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Capítulo 5: El roce del destino

Jake había pasado la mayor parte del día explorando la habitación que le habían asignado. Era modesta, con paredes de piedra y muebles básicos, pero sorprendentemente cómoda. Sin embargo, no podía evitar sentir que las paredes se cerraban sobre él. Necesitaba espacio, aire... respuestas.

Cuando la puerta se abrió sin previo aviso, se giró con el corazón acelerado. Sunghoon estaba allí, imponente como siempre, con su chaqueta negra ligeramente desabrochada y el cabello cayendo desordenado sobre su frente. Había algo en él que captaba toda la atención de Jake, aunque se negaba a admitirlo.

—¿Te molesta si entro? —preguntó Sunghoon, aunque ya estaba cruzando el umbral.

—¿Alguna vez has esperado una respuesta antes de hacer algo? —replicó Jake, cruzando los brazos sobre su pecho.

Sunghoon sonrió ligeramente mientras se apoyaba contra la pared, observándolo con ese aire tranquilo que parecía tan natural en él.

—Supongo que no.

Jake se dio la vuelta, fingiendo estar concentrado en el cuaderno que tenía sobre la mesa. Sin embargo, era consciente de cada movimiento de Sunghoon, de la manera en que lo miraba, como si estuviera desentrañando cada uno de sus pensamientos.

—¿Por qué estás aquí? —preguntó finalmente, sin levantar la vista.

Sunghoon no respondió de inmediato. Caminó lentamente hasta la mesa, deteniéndose a unos pasos de Jake.

—Quería saber cómo estabas.

Jake dejó escapar un suspiro, cerrando el cuaderno de golpe.

—Estoy bien. Bueno, tan bien como se puede estar después de que me secuestraran y me encerraran en una cueva.

—Es más de lo que esperaba escuchar. —Sunghoon se permitió una sonrisa, pero su tono era suave, casi reconfortante.

Jake levantó la vista, encontrándose con los ojos oscuros de Sunghoon. Había algo en ellos que lo desconcertaba. Eran intensos, pero no agresivos. Era como si lo desnudaran de cualquier barrera que intentara levantar.

—¿Siempre miras así a la gente? —preguntó Jake, incapaz de evitar el sarcasmo que coloreaba su voz.

—¿Así cómo?

—Como si estuvieras tratando de descifrar un código complicado.

Sunghoon inclinó la cabeza ligeramente, como si estuviera considerando su respuesta.

—Tal vez porque tú eres un misterio.

Jake sintió que su corazón daba un pequeño salto. Había algo en la forma en que Sunghoon decía esas palabras que lo hacía sentir vulnerable, como si lo conociera más de lo que él mismo se conocía.

—No soy un misterio —murmuró, desviando la mirada—. Soy un científico. Todo lo que hago tiene lógica.

—No todo en la vida puede explicarse con lógica.

Jake soltó una risa nerviosa, pero no respondió. Sunghoon tenía razón, aunque odiaba admitirlo. Había algo en esta situación, en esta conexión inexplicable entre ellos, que desafiaba cualquier razonamiento.

Más tarde, cuando Sunghoon decidió que era hora de dejarlo descansar, Jake lo acompañó hasta la puerta. Había algo extraño en su pecho, como si su presencia lo alterara y lo tranquilizara al mismo tiempo.

—¿Puedo preguntarte algo? —Jake rompió el silencio antes de que Sunghoon cruzara la puerta.

—Claro.

—Tú... ¿siempre has sido tan protector?

Sunghoon se detuvo, girándose hacia él con una expresión que era mitad sorpresa, mitad curiosidad.

—¿Por qué lo preguntas?

Jake se encogió de hombros, tratando de parecer casual.

—Solo parece que siempre estás... cuidándome, incluso cuando no tienes por qué hacerlo.

Por un momento, Sunghoon no respondió. Sus ojos se encontraron con los de Jake, y en ese instante, todo pareció detenerse.

—Es difícil de explicar —admitió Sunghoon finalmente, su voz baja, casi un susurro—. Pero hay algo en ti que me hace querer asegurarme de que estés bien.

Jake sintió cómo el calor subía a su rostro y rápidamente apartó la mirada.

—Eso no tiene sentido. Apenas me conoces.

Sunghoon sonrió de nuevo, aunque esta vez había algo más en su expresión. Algo más profundo.

—A veces no necesitas conocer a alguien durante años para sentir algo... especial.

El corazón de Jake latía con fuerza, pero se obligó a mantener la calma.

—Buenas noches, Sunghoon. —Su voz era firme, pero un poco más baja de lo que pretendía.

Sunghoon asintió, dándose cuenta de que había empujado lo suficiente por una noche.

—Buenas noches, Jake.

Cuando la puerta se cerró detrás de él, Jake dejó escapar un suspiro que no sabía que estaba conteniendo. Sus manos temblaban ligeramente mientras las apoyaba en la mesa.

—¿Qué demonios está pasando? —susurró para sí mismo, mirando al techo como si fuera a encontrar alguna respuesta allí.

Del otro lado de la puerta, Sunghoon caminaba por el pasillo con pasos lentos y deliberados. Su mente estaba igual de agitada que la de Jake. Sabía que estaba cruzando una línea peligrosa, que la conexión que sentía con él podría poner en riesgo no solo la misión, sino también su posición en el equipo.

Pero por mucho que intentara resistirse, algo dentro de él le decía que Jake no era solo un objetivo, no era solo una parte de su plan.

Era algo mucho más importante. Mucho más profundo.


Gracias por leer la historia ❤️

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