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CAPÍTULO 1 - "¿Infancia?"

Enjuagué mi boca y me miré al espejo —No sé a quién odio — dije dejando que las lágrimas rodaran por mis mejillas — ¿la maestra?, ¿a mi padre?, ¿a su hija?, ¿a mi madre? O a... ¿o a mí?

Luego de años de ayuda, estos ataques no me pasaban seguido. Pero lidiar con trastornos alimenticios no era fácil, con un segundo que te descuidaras, volvías a caer en ese hoyo oscuro.

—Thea — oí la voz de Luck detrás de la puerta — por favor, ábreme.

Él sabía que había tenido un ataque, pero no quería que me miraba ahora.

—Luck, yo... no me siento bien — dije, sosteniéndome del lavamanos.

—Thea — su voz era grave pero siempre mantenía ese tono cálido — no te hagas esto. No estás sola y no necesitas afrontar esto sola, por favor — tocó nuevamente la madera.

Suspiré, y caminé lentamente hacia la puerta, mis manos temblorosas de deslizaron hasta llegar al seguro y abrirlo. Luck esperó pacientemente hasta que yo abriera la puerta. Cuando sus ojos azules con viñetas café me miraron, analizando mi cuerpo en cada rincón para asegurarse de que estuviera bien. Me sentí nuevamente bien, cayendo sobre él.


LUCK —DOS AÑOS.
Justamente tenía dos años cuando apareció otro ser en mi vida.

—Luck, él es tu nuevo hermanito — papá me cargó para que pudiera ver.

Mamá estaba sobre una camilla de hospital abrazando una manta. Pero cuando movió ligeramente, pude ver un rostro. Ella sonrió — Amor, dile hola.

Agité mi manita, saludándolo.

—Ahora eres su hermano mayor — dijo mamá, arrullándolo.

Miré a papá, él estaba muy sonriente viéndolos a ambos. Me sentó a un lado de mamá, para que pudiera ver al bebé más de cerca.

— ¿Nos podría tomar una foto? — papá le acercó una cámara a la enfermera.

Mamá lo miró —No mames Thomas, estás loco. Mira como me veo.

Él besó su frente, acomodándole unos cabellos — Luces más bella.

Mientras mamá sostenía al bebé, papá me sostenía con su brazo, y el flash abarcó la habitación.

DOS AÑOS DESPUÉS.

— ¿Por qué siempre se le cae la baba? — pregunté, volteando hacia mamá.

—Porque es un bebé — dijo, limpiándosela con una toallita.

Tomé mi cuchara, y mientras seguía comiendo mi cereal, veía a Tommy, y él me veía a mí.

—Mamá, el bebé me está mirando — dije, sin quitarle la vista de encima.

Él me sonrió, aventando su plato de papilla.

—Thomas — papá lo miró.

El bebé sonrió, alzando sus brazos para que papá lo tomara.

— ¿Quieres cargar a Tommy? — preguntó, él mirándome.

Volteé a verlo, sus ojos azules eran iguales a los de mamá. Terminé mi cereal y me levanté, acercándome a la silla de bebé, abriendo la mesita y tomando a Tommy en brazos.

—Aw mira mis bebés — mamá nos sonrió.

Tommy comenzó a tocar toda mi cara, para luego despeinar mi cabello. Sonreí, besándole la regordeta mejilla.

THEA —SIETE AÑOS.

Hoy era mi cumpleaños número siete.

—Ani — la miré mientras doblaba mi ropa — ¿será una fiesta sorpresa?

Ella suspiró y me miró — ¿Fiesta sorpresa de qué?

Froté mis manos, mientras veía mis zapatos —Nada, olvídalo.

Nos acabábamos de mudar a Fresno, llevábamos una semana aquí.

— ¿Necesitas algo más? — Ani me miró.

Le sonreí — No, gracias Ani.

Ella salió de mi habitación. Suspiré, recostándome sobre mi cama. ¿Tendría fiesta sorpresa, o por qué mis padres todavía no habían hecho nada?

— ¿Me harán un pastel de chocolate? — pregunté para mí misma.

Me levanté y miré por mi ventana, viendo a varios niños jugando en la calle. Sonreí y corrí escaleras abajo, tomé mi patín, arrastrándolo hacia afuera.

— ¡Hola!— sonreí, mirándolos.

Ellos voltearon, mirándome.

— ¿Por qué hablas así? — preguntó un niño, haciendo una cara rara.

—Es que vengo de Canadá — le sonreí.

Otra niña se aproximó a mí — ¿Qué no eres la nueva?, ¿la que se mudó a la casa embrujada?

Fruncí mis cejas — ¿Casa embrujada?

—No queremos jugar con niñas malditas— una niña puso una mano en mi pecho, empujando y haciendo que cayera de trasero en el suelo — ya sabemos qué haces rituales con tus manos.

Negué llorando — Es que mi abuelo es...

—Aparte, no entendemos como hablas — alguien aventó mi patín.

Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos y a rodar mis mejillas.

LUCK — DIEZ AÑOS

—Tommy — lo miré.

Él volteo, y me sonrió — Hola Luck.

Mi hermano estaba solo en el recreo.

Me senté a su lado — ¿Veremos la película hoy en la noche? — Pregunté, para así poder animarlo un poco.

— ¡Sí!— sonrió, feliz.

Le devolví la sonrisa. Mínimo había cumplido mi cometido.

—Oye, cara de culo.

Volteé, viendo a Matt, sonriente.

— ¿Qué quieres, cara de caca? — le contesté, comiendo mi sándwich.

—Dile — dijo él, mirando a Abby.

Ella sonrió, sentándose a mi lado —Ve hacia allá — apuntó con la barbilla hacia un árbol.

—Wow, un árbol. Que innovador — tomé mi botella de agua, bebiendo de ella.

—No, tonto — tomó mi cara, haciéndome voltear nuevamente — la niña que está sentada debajo del árbol.

— ¿Y?, ¿qué quieres que haga? — La miré impávido — ¿es santa Claus o qué?

— ¿En serio? — Tommy nos miró con los ojos, casi brillándole.

Matt volteo hacia él — Para empezar, tiene barba blanca.

—Pero se la pudo rasurar — mi hermano lo miró.

—Santa Claus es gordo — Matt lo apuntó.

—Pudo adelgazar.

Volteé hacia Matt — ¿En serio vas a seguir peleando esta pelea absurda?

—Pero Santa Claus es viejo, já, te gané — sonrió, victorioso. Ignorándome.

Tommy se levantó — Pudo rejuvenecerse, él es mágico. Tal vez está aquí para ver a los niños que se portan mal y así no traerles regalos.

—No... — Matt se quedó mirando hacia la niña con cierto recelo.

Volteé hacia mi prima — ¿Qué hay con la niña?

—Le gustas — dijo, media aturdida por la tonta discusión anterior.

Asentí, mientras seguía comiéndome mi sándwich.

— ¿No vas a hacer nada al respecto? — Matt me miró, confundido.

—Pues ella a mí no me gusta, ¿qué podría hacer?

Tommy me miró con los ojos muy abiertos, para luego tomar el cuello de mi camisa — ¡Le gustas a Santa, regalos infinitos!

THEA — ONCE AÑOS.

—Vamos cariño, tú puedes.

Mi abuela estaba animándome en mis clases de ballet. Su cabello blanco estaba peinado en un moño alto, y sus ojos café me miraban con mucho cariño.

Mamá sonrió, aplaudiéndome — Eso es Thea.

Sonreí, feliz de que ellas dos estuvieran en mi clase.

—Thea, necesitas estirarte un poco más — la maestra comenzó a presionar mi espalda hacia el suelo.

Suspiré, cerrando mis ojos, sintiendo que en algún punto mi espalda iba a quebrarse.

—Maestra, creo que eso ha sido suficiente — mamá, se levantó de su silla — tenemos que irnos.

La maestra miró a mamá, pero ella no bajó su vista.

—Vamos cariño — la abuela se acercó hacia mí, extendiéndome una mano.

Sonreí, tomándola y así, levantándome del suelo.

—Tal vez si estuviera un poco más delgada, pudieras hacer mejores los movimientos — dijo mi maestra, mirándome.

Las tres salimos del estudio, hacia el carro.

— ¿Quieres que te ayude a quitarte ese peinado? — preguntó la abuela, mirándome.

Asentí, inclinándome hacia ella, mientras mamá conducía.

—Ah, esa perra me tiene harta — dijo, apretando el volante con sus uñas color blanco — se cree mucho solo porque se acuesta con el director de teatro.

—Hija, por favor deja ese vocabulario — la abuela la regañó.

Mamá nos miró por el retrovisor, con sus ojos verdes, ardiendo en llamas — ¿Mamá, no acabas de ver cómo le apretaba la espalda a Thea?, ¿quién carajos piensa que es?

En cuanto se estacionó frente a la casa, bajó, azotando la puerta.

— ¿El abuelo está en casa? — pregunté, sintiendo por fin mi cabello color caramelo, libre.

La abuela asintió, bajando del auto, al igual que yo. No hacía mucho que nos acabábamos de mudar a Malibu, por el trabajo de papá. Él era doctor, y aunque podía quedarse en una sola ciudad, le gustaba siempre ir a los lugares que más lo necesitaban.

—Abuelo — sonreí, tocándole su hombro.

"Cariño" — dijo, moviendo sus manos.

El abuelo era sordo, cuando tenía quince años había sufrido un accidente que lo había dejado en este estado, Podía hablar algunas palabras, pero entre más años cumplía, prefería usar el lenguaje de señas.

"¿Cómo te fue?" — preguntó, sentándose sobre el sofá.

Yo aún no sabía mucho sobre el lenguaje de señas, pero podía tener una conversación básica. Sabía que el abuelo sabía leer los labios, pero quería hacerlo sentir orgulloso, y que viera que me importaba comunicarme correctamente con él.

­—"La maestra sigue siendo grosera" — expresé, poniéndome frente a él.

Negó con su cabeza — "No le hagas caso, hay personas que llevan mucho veneno en sus vidas y tratan de repartirlo con alguien más"

Miré hacia abajo, viendo mi estómago — "Abuelo, ¿tú crees que estoy gorda?"

— ¡No!— gritó, con su voz. Era muy rara las veces que él hacía eso — "¿Quién demonios te ha dicho eso?"

Negué con la cabeza — "Solo... preguntaba"

LUCK — QUINCE AÑOS.

— ¿No vas a ir? — pregunté, mirando a Tommy.

Él negó con su cabeza, mientras hacía su tarea. Estaba muy preocupado por reprobar el examen que tenía entrando en su nuevo ciclo de escuela. Iba a empezar segundo de secundaria y quería estar preparado para ello.

—Bueno — tomé mi patineta, saliendo de la casa.

Rectifiqué que mis rodilleras, coderas y casco, estuvieran bien para la acción

—Listo — dije poniendo mi patineta en el asfalto, para luego subirme en ella y comenzar a patinar.

Los suburbios eran muy calmados, aunque teníamos la suerte de tener a mamá en casa, ella siempre hacía que todo fuera más ameno y agradable.

—Carajo.

En algún punto, caí al suelo. Sin saber qué había pasado.

THEATRECE AÑOS.

— ¿Y te gusta la ciudad? — me preguntó Eli, mi psiquiatra.

Alcé mi vista — ¿Debería de encariñarme?, es unos meses seguramente nos vamos a ir a la otra punta del país, siempre es lo mismo.

—Thea, no debes de pensar de esa manera.

—No quiero conocer a nadie ni hacer amigos, ¿de qué va a servir? — Bufé — ninguno de mis padres está nunca en casa, papá no quiere ver a mamá, ni ella a él. Ambos hacen que ninguno existe, y por consiguiente, yo no existo para ellos. Dígame, ¿por qué se casan y tienen hijos si no los van a querer?

Eli bajó su libreta — Eso no significa que todas las parejas sean así, ve a tus abuelos.

—Cuándo quieres a alguien y haces que se quede a tu lado, ¿se va? — Pregunté, casi ida en mis pensamientos — ¿así como mis padres?

—Thea — ella se levantó de su silla naranja — cuando seas más grande vas a entender los problemas de los adultos.

La miré, fijamente — ¿Cuándo sea grande entenderé por qué los padres no aman a sus hijos?

Ella suspiró, rindiéndose — Ahora levántate, vamos a checar tu peso. Espero que tus ansias hayan bajado — me dio una carismática sonrisa.

***

"Voy a salir a recorrer el barrio" — le dije al abuelo.

Él era el único que estaba en casa.

"Nada de andar trayendo animales. Tu madre lo prohibió"

Lo miré y suspire — Sí — dije y caminé hasta la puerta.

No hacía mucho nos habíamos mudado y no conocía muy bien las calles y casas. Y suponía que debía de haber unas muy bonitas y costosas.

