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34.- Quien en realidad soy

JAYDEN

La audiencia me recibe con un grito ensordecedor. Las luces me enfocan mientras avanzo por el pasillo, una sonrisa tira de mis labios cuando reconozco al público cantar la canción que acompaña mi entrada.

Cody ya se encuentra sobre el cuadrilátero, mantiene su mirada fija en mí mientras avanzo, mientras elimino la distancia que nos separa. El nerviosismo se ha esfumado de mi sistema para ser sustituido por una sensación de adrenalina.

Mi equipo abre las cuerdas y me permiten la entrada, me permito recibir los gritos entusiasmados del público por un par de instantes más antes de tener que centrar mi atención por completo en los hombres delante de mí.

Siento la presencia de mi abuelo detrás, su mano se coloca en mi hombro y lo miro. Tiene una sonrisa orgullosa, ese gesto que me da toda la confianza que necesito.

El presentador nos llama al centro

Nos repiten las reglas, reglas que me sé de memoria y cuando la hora de chocar guantes llega, ninguno lo hace de inmediato. Soy yo quien extiende los puños, Cody me mira por un par de segundos antes de chocar sus guantes contra los míos, y nos apartamos.

—No olvides por qué peleas —el abuelo me coloca los protectores bucales y luego palmea mis hombros —recuerda, cabeza antes que fuerza.

Asiento.

—Lo sé.

El sonido de la campana se escucha y el sonido esfuma todo lo demás. Me acerco, elevo los guantes en guardia mientras espero por su primer movimiento. No tarda demasiado en hacerlo, un derechazo que esquivo con facilidad.

Está más concentrado que en la pelea anterior, al igual que yo, parece haberse preparado lo suficiente. No pierdo tiempo, elimino la distancia apenas necesaria para lanzar mi primer golpe que da justo donde quiero.

Mi guante se encuentra con su pómulo, un jadeo colectivo se escucha cuando conecto un segundo golpe contra su torso. Cody se inclina levemente bajando los guantes, dándome la oportunidad de volver a atacar su rostro.

Empleo una combinación de golpes que lo hacen trastrabillar hacia atrás. Sé que no debo darle oportunidad para recuperarse, así que vuelvo a golpear. Sin embargo, es demasiado rápido para prever el golpe y contrarrestarlo.

El dolor explota en un costado de mi rostro, retrocedo elevando el puño lo suficiente como para bloquear un segundo ataque. Apenas y consigo ver su izquierda dirigiéndose a mis costillas y soy lo suficientemente rápido como para evadirlo.

El grito enloquecido nos envuelve cuando consigo golpearlo un par de veces más, lanzo un gancho izquierdo contra su rostro que lo impulsa hacia atrás y luego mi puño izquierdo le golpea el mentón.

Mis golpes son lo suficientemente fuertes como para desestabilizarlo, sin embargo, se recompone con rapidez.

—¡Mantén menos distancia! —reconozco la voz de mi abuelo —¡No le des oportunidad!

Lo ataco de nuevo, pero parece estar preparado porque consigue evadir mis golpes, jadeo cuando su guante se encuentra contra mi torso, ha empleado un gancho al hígado que consigue sofocarme y apenas soy capaz de cubrirme y retroceder.

—¡Apártate de las cuerdas! —el grito del Robie se escucha —¡Sal de ahí!

Mi espalda choca contra el material y a mi mente vienen todas esas veces que los chicos de Northwest me llevaron al mismo sitio. Evado sus golpes, me inclino con rapidez y me muevo de tal manera que ninguno de sus ataques consigue conectar conmigo, cuando extiende su derecha me inclino y consigo salir de la esquina.

Nos enfrentamos de nuevo en el centro, Cody tiene golpes precisos, golpes que yo esquivo pero que me dejan saber que también ha mejorado. Mis ataques apenas y lo golpean, lo último que consigo es un gancho izquierdo que lo golpea de frente antes de que el sonido de la campana se escuche.

Me quito los protectores enjuagándome la boca, luego bebo un poco del agua que me ofrecen.

—Lo estás haciendo bien, continúa así. —Mi abuelo sonríe —vas excelente, mantén ese ritmo, si quiere atacarte, déjalo. Va a cansarse, y cuando se sienta agotado, será tu oportunidad.

—Tiene reflejos buenos —me quejo cuando alguien coloca una especie de ungüento en mi ceja —y sus golpes son más fuertes.

—Es posible, pero recuerda todo lo que entrenaste con los chicos, tú también estás preparado, Badbreaken. No lo olvides.

Los segundos de descanso se esfuman y pronto vuelvo al centro del cuadrilátero.

Vuelve a ser el primero en atacar, bloqueo el golpe izquierdo que lanza contra mi rostro y contrarresto con un derechazo. Mi guante se encuentra con su torso y lo golpeo con fuerza, lo escucho quejarse y baja los guantes eliminando su guardia. Aprovecho la oportunidad para golpearlo, me basta una combinación de golpes fuertes para conseguir hacerlo tambalear y por la fuerza de los impactos no consigue evadir el jab que lo hace caer al suelo.

