Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

32.- Una certeza.

JAYDEN

—Hace mucho no tenemos una cita —Tess voltea, lanzándome una mirada curiosa.

—¿Quieres que tengamos una cita? —deja a un lado su celular para poder prestarme toda su atención.

—Con todo lo que ha pasado, necesito más momentos buenos en mi vida —confieso tomando su mano —y creo, además, que no hemos pasado el suficientemente tiempo juntos. ¿No lo crees?

Tes sonríe con ligereza, gira el torso por completo hacia mí para tener una mejor posición.

—Bueno, justo ahora no voy a hacer un reclamo por eso —se encoge de hombros —sé que tienes prioridades...

—Tú también eres mi prioridad, Tess. Por eso quiero que tengamos una cita, tú y yo solos en algún sitio bonito de la ciudad.

Su mirada se ilumina, la sonrisa que crispa sus labios es preciosa. Un gesto real y tan sincero que se me contagia.

—¿Qué dices?

—Me encantaría —la emoción es evidente en su voz —pero no tengo con quien dejar a Lacy...

—Puede quedarse en la casa de mis padres, Julieth estará encantada de tener una compañera de juegos.

A pesar de que sabe que digo la verdad, me mira como si eso fuese una mala idea.

—No quiero que tus padres piensen que quiero que cuiden de mi hermana cada que tú y yo salimos.

—Sabes bien que mis padres no pensarían absolutamente nada malo sobre ti. Mamá te adora, y adora a Lacy también. Ellos están encantados cada que va de visita a la casa.

No parece demasiado convencida, así que comienzo a pensar en otras alternativas. Lo cierto es que deseo pasar un tiempo a solas con Tess, con todo lo que ha pasado en los últimos meses, merecíamos un momento para disfrutar, para poder dejar de pensar en todo lo que sucedía a nuestro alrededor y solo...disfrutar.

—Tendré que preguntarle a Lacy si está de acuerdo —dice finalmente —pero creo que conozco la respuesta.

Ambos reímos.

—¿Tengo que considerar algo especial?

Me lo pienso por un segundo, he tenido esta idea de llevarla a una cita desde hace algunos días. He pensado varios lugares, pero ninguno se sentía lo suficientemente especial. Recuerdo entonces el museo que mis padres visitan con frecuencia, supongo que, para dos estudiantes de artes, tener una cita en un museo nacional es sin duda una buena opción.

—Algo con lo que estés cómoda —establezco —caminaremos un poco.

—De acuerdo —me da un breve asentimiento.

Observo la hora, debo estar en el club en treinta minutos así que debería irme.

—Ponte más bonita de lo que ya eres, y nos vemos a las seis, ¿bien? —le dedico un guiño —tengo que ir a entrenar, le llamaré a mis padres de camino al club para informales que Lacy pasará la tarde con Juls.

—De acuerdo, no te excedas demasiado en el entrenamiento —pide con una sonrisa tirando de sus labios, pero con una mirada de advertencia.

—Es lo que es —me inclino hacia ella plantando mis labios sobre los suyos y retrocedo —nos vemos a las seis, Tessy.

Escucho su respuesta mientras salgo de la habitación, tomo las llaves del auto y me encamino hacia la puerta. Cuando subo al auto, me tomo un par de minutos para enviarle un mensaje a mamá, informándole sobre mis planes y preguntando si tiene oportunidad de cuidar de Lacy. Como es costumbre cada que pregunto aquello, la respuesta es efusivamente afirmativa.

Es relativamente temprano para entrenar, pero en las últimas semanas he duplicado mis tiempos de entrenamiento en el club. Voy a la universidad, hago un par de horas en mi estudio de arte y luego vengo y entreno hasta que mi cuerpo llega a su límite.

Sé que el abuelo está preocupado, lo sé por la manera en la que me mira mientras entreno, y por las conversaciones que intenta pasar desapercibidas cuando habla con Robie.

