Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

3. Enfoque de un campeón.


JAYDEN 

Mi abuelo no puede estar hablando en serio. Mantengo la esperanza de que detenga a Tessandra antes de subir al cuadrilátero, sin embargo, no lo hace.

La deja subir, y la deja pasearse como si fuese un miembro más del club. Lo miro, con la esperanza de que se retracte, pero sé que el abuelo jamás se retracta. Robie, mi otro entrenador, también ha llegado y me mira divertido.

—Esto es ridículo —me quejo una última vez. —Abuelo...

—Sube, Jayden —casi ordena.

Resoplo, abriéndome paso por las cuerdas antes de subir y termino de acomodarme el protector de rostro. Tess está a unos pasos de distancia, con la guardia arriba mientras espera por mi acercamiento.

—Los vigilaremos de cerca —dice mi abuelo apoyándose en una de las esquinas —comiencen.

Tessandra se acerca un poco más, no parece molesta en realidad. Mantiene una sonrisa relajada en el rostro mientras espera con la guardia arriba.

—Alguien tiene que atacar primero, lo saben, ¿no? —inquiere Robie —no pueden quedarse ahí todo el día.

No planeo acercarme primero, dejo que ella lo haga y no espero que lo haga con tanta rapidez y agilidad. Esquivo el golpe que lanza contra mi rostro, cubriéndome y contando con el tiempo suficiente como para esquivar el par más que lanza.

—No tengas miedo de pelear, campeón —dice con una sonrisa cuando retrocedo, solo cubriéndome.

—¿Estás segura? —inquiero arqueando la ceja.

Asiente, sonrío antes de inclinarme, esquivando un nuevo golpe y respondo. Tess trastrabilla hacia atrás cuando lanzo un golpe recto, apenas lo cubre, pero ya estoy lanzando uno firme, aunque sin tanta fuerza.

Me acerco, la espalda de Tessandra choca contra las cuerdas y vuelvo a lanzar un golpe recto, mi puño se encuentra con su antebrazo alzado a modo de defensa y no consigo ver el gancho que lanza y se impacta contra mi abdomen.

Me inclino hacia adelante porque el golpe me tomó desprevenido y ella aprovecha esa oportunidad para golpear mi rostro con fuerza. Siento el material del guante impactar contra mi pómulo y por inercia, como defensa, dejo de medir la fuerza del golpe y solo lanzo un par de movimientos.

Escucho un quejido, uno fuerte y solo en ese punto me doy cuenta de que Tess está inclinada sosteniendo su costado izquierdo.

—Suficiente —Robie entra al cuadrilátero, y se acerca a ella —¿estás bien, chica?

Me quito el protector del rostro y Tessandra hace lo mismo, eleva la mirada hacia mí y me mira con recelo.

—Lo siento —me disculpo —tal vez fue un golpe demasiado fuerte.

—Peleas bien —mi abuelo también sube y se acerca hacia Tess —¿sabes de boxeo?

—Defensa propia —aclara ella quitándose los guantes y regularizando su reputación.

Mi abuelo asiente con comprensión, me lanza una rápida mirada y luego vuelve la atención a Tess.

—Si supieras, seguro hubieses conseguido golpear un par de veces más a mi nieto —dice y Tess sonríe —¿no te golpeó fuerte?

—Estoy bien —se acomoda el cabello —su club es impresionante, señor Lewis.

Cuando el abuelo vuelve a mirarme, entiendo lo que pretende. El principal pasatiempo del abuelo, es molestarme. Y por la mirada divertida que me dedica, sé que es exactamente eso lo que se propone.

—Bueno, entonces tal vez cuando tengas tiempo libre puedas venir y practicar un poco —Tess sonríe y es la primera vez que la miro lucir verdaderamente amable.

—Gracias —me mira por con corto tiempo antes de entregarle los guantes y bajar del cuadrilátero —tenemos que irnos, lamentamos las molestias.

El abuelo le dedica una sonrisa y las observa marcharse, cuando ambas chicas se han ido, gira hacia mí.

—Esa es la chica de la botella, ¿no? —inquiere con una sonrisa divertida —me agrada.

—¿Te agrada? —inquiero incrédulo.

—Tiene carácter —se encoje de hombros —deberías evitar provocarla —se burla —ahora sube, que aún no terminamos de entrenar.

Y eso es todo lo que obtengo antes de tener que concentrarme de nuevo en lanzar golpes tan perfectos como puedo.

Mamá examina el golpe en mi ceja, consciente de que no estaba ahí antes.

—Dime que no te metiste en una pelea, Jayden —casi me advierte. Me mira de la forma en la que necesita hacerlo para sacarme la verdad, y le funcionó por años...en realidad aún sigue funcionando.

Tal vez no fue buena idea venir a casa de mis padres con los dos puntos en mi ceja. Pero rechazar una invitación para almorzar de mis padres sería como mi propio funeral, así que vine, siendo consciente que no pasaría desapercibido. A pesar de que han pasado dos días, los puntos que requirió la herida son notorios, mucho más para ellos.

—¿Tenemos que recordarte que no puedes estar involucrado en peleas? —papá me mira con detenimiento. Tiene el cabello más largo y me intriga el no haberlo notado antes.

Pasa la mano por los mechones sacudiéndolos, y estrecha la mirada conforme se acerca. Tiene la camisa manchada con arcilla, nada extraño en él.

—No necesitaste puntos en la pelea—señala —¿qué pasó?

—Nada importante —me encojo de hombros —fue un accidente, me interpuse entre un objeto y la persona que debería haberlo recibido.

Papá arquea la ceja, es muy bueno detectando mentiras.

—La verdad —exige —sé que no eres más un adolescente, pero aún debes responderles a tus padres, Jayden.

Resoplo, miro a mamá y ella se encoje de hombros.

—Fue un accidente —repito —alguien lanzó una botella y por accidente se encontró conmigo.

Papá vuelve a estrechar los ojos, su mirada se vuelve más profunda y me obligo a sonreírle. No quería decirle el motivo que una chica había decidido lanzar una botella contra mi rostro, ¿Cómo me dejaría eso?

El abuelo Luke fue un caso distinto, sé que a él puedo decirle absolutamente todo. No juzga, aunque luego si utiliza eso para molestarme, debería dejar de darle tantas herramientas. Sobre todo, aquellas que involucran a Tessandra.

—Tu abuelo no estará muy feliz —se rinde papá por fin —no podrán entrenar...

—Oh, claro que sí —respondo con suficiencia —he entrenado y subido al cuadrilátero —le informo.

—¡JayJay! —el grito emocionado que viene de la sala me hace sonreír. Mi hermana pequeña Julieth, aparece corriendo en la sala.

—Juls —mi sonrisa se ensancha mientras me incorporo del asiento y me coloco en cuclillas para recibirlas —ahí está mi hermana favorita, ¿Cómo estás Juls Juls?

—Bien, papá me ha enseñado a hacer cerámica hoy —dice con orgullo —¿verdad papá?

—Así es, cariño —responde él con una sonrisa —muéstrale a tu hermano ese bonito osito que hiciste.

Julieth se escabulle entre mis brazos y corre de regreso hacia el pasillo que va a su habitación.

Papá nos ha enseñado la cerámica desde pequeños, comenzó a enseñarme cuando tenía tres años, y supongo que fue eso lo que hizo que me decidiera por una carrera de artes.

No tengo tanto talento para pintar como mi madre, que crea bellísimos cuadros y retratos, y tampoco soy capaz de crear esculturas impresionantes como papá, pero tengo una combinación de ambos.

Mis piezas son pequeñas, pero funcionan como lienzos. No pinto en cuadros, sino que, en cada figura, tengo un lienzo para colocar en él lo que yo desee.

Kyle decía que era extraño saber que un boxeador era artista, pero supongo que yo soy la excepción a la regla.

