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La biblioteca se encuentra bastante calmada para ser un día entre semana. Normalmente un día como ese estaría a rebosar de alumnos usando la información a su alcance para sus tareas escolares. Sin embargo, hoy solamente un par de incautos se encuentran consultando algún libro, a pesar de que por sus expresiones Jeongin podría jurar que la mayoría tienen la cabeza muy lejos de ese tedioso lugar. Él solamente está allí para consultar unos libros de recetas, pero no piensa quedarse demasiado compartiendo ese aire abrumantemente aburrido con el resto.
Ha estado hablando largo y tendido con los mayores del club sobre lo que deben hacer para el club de baile. Ya tienen decidido la gran mayoría, pero aún no han llegado a un consenso sobre el postre que deben hacer. La presidenta, confiando a ciegas en sus habilidades que solamente conoce de palabra, lo ha dejado a él a cargo de todo lo que tenga que ver con dulces. Él debe pensar en que preparar con el presupuesto del que disponen.
Ojea con interés los libros que ha escogido mientras habla con Félix por mensajes, acordando encontrarse en cuanto acabe con su tarea. Anota un par de ideas de postres fáciles y que se conservan bien, además de bastante asequibles para el bolsillo, para proponerle a su mayor, satisfecho con su trabajo realizado en un tiempo considerablemente corto. Se levanta, dispuesto a dejar los libros de nuevo en su lugar, ya que está seguro de que podrá encontrar las recetas en internet. Y, si no, siempre puede volver en otro momento y pedir el libro correspondiente prestado.
Cuando ya ha colocado lo que ha utilizado y está dispuesto a ir al punto de encuentro que ha acordado con su amigo pecoso una persona que parece haberse dormido sobre su mesa llama su atención. Quizás es su inconfundible cabello largo azabache o quizás es esa sensación oprimente que se apodera de él cada vez que lo ve, pero está seguro de que es Hyunjin a pesar de no poder verlo bien. Nunca ha estado tan cerca del chico mayor, y sus pies se mueven solos para hacer la distancia que los separa aún menor y poder apreciarlo mejor. Necesita satisfacer su curiosidad. Reza porque esté realmente dormido y ahorrarse un momento incómodo si lo pilla mirándolo tan fijamente.
Hwang tiene la cabeza apoyada en los brazos, que le sirven de almohada en su siesta improvisada. Su rostro relajado parece restarle años de encima, como si el gesto serio que porta normalmente actuase como un envejecedor en un chico tan joven como él. Sus labios se encuentran fruncidos en una mueca, como si todas sus preocupaciones se concentrasen en esa acción tan inocente e infantil. Su respiración pausada le da a entender a Jeongin que de verdad está durmiendo y no fingiendo, lo que hace que el menor se relaje un poco. Por la cantidad de papeles que hay esparcidos a su alrededor se atreve a especular que tiene un examen o trabajo importante para una fecha próxima y que está esforzándose mucho para él.
El chico coge aire un poco más fuerte de lo normal, lo que hace que se asuste, pensando que va a despertarse. Se queda unos segundos preciosos dividido entre la idea de que el chico lo va a pillar mirándolo, cosa que hará que se muera de vergüenza, y la idea de que si se mueve de manera brusca quizás haga el suficiente ruido como para despertarlo porque sigue dormido y solo es una falsa alarma. En esos segundos que duda, Hyunjin vuelve a retomar el ritmo normal de su respiración. Ha sido una falsa alarma.
Ahora es él el que da una respiración profunda, aguantándose las lágrimas. Siente un dolor punzante en su pecho, mucho más fuerte de lo normal, quizás debido al hecho de que está apreciando al chico que no se sale de sus pensamientos tan de cerca. El arranque de valentía que lo había llevado hasta la mesa del mayor desaparece de manera igual de repentina que llegó. El pánico lo reemplaza. Sale corriendo en dirección a la mesa en la que ha estado ojeando los libros de cocina, dispuesto a marcharse.
Cuando se encuentra metiendo su libreta en su mochila, haciendo esfuerzos por no echarse a llorar en medio de la biblioteca, recuerda un detalle crucial. Allí, entre todas sus cosas, se encuentras las hojas pertenecientes a Hwang Hyunjin que han acabado en su poder de alguna manera misteriosa. Su sentido del deber empieza a batallar para hacerse oír por encima del lío que es su cabeza ahora mismo, recordándole que debe devolver los apuntes a su dueño. Se muerde en labio, pensando en como hacerlo sin morir en el intento.
Un pequeño pedazo de algo lila que sobresale de su mochila le llama la atención. Saca el pequeño bloque de adhesivos del color pastel, teniendo una brillante idea. Escribe con rapidez una disculpa por tardar en devolver las hojas, firmando al final. Piensa unos instantes con inseguridad. Al final borra con diligencia su nombre. Prefiere quedarse en el anonimato por un tiempo. No se ve preparado para entablar una conversación con él todavía.
Vuelve con pasos lentos hasta la mesa de la que ha huido hace unos momentos. Reúne el valor suficiente para asomarse con disimulo desde detrás de una estantería para ver si Hwang sigue durmiendo. El chico sigue en la misma posición que cuando se fue. Con rapidez y siendo lo más silencioso posible, deja las hojas con la nota pegada junto al rostro del dormido.
-Duerme bien, Hyunjin hyung.- murmura de manera casi inconsciente mientras observa por unos últimos instantes el rostro contrario.
De nuevo sus ojos están anegados en lágrimas provocadas por ese molesto nudo en su pecho que no le deja respirar. Suspira antes de marcharse con el corazón pesado y la mente hecha un lio. Espera poder superar en algún momento esa fase en la que la simple presencia de Hwang Hyunjin logra alterar de tal manera sus emociones o se volverá completamente loco.
Unos minutos después de que Jeongin se haya marchado de la biblioteca Hyunjin comienza a despertar. Su cuello y su espalda se quejan con un dolor sordo por la mala postura en la que ha pasado bastante rato. Tarda unos segundos en recordar donde está, y acto seguido se reprende mentalmente por haberse quedado dormido mientras estudiaba. Debería hacerle caso a su hermana e intentar aumentar sus horas de sueño nocturnas para evitar que ese tipo de cosas pasen.
Revisa las cosas ante él, intentando con esfuerzo poner su mente a funcionar y recordar qué es lo que estaba haciendo cuando se quedó dormido. Debe retomar el trabajo antes de que empiece su próxima clase. Mira su reloj, dándose cuenta de que solo faltan tres cuartos de hora para que eso pase. Ha perdido un tiempo valioso de estudio a cambio de una siesta poco provechosa, ya que sigue sintiendo el sueño en su organismo. Se siente frustrado consigo mismo.
Su mirada se posa en algo que no recuerda que estuviese allí antes. Reconoce las hojas que perdió hace un par de días y que ha estado intentando reemplazar sin descanso, solo que una nota de color pastel que no es suya se encuentra con ellas. Las coge, sin poder explicarse cómo es que han vuelto a él de manera tan sencilla.
Su corazón comienza a latir de manera desbocada mientras pasea sus ojos sobre la apretada caligrafía que le pide perdón por tardar en retornarle sus apuntes. Una pequeña sonrisa tira de sus labios mientras su mente relaciona las reacciones que está teniendo su cuerpo con las que tiene cuando cierto chico de cabellos castaños anda cerca. No sabe exactamente por qué, pero tiene la extraña sensación de que ha sido él el que ha encontrado sus hojas y el que se las ha devuelto de manera anónima. Es una corazonada tan fuerte que no cabe en su mente la idea de que pueda estar equivocado.
Sonríe un poco más grande, pensando en lo cerca que ha estado Jeongin de él cuando ha dejado las hojas en su mesa. Se asusta un poco de los extremos algo insanos a los que está llegando su aparente obsesión con el chico menor. Debe relajarse un poco si no quiere parecer un acosador.
Ahora su mente trabaja casi por cuenta propia en una manera de hacerle saber que le está agradecido por devolverle sus apuntes.
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Esa misma tarde Jeongin se encuentra sentado en una de las mesas de la cafetería en compañía de Jamie. Están esperando a que Félix llegue de su entrenamiento con el club de baile para comer unos sandwiches que ha preparado el chico para todos. La chica habla sin parar sobre su club de canto con emoción, y él solo sonríe, divertido por la energía que imprime en cada una de sus palabras.
Unos minutos después el chico pecoso hace acto de presencia, dejándose caer sobre la mesa con pesadez. Carga su bolsa de deporte al hombro y tiene el pelo húmedo, signo inequívoco de que acaba de darse una ducha. Suspira, exagerando su cansancio como cada vez que acaba de entrenar. Sus amigos hace tiempo que se han dado cuenta de que la forma física del pelinaranja es más que suficiente para aguantar el nivel de los entrenamientos con bastante comodidad. Incluso hay días en los que parece que no hayan supuesto un esfuerzo demasiado grande para él.
-¿Un día duro? ¿O estás practicando para presentarte al club de teatro? Porque tú actuación es cada día más convincente.- se burla Jamie.
-Muy graciosa, listilla. Hemos tenido que ensayar el doble de duro porque mañana los mayores tienen que arreglar unas cosas para el viaje de este fin de semana y no lo haremos. Son tan exigentes que no podemos perder ni un día.- se justifica el chico mientras le dedica una mirada asesina a su amiga.- Por cierto, Innie, esto es para ti.
Extiende hacia su amigo una pequeña botella de lo que parece ser zumo. No luce demasiado interesado en ello, a pesar de que es él el que se la está dando. A los otros dos se les hace realmente extraño que Félix haya decidido comprar algo de beber para otra persona sin que sea obligado a ello. Se miran sin comprender.
-¿Para mi no hay bebida?- pregunta la chica con un puchero, algo envidiosa de que no tenga un detalle con ella.
-No, no hay. Y no me miréis así. No la he comprado yo.- gruñe él, sabiendo qué es lo que pasa por la mente de los otros dos. No piensa decir nada en su defensa, porque es verdad que no es muy dado a esos detalles, pero le molesta un poco que para ellos sea tan inusual.- Ha sido muy raro, pero Hyunjin me lo ha dado para ti.- anuncia, subiendo y bajando las cejas de forma sugestiva.- También me ha dicho que te de esto.
Rebusca en su bolsa unos segundos antes de extender su mano con una nota de color verde pastel. Jeongin la coge con suspicacia, no creyéndose todavía que el mismísimo Hwang Hyunjin le haya comprado una bebida y le haya mandado una nota. No cree siquiera que él sea consciente de su mísera existencia. Como sea una broma no piensa volver a comprarle comida al pecoso en una buena temporada, lo que es el peor castigo que se le pueda infligir al chico.
El papel reza un simple gracias seguido del nombre del chico con una caligrafía estilizada, de esa propia de la gente ordenada y estricta. Tarda unos segundos en pensar por qué le daría las gracias el mayor. No tarda en recordar que le ha devuelto las hojas esa misma mañana, lo que hace que entre en pánico momentáneamente. Es más que obvio que si sabe que él se las ha devuelto es porque lo ha visto, lo que implica que seguramente también lo ha visto observándolo como un acosador.
Hace un puchero avergonzado por sus acciones, echando la cabeza hacia delante hasta apoyarla en la mesa, escuchándose un golpe casi al instante. Se siente frustrado de repente por no saber qué es lo que sabe de él Hyunjin. Tiene ganas de ponerse a hacer un berrinche poco acorde con su edad. Sus amigos ríen enternecidos, haciendo que solo sienta que un fuerte sonrojo tiñe sus mejillas con fiereza y que se levante de golpe, queriendo aparentar que no ha pasado nada.
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Un par de días después, el chico castaño va a hacer unos recados para el club de cocina con algunas de sus compañeras. Están comprando materiales para el encargo del club de baile, que deben terminar para ese sábado. Sus esfuerzos están siendo titánicos para poder reunirse y acabar todo sin que afecte demasiado a sus horas de estudio y a sus cualificaciones más inmediatas.
-Creo que lo tenemos todo. El maletero de tu coche es muy práctico.- comenta una compañera cuando ya han dejado todas las bolsas en el espacio trasero del vehículo. Han estado bastante callados todo el camino, pero parece que a ella ese silencio no se le hace del todo cómodo.
-Es cómodo porque solo yo uso este coche y no suelo dejar nada aquí. Supongo que si más personas lo usasen no lo sería tanto y habría menos espacio.- responde él con una cordial sonrisa.- ¿Volverás con las otras en su coche?- la chica asiente afirmativamente.- Entonces nos vemos en el club.
Ella asiente, haciendo un gesto de despedida con la mano y dedicándole una sonrisa. Jeongin se siente un poco aliviado cuando se aleja. No es que no le caiga bien la chica, sino que no se acaba de encontrar del todo cómodo cuando está con alguna de las chicas del club a solas. Cuando todo el grupo está junto sí se siente bastante cómodo entre ellas, pero porque no siente el peso de tener que llevar él una conversación e impedir que muera. Sus habilidades sociales son mejorables, debería trabajar en ello.
Revisando por encima los alimentos en las bolsas para ver si recuerda algo que no hayan comprado, se le viene a la mente un ingrediente que está seguro que no han cogido. Suspira, dispuesto a volver él solo al supermercado a por ello. Avisará de que se retrasará un poco con la llegada de los materiales por culpa de ese pequeño percance para que las demás no se preocupen por él. Tiene que darse prisa para que la diferencia de su llegada y la de las demás no sea demasiado grande.
Avanza entre los pasillos del supermercado a paso apresurado. Por suerte, tiene bien controladas las secciones y no tarda en encontrar lo que busca. Para su mala suerte, está en uno de los estantes más altos y muy al fondo del mismo ya que no quedan demasiados ejemplares del producto. Por mucho que se estire solo llega a rozar con las puntas de los dedos el paquete. Se frustra consigo mismo por no haber crecido más en su momento.
Se paraliza en el momento en el que unas voces conocidas se comienzan a escuchar al otro lado del pasillo acompañadas de las ruedas de un carrito al deslizarse por el suelo. Busca con la mirada un sitio para esconderse, pero no hay nada lo suficientemente cerca como para llegar antes de que ellos lo vean.
-¿Nos olvidamos de algo? Creo que no. Definitivamente no vamos a comprar alcohol, así que solo queda coger unas cuantas botellas de agua.- la voz de Changbin ya está prácticamente a su lado.
-Lo que tú digas.- responde Hyunjin con cansancio.
El menor siente su corazón latir con fuerza mientras mira de reojo como los dos mayores pasan por su lado con tranquilidad. Intenta quedarse lo más quieto posible para que no reparen en él. Solo se atreve a respirar cuando ambos han desaparecido de su campo visual y sus voces se hacen un poco más suaves, lejanas.
Una vez recuperado del pequeño susto, vuelve a su empeño de conseguir el paquete del ingrediente que necesitan, a pesar de que a él solo le va a ser imposible lograrlo. Gran es su sorpresa cuando una mano pasa por encima de la suya y se lo acerca hasta que puede agarrarlo él mismo. Siente un cuerpo cerca de él a una distancia respetuosa, sin llegar a rozarse. Se gira con una sonrisa, dispuesto a agradecerle a la persona que lo ha ayudado con tanta amabilidad.
Pero vuelve a congelarse por segunda vez en menos de cinco minutos cuando se encuentra con el rostro serio de Hwang a escasos centímetros del suyo. La sonrisa de su rostro se hace más pequeña a medida que el pánico se apodera de su organismo. El chico lo mira con una intensidad que hace que su corazón duela debido a una extraña añoranza.
Por su mente pasan con rapidez imágenes que se sienten como una película. Una mirada demasiado parecida a la que lo escruta en ese momento, pero con un deje de cariño en el fondo más notable. Unas carreras por la playa tan nítidas que hasta puede oír el mar, sentir su ropa mojada y el olor a salitre. Sonrisas de muchos momentos que estallan de golpe como recuerdos desbloqueados, mareándolo. Y, de nuevo, ese molesto sonido parecido a un disparo y el sentimiento de agonía que lo atacan de vez en cuando.
No se da cuenta de que de sus ojos caen gruesas lágrimas hasta que Hyunjin pasa sus pulgares por sus mejillas con delicadeza. El gesto despierta ahora el sentimiento de ternura más intenso que haya sentido nunca. Es como si cada vez que está cerca del mayor descubriese que existen nuevas emociones que nunca antes había experimentado.
-¡Hyunjin!- exclama la voz de Changbin desde otro pasillo.
Ese grito es lo que los devuelve a ambos al mundo y hace desaparecer la ensoñación en la que se habían sumido. Jeongin mira un segundo más a esos profundos ojos negros que han conseguido dejarlo prendado antes de dar un paso atrás y salir corriendo con brusquedad. Sabe que está quedando como un cobarde, pero se siente abrumado de repente.
-Bien, Changbin. Por fin tengo la oportunidad de acercarme a hablar con él y lo espantas.- se queja el de cabellos largos cuando su amigo aparece, echándole una mirada asesina.
Se queda con una molesta sensación de preocupación por las lágrimas del menor. Le hubiese gustado quedarse con él hasta que estas cesasen y poder escuchar de sus lindos labios la razón por la que sus ojos transmitían un sentimiento tan triste. Para su mala suerte, su conversación tendrá que esperar por culpa de su molesto mejor amigo.
VOLVÍ NO ME MORÍ, DE NUEVO JSJSJSJ
Tengo la sensación de que últimamente siempre empiezo así los caps jsjsj Perdón por ser así XD Bueno, la cosa es que ya traigo cap y esta vez no tarde tantísimo.
Empecé las clases esta semana y ahora me tengo que levantar antes para coger un bus y si no me quiero morir por no dormir no me da la vida para escribir. Intentaré ponerme más a menudo para quitarme de esta mala racha de actualizar poco seguido, pero no prometo nada jsjsjs
¿Qué tal vuestras navidades bbys? Me gusta cuando me contáis anécdotas o vuestras vidas en los comentarios porque algo os recordó a otra cosa jsjs
No voy a escribir mucho más en la nota salvo... REZARLE A HWANG HYUNJIN CON EL PELO NEGRO TODOS LOS DÍAS ANTES DE DORMIR SI QUERÉIS UNA VIDA MÁS LARGA, AMÉN.
Perdón, ese hombre me puede.
Os amo <3
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