Sé que están preocupados, pero me prometí a mi mismo que no le daría oportunidad a Cody de volver a dañarme, ocuparía todos y cada uno de mis esfuerzos en asegurarme de que así sea.

Esta vez, contrario a la pelea anterior, sé exactamente que es lo que haré. Sé lo que estoy haciendo ahora, y se lo que tendré que hacer cuando suba al cuadrilátero esa noche.

Me tardo aproximadamente veinte minutos en llegar al club, cuando llego, mi abuelo y Robie ya están ahí, entrenado con un par de chicos más.

—Llegaste temprano —dice el abuelo con una leve sonrisa —¿estás listo para el entrenamiento de hoy? —inquiere.

—Siempre estoy listo —Robie se acerca y por la mirada que me da, sé que algo planea —¿qué pasa ahora?

—Hemos decidido que tengas una sesión de Sparring un poco diferente —dice Robie —dices que quieres noquear a Cody, para eso tendrás que agotar todas sus energías, tendrás que llevarlo al límite, pero para conseguirlo, tú también tendrás que llegar al tuyo.

Robie hace un gesto con la cabeza y observo a dos chicos que no he visto antes acercarse.

—Estos son unos amigos de Northwest —dice el abuelo con una leve sonrisa —han participado en las peleas de las bodegas, están acostumbrados a pelear, en las bodegas no hay una campana que te salve, no hay entrenadores en tus esquinas, ni reglas que seguir. Tu pelea será similar, porque Cody no va a seguir reglas, entonces tú tienes que aprender a responder, aprender a defenderte.

—Tienen indicaciones de solo dejarte, cuando vean que estás a punto de quedar noqueado —sonrío de lado —veremos que tanto puedes resistir, Badbreaken.

—Vas a reírte de esto, pero ¿podrían no moretearme el rostro demasiado? —todos me miran con extrañeza —es que hoy tengo una cita importante.

El abuelo se carcajea, Robie se le une y los dos chicos me miran como si acabase de contar un chiste malo.

Y sé que, con mayor probabilidad, mi petición será ignorada.

No me equivoqué, al final de las horas de entrenamiento, una marca morada comenzaba a formarse en el costado izquierdo de mi rostro. Mis costillas duelen, en mi torso tengo probablemente más moretones que nunca y siento mis músculos doler cuando los flexiono.

Las sesiones de sparring fueron tan intensas como nunca. Los chicos que el abuelo contrató para entrenar no tuvieron piedad ni un solo instante, no puedo quejarme, y tampoco sentirme aliviado porque estarán en sesiones de sparring hasta unos días antes de la pelea oficial.

Tess no está en casa cuando llegó, me dejó un mensaje diciendo que se alistaría en su casa y que pasara por ella a la hora indicada. Así que me tomé un tiempo para descansar, antes de tener que alistarme para pasar a recogerla.

He comprado por internet las entradas para el museo, así que no tendríamos que preocuparnos por hacer fila para ingresar.

Opto por un conjunto cómodo pero elegante, unos pantalones de vestir negros y una camisa en azul claro ajustada de manga larga.

Son veinte minutos antes de las seis cuando salgo de casa y hago el recorrido en menos tiempo del esperado. Tess dijo que llevaríamos a Lacy a casa antes de ir a nuestra cita, así que mis diez minutos de antelación con los que llego, son suficientes.

—¡Jayden! —Lacy sale cargando una mochila y varias muñecas entre sus manos —eres puntual.

Sonrío levemente.

—Así es —me coloco en cuclillas para llegar a su altura —¿estás lista para una pijamada con Juls?

—¡Si! —exclama con entusiasmo —Ven, tienes que ver a mi hermana. Se ha puesto más bonita de lo que es, o eso es lo que dice.

Retengo la risa cuando Lacy me toma de la mano y tira de mi hacia el interior de la casa. La voz de Tess se escucha en uno de los cuartos y un par de instantes, aparece.

