1.- La reina y el campeón
Jayden
He peleado desde los siete años, estoy acostumbrado a esto.
Sonrío ante el bullicio ensordecedor que me llena los oídos, disfrutando de mi nombre siendo gritado por el público.
Puedo ver el guante volando hacia mi rostro con apenas un par de segundos de anticipación, me muevo esquivándolo con rapidez, vuelve a intentarlo, lanzando un gancho derecho que no me toca ni por asomo.
Mis reflejos son probablemente mi mejor cualidad, soy extremadamente bueno previniendo los golpes, me gusta estudiar a mis oponentes, me gusta conocerlos, saber sus movimientos, y es por eso que sé exactamente que golpe utilizaría el hombre frente a mí.
Lo esquivo, respondiendo el gancho izquierdo con un fuerte jab que lo impulsa hacia atrás. Doy un paso adelante, avanzando. Los guantes se encuentran con su torso, una serie de golpes rápidos y precisos, no me detengo, no tengo ni un poco de consideración.
Sobre el cuadrilátero no puedes dudar, no hay oportunidad alguna para ser considerado. Es el contrincante o tú, y yo siempre me pongo como prioridad. Siempre decidiré estar con los brazos en altos sosteniendo el cinturón, que estar inconsciente sobre la lona.
El público lanza un grito emocionado cuando dejo una serie de golpes certeros contra el cuerpo de mi oponente, golpes que lo hacen perder el equilibrio y caer contra la lona.
Se levanta, es fuerte, después de todo si quiso pelear por mi cinturón, si quiso arrebatarme mi título, debe de ser extremadamente bueno.
Lástima que, para él, yo soy mucho mejor.
Apenas se ha incorporado cuando me acerco, no lo dudo, empleo el golpe que he perfeccionado en los últimos dos años, contraigo mi codo hacia el pecho, giro mi cuerpo levemente hacia la derecha para darle fuerza al golpe y muevo el torso levemente para conseguir lanzar mi puño contra su rostro. Su cabeza se sacude ante el golpe, luego empleo un gancho para conectar el guante contra su mentón, y es todo.
El hombre cae sobre la lona.
—¡Nocaut señoras y señores! —la voz del presentador suena con entusiasmo —¡Jayden Badbreaken Lewis sigue siendo el campeón del mundo! ¡Jayden Lewis defiende su título!
Todo mi equipo sube a celebrar la victoria, es la segunda vez que me corono como campeón, el título sigue siendo mío. Sé lo que viene a continuación, las felicitaciones de mi familia, los gritos del público, la atención a la prensa.
Tengo un corte en la ceja que no es lo suficientemente serio así que sonrío a las cámaras, mostrando con orgullo mi cinturón de la categoría de libra por libra.
—Así se hace —mi entrenador, y también abuelo, deja algunas palmaditas sobre mi espalda mientras salimos del estadio —estoy orgulloso, Jay.
—¿Te sorprende? Aprendí del mejor —una sonrisa crispa sus labios, sus ojos se estrechan y las arrugas son un poco más visibles —defenderé el título hasta el retiro, así como tú.
El abuelo cruza el brazo sobre mis hombros, lo dice seguido, dice lo orgulloso que está de mí. A sus casi sesenta y seis años, sigue siendo el hombre imponente. Él fue campeón mundial invicto hasta su retiro, y desde siempre, he deseado ser como él.
Tan bueno como "Thunderbreaker" lo fue.
—Lo serás, Jay. No tengo duda de eso. —atravesamos el estacionamiento hacia el sitio en donde he dejado mi auto.
—Estoy orgulloso, pero hay cosas que también son importantes —señala —la universidad, por ejemplo. Les darás una buena presentación el primer día, ¿no es cierto?
—Esa es la intención —bromeo.
A pesar de haberme coronado como el campeón del mundo por segundo año, también me encuentro estudiando en la Universidad Estatal de Portland, mi último año en la carrera de Arte creativo y diseño, sí, además de boxeador, soy artista. Supongo que algo tenía que heredarle a mis padres.
Mis padres son dueños de dos galerías en Washington, y otras dos en Portland. Nos mudamos aquí cuando cumplí cinco. Mamá atiende las galerías de Washington por lo que tiene que viajar constantemente, mientras mi padre se mantiene ocupado con las locales.
El arte, así como el boxeo, siempre ha estado presente en mi vida. Así que fue imposible decidirme por una u otra.
—Conduce con cuidado —dice mientras señala mi preciosa adquisición.
Un impresionante Bugatti deportivo en color azul real, que deslumbra aparcado entre todos los demás autos.
Papá dijo que aprendiera a manejar mi dinero, pero ¿qué fue lo primero que hice cuando me dieron la ganancia de mi primera pelea? Me compré el auto de mis sueños. Papá casi enloqueció cuando se dio cuenta de que gasté casi la totalidad del dinero de la pelea en un auto.
—Sabes que sí, dale un beso a la abuela Less de mi parte, dile que la extrañé en esta pelea —mi abuelo sonríe mientras asiente.
—Seguro te vio por televisión, es incapaz de perdérselo —asegura —conduce con cuidado, Jay.
Asiento, quitando la alarma y adentrándome al auto. Coloco las llaves y las giro, haciendo encender el motor con un rugido fuerte, que me roba una sonrisa.
Acelero, el viento me golpea con fuerza mientras conduzco con velocidad por la calle. Mi padre me asesinaría si me viera conducir a esta velocidad y mamá seguramente amenazaría con quitarme las llaves del auto, pero por suerte para mí y alivio de ellos, me he independizado hace un par de años, librándolos de preocupaciones innecesarias, suficiente tienen con Julieth, mi hermana pequeña, siendo un torbellino de destrozos por la casa.
Me ha ido bien, participar en concursos de boxeo desde temprana edad les dio a mis padres la oportunidad de obtener ganancias, sin embargo, a diferencia de muchos padres, los míos destinaron cada peso a una cuenta de ahorro para mí.
Cuenta que ahora uso para todo lo que necesito, el dinero de los patrocinadores, las ganancias de mi imagen al ser usada por empresas deportivas, absolutamente todo es mío. He luchado por esto, podría decirte que tengo incluso más de lo que necesito.
Mi casa está dentro de una pequeña residencia privada, no tan elegante como en donde mis abuelos o papá viven, pero lo suficiente para mí.
La puerta automática de la cochera se abre al activar los sensores, ingreso con el auto y suelto un suspiro aliviado.
No solía sentir el dolor tan pronto, mi cuerpo parecía entumecido luego de las peleas y las consecuencias de los golpes se presentaban al día siguiente, sin embargo, esta vez es diferente. Mi oponente se defendió bien a pesar de todo, y los múltiples moretones en mi rostro lo delatan.
—Hola, pecas —saludo a mi pequeño chihuahua cuando el ladrido agudo me recibe —sigo vivo, no te preocupes.
Ladra un par de veces más y sonrío. Coloco la mano en mi costilla derecha mientras avanzo a mi habitación. Dejo la mochila deportiva a un lado, y miro las fotografías que me reciben apenas me coloco al borde del colchón.
En ellas aparezco con el abuelo, él a mi lado en cada pelea que he ganado desde los siete. Sonrío, el sentimiento de orgullo al saber que sigo siendo el campeón.
Dejo caer la espalda contra el colchón, fijando la atención en el techo con la sonrisa haciéndose un poco más grande.
—Soy el campeón —murmuro con aire orgulloso, antes de cerrar los ojos y darle a mi cuerpo un poco de descanso.
En la universidad recibo las felicitaciones con gusto. Varios estudiantes palmean mi espalda diciendo "felicidades Badbreaken" antes de continuar con su camino.
—¡Ahí viene el campeón! — la voz entusiasta de Kyle llega hasta mí, deteniendo mis pasos —¡Hombre, fue sensacional!
Sonrío, mirando a mis dos mejores amigos caminar hacia donde me encuentro Kyle y Asher vienen con sus habituales posturas seguras. Portan chaquetas casi idénticas, solamente cambiando el color de la camisa que llevan debajo.
—Le diste duro, amigo —Asher se detiene unos pasos antes de Kyle, quien si avanza hasta envolverme en un efusivo abrazo.
Me quejo cuando Kyle aprieta y me suelta en ese instante.
—Estoy un poco golpeado, como puedes ver —me señalo —gracias, chicos.
—Creímos que te tomarías un día como descanso —dice Asher —pero es bueno ver que no nos has abandonado.
Sonrío, miro mi horario y ellos también lo hacen.
—Maldición, ni una sola clase juntos —se queja Kyle —esto va a ser peor de lo que pensé.
—Sobrevivan sin mi —me burlo mientras me acomodo la mochila y avanzo —nos vemos, chicos.
Continúo con mi camino hacia el aula que me corresponde, no conocía a muchas de las personas que ya están dentro, así que simplemente camino hacia las filas medias en donde me dejo caer con descuido.
—Vaya, vaya —retengo el resoplido cuando reconozco la voz femenina acompañada del tono sarcástico — Badbreaken, me hiciste ganar mucho dinero ayer.
Levanto la mirada, Tessandra Green me observa con su habitual mirada de suficiencia. Echo la espalda hacia atrás, apoyándome contra el material de la silla mientras me cruzo de brazos. Ella se inclina hacia adelante, apoyando las manos sobre el escritorio.
Su cabello rojizo cae por sus hombros, rozando la madera cuando ella ladea la cabeza. Observo las pequeñas pecas esparcidas por su rostro, tiene una apariencia adorable, hasta que demuestra que, de ese adjetivo, no tiene nada.
—¿Cómo es que puedes hablar de tus apuestas con tanta naturalidad? —inquiero arqueando la ceja —acabarás presa.
Tessandra se ríe, se endereza mientras aparta el cabello de sus hombros.
—La justicia no está interesada en las apuestas—se encoje de hombros —te sorprendería la clase de personas que entran.
—Deberías considerar compartirme un poco del dinero, después de todo, es gracias a mí que tienes tanto —sonrío socarrón —¿o no? Con solo poner Jayden "Badbreaken" Lewis, seguro tienes ya miles de dólares asegurados, de nada, por cierto.
Tessandra resopla, claramente molesta.
Tessandra Green, organizadora de la red de apuestas más grandes de Northwest. Con ella puedes acabar lleno de billetes, o muerto en un callejón por no pagar. Se llama a si misma la reina de las apuestas, y es, sinceramente, un molesto dolor en el trasero.
Y parece odiarme, aún cuando soy quien más ganancias le da. ¿El motivo? No tengo ni la menor idea.
Nunca hemos compartido aulas en los últimos tres años, pero ambos sabemos perfectamente quien es el otro. Aunque claro, mínimas interacciones, hasta ahora.
—¿Qué haces aquí en todo caso? —inquiero.
—Estudiando, idiota —responde apartándose, tomando asiento justo delante de mí.
—Oh, no es cierto —me quejo echando la cabeza hacia atrás —¿tendré que soportarte durante todo el año?
Gira, su cabello se mueve con rapidez cayendo sobre uno de sus hombros. Mantiene las manos en el respaldo de su asiento, con el torso a medio girar.
—¿Por qué otra razón estaría aquí sino?
Me encojo de hombros —Tal vez cobrar a alguien que aún no te paga.
—Tengo gente para eso, idiota
—Deja de llamarme idiota.
—Deja de decir idioteces entonces —sisea estrechando los ojos con molestia —idiota.
—Voy a denunciarte —eso la divierte —tal vez te visite en prisión, Tessy.
Gracias a mis reflejos soy capaz de atrapar la botella de agua que lanza contra mí, deteniéndola justo antes de que se estrelle contra mi rostro.
—Fallaste —me burlo lanzando de vuelta el botellón hacia ella —no seas un dolor en el trasero, seguro tienes a alguien más para molestar. No vengas conmigo.
—Que seas el campeón no te hace el centro del universo —resopla con fastidio.
—Tal vez no, pero si de tu universo —me inclino hacia adelante, apoyando los codos sobre el escritorio —sin mi no tendrías ni un centavo, Tessy.
Esta vez no soy tan rápido y la botella se estrella contra mi ceja. Lanzo una maldición que se pierde entre el jadeo asombrado de los demás estudiantes. Coloco las manos contra la zona, sintiendo el líquido caliente brotar.
Joder.
El corte en la ceja ocasionado por la pelea de ayer se ha abierto de nuevo, aparto la mano mirando la mancha roja entre mis dedos.
—Señorita Green —la voz de la profesora casi me hace sonreír —me temo que tendrá que visitar al director en su primer día.
Tessandra se incorpora, recuperando su botella y me observa, la molestia destellando en su mirada.
—No te metas conmigo, o es una pelea que no ganaras, campeón—refunfuña y a pesar del dolor en mi ceja, sonrío
—Eso lo veremos, reinita.
—Señorita Green, con el director —una nueva mirada enojada es lanzada hacia mí y le sonrío con falsedad.
La miro salir del aula, mientras mantengo la mano contra la herida de la ceja.
—Y señor Lewis, por favor, a la enfermería —dice la profesora con resignación —grandioso primer día —añade con pesadez.
Me incorporo, pensando exactamente lo mismo que ella.
Grandioso primer día.
_____________________________________________________________________________
Hola, hola!
Muero por saber....¿Cuáles son sus opiniones sobre Jayden? ¡Me encanta leerlas en comentarios!
Nos leemos pronto <3 Besos y abrazos cibernéticos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro