Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

/4/

Jeongin se encuentra solo en una de las mesas exteriores de las que dispone su universidad. Mira la hora en su teléfono, preguntándose donde estarán sus amigos. Ha quedado con ellos después de una optativa que no comparten porque ha preparado postres para todos. Pero si no se dan un poco de prisa llegarán tarde a sus clubs, y no quiere dar mala impresión ahora que acaban de comenzar con la actividad. 

-¡Ya estamos aquí!- exclama Jamie haciendo que se sobresalte ligeramente. La chica hace gala de su habitual energía frenética.- Sentimos la tardanza, pero Félix ha tenido que quedarse hablando con el profesor un momento. A penas llevamos un mes de clases y el hombre ya sabe que es probable que suspenda su asignatura.

-¡Eso no es verdad! Solo quería darme una pequeña ayuda porque me pierdo con facilidad en las explicaciones.- responde el pelinaranja con indignación. Aunque su tono de voz no suena demasiado convencido de lo que está diciendo.

-Por favor, no empeceis otra pelea estúpida.- suplica Jeongin. Siente como una pequeña sonrisa tira de las comisuras de sus labios al ver las caras resignadas de sus amigos.- Os he traido... Ggultarae. Espero que os guste.

Deja una gran bolsa sobre la mesa con una expresión satisfecha. Los ojos de los otros dos comienzan a destellar por la emoción anticipada de un buen dulce. Ambos tenían ganas ya de probar algo cocinado por el castaño, y que él les ha preparado algo sin que se lo pidiesen se les hace un gesto tierno y digno de alabanza. 

Se abalanzan sobre la bolsa para ver qué aspecto tiene el postre. Son pequeñas unidades que fácilmente podrían ser confundidas con bolitas de algodón. Parecen suaves y blandas a simple vista y desprenden un potente aroma a miel. Recuerdan a pedazos de algodón de azúcar, solo que un poco más compactos, o a esas nubes de gominola que tan típicas para tostar en las acampadas son.

-También se llaman barbas de dragón. La masa está hecha de azúcar, maltosa, agua, vinagre blanco y harina de maíz.- va levantando un dedo a medida que nombra un ingrediente con emoción.- El relleno es de nueces y miel. Se suelen relacionar con la longevidad o la buena fortuna.- les explica mientras sacan uno cada uno.- He llamado a mi madre para que me explicase la receta de nuevo porque son bastante complicados de hacer.

-Wow, Jeongin, esto está delicioso.- Félix habla aún con el Ggultarae en la boca, lo que provoca que la chica le de una mirada de asco por sus malos modales.- Es lo mejor que he comido nunca.

-Están muy buenos. Ahí tienes razón. Pero no comas así o te echaré de la mesa.- anuncia Jamie con seriedad. El pecoso traga y cierra la boca, siendo su turno ahora de mirarla con desdén.- No entiendo por qué no estudias para ser cocinero, Innie. Se te da genial.

-Es verdad. ¿Por qué no estudias en la facultad de economía del hogar?

-Pues porque esta universidad no tiene esa facultad.- responde el interrogado con simplicidad y un deje de obviedad en su voz.- Además, me gusta mucho la carrera de ciencias sociales también.

-Ahí tienes razón. Pero no deberáis descartar la opción de hacerte cocinero.- dice la chica con un tono que resulta casi maternal y una sonrisa alentadora.

Yang le devuelve la sonrisa con amplitud. Le conmueve el cariño con el que lo trata la chica. Apenas hace un mes que son amigos y ya se ha dado cuenta de que ella disfruta animando a sus personas cercanas a seguir sus sueños. Solo hay que verla cuando ve bailar a Félix, con ese brillo de alegría contenida en sus ojos y el aliento retenido en su pecho. Es una actitud entrañable que ambos chicos agradecen de corazón.

Jeongin siempre ha considerado que las personas que están dispuestas a animar a los demás a toda costa en sus sueños, sin juzgar cuales sean estos, deberían tener un lugar especial reservado en el mundo.

-Bueno. Hay algo más.- anuncia el castaño con un poco de timidez.- Este postre queda mal si se hace en pequeñas cantidades, siempre es mejor hacer muchos. Y me sentía inseguro si os traís algo que podría estar mucho mejor. Así que para que pudieseis probarlos he tenido que hacer muchos.- deja encima de la mesa dos bolsas más repletas del dulce que acaban de probar sus amigos, que lo observan embobados.- Podéis compartirlo con la gente de vuestros clubs. Hay de sobras para todos.

-¡Jeongin! ¡Eres un amor!- exclama Jamie con alegría.- A todos les va a encantar. 

-En el club de baile lo agradecerán. Los entrenamientos son duros y siempre acabamos muertos de hambre.- se le une Félix con una amplia sonrisa, lanzándose a escudriñar el interior de la bolsa ante él.- Podría quedármelos y comérmelos todos, pero los compartiré para que todos sepan que eres el mejor cocinero.

-No hagáis tanto escándalo.- les pide riendo bajito.- Vamos a llegar tarde a nuestras actividades. Es mejor que nos vayamos separando.

-¡Mierda! Si llego el último Changbin me hará hacer el doble de ejercicios que al resto.- exclama el pecoso mirando la hora en su reloj. Si no se da prisa llegará tarde a su entrenamiento. Se levanta con ímpetu, dispuesto a salir corriendo en dirección a la sala de ensayos.- No te preocupes Innie, me ocuparé personalmente de que Hyunjin coma alguno de estos.

El nombrado solo alcanza a echarle una mirada de odio antes de que el de cabellos teñidos de naranja salga corriendo con la bolsa bamboleándose en su mano. Suspira, intentando aceptar la idea de que ahora no es solo Jamie la que insiste en emparejarlo con el mayor, con el que aún no ha entablado una conversación real, sino que Lee también se le ha unido.

Cuando el impulso de asesinar a su amigo se marcha, se da cuenta de que Jamie está recogiendo del suelo la mochila de Félix, que este se ha olvidado. La chica y él comparten una mirada cómplice y una sonrisa divertida por lo atolondrado que es el otro chico. 

Se levantan para dirigirse a sus clubs. Ya le devolverán la mochila al bailarín cuando haya acabado su ensayo. Por lo menos ya se había cambiado a su ropa de deporte.

---

Hyunjin suspira con cansancio. Ya está acostumbrado al ritmo frenético de los entrenamientos del club de baile, pero desde que él es el presidente se hacen un poco más pesados. Guíar a todos los chicos y chicas para que den lo mejor de si mismos es una tarea trabajosa y complicada. Por suerte no está solo, tiene a Changbin para ayudarlo a cargar con ese peso extra.

A pesar de ese peso extra, ama su trabajo como presidente del prestigioso club de baile. Que su pequeña pasión se haya convertido en algo tan grande y ser reconocido por ello es uno de sus mayores orgullos.

Él y el vicepresidente salen los últimos del vestuario, como siempre. Es habitual que se queden adecentando la sala de ensayos y discutiendo qué es lo que pueden mejorar de las coreografías mientras los demás se cambian. Normalmente cuando ellos terminan de asearse ya se han ido todos, cosa que tampoco les molesta demasiado ya que es mejor salir cuando no hay demasiada gente.

Pero hoy es diferente. Un pequeño grupo de los bailarines que han entrado este año al club se arremolina en la entrada de la sala de ensayos. Félix, un chico de cabellos naranjas y adorables pecas que tiene bastante nivel como bailarín, parece estar repartiendo algo con una gran sonrisa. El resto meten la mano en la bolsa que sostiene entre sus manos y después de agradecerle se marchan. Mira con extrañeza a Seo, esperando encontrarse con que este le devuelva la mirada, pero este parece más interesado en el chico que ahora se ha quedado solo.

-¿Qué es lo que estás regalando, niño pecas?- pregunta su mejor amigo.

Cualquiera que no estuviese acostumbrado a la aparente frialdad de Hwang no habría notado ningún cambio en su expresión, que parecería tan impasible como siempre. Más Changbin nota como su ceja se arquea ligeramente ante sus palabras y como le echa una mirada cargada de extrañeza. Sabe que eso significará una larga charla después.

Como para no. Hyunjin conoce de sobras a su amigo y sabe que no es normal que trate con tanta confianza a uno de sus menores del club. Menos a uno con el que ha hablado tan pocas veces. Se pregunta qué estará pasando por la mente del más bajo con respecto al chico de cabellos naranjas.

-Son Ggultarae. Mi amigo ha hecho muchos y me ha dado para que comparta con todos los del club.- explica el menor con una tierna sonria. El presidente del club intenta rememorar algún momento en el que la música estuviese apagada y ese chico no estuviese sonriendo, pero no puede. Se pregunta si no se cansará nunca de hacerlo.- Podéis coger alguno si queréis.

El de cabellos largos se queda mirando los pequeños pasteles que parecen hechos de algodón de azúcar unos momentos. Son uno de sus postres favoritos. A pesar de que no son demasiado famosos y la gente no los come con asiduidad a él siempre lo han hecho sentir calidez y una extraña sensación de paz. Son uno de sus pequeños caprichos en su dieta de comida sana que se permite de vez en cuando. Está sorprendido de que el amigo de Félix sepa prepararlos.

