JENNIE

Después de esa noche, Lisa siempre me permite dormir a su lado tranquilamente, y realmente lo disfruto, sabiendo que al menos se preocupa por mí, y el hecho de que rara vez vuelva a tener esa pesadilla cuando me quedo al lado de mi esposa no podría hacerme más feliz.

Lamentablemente, no me siento realmente unida a Lisa. Dormimos juntas, pero ella no me toca aunque sea para darme un abrazo que siempre deseo. No es que esté demasiado desesperada por querer que me toquen, pero ¿quién no quiere cuando se trata del amor de tu vida, no?

La vida es como si ella se fuera a trabajar y volviera por la noche. Puede que se coma mi cena, pero es sólo un poco ya que ha comido en otro sitio. Así que, una mañana, le vuelvo a sacar el tema de que estoy trabajando. Tal vez, pueda trabajar para matar mi aburrimiento y poner mi título en obras.

"Lisa, quiero trabajar", le pregunto ya que hoy decide desayunar conmigo.

"¿Por qué? Puedo mantenerte. ¿Qué más necesitas? Sólo dime". Me responde dejando la servilleta en el suelo.

"Lo sé. Es que no quiero quedarme en casa; es muy aburrido. Tal vez pueda ayudarte en tu oficina..."

Deja la cuchara y el tenedor sin cuidado y el sonido de las cosas golpeando el plato me hace estremecer. "U-uhh, está bien. Lo siento si no quieres que trabaje contigo". Tartamudeo, odiando que mi voz suene como un gato bajo la lluvia.

"Como he dicho, no te quiero en mi oficina. No es que piense que no estás calificada; simplemente odio la sensación de tener a la esposa excesivamente posesiva en mi tiempo de trabajo". Sus palabras me hacen parpadear muchas veces. Entonces, todo lo que he hecho por ella: el desayuno, la comida, la cena y todo lo que he hecho para cuidarla significa que sólo soy la perra posesiva que quiere controlar su vida.

Ni siquiera piensa que lo hago porque la quiero o porque me importa.

"Lisa, si no quieres que trabaje contigo, por favor, sólo dime la verdad. No me estereotipes con otras mujeres que has conocido o con las que has follado cuando tu esposa se queda en casa, esperando que vuelvas como una buena niña". grito. Sí, tal vez mi no puedo controlarme más.

Puede mandarme a la mierda, pero no puede acusarme de lo que nunca pienso hacer.

Sus ojos se abren de par en par cuando mis palabras penetran por fin en su cerebro. Se levanta al instante, agarrando mis dos muñecas con toda su fuerza. "¡Así que estás diciendo que salgo todas las noches a follar con otras mujeres!"

"De todas las cosas que te he dicho, ¿esto es lo único que descubriste? O, lo has hecho, ¿eh?" Continúo empujándola cuando no sé cuántos segundos, puedo contenerme para no llorar como una mujer débil que soy para ella.

"Sí", se ríe. "Es que no sé cómo lo sabes, pero es un poco cierto, sabes. Estoy sorprendida". Me suelta las manos antes de volver a sentarse en la silla, mirando como si yo no fuera nada.

De repente, mi mundo se detiene. Ya no sé cómo manejar mis lágrimas. Caen sin control mientras ruego dentro de mi cabeza que lo niegue, pero no lo hace.

"Es muy gracioso que haya dicho eso porque me enfado contigo, y resulta que es verdad". Esta vez, me río.

"Bueno, gracias por hacérmelo saber", añado.

Aunque es triste que su confesión me duela.

"Siento que te quiera. Siento estar ciega. Siento haberte hecho elegir el camino equivocado. Por todo lo que te he hecho, pensando que sentías lo mismo cuando no es así. Finalmente encuentro la razón por la que no sólo me amas sino que más bien me odias. Es porque ahora mismo ya tienes novia. ¿Por qué no me lo dices, Lalisa Manobal? Grito a todo pulmón. Ya no me importa.

"Porque tenía que casarme contigo. ¿No es evidente? Quieres el matrimonio que nunca he imaginado tener. Ni siquiera sé por qué me quieres. ¿De verdad? Nos hemos visto un par de veces cuando éramos niñas, luego te fuiste a Nueva Zelanda. Lo siguiente fue que volviste y aseguraste que me amabas y querías casarte conmigo". Ella suspira fuertemente como si fuera difícil de explicar.

"¿No estoy enamorada de ti? Bien, eso es todo. Sólo estoy estúpidamente enamorada de ti. No se llama amor cuando es unilateral". Me pongo de pie antes de aclarar algo que debería haber hecho hace mucho tiempo desde que supe que ni siquiera le gusto.

"Sé que quieres divorciarte, pero no podemos hacerlo ahora mismo porque si lo hacemos, nuestros padres nos preguntarán por qué, y no quiero que tengas ningún inconveniente, así que tenemos que vivir como si no fuéramos esposas. Después de todo, no quiero presionarte. Dormiré en la habitación de invitados a partir de esta noche. Trabajaré para ganarme la vida. Puedes comer fuera o cocinar tú misma porque no quiero obligarte a comer algo que no quieres. Trato hecho". Salgo, escuchando su respuesta "¡Trato!" en voz alta, como si estuviera tan feliz de ser libre de nuevo por fin.

Me apresuro a mi habitación para empacar mi ropa para trasladarla a otra habitación antes de marcar a mi mejor amiga: "Hola".

"Hola, Jennie. Cariño, te echo mucho de menos. No te he visto desde el día de tu boda. ¿Cómo has estado?"

La voz alegre de mi mejor amiga me hace sonreír un poco, "Estoy bien, Irene. Sólo necesito un trabajo".

"Tu mujer es multimillonaria. ¿Por qué...?"

Hace una pausa antes de continuar: "Espera, ¿por qué te estás sonando los mocos? Ven a verme esta tarde. Sé que tienes muchas cosas que contarme".