Porta un bonito vestido de satín en azul real, tiene unos delgados tirantes y es ajustado en la parte superior, la parte de la falda es más suelta y le llega hasta la mitad de los muslos. Porta unas sandalias en color plata, lo que le da una apariencia más casual, pero sigue luciendo tan impresionante.

Su cabello se encuentra con más ondas de lo habitual, cae como una cascada de fuego por sus hombros, sus labios están pintado de un rojo intenso y es el único maquillaje que logro distinguir.

Está...preciosa.

—Reinita, estás preciosa —susurro soltando la mano de Lacy para acercarme a ella —realmente deslumbrante.

—¿Lo ves, Tess? —Lacy inquiere captando nuestra atención —¡Te dije que Jayden diría lo bonita que luces!

—Oh, pero claro que voy a decirle lo bonita que luce —afirmo con una sonrisa —tu hermana es bonita todos los días, pero hoy luce mucho más.

—Eres hábil con los halagos —dice Tess llegando a donde nos encontramos —¿estás lista chiquita?

—¡Si!

—Bueno, chicas, entonces pongámonos en marcha —Lacy toma una de mis manos y sonrío mientras extiendo la mano hacia mi chica para tomar la suya también.

Salimos de la casa, esperamos que Tess le coloque el cerrojo y subimos al auto. El camino es relajado, con ambas chicas cantando a todo pulmón y yo uniéndome en las canciones que me sé.

Lacy prácticamente no nos espera cuando estacionamos, Juls ya se encuentra esperándola casi pegada a la ventana y ambas chillan con emoción al verse.

—Tess, luces preciosa —mamá sale a nuestro encuentro, nos recibe con una sonrisa y le da un corto abrazo a Tess antes mirarme —y tú luces tan apuesto, cielo. Parecen una pareja de revista.

—Ya sabes a quien le heredé la habilidad de los halagos —bromeo hacia Tess —gracias mamá.

—Gracias, Halley —mamá insistió demasiado en que no la llamara "señora Lewis" y parece que Tess al final había optado por llamarla por su nombre y no con formalidades.

Nos despedimos de mi madre y nuestras hermanas, tomo la mano de Tess para volver al auto y solo cuando nos encontramos dentro, ella habla.

—Esa marca morada combina con tu atuendo —llevo la mano hacia la zona que menciona —me sorprende que Lacy no haya dicho nada.

—Supongo que estaba más preocupada en saber si noté lo bonita que estás —respondo con una sonrisa —lo que, por cierto, no me cansaré de decir porque estás preciosa.

Una suave sonrisa se filtra en sus labios, extiende la mano para tomar la mía y su mirada adquiere ese brillo tan característico que aparece en los momentos especiales.

Ese brillo que quiero ver en sus ojos siempre, porque los hace relucir, los hace lucir más preciosos, más hipnotizadores.

—Luces igual de impresionante, campeón —susurra —estoy ansiosa por ver el lugar que nos tienes preparado.

Sonrío, enciendo el motor y le dedico un guiño.

—Entonces no te haré esperar más —y con eso, nos pongo en marcha.

Tess luce eclipsada cuando entramos al museo. Observa a nuestro alrededor mientras avanzamos con lentitud por los largos pasillos.

La afluencia de gente es mínima, así que podemos disfrutar del casi total silencio, exceptuando por el sonido de las pisadas contra las losas perfectamente pulidas.

—Todo es increíble —dice cuando entramos a una especie de cuarto con esculturas —¿tú padre expone aquí?

—No desde hace un tiempo —admito —papá siempre quiso su propia galería, aunque suele enviar algunas piezas a museos, no siempre es así. Le quitaría encanto a sus propias galerías.

Avanzamos a través de las impresionantes esculturas que se encuentran en los escaparates de cristal.

—¿Quieres exponer tus cuadros algún día? —inquiero.

—Claro que sí, aunque preferiría enseñar —susurra deteniéndose frente a una de las pinturas más grandes que se exponen.

El beso, de Francesco Hayez.

—Serías una maestra excepcional —admito colocándome a su lado —los niños te amarían.

