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27.- Ser merecedor.

TESSANDRA.

Todo se me está yendo de las manos, todo se me escapa como si fuese arena que se escabulle entre mis dedos por más que trato desesperadamente de retenerla.

Me siento perdida, sofocada, siento como si una gran ola cayera sobre mí y me impidiera respirar. No puedo hacerlo, no consigo tomar aire por más que intento.

Me siento como si de pronto hubiese entrado en una especie de trance que me obliga a hacer todo en modo automático.

Lo he jodido todo, y en grande.

Dicen que cuando experimentamos el dolor, una parte de nosotros deja de razonar, nuestro raciocinio se ve opacado por las emociones y terminamos tomando las peores decisiones posibles.

Siempre me consideré alguien capaz de controlar lo que ocurría en mi interior, una chica fría, fuerte. Con el carácter suficiente como para controlar las apuestas, pero ahora...justo ahora... no creo que quede nada de esa chica.

—Tess...—Kim golpea la puerta —Tess abre, por favor. Estás preocupándome.

No respondo, muerdo el interior de mi mejilla intentando retener el sollozo, pero es imposible. Mis ojos arden cuando contengo las lágrimas, no he podido dejar de llorar desde que llegué a casa y me encerré en la habitación.

—Tess —Kim vuelve a golpear con mayor fuerza —si no me abres ahora voy a tirar esta maldita puerta, no me importa despertar a Lacy.

Me limpio las lágrimas con la manga del suéter y me incorporo de la cama. Quito el pestillo y la puerta se abre enseguida.

—He jodido todo —sollozo.

Los brazos de mi amiga se envuelven a mi alrededor sin esperar demora. Sollozo con más fuerza sintiéndome tan solo un poco más reconfortada.

—¿Qué fue lo que pasó? —inquiere —¿tan malo ha sido todo?

Me aparto de su cuerpo, liberándome del abrazo que mi amiga me ofrece. Cuando volteo y me encuentro con mi reflejo, cierro los ojos. Soy un maldito desastre, con el cabello desordenado, los ojos hinchados y la ropa desaliñada.

—Damián me echó —Kim me observa con incredulidad —no trabajo más en las bodegas, sabes que mi padre volvió y fui en su ayuda, él podría ayudarme a que mi padre no se llevase a Lacy, pero ni siquiera me dio la oportunidad de hablar, solo me echó.

—Tiene que haber una explicación, Tess. Damián no te echaría solo así —parece como si estuviese tratando de convencerse a sí misma —él no...

—Pues lo hizo —mascullo con amargura —así que cuando salí de Northwest solo...solo dejé de ser racional. Fui con Jayden porque parecía la única persona con la que necesitaba estar, pero yo...

La respiración se me corta y cierro los ojos sintiendo la culpa atravesarme otra vez.

—Le dije cosas horribles, Kim. Él estaba ayudándome, estaba dispuesto a ayudarme, pero una parte de mí, esa parte tan estúpida salió a la luz y pensé...por unos segundos...que si la pelea hubiese resultado bien...nada estuviese ocurriendo.

Mi amiga se queda en silencio, mirándome con comprensión, dispuesta a escuchar todo aquello que yo esté dispuesta a contar.

—Me sentí tan desesperada que simplemente dije las cosas que estaban en mi mente, dije incluso las cosas que yo sé que no son verdad, pero la parte estúpida de mí repetía que, si no hubiese resultado mal su pelea, yo estaría bien. Pero luego recordé que yo le mentí primero, que yo no le fui sincera y que la única culpable de todo...soy yo.

—Tess...

—Recordé que su padre y yo fuimos los culpables de que él resultara así, Jayden no tiene la culpa de absolutamente nada, pero fue tarde. Él ya estaba mirándome de una forma que me hizo sentir peor de lo que ya estaba sintiéndome.

—Él va a entender, Tess...

—Llamé a su pelea fracasada —interrumpo con culpa —hubieses visto la manera en la que me miró, Kim. Me miró como si le hubiese roto el maldito corazón. No va a entender nada porque seguramente ahora mismo me detesta.

Vuelvo a sollozar y el pecho se me hunde con fuerza. En mi mente siguen reproduciéndose las palabras que dije frente a Jayden, el recuerdo de su mirada herida y su voz decepcionada no han dejado de torturarme.

—Pero estaba tan asustada, estoy tan asustada —admito —asustada de perder a Lacy, de no encontrar ningún trabajo para poder mantenerla. Asustada de que Gerald logre llevársela y...

—No te asusta que Gerald se la lleve —dice mi amiga con comprensión —te asusta que se la lleve, y Lacy quiera quedarse con él. Y estás asustada aún más porque Dios...estás tan enamorada del campeón que eso te hace estúpida.

Me río a pesar de las lágrimas.

—Estás asustada de que tu padre le rompa el corazón a Lacy como lo hizo contigo. Quieres protegerla, pero joder, Tess, eres como una madre para esa pequeña, ella no va a preferirlo antes que a ti.

No puedo darle una respuesta.

—Y si me lo preguntas, el campeón te quiere demasiado como para detestarte. Pero fuiste cruel así que...—suspira —creo que tienes que arreglarlo.

—No creo...

—Deja de pensar que puedes con todo, por mucho tiempo lo creíste al cuidar de Lacy, de hacerte cargo de tu madre. Pero Tess...eres humana, también cometes errores, también te cansas...también sientes dolor.

Mi visión se nubla y me maldigo porque estoy harta de llorar. Porque lo he hecho lo suficiente y no está ayudando en nada.

—Fuiste cruel con un chico que solo estaba tratando de ayudar, pero lo estás reconociendo ahora. Así que...Dios...deja de llorar y haz algo para arreglarlo —dice tomándome por los hombros —esta no es la Tess que conozco, está chica con maquillaje corrido y ojos llorosos no es mi amiga. Mi amiga reconocería su error y enfrentaría con la cabeza en alto las consecuencias.

Mi pecho se contrae con un sentimiento desconocido, pero que me hace sentir mejor, aleja tan solo un poco la culpabilidad, pero esta es tan fuerte que termina volviendo. Pese a eso, me obligo a sonreír.

—Gracias Kim —Se incorpora de la cama y se inmediatamente que es lo que dirá.

—Llámalo y arregla esto, porque tienes razón, tal vez le rompiste el corazón, reina.

Cuando se va, vuelvo a sentir esa tortura en el pecho. ¿Has sentido el arrepentimiento quemar en tus venas de una forma tan intensa que no lo soportas?

Tomo el celular, sintiéndome tan hipócrita por hacer esto. Pero lo necesito. Marco su número al mismo tiempo que cierro los ojos.

El timbre suena, una, dos, tres veces y luego el buzón de voz me recibe.

—Campeón —mi voz brota en un susurro atormentado —soy yo, Tess. Yo... Yo solo quiero decir que lo siento. Lo siento tanto. Sé lo que dije, y solo quiero que sepas que no es verdad. Sabes que no es verdad. No es cómo te veo, no es lo que significas para mí.

El tiempo se agota y el agudo sonido se escucha. Cuelgo la llamada, cierro los ojos y dejó caer la espalda contra el colchón.

Lo has jodido todo, Tessandra.

Unas horas más tarde, alguien toca la puerta con insistencia.

Me quejo apenas abro los ojos, hoy es esa clase de días en donde no tengo ni una sola línea de energía para usar, sin embargo, hago mi mejor esfuerzo para levantarme de la cama y caminar a la puerta.

Es seguro que soy un desastre, pero seguramente es Kim o Jess quien viene a verme, tomando en cuenta que los mensajes de esta última tienen un par de días sin responder y apenas me he presentado a la universidad.

Sin embargo, en cuanto abro la puerta, creo que tal vez debí de haberme puesto más presentable. Hay un desconocido en mi puerta, viste un traje negro perfectamente elegante y sostiene un portafolio del mismo color que su vestimenta.

—¿Señorita Tessandra Green? —el hombre me mira —soy el abogado Warren.

Me alarmo, mi respiración se corta mientras creo que es el abogado de Gerald el que está aquí.

—¿Abogado? —intento mantenerme tranquila y no colapsar justo ahora.

—Sí. El señor Lewis me llamó, quiere que me encargue del caso respecto a la custodia de la menor Lacy Green.

El aire me abandona. "El señor Lewis me llamó".

No sé como debo reaccionar, ¿Jayden habló con su padre? ¿Después de todo él...? La culpabilidad explota en mi pecho como una maldita bomba atómica, tengo que hacer uso de todo mi autocontrol para no romper a llorar justo ahora.

—¿El señor Lewis? —mi voz sale tan inestable que me avergüenzo por eso —¿Cómo...?

—Me pidió expresamente que me hiciera cargo, dijo que es un asunto urgente y que espera que usted no se niegue a aceptar mis servicios. Así que... ¿cree que podamos hablarlo por un momento?

No debería aceptar la ayuda, no debería aceptarla sabiendo que no la merezco pero estoy tan agotada, que no me niego, así que solo asiento aturdida, y lo dejo pasar

El hombre ingresa a mi hogar y tengo que excusarme para escabullirme hacia mi habitación y ponerme ropa más presentable. Me arreglo apenas el cabello y vuelvo unos minutos más tarde.

Vamos al comedor, el abogado me dice todo, me da los pocos detalles que le conté a Jayden y habla sobre términos que apenas entiendo. Dice que no debemos perder tiempo y que, si lo deseo, podemos comenzar justo ahora los tramites. 

Treinta minutos más tarde, apenas estoy procesando el hecho de que hubo un abogado en mi sala, procesando el hecho de que, a pesar de lo horrible que me porté, Jayden habló con su padre para conseguirme un abogado.

Son tantas cosas que tengo en la cabeza que parece que he entrado en un modo automático, Lacy se da cuenta, se percata de la hinchazón de mis ojos y de que su hermana realmente no está bien.

Pero consigo evadir sus preguntas, la llevo a la escuela y aunque sé que debo ir a la universidad, me salto las clases. Las salto para conseguir llegar al lugar en el que la noche anterior... dije tantas cosas que arruinaron todo.

Sé que Jayden está en casa porque aún no tiene la autorización para salir de cama, así que tomo la poca valentía que tengo...y toco el timbre.

Espero pacientemente, reconozco los ladridos de pecas y luego, su voz. Han pasado cerca de siete horas desde nuestra discusión y juro que siento que es una maldita eternidad. Cuando la puerta se abre...me encuentro con él.

Pero cuando me ve...cuando lo hace...no hay esa mirada cálida...no hay ni un solo rastro...del Jayden que vi la noche anterior.


JAYDEN

Está aquí, por alguna razón, ha vuelto.

—Tessandra —mi cuerpo está tenso, la decepción y el dolor por las cosas que dijo han desaparecido y ahora solo hay una molestia cruda.

—Jayden —dice tan bajo que apenas puedo escucharla. Sus ojos me enfocan, ahora no hay el mar de desesperación que observé la noche anterior —te dejé un mensaje...

—Lo escuché —respondo —¿qué haces aquí? Creí que no querrías seguir jodiendo las cosas.

Cierra los ojos, el gesto culpable se apodera de su semblante, pero no me permito creerle.

—Lo lamento —sonrío sin querer hacerlo —Jayden, yo...

—Vete, Tess —intento cerrar la puerta, pero ella lo detiene, empuja mi cuerpo y se aprovecha del momento de debilidad que me produce el dolor en las costillas para entrar a mi hogar —¿Quién te crees?

—Escucha, sé que anoche dije cosas horribles, pero...

—Pero dijiste la verdad —objeto interrumpiéndola —y no quiero seguir escuchando que más verdades tienes por decir, así que vete de mi casa, ahora.

—Jayden...

—Vete —ordeno —dejaste muy en claro anoche todo lo que opinas sobre mí y mi "fracasada" pelea.

La amargura se filtra en mi voz, no me molesto en ocultarla. No planeo ocultarla.

—Dije muchas cosas que no son verdad.

—Oh, claro —murmuro —ahora que te sientes mejor, ¿no es cierto? Ahora que probablemente te sientes culpable, vienes e intentas hacerme creer que lo sientes.

—No quiero intentar hacerte creer nada —intenta acercarse, pero me aparto —Jayden, por favor...

La miro, hay unas leves ojeras debajo de sus ojos y algo me atraviesa el corazón, un sentimiento que reconozco bastante bien. El Jayden iluso quiere creerle, pero recuerdo entonces todas sus palabras, recuerdo la manera en la que ella me culpa por lo que ocurrió...pero parece haber olvidado lo que ella me hizo.

—Dejaste muy en claro lo que piensas sobre mí —respondo tratando de aparentar que no me duele recordarlo —así que no entiendo que pretendes viniendo ahora a mi casa.

—Vengo a disculparme —da un paso hacia mí y aunque no quiero apartarme, lo hago.

Lo hago porque ella sigue teniendo el maldito control sobre mí. Porque a pesar de que la quiero tanto, mi lado orgulloso no deja de repetir a gritos todo lo que ella dijo hace unas horas. La manera en la que sus ojos me miraron, como su voz pronunció con tanta sinceridad cada una de las palabras que se me clavaron en el pecho.

—Creo que estamos a mano, ¿no es cierto?

Arruga la frente sin entender.

—Tu jodiste mi pelea —cierra los ojos y su rostro se arruga con culpa —y yo he jodido todo para ti.

—Jayden...

—Estamos a mano, Tessandra —sus ojos se cristalizan —no pretendas venir a mi hogar y fingir que nada pasó, no pretendas venir y que yo olvide todas las cosas que me dijiste justo aquí.

—Es que eso es lo que estoy intentando decirte —su voz se envuelve con desesperación —no estaba pensando...es decir, estaba desesperada y aterrada, estaba tan mal que no pensé en lo que dije.

—Eso es solo una maldita excusa —acuso —porque yo igual estuve asustado y desesperado en el hospital, yo también estuve tan malditamente asustado en esa cama al enterarme que me habías mentido, pero nunca...ni por un solo segundo...dije cosas que te lastimaran. No las dije porque simplemente no las sentía.

Avanzo y ella retrocede, mirándome con esos malditos ojos que antes causaban un torbellino en mi interior, y aún lo hacen, aún lo causan, pero trato de hacer desaparecer.

—Tú...me jodiste también. Tú...—uno de mis dedos se clava en su pecho —tú jodiste una pelea importante, me llevaste a estar en ese hospital. Tú me mentiste mirándome a la cara, fuiste deshonesta...fuiste una mentirosa y a pesar de eso...a pesar de lo que hiciste...yo te acepté. Yo te pedí que te quedaras, a pesar de que arruinaste todo...yo te elegí a ti y no me arrepentí.

—Jay...

—Pero tú...tú me has dejado muy en claro que te arrepientes de las decisiones que me involucran. Me has dejado clarísimo que no me quieres de la misma manera.

—No, no te atrevas a decir eso.

—Me atrevo y lo sostengo, porque eres tan cínica al venir aquí y culparme cuando la culpable de todo...eres tú —su mirada brilla con dolor —cuando tú nos trajiste a este lugar, cuando mentiste, cuando ocultaste todo lo que sabías. Eres tú, Tessandra. Pero eres tan cobarde que prefieres culparme, que prefieres decir cosas hirientes antes de aceptar tu responsabilidad.

—Solo quiero que sepas que no pienso esas cosas de ti. Jayden... ¿Cómo podría? —su mano toma la mía, pero me libero con brusquedad porque su toque se siente como una tortura —no intento excusarme, sé que dije cosas horribles, pero...

Su voz se rompe, el dolor estalla en su mirada y tengo que contenerme, usar todo mi maldito autocontrol para no ceder ante ella.

—Lo siento —hay un temblor en su voz que me estruja el corazón —lo siento tanto.

¡No quiere decir que mienta al decir que si tuviste una pelea fracasada! ¡Aunque te digan lo contrario, eso es lo que fue!

No debí de haberte puesto como prioridad.

Sus palabras se repiten en mi mente, el dolor vuelve, tan fuerte...tan fresco. No puedo verla a los ojos sin recordar que cree que soy un maldito fracasado, sin recordar que ella piensa igual que todos.

No soy su prioridad, no lo seré nunca. Y ella tampoco merece ser la mía.

—Fue bueno mientras duró —un jadeo brota de ella —pero no voy a seguir con esto, Tessandra.

—Jayden, por favor...—el temor está impreso en su voz —por favor, solo...

—Vete, vete y no vuelvas a molestarme.

Tess retrocede, me mira de una forma que me estruja el corazón, que lo araña con fiereza. Sus ojos...ese par que lucen como esmeraldas, que me han hipnotizado desde que la conocí ahora brillan con dolor.

—Encuentra a alguien que si merezca ser tu prioridad.

Baja la vista, el silencio nos envuelve y deseo tanto que se vaya, deseo dejar de mirarla porque con cada segundo que pasa, el dolor se vuelve más fuerte.

—Lamento tanto haber hecho que dudes de que tú lo mereces —su voz se quiebra —tú en serio lo mereces.

—Ya no confío en ti, reinita —las lágrimas queman en mis ojos y ella solloza —ya no puedo creerte.

Asiente, la resignación se adueña de sus ojos. No dice nada más, solo me mira por unos cortos segundos antes de darme la espalda...y marcharse.

Quiero salir detrás de ella, quiero olvidar sus palabras. Quiero olvidar todo lo que me hizo sentir con eso.

Pero no puedo hacerlo, por mucho que lo deseo...no lo consigo.

No lo consigo y me quedo con el dolor en el pecho, sintiendo mi corazón romperse un poco más. 

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