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40.- Gloria unida.

JAYDEN

Mi recuperación fue rápida, los huesos rotos sanaron, las lesiones internas se curaron como deberían y aunque estar seis meses alejado de los cuadriláteros fue duro, tener paciencia valió la pena.

Ahora, seis meses después, estoy mirando mi reflejo con una sonrisa tirando de mis labios. El traje se ajusta perfectamente a mi cuerpo, el conjunto rojo vino me da un aspecto elegante y la camisa blanca por debajo le dota de un aire casual.

—¿Listo? —volteo al escuchar la voz de papá —no debes hacer esperar a tu chica.

Sonrío.

Hoy, es el día de nuestra graduación.

Hoy concluíamos una etapa más de nuestras vidas, una en donde comenzaba la parte más emocionante de nuestro futuro.

—Estoy listo —papá porta uno de sus habituales trajes formales, es común que los use sin embargo, así como yo, siempre consigue darle un aire elegante y casual. Lleva un saco a cuadros combinado con unos pantalones de vestir negros. Hace frío en Portland así que lleva puesto un jersey de cuello alto y su cabello lo ha dejado ligeramente más largo.

Mamá dice que quiere volver al aspecto que tuvo cuando fue joven, solía molestarlo al decir que Julieth podría practicar muchos trenzados en su cabello.

—¿Te veo ahí? —inquiero —debo pasar por Tess, iremos juntos y nos encontraremos en el campus, ¿cierto?

—Así es —dice mirando el reloj en su muñeca —ahora date prisa.

Palmea mi hombro y me da una sonrisa reconfortante antes de que consiga salir de la habitación. Busco las llaves del auto en mi bolsillo y le quito la alarma, me deslizo dentro y tan pronto como enciendo el motor, la música explota por los altavoces.

Conduzco a velocidad, primero paso por la florería para recoger uno de los arreglos florales que encargué para la ocasión y eso me retrasa algunos minutos, sin embargo, aún soy capaz de llegar puntual a la casa de Tess. Para cuando llego, reconozco a mi hermana y a mi pequeña cuñada mirando por la ventana.

—¡Ha llegado! —exclaman tan pronto bajo del auto.

Retengo la sonrisa mientras avanzo hacia la entrada, sostengo el ramo de rosas con una de mis manos y con la otra toco el timbre, las comisuras de mis labios se crispan en una sonrisa cuando escucho las voces emocionadas de las dos niñas en el interior y un par de instantes después, la puerta se abre.

Mi madre aparece, sonríe entusiasmada y algo en su mirada brilla cuando me observa.

—Por Dios, estás realmente apuesto —dice envolviendo su brazo alrededor del hueco de mi codo.

Sus tacones suenan por las losas de la casa, lleva un bonito vestido en color púrpura.

—Soy tu hijo, claramente dirás que soy apuesto —la molesto —¿o dirás que no?

Arruga la nariz con evidente desagrado.

—Claro que no, eres apuesto incluso aunque no fueses mi hijo —asegura —te pareces tanto a tu padre, y él vaya que es apuesto.

Ruedo los ojos, pero no aparto la sonrisa de mis labios.

—Tu chica bajará en un segundo —me dedica un guiño antes de tomar la mano de las dos niñas que me miran con emoción y las lleva a algún punto de la casa.

Mamá y Tess crearon una cercana relación desde el incidente de esa noche. Tess expuso sus cuadros y luego, cuando consiguió vender absolutamente todos, mamá dijo que podría ayudarla a mejorar.

Así que desde entonces ambas pasan horas pintando, mamá la ha invitado al estudio que tiene en la casa y Tess parecería realmente entusiasmada por eso. Mi chica ya era talentosísima, pero al contar con la guía de alguien más, ha convertido sus increíbles pinturas en maravillas.

—¡Ahí viene! —grita Lacy e inmediatamente volteo hacia las escaleras.

Mi respiración se corta en el segundo en el que la miro. Porta un precioso vestido en color rojo vino brillante, la tela parece tener destellos que se encienden a cada paso. Un escote en "V" le da ese aspecto sensual pero no deja de verse tan magnifica.

—Oh, wow —sonríe, eso solo la hace lucir muchísimo más bella. El bonito gesto adorna sus labios cuando se detiene frente a mí —estás bellísima, reinita.

—Tú luces realmente apuesto —dice examinándome —y trajiste flores.

—No podía no traer —le entrego el ramo y ella sonríe —estás realmente preciosa, siempre eres preciosa, pero hoy has superado todo límite de la belleza.

Las comisuras de sus labios se elevan mostrando una sonrisa, el verde de sus ojos, parece relucir mucho más cuando su mirada adquiere un destello de emoción.

Mamá vuelve y le pide el ramo a Tess para colocarlo en agua, luego dice que debemos darnos prisa si queremos llegar a tiempo a la fiesta de graduación.