Sonrío con orgullo, la audiencia grita con emoción cuando Cody cae. No me confío porque sé que esto apenas es el comienzo. El arbitro se acerca y él consigue levantarse cuando la cuenta llega a seis.

Está enojado, puedo verlo en su mirada cuando se acerca a mí.

—Parece que solo peleas cuando tienes a tu abuelo —espeta lanzando un golpe que esquivo con rapidez.

—Cállate y pelea —exijo acercándome y lanzando un par de golpes contra su torso.

Trato de concentrarme, trato de mantener la concentración mientras conecto un golpe tras otro contra su cuerpo, Cody retrocede hasta llegar a las cuerdas, los gritos aumentan de intensidad y me obligo a no perder el control, sigo a mi mente, los golpes planeados, los ataques practicados.

Pese a que hago todo como debería, consigue defenderse. Lanza un golpe que impacta contra mi nariz y la fuerza del coche me desorienta, apenas y soy capaz de orientarme otra vez antes de sentir su guante conectando contra mis costillas.

Cuando me inclino, envuelve su brazo alrededor del mío y siento otra vez el golpe contra mis costillas. Me ha enganchado el brazo izquierdo, no es un movimiento permitido, pero es uno en donde solo los peleadores pueden darse cuenta.

—Juegas igual de sucio que tu abuelo —espeto antes de bloquear su último golpe y conseguir librarme de su agarre —son igual de detestables.

Eso lo enfurece, mantengo a raya el dolor en mis costillas tratando de no pensar en eso. Si lo hago, perderé la concentración y no es algo que pueda permitir. Viene a mí con una serie de golpes para los cuales estoy preparado, pero es tan rápido que apenas y consigo esquivarlos, elevo la derecha cubriéndome, pero cuando hace un movimiento en falso...me confío.

El aire me abandona cuando su puño se encuentra con mis costillas, el dolor explota tan cegador que no puedo controlarlo. Mis pies flaquean ante la repentina onda dolorosa y caigo.

La audiencia grita, mi equipo también y el árbitro intercede cuando Cody intenta acercarse. Sacudo la cabeza, tomo un par de inhalaciones sintiendo las punzadas dolorosas en mis costillas mientras me levanto.

El sonido de la campana se siente glorioso, como una bocanada de aire luego de haber contenido la respiración por demasiado tiempo.

—¿Cómo están tus costillas? —inquiere mi abuelo —¿crees que te las dañó?

—No fue tan fuerte —murmuro tratando de regular mi respiración —pero duele.

—Tendrás que tolerarlo. Comienzan a impacientarse, así que tratarán de emplear todas sus estrategias, resiste, ¿bien? Resiste y encuentra la oportunidad para usar las tuyas.

Asiento. Robie me da un par de indicaciones y luego el tiempo se acaba.

Volvemos al centro, esta vez soy el primero en atacar, mi guante se dirige hacia su rostro en un movimiento rápido que no consigue esquivar, retrocede, pero consigue cubrirse lo suficiente como para permitirse el tiempo de responder.

Lo hace de nuevo, esta vez no soy lo suficientemente rápido como para reconocer el movimiento así que cuando su puño se encuentra contra mi costilla mientras mantiene mi brazo derecho enganchado, mi cuerpo experimenta el grado de dolor intenso producido por una costilla rota.

Lo ha conseguido, el cabrón lo ha logrado.

Caigo sobre la lona sujetando mi costilla, el arbitro se coloca a mi lado y quiero golpearlo por no ver los jodidos movimientos no permitidos que Cody está empleando. Mi abuelo grita, Robie también lo hace, pero el hombre parece no escuchar.

—¿Puedes continuar? —inquiere cuando me levanto.

Muevo la cabeza en asentimiento.

—Parece que no eres capaz de jugar limpio —murmuro cuando Cody está lo suficientemente cerca —una lástima.

Tolero el dolor, me obligo a tolerar las punzadas dolorosas que hay en mi interior porque no planeo detenerme. Bloque mis golpes, pero tampoco consigue golpearme.

—No lo hago —esquivo el golpe que lanza —pero al menos soy capaz de pelear sin necesitar de mi abuelo.

Sonrío, me aparto ligeramente y me convenzo de que solo hay una forma de terminar esto.

—No vas a volver a meterte con mi familia, hijo de puta.

Dejo a un lado el control, le permito tan solo por unos segundos a esa furia dominarme. El dolor pasa a segundo plano mientras me acerco hasta él y me concentro en encontrar una zona para atacar, se defiende, lo hace tan bien, pero al igual que yo, quiere ganar. Lo quiere tanto que mientras el tercer round avanza, comienza a perder la paciencia.

—No eres nadie sin tu abuelo —gruñe conectando su puño contra mi torso, el dolor vuelve, pero esta vez no me afecta.

