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Capítulo 6: Descubriendo la Verdad

Jake se encontraba de pie, observando las paredes grises del pequeño cuarto en el que lo habían metido.

Había algo en el aire que le resultaba incómodo, como si todo lo que había conocido hasta ahora estuviera colapsando a su alrededor. La conversación con Sunghoon había dejado una marca en su mente, pero no podía procesarlo todo de una vez.

No podía aceptar tan fácilmente lo que le acababa de contar.

"Eres un omega", las palabras resonaban en su cabeza una y otra vez. En su mundo, esa palabra no tenía ningún sentido real. Nadie hablaba de omegas, alfas o betas. No tenía sentido, ¿por qué habría de existir algo como eso? Sin embargo, algo dentro de él sabía que Sunghoon no mentía.

Había algo en su voz, algo en la forma en que lo miraba, que le decía que había más, que todo lo que él pensaba que sabía sobre sí mismo era falso.

Se giró hacia la ventana, sus ojos fijos en el horizonte.

¿Cómo podía ser un omega? Era un científico, un experto en genética, un joven prometedor con un futuro brillante.

Había creído que su vida estaba bajo control, que su propósito era contribuir a la ciencia, a la humanidad. Y ahora, todo eso estaba en duda.

Pero más allá de la confusión, había algo más que le atormentaba: la atracción que sentía por Sunghoon.

No era sólo la intensidad con la que lo miraba, o la cercanía de su presencia. Había algo en él que Jake no podía negar. Algo que lo hacía sentir, de manera inquietante, como si no pudiera escapar de esa conexión.

"Esto es una locura", pensó Jake, llevándose una mano a la cabeza. Estaba completamente perdido. ¿Cómo podía ser posible que, en medio de todo esto, su cuerpo reaccionara a la cercanía de Sunghoon como si estuviera predestinado a estar cerca de él?

Un leve golpeteo en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Sunghoon apareció en el umbral, con su postura firme y sus ojos fijos en él. La presencia del alfa era abrumadora, aunque intentaba mantener una calma exterior.

—¿Estás bien? —preguntó Sunghoon, su voz suave pero cargada de una preocupación palpable.

Jake no respondió de inmediato. En lugar de eso, se giró lentamente para mirarlo, tratando de leer su expresión.

Sunghoon no parecía preocupado por el hecho de que Jake estuviera confundido o asustado. De alguna manera, parecía estar completamente en control, como si todo lo que estaba sucediendo fuera parte de un plan que Jake no entendía.

—Lo que dijiste antes... —Jake empezó, su voz aún vacilante—. ¿Qué significa todo eso? ¿Por qué nunca me dijeron nada sobre... esto?

Sunghoon se acercó lentamente, caminando hacia él con pasos cautelosos, como si tratara de medir cada movimiento. Jake notó la tensión en su cuerpo, pero también había algo más en su actitud, algo que hacía que el aire entre ellos se volviera más denso, como si una corriente eléctrica se extendiera en el espacio que los separaba.

—Lo que te dije es solo la punta del iceberg, Jake. Todo lo que sabes es una mentira. Desde que nacemos, nos colocan en categorías según nuestras habilidades, nuestros roles en la sociedad.

Los alfas lideran, los betas son los que sostienen el sistema, y los omegas... —Sunghoon hizo una pausa, dejando que las palabras cayeran como una verdad difícil de aceptar—. Los omegas son el cimiento de todo. Y tú, Jake, eres un omega.

Jake tragó saliva, sin poder apartar la mirada de Sunghoon. La idea de ser un omega le resultaba casi absurda. En su vida nunca había considerado que pudiera haber una clasificación tan radical. Había nacido, crecido, estudiado, sin saber que su lugar en el mundo era algo predestinado. No había nada más fuera de lugar que él mismo, en ese momento.

—¿Por qué me lo dices ahora? —preguntó Jake, con un tono que reflejaba la creciente frustración dentro de él. No estaba seguro de si lo que sentía era enojo, miedo o algo completamente nuevo, pero lo único que sabía es que su mente comenzaba a llenarse de dudas, y eso lo hacía sentirse vulnerable.

Sunghoon se detuvo a unos pocos pasos de él, la mirada fija en Jake. A pesar de la distancia, la tensión entre ambos era palpable, como un hilo invisible que los unía.

Sunghoon estaba acostumbrado a tener el control, pero algo en su interior comenzaba a tambalearse. Algo en Jake lo desarmaba de una manera que no podía explicar.

—Porque es necesario que lo entiendas. Tienes que saber quién eres para poder ver la verdad. Este sistema, el que te ha hecho vivir con esa falsa sensación de control y normalidad, está diseñado para que nunca llegues a conocer tu verdadero lugar en el mundo. —Sunghoon hizo una pausa, sus ojos buscando los de Jake con una intensidad que lo dejó sin aliento—. Yo estoy aquí para ayudarte a entenderlo. Pero no puedo hacer eso si no estás dispuesto a escuchar.

Jake se sentía perdido, pero también algo más. La forma en que Sunghoon lo miraba, como si tuviera todas las respuestas, lo hacía sentir una especie de urgencia que no podía comprender. Había algo en su cercanía, en la manera en que sus palabras se entrelazaban con su respiración, que lo atraía más de lo que le habría gustado admitir.

Algo dentro de él se agitaba, una necesidad de acercarse, de entender más, de saber más sobre lo que Sunghoon le ofrecía. Pero al mismo tiempo, sabía que no podía permitir que esa atracción lo desviara del objetivo. La misión era lo que importaba, ¿verdad?

—No entiendo... —Jake murmuró, sus ojos bajando hacia sus manos, apretándolas con fuerza. El miedo se apoderaba de él, pero no podía dejar de mirar a Sunghoon. Algo lo empujaba a acercarse, a escuchar más, aunque la lógica le decía que debía rechazar todo eso.

—Lo que no entiendes es que esto no es sólo sobre ti. Es sobre el futuro, sobre lo que está en juego. El gobierno no puede dejar que la verdad salga a la luz, Jake. No puede dejar que la humanidad recupere lo que han perdido. El equilibrio que existe en este mundo depende de que sigas siendo una pieza más en su juego. Pero tú tienes la clave para cambiarlo todo.

Jake levantó la vista y lo miró fijamente. La tensión entre ellos era insoportable, y la distancia que los separaba parecía cada vez más irreal. La atracción entre ellos era innegable, pero Jake sabía que no podía permitir que esa atracción los desviara de la misión. Sin embargo, no podía evitar sentirse atraído hacia él, hacia Sunghoon, hacia todo lo que representaba.

El silencio se instaló nuevamente en la habitación. Sunghoon no se movió, pero su presencia parecía envolver a Jake, llenándolo de una sensación extraña e incómoda. ¿Era eso lo que sentía un omega? ¿Un deseo de acercarse a alguien, de sentirse protegido, comprendido? Jake no sabía qué pensar, pero lo que sí sabía era que, en ese momento, todo estaba cambiando.

—¿Qué tengo que hacer? —preguntó Jake, su voz casi inaudible, mientras sus ojos se mantenían fijos en los de Sunghoon, sin poder apartarlos.

Sunghoon suspiró, su mirada llena de algo que Jake no podía identificar.

—Escuchar, entender y, sobre todo, decidir qué es lo que realmente quieres hacer con esta verdad, Jake. —Sunghoon dio un paso hacia él, reduciendo la distancia entre ellos, pero sin llegar a tocarlo—. Porque ya no hay vuelta atrás.

Jake tragó saliva, sintiendo una mezcla de miedo y deseo que nunca había experimentado antes. Algo dentro de él se había roto, y la atracción hacia Sunghoon era ahora algo que no podía negar. Sin embargo, la misión seguía pesando sobre él, recordándole que aún no podía permitirse sentirse vulnerable.


Gracias por leer la historia ❤️

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