Ya hemos tenido nuestra ceremonia, un evento más formal en donde recibimos toda nuestra documentación correspondiente y hoy solo se llevaría a cabo una celebración en donde acudirían tanto los padres como el alumnado.

—¿Nos vamos? —extiendo la mano hacia ella, la toma dedicándome un asentimiento y la calidez del contacto hace que mi pecho se contraiga.

Mamá nos despide en la entrada no sin antes detenernos para tomarnos una fotografía y luego nos deja ir.

Cuando subimos al auto, Tess y yo compartimos una mirada.

—¿Lista para una de las mejores noches de nuestras vidas? —inquiero.

—Lista, campeón —dice con seguridad mientras me da una de esas miradas que me vuelven loco, y con eso piso el acelerador para conducirnos hacia nuestro destino.

La fiesta fue tan bien como la esperamos, pasamos horas bailando, riendo, simplemente disfrutando.

Fueron horas de diversión que sellaban el final de una etapa importante que ahora nos conduciría hasta un nuevo camino.

Así que la disfrutamos cómo debía de ser. Sin embargo, cuando volvemos a casa, estamos realmente agotados.

—Caminar se siente como una tortura —se queja Tess mientras camina descalza por la casa. Su vestido se arrastra sobre la alfombra y tiene el cabello algo desaliñado, pero sigue viéndose hermosa.

—Ven aquí —dejo a un costado el saco y me acerco a ella. Se ríe cuando mi brazo cruza por su espalda baja y el otro en la parte posterior de sus rodillas.

Se aferra a mi cuello, su fresco aroma llega hasta mí y cuando esconde el rostro en el hueco de mi cuello, mi pecho se contrae con una furia que solo ella es capaz de provocar.

Avanzo por las escaleras, y empujo la puerta de la habitación con el pie. No me detengo hasta que llego a la cama y la dejo con suavidad sobre el colchón.

—Eres todo un caballero —dice con una sonrisa tirando de sus labios.

—Es una de mis mejores cualidades —admito apartándome.

Me deshago de los zapatos con descuido y luego comienzo a desabrochar los botones de la camisa.

—Seis meses y no has perdido forma —volteo cuando escucho su voz juguetona.

Tess se ha incorporado, aparta su cabello a un lado y gira.

—¿Me ayudas con el vestido?

Retengo la sonrisa, me acerco eliminando la distancia entre nosotros, mis dedos toman el cierre del vestido y tiran hacia abajo. La prenda se afloja y me tomo el atrevimiento de deslizar los tirantes por los hombros.

Las yemas de mis dedos rozan su piel cálida,  toma una inhalación y retiene el aliento, aparta las manos de su pecho, zona en donde sostiene el vestido y este cae.

—Oh, joder —murmuro cuando tengo una vista de ella de espaldas, portando un conjunto de encaje negro.

Mis manos se colocan en su cadera, la apego hacia mí consiguiendo que su espalda choque contra mi torso desnudo. Mis labios se encuentran con la piel de su cuello y ella se estremece.

—Reinita...

—Campeón —responde en un suspiro. Echa la cabeza a un lado, dándome el libre acceso a la zona y envuelvo una mano alrededor de su cintura tratando de sentirla mucho más cerca de lo que ya está.

Su cuerpo gira, pronto la tengo de frente y no puedo evitar que mi mirada se deslice hacia la zona de sus pechos.

—Creo que puedo olvidarme del cansancio —bromeo inclinándome para atrapar sus labios entre los míos.

La explosión se produce en mi interior sin darme oportunidad, el beso es feroz, fuerte, necesitado. Las manos de Tess se pierden en mi cabello y profundiza el contacto como si quisiera más, mucho más.

Ella retrocede, yo avanzo. La parte posterior de sus rodillas choca contra el colchón y caemos, una leve risa nos invade mientras ella se desliza para acomodarse mejor y vuelve a tirar de mí.

Sus manos se dirigen hacia la hebilla del cinturón, se deshace del cinto con tanta rapidez que consigue sorprenderme y pronto las prendas han acabado sobre la alfombra.

Me tomo el tiempo de admirarla, su piel parece relucir con el encaje oscuro, pero en mi cuerpo hay una necesidad creciente de arrebatárselo. Ella lo nota, una sonrisa traviesa se extiende por sus labios mientras eleva la espalda y colchón y con un movimiento rápido, se quita la parte superior del conjunto.

Mi entrepierna molesta, Tess tira de mí y cuando me encuentro sobre ella, eleva las caderas. Suelto un gruñido cuando ella repite la acción consiguiendo que mi miembro roce contra su pelvis. La fina tela de la ropa interior no es lo suficientemente gruesa por lo que la sensación placentera explota en mi interior.

Vuelvo a besarla, ella no deja de moverse y a pesar de que me siento explotar, deseo prolongar este momento tanto como me sea posible.