-¿Quién es tu amigo?- pregunta, cogiendo también uno de la bolsa que le tiende el chico.

-Oh, Jeongin. A lo mejor lo habéis visto por aquí alguna vez con mi amiga Jamie. Suelen venir a esperarme a la salida de los entrenamientos. También vinieron a verme a la audición.- explica el menor con una sonrisa todavía más amplia. Parece ser que le gusta mucho hablar de sus amigos.

-¿El chico calladito que va siempre con una chica de pelo lila demasiado ruidosa?- a Changbin siempre le ha molestado la gente que hace demasiado ruido, piensa Hyunjin.- Bueno, pues dile de mi parte que están muy ricos.

-Justo están allí, así que ahora mismo se lo diré.- comenta Félix. Mira a un punto por encima del hombro de Hwang con un brillo de emoción en sus ojos.- Hasta el próximo entrenamiento.- se despide.

Los dos que quedan atrás lo miran marcharse sin poder evitar sonreír ligeramente por la desbordante energía del chico. Este se reúne con sus amigos y empieza a hablar con rapidez y gesticulando de manera exagerada con la chica de cabellos teñidos mientras el otro chico solo los observa con diversión. Forman un grupo extraño.

Como le ha pasado las otras veces que ha visto al chico de cabellos castaños, Hyunjin siente su pecho encogerse de nostalgia. Esta vez es capaz de controlarse y evitar que sus ojos se aguen, pero no puede despegar la mirada de él. Se da cuenta de que seguramente es el amigo que ha preparado el Ggultarae al que se refería Félix. Siente unas ganas terribles de acercarse a él y decirle que su postre estaba delicioso todas las veces posibles. Pero sabe que si lo hace solo quedará como un loco.

Tiene demasiadas ganas de acercarse a él para iniciar una conversación, pero nunca encuentra un pretexto para hacerlo sin sonar como un acosador. Porque quedaría raro preguntarle si se conocen de algo cuando es más que obvio que no. 

Todo por culpa de sus estúpidas emociones que deciden hacer cosas extrañas.

Por lo menos ahora conoce su nombre. Jeongin. Lo saborea en su cabeza, letra por letra, sintiéndose afortunado de haberlo averiguado.

-Ese chico debería hacernos más veces la comida para el club. El postre estaba de muerte.- comenta Changbin, sacándolo de golpe de sus pensamientos cuando la silueta de los tres menores ya no es casi visible.

-Tú y yo debemos tener una larga conversación sobre qué te pasa con Félix.- usa un tono de voz duro, aunque ambos saben que no sería necesario, permitiéndose relajarse un poco ahora que están solos. El otro suspira con pesadez.- Y no vale evitar el tema. Es raro que lo trates así.

-También es raro que te quedes mirando tan fijamente a su amigo cada vez que aparece.- contrataca el bajito.

La respuesta de Seo lo ha dejado descolocado. No se esperaba que le dijese algo así. Se siente abochornado porque su amigo se haya dado cuenta de que el amigo del pecoso le llama la atención de una manera todavía por determinar.

-¿Qué haces, papá?- pregunta Jisung asomando la cabeza por la puerta del salón de su casa.

Su padre se encuentra sentado en el suelo removiendo con ímeptu un cuenco lleno de una sustancia que huele de maravilla. El hombre levanta la cabeza con una ligera sonrisa al ver a su hijo asomado de esa manera. Hace un gesto para incitarlo a que entre y se siente a su lado que el adolescente obedece sin decir nada. Se encuentran solos en casa, por lo que no corre peligro de que su madre lo regañe por estar holgazaneando.

-Estoy haciendo la masa para Ggultarae. A tu hermano le encantan.- responde sin dejar su tarea.

-¿No es más fácil comprarlo en algún puesto o encargarlos en la pastelería? Después te van a doler los brazos.- comenta el chico con un pequeño puchero.- No creo que Hangyul hyung se queje demasiado solo porque los hayas comprado en vez de hacerlos.

-Sabes que a tu viejo y testarudo padre le gustan más las cosas cuando están hechas con su propio esfuerzo. El sentimiento es diferente cuando lo compras, siempre es mejor hacer las cosas en casa.- el hombre habla de esa manera calmada y profunda que tan seguro hace que se sienta su hijo. Es como escuchar hablar a un filósofo que conoce las respuestas a todas las preguntas que puedas formular.- Además, tu hermano es alguien especial para mi porque es mi hijo, me sentiré mejor si los hago yo.

-Supongo que si lo miras así es mejor hacerlos en casa.- suspira Jisung, pensando en la cara de alegría que va a poner su hermano mayor al volver del trabajo cuando vea que tiene su postre favorito.

También piensa en como le gustaría saber cocinar igual de bien que lo hace su padre para poder hacerle esas cosas a Minho. Está seguro de que su hyung se haría el frío y serio por fuera, como siempre, pero que en el fondo le encantaría que le hiciese un detalle como ese. Por lo que tiene entendido su novio comparte la aficción por el Ggultarae con su hermano mayor.

-Si quieres puedo darte algunos para que se los des a tu persona especial.- y como muchas veces, es como si su padre le leyese la mente.

No sabe hasta que punto su progenitor es consciente de que hay alguien especial en su vida, pero se ha hartado de esconderlo. Su hermano ya sabe sobre su relación con Lee desde hace un tiempo y no les ha puesto pegas. Sabiendo lo parecidos que son, no cree que su padre se las ponga tampoco. 

Coje aire, preparándose para soltar la bomba. Necesita determinación para que el mayor se tome totalmente en serio lo que está a punto de desvelar.

-Papá... Yo...

-¿Es sobre tu novio, cariño?- termina el adulto al ver que su hijo no avanza. Este siente el color irse de su rostro cuando lo escucha.- Vamos, no pongas esa cara de susto. Sabes de sobras que en esta casa las paredes son muy finas y que tu hermano y tú no habláis precisamente susurrando.

El miedo se apodera de cada pequeña célula de su cuerpo. A pesar de que su padre no ha dejado de sonreír tan amablemente como siempre, no puede evitar dejarse llevar por el pánico. Las lágrimas de frustración se acumulan al borde de sus ojos y siente su voz perdida en algún lugar muy escondido de su ser. Acaba de perder todo el valor que pensaba que tenía hace unos segundos de golpe.

-¿Y no te parece raro? ¿No crees que soy anormal?

-¿Cuál es la definición de anormal?- pregunta él, cambiando su gesto amable por una expresión completamente seria de golpe.- Te puede gustar algo diferente a los demás. Pero eso no te hace diferente a los demás. Tu vida depende de ti.- siente la aceptación rebosar en cada una de las palabras, tanto que no puede evitar emocionarse ligeramente.- Pero recuerda esto, seguimos viviendo en esta sociedad. La gente te juzga por lo que ve.

-Lo sé, papá.- ahora que siente que tiene el apoyo total de su padre se siente mucho más determinado a la hora de seguir la conversación.- No me importa lo que piensen de mi los demás. Mientras las personas de mi familia, mamá, tú, Hangyul, no penseis que soy extraño es suficiente para mi.

El rostro del mayor, que había recuperado ligeramente la sonrisa por la alegría de su hijo, vuelve a ponerse serio de repente. Mas esta vez un deje de tristeza cubre sus facciones de manera casi imperceptible. Esa expresión le sienta a Jisung como una patada en el estómago, porque le recuerda de golpe que su bonita realidad en la que toda su familia lo apoya en su relación con Minho no es tan real como querría.

-Mamá... Ella no lo acepta.

-Algunas cosas llevan tiempo, cariño.

De nuevo, el adolescente siente ganas de llorar, pero esta vez de tristeza por no ser aceptado tal y como es por su madre. Quiere intentar que ese detalle no arruine su humor, pero es inevitable que se sienta decepcionado. Él quiere a Minho y se siente feliz y completo cuando está con él, por lo que a su progenitora no debería parecerle mal que estén en una relación.

VOLVÍ DESPUÉS DE CASI UN MES. 

No me odieis, pero estos días no encontraba ni tiempo ni motivación para escribir. Pero ya está, acabé el capítulo y espero no tardar otro mes en subir el siguiente porque en nada ya son vacaciones jsjsj

Me gusta como quedó el capítulo (solo jodería que después de un mes no estuviese satisfecha) pero ns si a vosotros se os hacen pesados o algo al ser más largos que en el resto de mis historias. Porque si es así puedo acortarlos aunque tendría que pensar como encajar todo para no suprimir nada.

Y bueno, ando de semanas de exámenes y me va a costar escribir, pero después del 11 de diciembre ya estoy libre hasta la vuelta de vacaciones.

Opiniones generales sobre lo que va pasando hasta ahora uwu

Por cierto, si os habéis visto la serie o leído el libro no dejeis spoilers en los comentarios plis. No lo ha hecho nadie aún, pero nunca está de más avisar por si acaso XD

Espero que esteis todos bien, que aún tengais a vuestras familias enteras y que no tengais a nadie muy enfermito de covid. También que si estais en una mala situación económica por este tema os recupereis pronto :( 

Cuidaos mucho porfa.

Os amo <3



Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro