Capítulo 6 - "Temor"
LUCK
La senté sobre la isla de mármol de la cocina. Cuando traté de separarme un poco, Thea mordió ligeramente mi labio inferior.
La miré con una sonrisa — ¿Así vamos a jugar?
—No sé de qué me estás hablando — trató de bajarse de la mesa.
La sostuve de la cintura, pegando nuevamente mis labios sobre los de ella. Haciendo que su espalda quedara el mármol. Sus manos comenzaron a deslizarse por debajo de mi camisa, explorando cada lugar dentro de ella.
— ¿Realmente quieres hacer esto? — pregunté, mientras dejaba un camino de besos desde su cuello, pasando por su clavícula hasta el valle entre sus senos.
—Si te digo que no, ¿te detendrías?
Me separé de ella — Claro — traté de irme de ahí, pero sus piernas aprisionaron mi trasero.
Me dio una sonrisa pícara — Solo era curiosidad — tomó el dobladillo de mi camisa, tirando hacia arriba y despojándome de ella — ¿Tú estás seguro?
No pude evitar sonreír ante su pregunta.
—Aw, jamás me habían hecho sentir tan querido antes del sexo — llevé mis manos hacia su espalda, desabrochándole su blusa, dejando a la vista sus senos desnudos — ¿todo este tiempo estuviste sin brasier?
—Deja de ver mis pechos— dijo cubriéndose — y sí.
Mordí mi labio inferior tomando sus dos pequeñas muñecas con mi mano, alzándolas sobre su cabeza, descubriéndola.
—Tú estás viendo los míos.
La cara de Thea se empezó a cubrir de un color rojo, evitando mi mirada.
— ¿Siempre eres tan hablador a la hora del sexo?
Reí —No lo sé, ¿lo quieres descubrir?
—No, solamente estaba calándote con los senos al aire en una isla de mármol fría porque quería ver tu sonrisa — dijo sarcástica.
—Bueno — Besé sus labios, para al final morder su labio inferior ganándome una de sus miradas furiosas. Puse las manos sobre su pantalón, quitándoselo para mandarlo al suelo, dejándola en su lencería negra. Sus largas y finas piernas comenzaron a apretar más mis caderas. Sonreí y mojé dos de mis dedos para luego introducirlos suave y delicadamente.
—Odio esto — gimió estrujando mis brazos.
THEA
— ¿Cómo es posible? — sonreí, agitada.
Habíamos tenido sexo dos veces ya, y estaba muy lista para una tercera vez y al parecer, Luck también lo estaba.
—Soy un atleta de alto rendimiento — dijo, tomándome de las caderas y levantándome.
Gemí fuertemente cuando, sin ningún tipo de piedad, me penetró.
—Ah... así — dije, aferrándome a su espalda para no caerme.
Luck se movía rítmicamente. Con un solo brazo me tomó de la cintura, y con el otro comenzó a masajear mi clítoris mientras me penetraba rápidamente.
—I...idiota — gemí, sintiendo como estaba más cerca de mi tercer clímax.
El ruido de nuestros cuerpo chocando era lo único que se escuchaba en su habitación, y eso era malditamente excitante. Mi trasero golpeándolo, y su boca devorando mi cuello era cada vez más abrumador.
De pronto se detuvo, bajándome y poniéndome boca abajo sobre su cama.
— ¿Qué... qué significa esto? — pregunté con la respiración muy agitada.
— ¿Soy un idiota? — dijo y sentía como colocaba su miembro por el medio de mis nalgas, era bastante enorme y grueso, haciendo que mis piernas temblaran.
—Luck...—Mis partes comenzaban a palpitar y mi interior estaba extrañándolo.
—Debes de contestar — susurró, pegándose a mi oreja, mordiéndola un poco y rozando su glande con mis partes rosadas y sensibles.
Apreté las sabanas blancas debajo de mí, con mis manos. Estaba a punto de venirme y Luck gozaba de ello.
Sonreí y comencé a mover mi trasero, restregándolo sobre su masculinidad, robándole un grave gemido.
—Sí, lo eres. Pero por ahora me olvidaré de eso.
Tomó mis caderas, frenándome — Que considerada.
Giré mi cabeza, viéndolo detrás de mí. Sonrió pícaro y comenzó a masturbarse, mientras me miraba. Su largo y grueso miembro estaba a centímetros de mí, pero me parecía tan lejano. Luck comenzó a gemir en voz alta, haciendo que mis partes palpitaran todavía más.
—Por favor — pedí, mirándolo.
Él sonrió, victorioso y sin desperdiciar otro momento, entró vigorosamente en mí, tomándome de las caderas y moviéndose fuerte y desesperadamente.
—Ah... — mi trasero chocaba enérgicamente contra él. Sus grandes manos apretaban mis caderas con la exacta presión.
De pronto, sentí como por unos segundos, abandoné mi cuerpo. Desplomándome en su cama. Me había corrido tres veces seguidas, y había sido excelente.
Mi cuerpo exhausto y con una respiración muy agitada, seguía en la orilla de su cama, sin poder moverse.
— ¿Cuatro round? — Me miró, divertido.
Le levanté el dedo medio con todas las fuerzas que me quedaban.
LUCK
Luego de haber ayudado a Thea a darse un baño en mi bañera, yacía a mi lado, completamente dormida y con su cabello café mojado.
Le quité un mechón de cabello de su rostro y sonreí. Giré la cabeza para ver el reloj, eran pasado de las cuatro de la mañana.
—Luck — oí la voz de Tommy afuera de mi puerta.
Decidí no contestar para así no despertarla.
— ¿Sabes qué le dijo un pollito a otro? — todo en él indicaba que estaba muy borracho.
Suspiré y cerré los ojos, tratando de dormir.
—Pio — dijo y estalló en risas, caminando lentamente hacia su habitación.
Oí la risa de Thea y abrí los ojos mirándola.
—Los pollitos siempre dicen pio — habló tallándose los ojos para luego abrirlos y mirarme — ¿qué hora es?
—Casi las cinco — dije mirándola.
Sonrió y asintió — Debería ir a dormir a mi habitación, para que así puedas descansar — quitó las sabanas.
La tomé de la cintura, regresándola a mi lado — No recuerdo haberte dado permiso para levantarte— levanté una ceja. Era obvio que Thea podía irse cuando quisiera y que no tenía ningún poder sobre ella, pero me gustaba ver la forma en la que mordía su labio inferior cada vez que hacía un comentario de este tipo.
—Tonto — sonrió, acostándose y dándome la espalda.
Reí y la cubrí nuevamente con la sabana.
Sentí como su trasero estaba restregándose contra mi amiguito — Thea — dije a modo de advertencia.
—No, ya me voy a mimir, chao — y eso fue lo último que dijo antes de cumplir su palabra.
Admiraba la facilidad que tenía Thea para quedarse dormida en cualquier lugar y a cualquier hora.
THEA.
—Ay, ¿ya es Halloween?
Tommy me miró divertido y sorprendido.
— ¿Tan mal luzco? — Pregunté, caminando hacia el refrigerador y tomando una botella de agua — tú eres el que luces como si fueres una momia secándose.
—Número uno, tienes unas orejas hasta la boca — rió mirándome — número dos, recuérdame ya no tomar tequila, es malo para el cutis.
Alzó su botella de agua, y los dos las chocamos.
— ¿Tienes alguna mascarilla para esto? — me preguntó señalando su rostro.
—Seep — asentí, y ambos subimos a mi habitación. Tommy se sentó en mi cama, esperando pacientemente mientras abría mis cajones.
—Hoy tengo entrenamiento, y me siento de la mierda.
Reí — Todo va a estar bien.
—Quiero un café de un litro.
Suspiré y miré — Tuve sexo con Luck — confesé nerviosa.
—Ahh... — su boca quedó abierta, y sus ojos miraban al infinito — bueno... — limpió su garganta — ¿qué debo de preguntar?
Me encogí de hombros — No sé. Eres su hermano y mi mejor amigo y sentí la necesidad de decirte — le di una sonrisa de boca cerrada.
— ¿Todo bien?
—Todo bien — tomé la mascarilla, abriéndola — tiempo de recuperar el cutis bonito.
Cerró los ojos, poniendo una sonrisa en su rostro — Estoy listo.
Luego de nuestra rutina de cuidado facial. Él se fue a su habitación para tomar un baño.
Abrí mi armario y tomé mi atuendo que ya había elegido desde ayer. Tal vez podré ser borracha, pero era una borracha prevenida; Mis pantalones beige eran del mismo color que el saco. Tomé el top blanco que hacía resaltar mi busto y lo combiné con un bolso pequeño color hueso.
— ¿Se me olvida algo? — pregunté mirando alrededor de mi habitación.
— ¡Tu mochila! — gritó Tommy desde la otra habitación.
Sonreí y la tomé — ¡Vales mil! — y salí de mi habitación, lista.
Bajé las escaleras trotando.
—Buenos días — dije viendo a Luck de espaldas, en la cocina.
Volteo y me dio una sonrisa de boca cerrada — Buenos días.
— ¿Qué estás cocinando? — pregunté caminando hacia allá. Tomé una manzana recargándome sobre la isla.
Me enseñó la sartén, viendo unos filetes de pescado.
—Guacala — hice cara de asco.
—El pescado es bueno para ti — me sonrió, devolviéndolo al fuego.
—Ay aja —le di otra mordida a mi manzana.
Volteo y me miró — ¿Estás bien?
—Dormí como por tres horas, pero bien — le sonreí, levantando el pulgar.
— ¡Qué demonios huele tan horripilante!— gritó Tommy, bajando las escaleras.
Luck bufó, volviendo a cocinar.
LUCK
—Vamos, pueden otras veinte más — el entrenador nos miró con cierta burla.
— ¡Eso es abuso infantil!— Gritó Tommy, desplomándose en el césped.
—Thomas, treinta lagartijas más — lo apuntó.
Matt se levantó —Lindo calentamiento — se quitó la camisa, dejando su abdomen al descubierto — empecemos con algo mejor.
Mel y Diana corrieron hasta él, recogiendo su camisa y haciendo como si la estuviera lavando en su abdomen.
—Señoritas, ¿terminaron?— el entrenador les dio una mirada cansada.
— ¿Quiere lavar algo entrenador? — Mel lo miró con una sonrisa.
Pero él solo las miró con cara de pocos amigos, haciendo que se fueran.
—Michaels, ponte tu camisa antes que todo el maldito campus venga a verte — dijo él, arrojándosela.
Matt me miró — Vamos imbécil, levántate.
—No vamos a competir — dije, levantándome y sacudiéndome las manos por el césped.
— ¿Acaso te vas a orinar del miedo? — me miró sonriente.
Reí —No, tengo miedo de que te cagues encima — le pegué en el pecho, quitándome mi camisa.
— ¡Orgasmo múltiple!— Gritó Ian, fingiendo desmayarse.
Matt sonrió malévolamente — ¿Estás listo tarado? — preguntó, saltando hacia la barra de las gradas, dejando que sus pies colgaran.
—Solo no comiences a lloriquear cuando te gane — sonreí, colgándome igualmente.
— ¿Acaso tienen cinco años? — El entrenador nos miró.
—Bueno, el que se rinda pierde, ya conocen las reglas, no patadas, nada de agarrones de huevos y no escupitajos — Cole nos miró, haciendo caso omiso al entrenador.
Asentimos y comenzamos a hacer las dominadas.
—Yo iré a ver si pasa algo más divertido en otros deportes — dijo Ian, yéndose.
— ¿Se vale bajarle los pantalones a Matt? — Diana miró a Cole.
—Solo si no te enamoras en el proceso — Matt le guiñó un ojo, sin dejar de hacer dominadas.
Los minutos pasaban y nosotros seguíamos.
— ¿Cuántas llevan? — Abby miró a Tommy.
—Cincuenta — dije sonriente.
—Y contando Pinki — Matt la miró.
Mis brazos apenas y comenzaban a sentirse cansados, pero todavía podía resistir otras cincuenta más.
— ¿Todavía no te meas? — Matt me miró.
Reí — Creo que estoy empezando a ver algo café en tus pantalones.
Abby se levantó del césped — Tener pene es medio raro. Esto parece un concurso para ver quién mea más lejos — nos miró.
— ¿Juegas? — Le sonreí.
—Iu, no — hizo cara de asco, yéndose.
Vi a lo lejos a Ian corriendo hacia acá.
—Tus brazos están temblando — dije mirando a Matt.
—Jodete — dijo, pero podía ver como sus músculos comenzaban a cansarse.
Esto iba a ser fácil, yo iba a ganar.
— ¿Alguien que le interese Voleibol?, va a haber un partido entre equipos — preguntó Ian mirándonos — ya están comenzando.
—Yo me voy — Tommy sonrió, corriendo hacia la cancha de Voleibol.
Carajo.
Me solté de la barra, tomando mi camisa y poniéndomela nuevamente.
— ¡Já!, perdiste — gritó Matt, soltándose igualmente
Mierda — dije, corriendo hacia la cancha también.
Cuando entré, vi que muchos de los jugadores de futbol americano estaban en las gradas, al igual que chicos de otros equipos de otros deportes.
Volteé hacia la cancha, viéndola.
Ahí estaba Thea con su uniforme, hablando con Tommy mientras calentaba.
—Eres una caquita suave — Matt se rió pasando de mí y sentándose.
Caminé hasta las gradas, sentándome hasta el frente.
—Holi — me saludó Thea, sonriente.
Le devolví la sonrisa y agité mi mano, saludándola.
—Bitches, deberíamos mejor entrar a Voleibol — volteé, viendo a Abby, Jess, Nat, Mel y Diana viendo el trasero de Thea — quiero algo así.
—Ah, si yo le miro el trasero a una chica es acoso, pero si ustedes lo hacen ¿no? — Matt miró a su melliza.
—Exacto, ahora cierra el hocico — Abby le puso el dedo medio sobre los labios.
El traje negro con números amarillos le favorecía a más no poder a Thea, resaltando su delgado y fino cuerpo.
Un silbato sonó, dando a entender que el partido ya iba a comenzar. Tommy abrazó a Thea, dándole unas ligeras palmaditas en la espalda y trotando hacia las bancas, para sentarse a mi lado.
—Vamos a ganar — dijo sonriente.
Miré hacia la cancha y Thea se puso en posición, haciendo que su trasero resaltara más.
—Quiero ser el traje de la número dieciocho.
La chica era una de las compañeras de Thea. Al oir el comentario intentó bajar su short, tratando de cubrirse más.
Volteé hacia atrás y miré al tipo — Te puedo hacer un puto dieciocho en tu feo rostro, ¿te sirve?
Él solo murmuró algo, saliendo del partido.
—Oí pelea, ¿con quién empezamos? — Matt se inclinó hacia mí, sonriente.
Negué con la cabeza, volviendo al partido. La clase de comentarios misóginos que lanzaban eran asquerosos.
— ¡Eso!— Tommy se levantó, gritando.
El equipo de Thea había hecho un punto.
THEA.
—Mis piernas duelen — dije sosteniéndome de los hombros de Tommy.
—Las hiciste mierda — me miró sonriente — ¿Verdad?
Volteé hacia el frente, viendo a Luck.
—Alguien me contó que fuiste una caquita aguada — sonreí burlona.
—Iba a ver cómo te ponían una paliza — me sonrió.
Reí.
—Hay que comer ¡pizza!— gritó Tommy, entusiasmado — Luck paga.
—Yo pago con tu tarjeta — miró a su hermano.
— ¡Si!— gritó feliz — espera, ¿cómo?
Caminamos hasta el estacionamiento, abrí la puerta de la parte trasera y me arrojé ahpi como un saco.
—Eso quiere decir que voy en el asiento del copiloto — Sin ver, pude percibir que Tommy estaba sonriendo — ¡yes!— y cerró mi puerta.
El asiento de piel antes era algo incómodo, pero ahora mi cuerpo lo sentía como si de una nube se tratara.
—Has hecho mucho esfuerzo físico — dijo Luck manejando.
Y pude escuchar su ironía en ello.
—Creo que el partido fue lo mejor — respondí, sentándome y poniéndome el cinturón de seguridad.
Luck me lanzó una sonrisa.
—Buenooo, ¿qué refresco venderán ahí? — Tommy le subió a la música, dejando que fuera lo único que se escuchara en el trayecto.
Cuando llegamos al lugar favorito de Tommy de pizzas, ambos casi estábamos babeando sobre el menú.
—Tres pizzas chicas de peperoni con mitad de carnes frías — Pidió Luck, regresándole los menús a la camarera.
Ella sonrió y asintió, yéndose.
—Realmente a veces me cuestiono su capacidad — Luck entrelazó sus dedos, mirándonos.
—Pues no lo hagas más — Tommy le sonrió, pegándole suavemente en la punta de la nariz — bup.
Su celular comenzó a sonar.
—Díganme por favor que ya no hay más fiestas — Tommy nos enseñó la pantalla de su celular, mostrándonos que era Matt quien lo llamaba.
—Probablemente solo quiera escuchar tu dulce voz — le sonreí.
Él exhaló, contestando y saliendo del local.
—Thea — Luck me miró.
Suspiré — ¿Vamos a hablar de eso?
—Bueno, tal vez solo tenemos que quedarnos sin hablar — dijo sarcásticamente.
Le di un sorbo a mi bebida — Me atraes. Eso es algo que claramente no puedo negar.
— ¿Qué es lo que buscas? — me preguntó, mirándome fijamente.
—La respuesta más correcta es, no lo sé. Pero, no quiero tenerte atado a una respuesta llena de mierda como esa. Hay que seguir nuestra vidas y que pase lo que tenga que pasar — comencé a golpear mis uñas contra la madera roja de la mesa — me importas mucho — le sonreí.
***
Eli me miraba sin decir nada.
—Tu planta no se ha secado — dije tocándola.
Mi sesión de hoy estaba un poco, muy callada.
—Thea, esa planta es artificial y lleva más de diez años ahí — habló sin quitarme la vista de encima.
Me levanté del sofá — Ya, ya estuvo bien. ¿Por qué me miras así?
— ¿Qué por qué te miro así? Me acabas de decir que te acostaste con Luck, y ahora que lo hiciste tienes miedo, ¿podemos hablar de eso?
—Yo nunca dije que tenía miedo — la miré.
Ella suspiró y miró su libreta — Me acabas de decir "¿y qué tal si él piensa que quiero una relación? Yo no quiero una relación, pero ¿y si él lo piensa y comenzamos una relación en la que él es infeliz y termina odiándome porque lo forcé a una relación en la que ambos no estábamos seguros?" — terminó de leer y volvió a alzar su mirada hacia mí.
— ¿Acaso es legar que escribas eso?
—Thea, el punto es que tienes miedo.
Comencé a jugar con la planta artificial — ¿Quién no tendría miedo de ser odiado?
—Ese no es el punto. Crees que al empezar una relación con cualquier persona vas a acabar como tus padres.
Volteé hacia ella — Yo no he dicho eso.
—Thea, todo lo que piensas y crees que pueda pasar, solo refleja eso. Pero debes de entender que no es así.
Me volví a sentar en el sillón.
—Luck me importa mucho, más que el hermano de mi mejor amigo. Él es... ¿mi amigo? — Cubrí mi rostro — me atrae, pero... agh. Me aterra el hecho de pensar que va a ser alguien con el que esté el resto de mi vida, y no porque no lo quiera así. Es porque tengo miedo a acabar como mamá. Está en la otra punta del país sin querer ver el más mínimo rastro de mi padre — mis ojos comenzaron a arder — yo no quiero llegar a odiar una persona de esa manera — las lágrimas comenzaron a desbordarse — no quiero ser como mi padre.
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Mis amores, una disculpa grandísima. Ayer olvidé completamente publicar el capítulo.
Pero... ¿Qué tal les pareció? 🔥👄🔥
Eternamente agradecida:
Daira ❤️
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