—Hey — saludé a un perro que estaba detrás de una reja — hola — le sonreí.

El perro comenzó a mostrarme sus dientes y a gruñir.

—Okey, relajémonos — lo miré.

Y comenzó a ladrar, corriendo hacia mí.

— ¡Ah!— grité, corriendo.

Aquí había de dos, si no corría el perro me iba a morder y la dueña me iba a regañar porque su perro me mordió, y la segunda opción era de que mamá me regañara porque un perro me mordió, y luego se peleara con la dueña y así no nos aceptaran.

Cuando miré al frente, viendo a alguien patinar, no pude detenerme.

— ¡Carajo!— grité, estrellándome con él.

Sin querer, caí arriba de él. No habría los ojos y comenzaba a asustarme. ¿Tendría una contusión?

LUCK — QUINCE AÑOS

Cuando abrí mis ojos, vi a una chica sobre mí. Muy asustada mirándome.

— ¿Estás bien?, ¿necesitas RCP?, oh mierda. Casi no lo sé, ¿tienes la canción de YMCA? —Sus ojos azules grisáceos, se movían, observando todo mi cuerpo — ¿O era la canción de Stay in alive?, alguna de las dos. Aunque si lo piensas, es más graciosa la segunda.

Me quité el casco para poder verla bien.

— ¿Por qué quieres que ponga una canción? — pregunté.

Su cabello color caramelo caía salvajemente por sus hombros, sus mejillas estaban algo rojas. Suponía que había estado corriendo o algo así, ya que tenía algunos cabellos pegados en su frente por el sudor.

— ¿Estás bien? — preguntó, mirándome detenidamente.

Volteé hacia abajo y ahí noté que seguía sentada sobre mi regazo.

Mis mejillas instantáneamente se sonrojaron —Oye...

— ¡Ah!, ¿tienes un choque de calor?, carajo. ¿O la sangre se te está subiendo a la cabeza? — La chica comenzó a tocar mi cara — mi papá es doctor, pero no está. Yo... ¿llamo a una ambulancia?, ¡chico contéstame!

— ¡Estás sentada sobre mis partes nobles!— grité exasperado, cubriéndome el rostro.

—Oh — sentí como el peso que sentía, desapareció. Unas manos se posaron sobre las mías, alejándolas de mi rostro — ¿ahora estás bien? — la chica había puesto mi cabeza sobre sus piernas.

Respiré profundamente y asentí — Sí...

— ¡Bien!, ahora sé que no vas a morir — dijo, sonriente. Pude notar que llevaba brackets de color morado — vamos — puso nuevamente mi cabeza en el suelo, y se levantó.

Me senté, y la miré — ¿Vamos?, no voy a ir a ningún lado.

—Por cierto, soy Thea — dijo, sonriente. Omitiendo mi comentario.

—Luck... — contesté, algo desconcertado.

—Te voy a curar en mi casa, Luck — extendió su mano, para ayudar a levantarme.

Miré su mano, tenía unos dedos delgados y finos.

—Luck, si sigues viendo así mi mano, voy a pensar que te la quiere comer — rió.

Suspiré, aceptándola, y levantándome.

— ¿Tú... vives por aquí? — pregunté mientras caminábamos.

—Sí — contestó, caminando a un lado de mí — ahí — apuntó hacia una casa.

Y la reconocí inmediatamente, hacía ya unos meses estaba en venta. Pero de pronto se vendió, mis padres habían dicho que un doctor y su familia la habían comprado.

—Así que eres nueva — afirmé.

Ella asintió. Y caminamos hasta la puerta de su entrada.

—Thea... ¿me estás dejando pasar? — pregunté.

Volteo mirándome — Si te haya querido dejar afuera, te hubiera cerrado la puerta en la cara.

—Puedo ser un ladrón — dije.

—Con muy mala vista — rió, entrando.

Suspiré, siguiéndola. Podía notar que no había nadie en su casa. A excepción de las personas que trabajaban ahí.

—Hola abuelo — ella le tocó el hombro al hombre que estaba en la sala, viendo un partido de ajedrez por televisión.

El hombre movió sus manos, y Thea también.

—Él es mi abuelo — dijo, presentándomelo. Agité mi mano, saludándolo, algo desconcertado — es sordo, pero si quieres hablar con él lee los labios.

El abuelo hizo unas señas y ella rió.

THEA

El extraño que ahora sabía que se llamaba Luck, se veía notablemente confundido.

"Cariño, ¿te has robado un muchacho? — preguntó el abuelo mirándolo.

Reí negando con la cabeza — "Mientras salí a correr, me tropecé con él y lo lastimé. Ahora voy a curar sus manos"

Mi abuelo miró nuevamente a Luck — "Puedo decir que es bastante guapo"

—Abuelo — reí y Luck me miró. Negué con la cabeza y volví — "Tal vez es un niño actor" — volteé con Luck — ¿eres actor?

Él me miró, frunciendo el ceño — ¿Actor?, no.

"Tal vez es modelo"— dijo el abuelo.

Volteé hacia él, viendo como estaba mirando mi casa. Realmente era guapo.

"No creo eso. — Reí— Estaremos en la cocina" — me despedí caminando hacia allá — ven — miré a Luck.

Él me siguió.

—Puedes sentarte ahí — le apunté un banco en la mesa — y dime Luck, ¿cuántos años tienes? Puedo notar que eres mayor que yo — dije mientras buscaba el botiquín.

—Quince — contestó, sentándose — ¿Y tú?, ¿Doce? — inclinó su cabeza.

Sonreí, tomando el botiquín blanco — Trece.

—Carajo, ¿qué no debería ser yo el que esté preocupado por ti?

Alcé una ceja — ¿Por qué?, ¿Por qué soy menor o porque soy una niña?

—Porque tú también te caíste — dijo, como si fuese lo más obvio del mundo.

Me encogí de hombros — Sí, pero yo te aventé — puse el botiquín sobre le mesa y saqué el agua oxigenada — ¿vives cerca de aquí? — tomé sus manos y una corriente eléctrica recorrió mi cuerpo.

—Justo cuatro casas antes de que me taclearas — contestó, haciendo muecas mientras limpiaba sus manos.

No pude evitar reír ante su comentario. Levanté la mirada, viéndolo, su mandíbula estaba tensa, haciendo que se le marcara todavía más.

—Me agradas — confesé.

***

Hoy era la fiesta para los de nuevo ingreso, y estaba más nerviosa de lo común.

—Todo va a salir bien — dijo la abuela, mirándome.

Volteé hacia ella— ¿Y mamá?

Ella suspiró — Sabes que tu madre ha pasado tiempos difíciles.

Asentí, mientras seguía mirando la ventana. Sabía que mamá estaba pasando un momento difícil al saber que papá pasaba más tiempo con... El tiempo que nos dedicaba a nosotros era nulo.

—Thea, amor — el auto se detuvo.

Suspiré, y puse una sonrisa — Gracias abuela—Abrí la puerta, antes de que me dijera otra cosa y bajé.

Ahora que estaba pensado en... ella. Recordé como tenía muchos trofeos en ballet. Mi estómago comenzó a revolverse y unas nauseas fuerte, comenzaron a atacarme. Corrí directamente hacia el baño, y empujé la puerta. Encerrándome en él y dejándolo fluir.

Los minutos pasaron y yo seguía ahí, arrodillada sobre el inodoro, sin fuerzas ni energía de hacer nada más. No quería salir y conocer gente, seguramente en un par de semanas o meses tendríamos que mudarnos y hacer amigos no era lo mejor.

Salí del baño, enjuagando mi boca. Miré mi reloj, solamente había pasado una hora. Mi atención se concentró en un niño, que estaba sentado. Sonreí y corrí hacia él.

— ¿De qué color son tus brackets? — pregunté, sonriente, mostrándole los míos.

Y esa pequeña interacción, cambió mi vida.

LUCK — DIESISIETE AÑOS.

El tiempo pasó, y por cosas del destino. Tommy y Thea terminaron siendo mejores amigos (algo que no me asombraba para nada, eran tal para cual) y luego, mágicamente los dos se graduaron con excelentes notas de la secundaria. Por lo que mis padres habían decidido premiarlos con un viaje a la playa. Y era el último que iba a tener antes de entrar a la universidad.

Miré a Thea — ¿Y eso?

Ella sonrió — Soy yo.

Reí — No — toqué el sombrero en su cabeza — esto.

—Ah, pues un sombrero — contestó Tommy, como si fuese lo más obvio del mundo.

—Pero, ¿por qué lo llevas puesto? — fruncí mi ceño.

Ella sonrió — Es para el viaje a la playa.

—Thea, estamos en la camioneta. Faltan horas para llegar — la miré.

—Que tú no tengas tanto flow, no significa que debas de criticarla — mamá volteo hacia mí, desde el asiento del copiloto.

Alcé una ceja — ¿Me críticas a mí?, tú llevas media hora diciendo que los zapatos de Tommy no combinan.

Ella se encogió de hombros — ¿Quieres que le mienta?

Suspiré, y así comenzó nuestro viaje.

Luego de varias horas, los únicos que quedábamos despiertos éramos mi padre y yo. La cara de Tommy estaba completamente pegada al vidrio, mientras dormía, al igual que la de mamá. Parecían dos gotas de agua.

El cuerpo de Thea fue cayendo lentamente hasta que su cabeza estuvo sobre mi hombro. Me tensé y toqué su cabeza, dispuesto a quitarla, pero... simplemente, lo dejé pasar.

***

Tommy y Thea estaban disfrutando de la playa como si fuese la primera vez en su vida que la veían.

—No seas un vampiro — mamá me dio un codazo — ve con ellos.

La miré — ¿Conoces la educación sin violencia?

Me levanté del camastro y me quité mi camisa. Claro que no estaba avergonzado de mi cuerpo, llevaba desde secundaria en el equipo de futbol americano, junto con Matt. Así que mi abdomen a este punto estaba bastante trabajado al igual que mis otros músculos.

— ¡Ponte una camisa, que no te da vergüenza!— gritó Tommy, desde el agua, con toda la cara blanca por el bloqueador.

Thea rio, y la miré. Su blusa hacía juego con la de Tommy, la de ella era de Dory, y la de él era de Nemo. Eran bastante lindos.

— ¿Me veo bien? — pregunté, molestándolo y caminando hacia ellos.

Podía notar algunas miradas sobre mí, pero no me llamaban la atención. Así que seguí con mi camino.

—No — Tommy negó rotundamente.

Volteé hacia Thea, y alcé una ceja, señalándome. Ella no puedo soportar más y comenzó a reír a carcajadas.

— ¿Respuesta definitiva? — pregunté, pero ella se había torcido de la risa.

Sonreí, mirándola. La tomé de la barriga, cuidadosamente de no lastimarla y la subí sobre mi hombro. Cayendo ambos al agua.

THEA.

Todos estábamos en la playa comiendo unos cocos que habían comprado.

—Iré a nadar — avisó Luck, levantándose.

No era de asombrarse la cantidad de miradas que se posaron sobre él, Luck sabía lo guapo que era, pero aun así no le importaba que alguien lo mirara y seguían en lo suyo.

— ¿Ves algo bueno? — Andrea me sonrió.

Volteé hacia ella y le sonreí — ¿Cómo es que tiene hijos tan perfectos?

—Ow gracias — Tommy me sonrió, todavía con coco en la boca.

Andrea se encogió de hombros — Soy su madre, lo heredaron de mí.

Thomas hizo sonar su garganta y su esposa rió.

—Bueno, fue trabajo de dos.

THEA — DIESIEIS AÑOS.

—Me gusta tu atuendo — Eli sonrió al verme.

Volteé a verme. Mi suéter de lana azul claro, combinaba con mi blusa de tirantes del mismo color, la falda de tubo de cuadros azules con salmón le iba perfecto.

—Gracias — me acosté como normalmente lo hacía en todas mi sesiones sobre el sillón gris y suspiré, lista.

—Has roto tu record — dijo ella, comenzando — tres años en California, ¿no te aburre?

Reí — Es cierto, jamás había pasado tanto tiempo en un lugar — sonreí — y jamás lo había pasado tan bien.

— ¿Y Tommy qué está haciendo?, ¿Cómo les va a ambos en la escuela?

Él se había convertido en una parte muy esencial de mi vida.

—Seguramente está jugando videojuegos, acaba de comprar uno nuevo y está obsesionado con él — reí — mis notas han subido bastante.

— ¿Y qué me puedas contar de Luck?

Suspiré, pensando.

—No sé — respondí sinceramente — es... es muy extraño, no sé qué pensar sobre él.

— ¿Has pensado sobre que podrías tener una pequeña pizca de miedo?

Volteé hacia ella — ¿A Luck?

—A lo que pasaría si te pones a pensar en él — me miró — y por eso no has decidido nada.

Volví a mirar hacia el techo — No lo sé.

Ambas nos quedamos en un silencio bastante cómodo.

—Puedo ver una ligera lonjita ahí — sonrió apuntándome mi barriga.

Miré hacia abajo, viendo una pequeña curvatura en mi abdomen, sonreí feliz —Es... es cierto.

—Felicidades — se levantó, abrazándome.

¡Había logrado subir de peso!

***

Jamás tuve la inquietud sobre tener un hermano. Al contrario, aborrecía completamente la idea. Pero en el momento en el que Tommy llegó a mi vida, fue tan perfecto. Y lo necesitaba tanto.

—Y, y si le hago así — pulsó muchos botones — puede volar.

Ambos estábamos en su habitación, que de alguna manera también se había vuelto mía. Sus padres habían decidido comprar una litera para que así pudiera quedarme ahí.

—Y... ¡carajo!— gritó, echándose hacia atrás, cayendo al suelo.

Reí mirándolo — Casi.

— ¡Casi ganábamos!— gritó, integrándose nuevamente.

La puerta de la habitación se abrió y la cabeza de Luck fue la primera en mostrarse — ¿Alguien tiene hambre?

Desde la primera vez que lo había conocido, su cuerpo había cambiado bastante. Aunque él nunca estuvo en mala forma, ahora parecía un Max Steel, sus brazos estaban bien definidos y trabajados al igual que el resto de su cuerpo, las venas que había en ellos se notaban aún más por su piel blanca y el ejercicio. Y ni hablar de su abdomen, era... uf, perfecto. Su cabello negro azabache, era igual al de Tommy. Sus ojos eran también azules pero tenían unos ligeros y casi imperceptibles toques de café, y unas cejas negras pobladas. Sus facciones estaban bastante marcadas, una mandíbula definida, su nariz recta y fina, unos pómulos de muerte, en fin, era muy guapo. Y él lo sabía, ¿lo mejor? No le importaba.

— ¡Quiero matar a ese puto alíen!— gritó Tommy, mirando la pantalla sin prestarle la mínima atención a su hermano.

Luck me miró, esperando mi respuesta.

No tenía la manera correcta de explicar lo que sentía por él. ¿Amor?, ni idea, ¿apreciación? Bastante, ¿un crush? Seguramente. Pero todo eso iba más allá de lo que realmente sentía al verlo. La seguridad y confianza que le tenía a Tommy, eran en los mismos niveles con él. Así que no estaba segura si lo que sentía por él era un crush, o el cariño como si de un buen amigo se tratase.

—Yo quiero — me levanté del suelo.

Él sonrió — ¿Tommy?

— ¡Muerte de una maldita vez!— gritó él.

—Lo tomaré como un "tráeme comida"—dijo, mirándolo.

— ¿Qué vamos a comer? — pregunté, mientras bajábamos las escaleras.

Él se encogió de hombros — Estaba pensando en una hamburguesa. Fácil y sencillo.

Ambos caminamos hacia la cochera, subiéndonos en la camioneta de Andrea. Miré el reflejo de mí, en el vidrio. Tenía un pantalón de pijama de Tommy de Star Wars, mi camisa era negra y floja. Y claro que para completar mi atuendo, unas chancletas rosas.

—El puro estilo — dijo Luck, subiéndose.

Mentiría si dijera que me sonrojé por su broma, o al contrario, que me sintiera patética al ir con él en estas fachas. Simplemente reí, subiendo igualmente. No sentía la presión de verme bien para él como si fuera un chico que me gustara, simplemente era algo... diferente.

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Hola mis amores bellos. ¿Cómo están?

Espero que les haya gustado este capítulo Como verán ¡acertaron! la historia es de Luck y Thea. Espero que la disfruten tanto como yo.

Ahora, algunas preguntas que tenían era ¿por qué esta historia tiene un libro aparte, Daira?, ¿Qué no todas iban a estar en "NUESTROS CAMINOS?  Bueno, lo que pasa que esta es una historia un poquito más larga y más profunda, y yo sentí que merecía su libro aparte, y también ustedes me ayudaron a decidir.

Esta historia va a ser un poco más... fuerte, en todos sentidos. Espero la amen.

Eternamente agradecida:

Daira ♥️

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