—Recuerda que no puedes estar causándote heridas de ese tipo —señala papá —lo que sea que haya pasado, debes evitarlo. Tienes entrenamientos, no queremos que te perjudiquen.

—No es tan grave —me encojo de hombros —he tenido heridas peores, ¿lo olvidas?

Papá sonríe, sacude la cabeza levemente antes de apartarse de la mesa e ir hasta donde mamá se encuentra sacando la comida del horno. Mantengo la mirada en ellos, observando como mi padre coloca las manos en la cintura de mamá y ella voltea con una sonrisa.

Sonrío levemente, mis padres son probablemente la pareja más dulce de todo Portland, ni siquiera los abuelos son tan cariñosos como ellos. Papá no dudaba en demostrar el amor que sentía por mamá, ni en público, mucho menos en privado.

—Por favor, no quiero ver muestras excesivas de cariño —los molesto —tengo hambre.

Mamá me lanza una mirada de advertencia del otro lado que me hace reír. Sin embargo, mis palabras funcionan porque mi padre se acerca con los platos de pasta.

—¿Habrá muffins de postre? —cuestiono.

—Solo si dejas de ser tan molesto —dice mamá con un guiño.

—Ya lo sabes, Jay —se burla papá haciéndome echar la cabeza hacia atrás.

Cuando los platos de comida están sobre la mesa, mi hermanita vuelve con la figura de cerámica entre las manos. Un oso al que apenas se le distingue la forma, pero al que todos alabamos como si fuese la mejor creación.

Pasamos la comida con normalidad, y cuando es hora de marcharme, mamá me da más comida de la que siquiera consumiré, pero no pongo objeción.

Pecas me saluda con un par de ladridos y brincos a mi alrededor cuando llego a casa, me inclino para tomarlo con una de mis manos y sonrío cuando se apega a mi pecho, completamente a gusto con la acción.

Tengo algunos pendientes de la universidad, así que aún con Pecas en brazos, camino hasta la habitación que he acondicionado como mi estudio de arte.

Observo las manchas de pintura en la pared y el suelo, dejo a pecas sobre la losa y lo miro acomodarse en su pequeña colcha, siendo un fiel acompañante.

La figura en la que estoy trabajando aguarda por mi justo en el centro. La figura de cerámica, el rostro de la mujer, se encuentra cubierto de pintura blanca, listo para recibir la pintura de la nueva obra.

Preparo todo, me tomo el tiempo para organizar la pintura y los pinceles, y tomo asiento frente a la figura. Tenía que entregar cierto numero de figuras para las exposiciones escolares, y también enviarle a papá unos cuantos para la galería.

Con los entrenamientos, los pendientes de la universidad y mis asuntos personales, el tiempo para dedicarle al arte se veía seriamente reducido, pero a pesar de eso, es algo que no puedo dejar.

No tengo una imagen mental de lo que planeo pintar, simplemente me concentro en deslizar el pincel por el lienzo blanco y mirar poco a poco como los colores comienzan a entremezclarse, formando líneas y cruces de distintos colores.

El tiempo en el pequeño estudio de arte pasa con rapidez, como si me encapsulara en un espacio donde el tiempo se detiene, pero afuera sigue corriendo. Así que para cuando he acabado de pintar, la noche se ha apoderado del exterior.

Miro la figura terminada, lo que al inicio no tenía forma se ha convertido en una especie de galaxia azulada.

La tomo con cuidado de no arruinar la pintura y la dejo junto al resto de figuras que he terminado esta semana. Me limpio las manos, dejando el trapo sucio a un lado y miro a Pecas estirarse perezosamente.

—Vamos, Pecas —mueve la cola antes de lanzar un par de ladridos y seguirme fuera del estudio, cuando llegamos a la cocina, saco un poco de comida para mi fiel acompañante y luego tomo un poco de la comida que mamá me dio.

Enciendo el televisor, el canal deportivo que suelo ver aparece, y me fijo en la pelea que se desarrolla.

Coloco la comida dentro del horno de microondas para calentarla, y enciendo el artefacto. Mientras aguardo, vuelvo la atención a la pantalla y sonrío al mirar la forma en la que uno de los peleadores se defiende.

—¿Ves eso, Pecas? —inquiero con una sonrisa —ese chico si se que sabe pelear.

Me apoyo contra la barra, analizando las técnicas que usan.

—Aunque le falta agilidad, es muy lento —ladeo la cabeza —si fuese un poco más rápido, se hace de la pelea en un round.

No deberías de estar criticando a los demás, Jayden.

Las palabras que papá siempre me dice se repiten en mi mente. Así que opto por dejar de analizar la pelea, y solamente disfrutarla.

Solía conocer a la mayoría de boxeadores, o al menos, a los importantes, aquellos que podrían solicitar una pelea por el cinturón. Tenía que prever a mis futuros contrincantes, saber de su carrera.

Sin embargo, mientras miro la pelea no reconozco a ninguno.

—Uh, nocaut —arqueo la ceja —ese fue un golpe estratégico, ¿no lo crees Pecas?

Mi chihuahua está demasiado concentrado en su comida como para prestarme atención, mis labios se curvan en una sonrisa mientras giro al mismo tiempo que el horno emite el característico sonido agudo.

Tomo el plato, dejándolo sobre la barra de la cocina y camino hasta la nevera, me sirvo un poco de jugo y luego me coloco cómodamente en uno de los bancos. Tan pronto como mi tenedor pincha un pedazo de carne, la frase que dice el presentador se apodera de toda mi atención.

Cody, parece que eres el favorito —elevo la vista, mis cejas se arrugan mientras observo al chico sonreír a las cámaras —un buen comienzo para ti.

Eso es lo que dicen —hay un aire socarrón en sus palabras —supongo que mis años de entrenamiento han funcionado. He esperado mucho este momento.

—¿Te veremos en una pelea por algún cinturón? —el chico fija la atención en la cámara, sus ojos parecieran poder ver a través de ella y, por loco que suene, siento que me está mirando.

—Definitivamente —no vacila, sus palabras están llenas de firmeza —pelearé por un cinturón.

El presentador lo felicita y luego dice algunas cosas más a las que no presto atención porque mi atención viaja hasta el nombre.

Cody "Wrecker" Brooks.

Apago la televisión, tomo el celular olvidándome de la comida y marco el numero del abuelo.

Jay, ¿Qué ocurre? —saluda.

—Abuelo, ¿has escuchado sobre Cody "Wrecker" Brooks? —inquiero.

Hay un corto silencio.

No, Jay. ¿Por qué? —inquiere —¿Qué pasa?

—Lo llaman el favorito y... —el sonido de su risa llega hasta mí y me irrita.

Jay, no te preocupes por eso —dice aún riendo —llaman favoritos a muchos, alguien nuevo aparece con una mejor técnica y se convierte de pronto en el mejor peleador. ¿Recuerdas lo que tu padre siempre dice?

Deja de pensar en los demás, y enfócate en ti —decimos al mismo tiempo y sonrío.

—Habrá mejores probablemente, Jay —continúa él —pero tú tienes tu propio camino, estás formando tu propio legado. No te preocupes por los demás, ¿de acuerdo? Eres tan increíble como solo tú puedes serlo. Y eres el campeón, no lo olvides.

—Gracias, abuelo —de fondo reconozco la voz de la abuela enviando saludos, así que le respondo y cuando ambos se despiden, cuelgo la llamada.

Soy el campeón.

Me lo repito, consiguiendo que la extraña sensación que me produjo el nombre del desconocido se esfume.

Después de todo, existen miles de cinturones más. No soy el único campeón, no debo creer que todo se trata de mí.

Tengo mis propios asuntos que atender, y un desconocido boxeador, no es uno de ellos. 

________________________________________________________________________________

No se olviden de votar y comentar, significa mucho para mí. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro