Capítulo 9 - "Lastimarnos"
LUCK
Recibí un golpe en la cabeza. Volteé, mirando muy mal a Matt.
— ¿Qué mierdas quieres?
— Imbécil, llevo media hora hablándote y pareces un puto poseído — dijo y miró al frente, donde el profesor seguía explicando.
— ¿Entonces cómo vamos a hacer los equipos? — oí la voz de Cole.
Apreté mi lápiz mientras seguía pensando. No me importaba una mierda esta clase.
— ¿Qué te pasa? — Cole me miró.
— Está como un maniático. Déjalo — dijo Matt.
Ni siquiera iba a mirarlos, me estaban castrando demasiado, y no estaba para nada del humor para hablar y lidiar con sus estupideces.
— Por mí te puedes ir a la jodida mierda — hablé.
— Luck — Levanté la mirada, encontrándome con la del profesor— ¿algo que quieras compartir a la clase?
Me tomó dos segundos el dejar de observarlo, sino salía de aquí iba a terminar peleando con alguien que no tenía la culpa. Tomé mis cosas y salí del salón. En este momento no tenía cabeza para estar ahí. Caminé por los pasillos sin rumbo hasta que la vi, no había podido verla hoy en la mañana ya que había salido muy temprano de casa. Pero esta persona que estaba frente a mí era la dueña de mi puta cabeza en estos momentos: Thea.
THEA.
Arreglé mi cabellera oscura en un lindo moño bastante pulcro. Tomé mi joyería dorada, complementando así mi atuendo. Alisé la blusa blanca formal que tenía puesta para luego ponerme mis pantalones negros rectos, combinándolos con unos tacones en punta del mismo color.
Hoy tenía un juicio de prueba en la Universidad, y debía de lucir lo más profesional posible. Sonreí satisfecha de mi lindo resultado. Tomé mi maletín negro con todas mis cosas adentro y caminé hacia la habitación de Toto. Tenía su puerta abierta ya estaba vestido, pero se encontraba sentado en una esquina de su cama viendo hacia la nada. Ambos teníamos proyectos a primera hora, pero a ninguno de los dos nos sentaba madrugar.
— Lindo suéter — dije para que así despertara un poco.
Pero solo asintió, y se levantó tomando su mochila.
— Buenos días — me saludó, dándome un beso en la
mejilla.
Reí.
— No son buenos.
Él negó dándome la razón. Los dos bajamos, y Toto tomó las llaves de la camioneta.
— ¿Seguro que no quieres que maneje? — Pregunté cuando salimos de la casa.
Toto me miró.
— Aunque esté un poco dormido, te lo juro que hay más posibilidades que sobrevivamos que tú estando despierta — dijo, sonriendo un poco y subiendo a la camioneta.
Lo miré feo.
— Sí sé manejar — hablé subiendo igualmente a la camioneta.
— Claro, directo hacia los postes — rio, arrancando.
—Ay aja — dije, ya sin prestarle mucha atención y conectando mi celular para así poder escuchar música.
Mientras la música trataba de amenizar el ambiente, ambos permanecíamos callados. Toto sin querer hacer ninguna pregunta. Lo conocía lo suficiente, y él a mí como para saber que, si yo no le estaba contando el asunto de Luck, era porque todavía no me sentía lista para hacerlo.
— Se te ve muy lindo tu peinado — dijo, dándome una mirada rápida.
Le sonreí.
— Gracias — suspiré — me siento nerviosa.
— Vamos, estuviste toda la noche en videollamada con mamá practicando, tal vez no ganaste. Pero estabas muy cerca — me sonrió — ambos sabemos que fue muy difícil.
— No tengo la menor idea de cómo se sentirá meterse en
problemas con tu mamá. Y agradezco permanecer con la duda.
Ambos reímos, y luego hubo un silencio. Ambos sabíamos el porqué de eso.
— Sabes que nunca pregunto ni suelo entrometerme, pero… ahg — suspiró — ayer vi sus caras y… Thea, por más que trate de subirle a la música, sigo teniendo oídos. ¿Quieres hablarlo?
TOMMY.
A veces Thea y Luck solían “pelearse” si tuviéramos que nombrarlo de alguna manera. Pero eran simples berrinches que ambos hacían para tener la atención del otro. Y normalmente acababan muertos de risa y ya. Pero ayer, pude verlo en la cara de ambos, estaban… destrozados. ¿Qué podía hacer cuando esto pasaba? Nada, Luck era mi hermano y lo quería mucho, Thea era mi alma gemela y la luz de mi vida. Claramente no podía intervenir en una mierda, simplemente quedaba escuchar y tratar de no pisar su mierda en lo más posible.
El comentario que le había hecho a Thea momentos antes, hizo que se produjera un silencio. Ella miró por la ventana, y comenzó a ver el paisaje. Solía evitar el contacto visual cuando estaba nerviosa.
— Todavía recuerdo mi primer beso — comenzó — no fue nada especial. Lo di en unas vacaciones con mis padres, tenía trece años. Nunca volví a ver a la persona, pero no me sentí mal. Era un extraño, eso era lo que estaba esperando — se detuvo un momento, analizando sus palabras — o mi primera vez teniendo sexo — lo miré — ¿sabes por qué lo hice con ese chico?
Tardé algunos segundos en contestar, y aunque tenía una posible respuesta, simplemente preferí negar con la cabeza y mejor escucharla. No era mi momento de hablar.
— Porque tenía miedo. Quería dar todas mis primeras veces con personas a las que no les tuviera afecto — rio, pero sin una pizca de gracia — porque estaba aterrada a que si me guardaba todo eso en lindos momentos con una persona a la cual yo quisiera, un día me abandonara y me dañara — bajó su cabeza, tomando un largo respiro y supuse que estaba tratando de mantener las lágrimas— tengo mucho miedo de la vida Tommy. No quiero terminar como mis padres.
Y ahí fue su derrumbe total. El tema con sus padres era muy delicado y todo el puto inicio de sus problemas. Cada vez que la miraba, con su carita tan linda y llena de luz y alegría, quería simplemente abrazarla y mantenerla en su burbuja. Thea era todo lo bueno que le había pasado a este mundo, y sentía mucha impotencia el verla así.
— No quiero volverme tan fría como ellos, no… — me miró y sentí como mi corazón se estrujaba el verla con sus lindos ojos rojos y las lágrimas rodando por sus mejillas— no quiero comenzar a dañar a las personas que quiero. Tal y como ellos lo hacen. Y… y no siempre fueron así Thomas, recuerdo verlos felizmente enamorados y nosotros tres siendo una familia feliz.
Me detuve en un lugar seguro.
— Thea — tomé sus mejillas — jamás, jamás vas a ser como tus padres porque simplemente no está en ti ser así, ¿me entiendes? — limpié sus lágrimas con mis pulgares — no pretendía hacerte llorar.
Puso sus manos sobre las mías y me regaló una sonrisa.
— Ni aunque trataras con todas tus fuerzas me harías llorar — dijo quitándose su cinturón e inclinándose hacia mí, abrazándome — simplemente no sé qué haría sin ti.
Le di unas palmaditas en la espalda.
— No debes de preocuparte por eso, porque aquí estaré siempre para ti.
Me esperé unos momentos en lo que ella se recuperaba para seguir con el trayecto.
— Y… y yo creo que, tal vez no es demasiado tarde tanto como para Luck, como para mi el alejarnos el uno del otro.
No era una persona a la cual no le gustaba el romance y el amor, al contrario. Me encantaba todo eso, pero tampoco creía que había el amor a primera vista. Claro, te puede gustar la apariencia física de una persona, y ya luego de conocerla enamorarte y eso llevaba tiempo. Pero con Luck y Thea, las reglas no aplicaban en nada para ellos. Todo lo que alguno de los dos planeaba, se desacomodaba totalmente al estar con el otro. Tenían una chispa que todos podíamos notar, excepto ellos.
— Es la estupidez más grande que he escuchado — dije estacionándome en la universidad. La miré — pero, esta es una línea que ya no voy a cruzar — tomé su cabeza, plantándole un beso en su base — vamos, te acompaño a tu facultad.
THEA
Arremangué mi blusa y suspiré.
— Objeción, el demandado no tiene pruebas para refutar la acusación — dejé de presionar el botón, haciendo que el micrófono se apagara.
— No me puedes callar así — Caro me miró con el ceño fruncido, enojada.
Miré al profesor que estaba como juez en la práctica, él tenía la misma mirada cansada que yo.
— Carolina, por favor sea profesional. No porque esto sea una practica significa que no cuenta, con ese tipo de contestaciones lo único que va a pensar el jurado es que no tiene las capacidades mentales para poder seguir en la sala.
Mike, quien era mi compañero en este caso, se inclinó hacia mí.
— ¿Le acaba de decir estúpida de una manera muy profesional?
Asentí.
— Pero ni siquiera he terminado de hablar y ya me está interrumpido — Carolina me apuntó.
Me incliné hacia adelante, encendiendo nuevamente al micrófono.
— Ya que tu comentario no tiene base alguna para refutar mi argumento, ¿qué caso tiene que sigas hablando?
— ¡Objeción! — gritó.
El profesor, golpeo el maso.
— Diez minutos de receso, hasta que tengan la capacidad de estar aquí. Y si vuelvo a escuchar cosas como esas, los sacaré de la sala con cero en este parcial.
Suspiré y me masajeé las cienes. Hoy en definitiva no era mi día. Tenía muchas ganas de llorar, estaba irritada, quería gritar…. Y también quería simplemente un abrazo… que él me abrazara. Todas las emociones estaban revoloteando y dándose de golpes en mi cabeza.
—¿Te sientes bien? — Mike me miró, tocándome el hombro.
—¿Tan mal luzca? — pregunté, algo divertida.
Él hizo un ademán con la mano.
—Ah… cincuenta, cincuenta.
Reí.
—¿Quieres platicar? Me han dicho que soy muy bueno escuchando. Y si me lo permites puedo darte algún consejo.
Suspiré y solté todo el aire.
—Cuándo tienes un… desacuerdo con otra persona. Y bueno, le expresas que sientes que algo va mal, pero que no sabes qué, que quieres estar ahí peri sin estarlo del todo. ¿qué haces?
Mike me miró con el ceño fruncido, para luego reírse.
—¿Estás teniendo problemas con tu pareja?
—Noo, él no es mi pareja. Es mi… mi… — miré hacia el techo tratando de encontrar una respuesta.
—Thea, lo único que puedo decir por lo que veo aquí es que, tú no sabes qué quieres de él, pero tampoco quieres soltarlo. ¿por qué haces eso? No lo sé, estudió leyes, no psicología. Pero, se nota que él tampoco sabe muy bien cómo tratarte. Los dos están como… asustados del otro.
LUCK
Mi corazón comenzó a alterarse al tenerla frente a mí.
Mientras daba vueltas como un maniático por los pasillos de la universidad, sin darme cuenta ya había llegado a su facultad. Estaba sola y mi corazón dolió cuando al verme, su primera reacción fue sonreírme pero inmediatamente cambió su expresión. Cómo era posible que simplemente su presencia me alterará a este grado. Thea lucía tan… ella era como un rayo de luz.
—Luck…
Hacía mucho tiempo que no la oía pronunciar mi nombre, siempre me llamaba por el apodo que ella me había puesto. Las únicas ocasiones en las que me llamaba por mi nombre de pila era cuando estaba muy seria conmigo (que por cierto no podía recordar la última vez que eso ocurrió, tal vez desde la primera vez que nos vimos) y la otra era cuando estábamos… El recordar como su cuerpo se sentía bajo el mío, besar esa tierna piel como si fuera de porcelana, hizo que todas mis murallas se vinieran abajo.
Caminé a paso firme hacia ella. Dudé un momento de mis intenciones cuando la vi retroceder extrañada.
— Lo siento — dije antes de tomarla por la base del cuello y al fin terminar la tortura que tanto estaba sufriendo. Al unir nuestros labios sentí aquella paz que tanto anhelaba desde nuestra discusión.
Thea abrió sus ojos sorprendida y puso una de sus manos en mi pecho, tratándome de apartar. Lo que solo hizo que mi agarre en la base de su cuello su sobre su cadera, se hiciera más fuerte sin siquiera llegar a ser rudo y mucho menos lastimarte.
—Luck.
Volví a pegar nuestros labios. En el momento en ella me correspondió el beso y se fundió conmigo, me sentí realmente en la gloria. Sus manos subieron hasta mi cabello, tomándolo con ambas. Durante el beso, noté un sabor salado que provenía de su boca, al abrir los ojos descubrí que eso salado, eran lágrimas que se habían escurrido hasta sus labios.
Inmediatamente me separé totalmente preocupado.
—Thea, qué… qué te pasa. ¿te hice algo?, ¿te…lastimé.
Ella negó con la cabeza, viniendo nuevamente hacia mí, agarrándose fuertemente de mi espalda. Suspiré y la recibí gustoso, mientras la abrazaba con uno de mis brazos, el otro acariciaba suavemente su espalda.
—¿Quieres que hablemos?
Ella asintió, sorbiendo su nariz.
—No quiero que nos lastimemos.
Esa misma frase me la había dicho en nuestra discusión. Eso era la base de todo.
~~~
Había quedado totalmente desconcertado ante su platica. Aunque intenté evadir su pregunta en la casa de mi mamá, parece que tuve opción al llegar a la nuestra.
—Thea, de qué… — reí sin gracia alguna — de qué estás hablando.
Sus ojos llorosos me miraban decididos.
—No creo que sea algo bueno para los dos seguir así.
—¿Así cómo?
—Así sin saber qué es lo que pasa con ambos.
—¿Crees que yo no sé qué me pasa contigo? Thea, tú sabes muy bien qué es lo que me pasa contigo. Y no me vengas a decir esto, que no sabes qué somos, porque eres muy consciente de cuántas veces he tratado de que esto sea algo formal. Pero no, eres siempre quien se echa para atrás y me aparta.
Noté como mordía la parte interna de sus mejillas, conteniendo.
—No, no hagas eso — me acerqué más a ella — si has venido a mi habitación para decir eso, no quiero que te contengas. Ahora dime todo lo que está pasando por tu cabeza.
—¿Ahora soy la mala por tratar de salvarnos?
—¿Salvarnos de qué? — volví a reír — necesito que me expliques de donde viene todo esto.
Thea tomó una bocanada de aire, sin quitarme los ojos de encima.
—Será mejor para los dos que sigamos como amigos.
—¡Somos amigos! — grité exasperado.
—¡Sabes a que me refiero! — me gritó de vuelta.
—No, claramente no sé qué está ocurriendo ahora. Vienes a mi habitación, sin contexto alguno me dices que ya no quieres nada, cuando ni siquiera me has dado tiempo para hacer algo. Dices que esto no es nada formal pero cuando te he planteado serlo, dices que no estás lista. No puedes andar revoloteando alrededor mío diciendo tantas contradicciones Thea.
—¿Acaso no entiendes que te lo estoy dejando fácil? Te acabo de decir que todo esos problemas para ti se terminan. Me apartó de tu vida.
—Bueno, creo que debo aplaudirte por facilitarme toda mi vida — apreté mis manos — ¿te vas de mi vida y piensas que voy a ser feliz?
—Estando así solo vamos a terminar como… como — Mordió nuevamente su mejilla interna— como ellos.
Sabía que se estaba refiriendo a sus padre.
—Thea — me acerqué a ella lentamente y tomé su rostro masajeando sus mejillas con mis pulgares — tú no eres tu madre. Y nosotros no vamos a terminar como ellos. Sé que tienes miedo, pero yo también estoy asustado como el carajos. No sé qué hacer, jamás pensé en estar en una situación como esta. Pero… sé que quiero tener tus ocurrencias a mi lado.
Thea apretó los labios.
—No quiero que nos lastimemos. Quiero que de algún modo u otro, nosotros sigamos juntos, aunque eso signifique cada quien por su camino.
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