Mis manos recorren la piel desnuda de sus pechos, ahuecando uno entre mi palma y ella jadea cuando hago presión.

Cierra los ojos y aprovecho ese momento para deslizar mi mano por debajo de su ropa interior, jadea, su espalda se arquea cuando uno de mis dedos se pierde en su interior y sonrío con satisfacción.

—Oh, Jay —mi nombre brotando de sus labios se siente mucho mejor de lo que pude pensar.

Se remueve bajo de mi cuerpo, abre un poco más las piernas y aprieta los párpados, un gruñido brota de mi garganta cuando Tess eleva más las caderas consiguiendo un roce más profundo.

Es increíble como el tiempo puede esfumarse tan a prisa, como los segundos pueden detenerse y congelar todo a tu alrededor.

Tomo los bordes de sus bragas y las deslizo hacia abajo, ella no pierde tiempo y me ayuda a liberar sus piernas de la diminuta prenda antes de tomar mi bóxer y terminar por eliminar todo obstáculo de ropa entre nuestros cuerpos.

No sé en realidad cuanto tiempo le sigue a eso, pero me tomo el tiempo de recorrer cada centímetro de su cuerpo, cada milímetro de piel, cada zona que la hace arquear la espalda y gemir con fuerza mi nombre.

—Te necesito, Jay —suplica retorciéndose debajo de mi cuerpo —por favor.

—Lo que pidas, Tessy —atrapo sus labios una última vez antes de extender mi torso para conseguir abrir el cajón y tomar el pequeño sobre.

Rasgo la envoltura y me coloco el condón tan rápido como puedo, cuando vuelvo a colocarme sobre su cuerpo, abre las piernas permitiéndome acomodarme entre ellas. Sus ojos se fijan en los míos, el verde de su iris reluce con intensidad, tiene la mirada iluminada y no rompemos el contacto aún cuando empujo las caderas y entro en ella.

Un gemido brota de sus labios, deja de mirarme para cerrar los párpados y arquear la espalda cuando mis movimientos se vuelven rítmicos, empujo en ella, el placer comienza a crecer en mi interior llevándome a un sitio que solo puedo visitar cuando se trata de Tessandra Green.

Su cabello se extiende por las sabanas como un río de fuego, y mientras gima y se retuerce debajo de mí, me doy cuenta de que no puedo mirar a otra mujer como la miro a ella.

Mientras el placer me arroja a un sitio maravilloso, mientras todo explota a mi alrededor...sé que no existirá otra mujer como ella en mi vida.

Nuestros cuerpos se hacen uno, colisionan de una manera única, incomparable. Aumento la fuerza de mis embestidas cuando creo que llegaré al límite, las uñas de Tess se clavan en mi espalda, un gemido brota de mis labios cuando siento que voy a explotar, cuando siento que caigo en picada a un mar de placer inigualable.

Estallamos juntos, cada músculo de mi cuerpo se tensa ante la liberación, Tess gime con fuerza y realmente agradezco que no hay nadie más en la casa porque no hemos sido particularmente silenciosos.

Estamos jadeantes y sudorosos, me desplomo a su lado con la respiración entrecortada, pero con una sonrisa en los labios.

Me quito el condón y me deshago de él, luego vuelvo a su lado.

—Eres maravillosa —susurro mirándola.

Ella sonríe, se acerca y se esconde en mi pecho, la abrazo apegándola a mí disfrutando de sentirla cerca.

—¿Quién lo diría? —cuestiona de pronto.

—¿Qué cosa?

—Que tú y yo estaríamos ahora de este modo, queriéndonos tanto—sonríe —creo que después de todo, tienen razón al decir que, del odio al amor, solo hay un paso.

Me rio ante sus palabras.

—No aplica con nosotros —sentencio, se aparta para conseguir mirarme, arruga la frente tratando de entender —porque nunca te odié, reinita.

—Yo tampoco te odié, campeón —admite —en realidad, caí por ti desde el primer instante el que te vi pelear, he estado enamorada de ti desde mucho antes de que quisiera darme cuenta. Tú y yo...estábamos destinados a estar juntos en la gloria.

Extiendo la mano para acariciar el costado de su rostro, ella se inclina ante mi toque y no aguardo por acercarme a su rostro, y atrapar sus labios entre los míos. Todo explota cuando la beso, cuando mis labios acarician su piel y me conducen a ese sitio que conozco bastante bien. A ese que solo puedo visitar si se trata de ella.

No importa el placer que sentimos hace unos minutos, todo vuelve cuando vuelvo a sentir su piel contra mí.

—Tu y yo en la gloria, Tessy —susurro contra sus labios —nunca dudes de eso.

Y la forma en la que me mira, por el brillo que sus ojos adquieren al observarme...lo sé.

Sé que no lo dudó, no lo duda, y nunca lo dudará. Sé que ella sabe que lo conseguiremos, y estaremos ahí...juntos.

Ella y yo, en nuestra gloria.

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