Respondo con un jab, un fuerte golpe que lo impulsa hacia atrás. Me acerco, no le doy ni una sola oportunidad mientras ataco el resto de cada parte que encuentro, intercalo golpes entre sus costillas, Cody retrocede procesando la ola de golpes que dejo contra su cuerpo.

—Te equivocas —pronuncio —porque si lo soy, soy el campeón.

Lanzo un golpe recto, mi guante se encuentra de frente con su rostro. Escucho el crujir de los huesos, pero no me detengo. Necesito hacerlo caer, necesito dejar en claro de una maldita vez...quienes somos.

—¡Hazlo ahora! —reconozco el grito del abuelo.

Intercalo los golpes entre su torso y rostro, lo empujo contra una de las esquinas y me concentro en la parte superior, está aturdido, no parece saber como salir de la situación y lanza un par de ataques descuidados que apenas me rosan.

Conecto mi puño contra su rostro varias veces, el control se me esfuma de las manos, pero aún sé lo que estoy haciendo, aún sé lo que debo de hacer. Un solo golpe fuerte contra su nariz es suficiente para poder apartarme y ver cómo su cuerpo cae.

La audiencia enloquece, el sonido ensordecedor me envuelve, pero no me confío, no celebro porque aún no he acabado con él.

Consigue ponerse de pie, apenas el arbitro da la orden, me acerco otra vez. Visualizo el golpe antes de lanzarlo, Cody apenas se cubre mientras golpeo su cuerpo llevándolo de nuevo contra las cuerdas.

—No volverás a joder a mi familia —lo escucho gemir cuando mi guante se encuentra contra su costilla izquierda —no volverás a joderme —la ira me llena mientras golpeo de nuevo el mismo sitio —voy a hacer que lo entiendas.

Lanzo un golpe izquierdo, mi puño golpea contra el costado de su cabeza y luego utilizo la derecha, un golpe que sigue una línea vertical, con dirección a su mentón. Uppercut, lo llaman. Otros le dicen, el golpe de poder, o golpe final. Un golpe que deja claro cuál es su propósito.

Su cabeza se sacude, hay un corto pero escalofriante silencio antes de que consiga dar un paso hacia atrás, y ver cómo el cuerpo de Cody cae frente a mí.

Todo parece ocurrir en cámara lenta, mientras el arbitro se acerca y Cody intenta ponerse de pie, pero no lo consigue. Dejo de escuchar, mis oídos zumban mientras mantengo la atención en el chico que se apoya contra la lona.

Solo reacciono, cuando la voz del presentador se escucha con fuerza, haciendo vibrar el estadio.

—¡Señoras y señores, Jayden Badbreaken Lewis sigue siendo el campeón del mundo! ¡Jayden Lewis conserva su título! ¡Defiende su legado!

Un grito eufórico brota de mis labios mientras elevo las manos. La audiencia se pone de pie, hay gritos, chiflidos y aplausos.

Todo mi equipo sube, sonrío mientras siento las lágrimas quemar en mis ojos, porque lo hice. Porque aún soy el campeón.

—¡Ese es mi muchacho! —mi abuelo me abraza —¡Estoy tan orgulloso! ¡Tan orgullos de ti! —exclama.

Alguien se acerca con el cinturón y lo recibo, pronto tengo un delgado cuerpo abrazándose al mío y sé que se trata de ella.

—¡Lo hiciste! —exclama con la mirada emocionada —lo hiciste, campeón.

—Lo hice, reinita —murmuro con la voz cargada de emoción.

—Y aún eres mi Jayden —dice conmovida antes de abrazarse de nuevo a mí.

—No dejaré de serlo nunca, Tessy —aseguro apegándola más a mi cuerpo a pesar del dolor.

Solo es en ese punto que lo miro, Cody me observa recargado en un hombre con gran parecido a él. Nuestras miradas se encuentran, y juro que veo un destello de arrepentimiento en sus ojos.

Da un paso hacia adelante, entiendo que tal vez quiere acercarse así que me aparto de Tess y avanzo, pero apenas he conseguido caminar un poco cuando Zack lo toma del brazo, y tira de él con un movimiento brusco, bajándolo del cuadrilátero.

—Déjalo ya —observo al abuelo —no hay nada que puedas hacer.

Asiento, convenciéndome de que esto ha acabado aquí.

Mis padres suben, mis abuelos también. Todo el equipo celebra a mi alrededor y luego las cámaras se acercan. Pero no me importan las cámaras, o la atención.

Solo me importa que ahora...que justo en este momento...estoy de nuevo en mi gloria. La he recuperado, pero no estoy solo.

Cuando miro a mi alrededor, estoy con cada una de las personas que me importan y eso...eso es mucho mejor que sostener el cinturón entre mis manos, mucho mejor que el título, porque están aquí...porque sé que aún si el resultado no hubiese sido el esperado...ellos aún estarían aquí.

No se irán a ninguna parte.

He recuperado mi gloria, y me juro a mi mismo que esta será la última vez que la pondré en juego con un contrincante como Cody Brooks. 

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¡Nos quedan 5 capítulos y el epílogo! 

¿Quién más está emocionada? 

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