—No estoy tan segura de eso —se ríe —y no precisamente a niños, si a todos...a todos los que quieran y deseen aprender.

—Serías excelente enseñando a cualquier persona —susurro tomando su mano —y te amarán sin importar qué.

—¿Cómo estás tan seguro?

Busca mi mirada, sus ojos se conectan con los míos y algo en mi se retuerce con furia cuando reconozco el sentimiento. El mismo sentimiento que he sentido desde hace semanas, ese sentimiento que parece incrementarse con cada segundo que paso a su lado.

—Porque eres increíble, eres tan maravillosa y es imposible no amarte —extiendo mi mano para acariciar su rostro —es imposible conocerte y no pensar que eres la mujer más preciosa sobre la faz de la tierra.

Se ríe, el sonido es ligero y flota entre nosotros, envolviéndonos.

—No sabes si todos opinarán igual que tú —debate —no todos están enamorados de mí.

Es mi turno de reír, ella se une a mi risa y pronto somos dos riendo en medio de la sala silenciosa.

—No importa, yo creo que eres la mujer más preciosa sobre la faz de la tierra —repito —y no voy a dejar de decirlo nunca.

Sus ojos se iluminan, lo hacen con intensidad y el verde de su iris adquiere vida.

—¿Sabes que mi padre le pidió matrimonio a mi mamá justo en esta sala? —inquiero —se comprometieron justo aquí.

—¿De verdad? —asiento.

Tomo su mano, siento la calidez de su piel contra la mía. Siento la manera en la que parece trasmitirme toda esa paz que necesito, toda la paz que me es más que suficiente para vivir.

—Hay algo que quiero preguntarte —susurro sintiendo mi pulso acelerarse —algo que no he tenido la oportunidad.

Tess parpadea, soy consciente de cómo toma una inhalación y sus hombros se elevan apenas unos centímetros.

—Y pensé, ¿por qué no hacerlo en un sitio en donde años antes mis padres decidieron unir sus vidas?

—Jayden...

—Te amo, Tess —las palabras brotan de mis labios sin tiempo de considerarlas —te amo tanto que no quiero estar sin ti, estoy perdidamente enamorado de ti, estoy tan enamorado que no creo poder volver a sentir esto otra vez. Lo estoy tanto que considerar alejarme es como una tortura.

Noto como sus ojos se cristalizan, como la emoción se adueña de cada rasgo y doy un paso para quedar más cerca de ella.

—He querido hacer esta pregunta desde que estuve en el hospital, porque no hay nada más que desee ahora...que llamarte mi novia.

Suelta una risa nerviosa mientras me acerco y coloco la mano en su cintura, la dejo ahí sintiendo mis latidos aumentar con intensidad.

—Lo deseo tanto porque te amo, porque me has deslumbrado y cautivado por completo. Te has apoderado de cada parte de mí, así que quiero saber...Tessandra Green, ¿me concederías el inmenso honor de convertirme en tu novio?

No lo duda, no hay ni un solo titubeo mientras el sentimiento estalla en su mirada y asiente con frenesí.

—Sí, sí —sonríe tan radiante como nunca —claro que sí.

Termino de rodear su cintura, la atraigo hacia mí y no dudo en plantar mis labios sobre los de ella, el contacto me produce todas esas sensaciones a las cuales me he vuelto adicto. Aquellas que no sabía que podían sentirse como el paraíso mismo.

—Te amo, reinita —coloco la mano en el costado de su rostro —te amo tanto como para decir: estoy sometido a tu voluntad.

—No necesito que te sometas a mi voluntad —susurra —porque yo también te amo, te amo por lo que eres, por como eres. Te amo siendo el campeón, pero te amo incluso más cuando solo eres tú.

Me ama, ha dicho que me ama.

Y en este instante sé que ningún cinturón, ningún campeonato y ningún título, podrá darme la misma sensación que experimento ante la certeza de que Tessandra Green...me ama. 

_______________________________________________________________________________

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro