29.- ¿Lo sabes, no?
Tessandra
Observo a Lacy tomar la mochila y colocársela en la espalda. Sonrío levemente ante la imagen que tengo de ella, luce feliz, radiante.
—¿No olvidas nada, chiquita? —inquiero tomando la mochila más grande que está a un costado, en donde todas sus demás prendas se encuentran.
—Nop —dice recalcando la última letra —no vas a extrañarme, ¿verdad Tess?
—Oh, claro que te extrañaré —respondo apretujando una de sus mejillas —pero sé que papá te cuidará bien.
Mis palabras parecen atraerlo porque en ese instante, el timbre suena. Lacy lanza un grito emocionado y corre hacia la puerta. Tomo una inhalación, tratando de convencerme que estoy tomando una buena decisión.
Camino con lentitud hacia la entrada, conforme me acerco, soy capaz de escuchar las voces de ambos. Lacy habla con entusiasmo y Gerald le responde de la misma manera, cuando llego, su sonrisa titubea.
No hemos sido precisamente amables, o bueno, yo no lo he sido, en las últimas semanas.
—Tessandra —saluda —¿estás segura que no quieres venir? Será divertido.
—No puedo, tengo que trabajar —le recuerdo.
—No tienes qué, el dinero...
—Tráela de nuevo al finalizar la semana —lo interrumpo —hay indicaciones en la mochila con los horarios de la escuela, y cosas que debes de saber.
Le sostengo la mirada, Gerald parece darse por vencido porque suelta un suspiro resignado, y sacude la cabeza.
—Bien, nos vemos el viernes, Tess —Lacy se despide de mí y juro que tengo ganas de echarme a llorar.
Gracias al excelente abogado que el padre de Jayden me contrató, pude evitar que Gerald me quitara a Lacy. El abogado Warren dijo qué, si presentaba la demanda de custodia, nosotros presentaríamos una por abandono. Tenía las pruebas suficientes para cobrarle todos los gastos de pensión que nunca dio, lo que significaría una cifra de varios miles de dólares, porque al señor Green le va bien.
Es así que llegamos a un acuerdo. Lacy pasaría con mi padre una semana completa al mes, y las festividades. Gerald me invitó, claro que lo hizo. Dijo que sería agradable, que podríamos empezar otra vez.
Dijo incluso que podíamos ir a vivir con él. Sorprendentemente su esposa y sus hijos, mis hermanos por extraño que eso se escuche, son agradables, lo que me dejó más tranquila al saber que Lacy iría con ellos siete días enteros.
Ella fue la más emocionada, su felicidad es lo único que impide que me arrepienta de la decisión que tomé. Lo hago por ella, porque ella merece ser feliz.
Vuelvo al interior de la casa cuando se marchan en el auto. Estoy sobre la hora y si me atraso más, llegaré tarde a la universidad.
Decido ocuparme para no pensar en la ausencia de mi hermana, así que hago todo lo posible por mantener mi mente en cualquier asunto lejos de eso. Me baño, me preparo el desayuno y luego me alisto para poder asistir a clases.
Después de todo el desastre de Northwest, mi vida ha vuelto a ser la misma. o bueno, casi.
Todo es igual...excepto por él.
Hace dos meses fue la última vez que hablamos. No le he enviado ningún otro texto, ni lo he llamado. Hemos pretendido que somos extraños, dos malditos extraños que una vez estuvieron orgullosos de mostrarse juntos.
—Hola, llegas temprano —Jess me intercepta en el estacionamiento de la universidad.
—Sí, hoy Gerald fue por Lacy —informo —necesitaba hacer algo para no arrepentirme e ir a buscar a mi hermana.
—Estará bien —asegura con un gesto comprensivo — no creo que tengas algo por lo cual preocuparte.
—Sí, trato de convencerme de eso —un corto suspiro brota de mis labios —espero que funcione, por ella.
Comenzamos a avanzar, Jess abandona el tema y me siento agradecida porque hablar de lo que ahora mismo quiero evitar, no me parece buena idea.
Muchas personas dicen que para que algo deje de afectarte, debes hablarlo. Externarlo. Pero en mi caso, mientras más lo hable...más afecciones causa.
Así que intento pensar en eso lo menos posible, me concentro en las clases como hace semanas no lo hago y decido que debo comenzar a pintar otra vez. Con todos los desastres en mi vida, primero Northwest y luego el asunto de Gerald, mi arte ha quedado a un lado.
Empecé con esto porque deseaba ser algo más que la "reina de las apuestas" y ahora que ya no lo soy más, tal vez puedo seguir con mayor libertad el camino que siempre desee.
Paso las siguientes horas de clase concentrada en los apuntes, en los pendientes y revisando viejos bosquejos de pinturas que pensaba realizar.
La última clase llega, y Jayden no está ahí. Lo noto porque siempre espero la clase para encontrármelo, siempre deseo que un día de estos alguno tenga la suficiente valentía como para romper el hielo y decir un simple: hola.
Pero este día él no llega, y lo echo de menos con más fuerza.
Jess me acompaña a casa, la invito a quedarse a pasar la tarde porque no creo ser capaz de mantener mi cordura si me quedo sola. Sin embargo, cuando a mitad de nuestro almuerzo ella lanza un grito y me enseña el teléfono, sé que definitivamente, voy a perder la cabeza.
—Ha aceptado —dice ahogando un grito —el campeón aceptó la segunda pelea.
Mi pecho se retuerce con furia, Jayden está hablando en una rueda de prensa, luce frío, seguro, con una maldita apariencia de autosuficiencia que me cuesta creer que sea él en verdad.
Cody lanzó su reto hace dos meses, y siguió retándolo las semanas siguientes. Siguió provocando, diciendo mentiras y usando la presión mediática para llegar a Jayden, y parece que al fin lo logró.
—Bueno, él sabe lo que hace.
Intento disfrazar el dolor con indiferencia, pero es difícil convencer a Jess.
—Tess, está bien que demuestres que aún te duele —dice apagando la pantalla del celular —lo quieres demasiado como para fingir que no.
—No me sirve de nada el demostrarlo —objeto —estoy cansada de que duela, lo jodí, esa es la verdad y no puedo cambiarla. Así que he decidido aceptarla y continuar, él lo está haciendo bastante bien.
Mi amiga suspira, no vuelve a tomar el celular y tampoco vuelve a mencionar a Jayden. Sin embargo, eso no hace la diferencia porque en cuanto se va, en cuando me quedo sola...la preocupación vuelve.
La preocupación porque sé que Cody Brooks no piensa jugar limpio. Porque sé lo que hizo en la primera pelea, y sé que, sin duda alguna, lo volverá a hacer.
—No es tu asunto —me repito dejándome caer sobre la cama —no es tu asunto.
Cierro los ojos repitiéndome las cuatro palabras. No es tu asunto, no es tu asunto.
Pero cuando los abro, y mi atención enfoca la escultura que está en el estante, todo se va al carajo. La escultura de la mujer, con mis rasgos definidos en ella, me aprieta el corazón con tanta intensidad que me arrebata el aire.
En ese momento éramos casi desconocidos, apenas y habíamos hablado, pero a pesar de eso...me preocupé por él. A pesar de no conocer nada de él...quise ayudarlo.
¿Por qué tiene que ser diferente ahora? Sí, lo jodí, pero eso no es impedimento para sentirme tan preocupada por el chico al que quiero más de lo que yo misma me atrevo a admitir ahora.
Y tal vez es eso, tal vez es la preocupación lo que me hace olvidar mi orgullo y salir de casa, tomar el auto, e ir en su búsqueda.
Tal vez es mi necesidad creciente de dejarle saber que, a pesar de todo, yo sigo aquí para él.
JAYDEN
He aceptado la pelea con Cody, mi equipo no está feliz por mi decisión, pero no se opusieron. He aceptado, como la primera vez, que pelaré con Wrecker para defender mi título.
El abuelo dice que debemos de tomar precauciones, que debemos prepararnos para lo que sea que pretenda hacer. Y sé que tiene razón, sé que solo está preocupado, pero me siento tan malditamente sofocado por todas las cosas que me dicen que debo de hacer, que solo quiero pedirles que me dejen en paz.
Y son estos momentos, precisamente estos...donde siento que estoy perdiendo la cabeza...que me hacen necesitarla.
He pasado los últimos dos meses lejos de ella, tratando de convencerme que estoy bien, que no la necesito. Pero soy un maldito mentiroso, porque claro que lo hago, la necesito tanto como la primera vez.
El timbre suena, suelto un suspiro mientras le coloco pausa a la pelea que se reproduce en la pantalla, y me incorporo del sillón.
No me molesto en ver primero por la mirilla, simplemente abro, y por un instante, me congelo.
—Hola —su voz brota temerosa, indecisa. Me observa como si quisiera leerme, analizar cada expresión para prever una reacción —¿crees que podamos hablar?
Luego de dos meses sin verla...sin tenerla así de cerca...todo vuelve más fuerte...más intenso.
—¿Qué haces aquí? —no me muevo, permanezco en mi sitio mirándola y tratando de entender porque tiene que aparecerse en momentos tan complicados.
—Vi la rueda de prensa que diste hace un par de horas —fija sus ojos en los míos sin vacilación —vi que aceptaste pelear contra él.
—Eso no responde a mi pregunta.
—Dios, deja de ser tan malditamente frío —exige con desesperación —deja...deja de ser este Jayden.
—¿De que mierda hablas ahora? Y sigues sin responderme.
—Llevo dos meses sin hablarte, llevo ocho jodidas semanas tratando de convencerme de que la distancia entre nosotros es lo correcto. He soportado no estar a tu lado porque parece que eso es lo que quieres, porque sé que no me quieres cerca, sé que no me necesitas...pero no puedo tolerar estar lejos de ti sabiendo que ahora...que ahora ellos puedes hacer cualquiera cosa y entonces tal vez te deje de ver para siempre.
Entiendo inmediatamente a lo que se refiere, entiendo sus palabras, su preocupación. Entiendo que tiene tanto miedo porque esos cabrones me asesinen, y por eso está aquí.
—No tienes de que preocuparte.
—No, claro que tengo —objeta —porque son capaces de todo con tal de tener tu título otra vez.
—Tess...
—Sé que no me quieres cerca ahora, pero por favor, al menos hasta la pelea...déjame estarlo casi suplica —déjame asegurarme que ellos no van a dañarte.
Sus bonitos ojos verdes se humedecen y reconozco la preocupación genuina en ellos, veo la expresión desesperada en su rostro por tener una contestación.
—Jayden...—su voz tiembla —lo siento, lo siento tanto. Lo he dicho cientos de veces, pero...pero lo siento. Sé que jodí todo, sé que fui yo la que nos trajo a este punto y asumo la responsabilidad, pero por favor...campeón...déjame estar cerca.
Mi pecho araña con dolor, se hunde tan fuerte que mi respiración se corta mientras el ardor en mis ojos se hace presente.
—Porque si algo te ocurre y no estuve aquí...va a acabar conmigo —solloza.
Mis fortalezas comienzan a fracturarse, toda la fuerza de voluntad que me he esforzado por mantener se va por la borda porque...porque la quiero cerca. Porque quiero tenerla conmigo, porque Tessandra Green siempre está para evitar que pierda la cabeza...y justo ahora, la necesito tanto.
Porque la he echado de menos, cada día, cada minuto, cada segundo. La he extrañado tanto que ahora mismo, teniéndola de frente diciendo todas esas cosas...no puedo decirle que no. No puedo negarme ante ella otra vez.
—Ven aquí, reinita.
No lo duda, viene hacia mí y tan pronto como la tengo entre mis brazos, cuando sus brazos se envuelven alrededor de mi torso y pega el rostro a mi pecho, justo en donde late mi corazón...obtengo la paz que Tessandra Green trae consigo.
La siento llorar y me aferro a ella, sus brazos me envuelven más fuerte como si no quisiera soltarme jamás pero inevitablemente lo hace. Me suelta, eleva la mirada y encuentro el par de esmeraldas verdes que eché tanto de menos.
La encuentro a ella.
—Te extrañé muchísimo —susurro —tanto como no tienes idea. Fui un idiota, y un orgulloso así que yo también lo siento.
Sonríe, veo ese gesto por primera vez en semanas y me recrimino el haber esperado tanto. Debí ir a su encuentro, debí ser yo quien la buscase primero.
—No vuelvas a mentirme —suplico —porque no toleraría otra mentira de ti, reinita.
—Nunca, campeón —promete —no te mentiré nunca más.
Me inclino hacia adelante, no resisto la tentación de plantar mis labios sobre los suyos en un beso que ansié tanto por volver a tener. La sensación explota en mi pecho, tan fuerte y arrasadora, tan llena de ferocidad que me arrastran a un sitio que conozco bastante bien, que me conducen al lugar que solo con Tessandra soy capaz de visitar.
Cuando se aparta, aún permanece con los ojos cerrados, así que la admiro por un par de instantes, solo la miro, grabándola en mi mente y prometiéndome que no volvería a estar lejos de ella.
—Ahora lo sabes, ¿no?
—¿Qué cosa?
—Que mereces completamente ser mi prioridad —susurra sosteniéndome la mirada —que lo fuiste, lo eres y lo serás. Y a pesar de lo que dije, a pesar de que te hice pensar lo contrario...nunca fue un error tenerte como tal.
Acuno su rostro entre mis manos, sonriendo ante sus palabras.
—Lo sé, reinita. Ahora lo sé.
Y solo la beso otra vez, la beso dejándole saber que ella también es la mía. Que siempre lo ha sido.
Ahora ya no me importa la pelea, el idiota de Cody o su abuelo, ya nada me importa, porque ha vuelto, porque ella está conmigo otra vez.
Todo lo demás pierde sentido porque, con Tessandra Green a mi lado, me siento jodidamente invencible.
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Hola, hola!
¿Qué opinan de la reconciliación de nuestros bebitos? ¿Creen que Cody tenga algo entre manos ahora que habrá una segunda pelea?
¡Déjemne sus opiniones en los comentarios! Me encanta leerles <3
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