonrió al muchacho.
Bajó del escenario y se sentó junto a sus padres.
Luego subió otro encapuchado y antes de sacarse la capucha dijo:
—Hola a todos, yo soy...
a
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