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Jisung se aferra con fuerza a la camiseta del chico que lo apresa entre sus brazos. Ambos tiemblan debido al frío que les transmiten sus ropas mojadas, fruto de haber corrido debajo de la gran tormenta hasta llegar al pequeño apartamento. Es más que obvio que él no es el único que está llorando, pero quiere ser un poco egoísta, solo por unos momentos, y dejarse sostener sin preocuparse por sostener al otro. Su garganta pica por culpa de los sollozos. Seguramente se quedará afónico de tanto llorar.
-Sung. Mírame, por favor.- pide Minho cuando siente que ninguno de los dos puede soportar más. Suena completamente roto con su tono de voz tembloroso a pesar de que él siempre ha sido el fuerte de los dos. Obliga al menor a separarse ligeramente de él, tomándolo del mentón y haciendo que lo mire a los ojos.- Ahora mismo tenemos que ser fuertes. Pase lo que pase, no debes olvidar que te amo. Te amo más que a nada en el mundo.
-Hyung... No pueden separarnos. No pueden hacerlo. Me lo prometiste. Me prometiste que ibámos a estar juntos para siempre.
El corazón del mayor se estruja con fuerza al darse cuenta de lo mal que está el otro. Siente la desesperación crecer en su pecho acrecentada por la contraria. Desearía parar el tiempo y poder quedarse con su pequeño en ese piso a penas amueblado por siempre. Desearía que nadie los encontrase nunca y pudiesen vivir sin preocuparse por los demás. Pero sabe que nada de eso es posible y que puede que estén a punto de separarlo del amor de su vida.
Se miran a los ojos durante unos segundos interminables. Ambos tienen el rostro cubierto por regueros de lágrimas que se mezclan con el agua de la lluvia que los ha empapado. Casi por inercia, en busca de un contacto más íntimo y reconfortante para ambos, sus rostros se acercan con una lentitud tortuosa. Sus labios se encuentran en un beso suave pero necesitado. Necesitan fingir que todo va a estar bien a pesar de que todo parece haberse desmoronado en menos tiempo del que creían posible.
Ellos solo quieren amarse sin que nadie les ponga restricciones. Sin tener que esconderse de todos por miedo a lo que pueda pasar. Solo quieren vivir de una manera calmada su amor.
El fuerte ruido de la puerta siendo abierta hace que sus labios se separen. Aún así sus manos siguen unidas y sus cuerpos a una distancia muy próxima, ocupando el mínimo espacio del sofá en el que se encuentran sentados. Sus corazones se aceleran, aumentando su ansiedad, cuando se encuentran con la mirada enfurecida de la madre del menor de los dos.
-¡¿Qué es lo que crees que haces?! ¡¿No te dije que te mantuvieses alejado de ese bastardo?!- los gritos enfurecidos de la mujer no hacen más que aumentar el miedo de ambos chicos. Se aferran con más fuerzas el uno al otro si cabe, intentando hacerse más pequeños, mientras ella avanza a pasos intimidantes.- ¡Vas a venir conmigo! ¡Esta vez ni tu hermano puede salvarte de lo que mereces!
-¡No lo haga! ¡No lo haga por favor!- ruega Minho. Se pone en pie, delante del menor, intentando protegerlo de ella. Siente como su novio se aferra con fuerza a su camiseta, temblando mucho más que antes.- ¡Por favor señora, no nos separe! ¡No le haga nada a Jisung! ¡Él no ha hecho nada!
-¿Cómo que no ha hecho nada?- la voz de la adulta ahora suena monstruosamente calmada. Escalofríos recorren el cuerpo del chico que la encara, asustado de lo que ella sea capaz de hacer.- ¡Aléjate si no quieres sufrir tu mismo las consecuencias! ¡Pagarás por haberte acercado a mi hijo!
-Minho hyung...
El murmullo apagado que suelta el más bajo desde detrás de él hace que se de cuenta de que sigue ahí. Le tiene verdadero pavor a la mujer, pero no piensa dejar que se acerque a Jisung en ese estado. Le da igual que sea su madre, él solo quiere proteger a su chico de cualquiera que quiera hacerle daño. Y ella ahora parece dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de darle a entender al menor que ha hecho mal continuando con su relación a pesar de todas sus amenazas.
Lo que no se espera es el momento en el que algo impacta contra su mejilla, girándole la cara por la fuerza. Su pómulo late con fuerza de dolor y nota como empieza a hincharse. Jisung suelta un grito horrorizado al darse cuenta de que su madre está dispuesta a volver a golpear a su novio si este no se separa de su camino.
-Minho, ya has tenido suficiente de tu capricho. Déjalo ya.- una nueva voz se hace presente en el lugar.
El padre del mayor de los amantes se encuentra parado en medio del salón con ese aire imponente que siempre lo persigue. Consigue congelar el ambiente, casi como si el tiempo se hubiese paralizado. Observa a su hijo, que acaba de ser abofeteado por una simple mujer cualquiera, con una mezcla de decepción y asco. Él tampoco parece muy contento con el hecho de haberse encontrado a los dos menores juntos de nuevo.
-Papá... Por favor.- ruega su hijo, desesperado.
La madre de su pareja tira de su brazo con fuerza, aprovechando su estado de parálisis, y agarra a su propio hijo, atrayéndolo hacia ella. Lanza lejos al otro chico, cerca de donde se encuentra su padre. Jisung suelta un gemido de dolor por la repentina presión en su brazo. Sus ojos aterrados se encuentran con los del mayor, pidiendo ayuda muda de manera desesperada.
-Deja de hacer el tonto. Tú no deberías estar aquí, Minho.- anuncia el hombre con voz grave, dando a entender que está llegando al límite de su paciencia.
Minho tiembla ante una idea radical que cruza su mente. Le echa una última mirada llena de tristeza a su pequeño, que se encuentra intentando safarse del agarre de su progenitora entre sollozos. Estira su mano con rapidez, encontrando el bulto duro que esperaba entre las ropas de su padre. El hombre no se espera el movimiento repentino, por lo que puede evitar que su hijo agarre su pistola y de unos pasos que lo alejan de su alcance. Se lleva el frío cañón del arma a la sien ante la mirada atónita de los presentes.
-Lo siento mucho. Lo siento mucho, Sung. No he podido cumplir mi promesa. No merezco seguir viviendo si no puedo cuidarte como debería.- habla de manera atropellada. El chico al que dirige su discurso se remueve, desesperado por liberarse de quién lo mantiene preso, para poder alejar esa cosa del mayor. Las lágrimas de ambos se mezclan con las gotas de lluvia que aún no se han secado en sus rostros.- Nunca olvides que te amo más que a nada en este mundo.
Y entonces se escucha el fuerte sonido de un disparo que se mezcla con el grito de desesperación del otro adolescente. El cuerpo inerte del mayor de los enamorados cae al suelo con un ruido sordo.
Ninguno de los dos adultos es capaz de mantener la mirada en la horrible escena. El hombre siente su pecho doler ante la impotencia por la pérdida de su primogénito.
La mujer afloja sin querer el agarre que mantenía en su hijo, y este aprovecha para acercarse al cadáver de Minho. No puede dejar de gritar, esperando que todo sea una broma de mal gusto y que el chico se levante en cualquier momento, pero eso no pasa. Se arrodilla ante el cuerpo contrario, importándole poco la sangre que mancha sus pantalones y el hecho de que su voz va desapareciendo poco a poco.
Llora con fuerza, sintiendo como se desgarra por dentro al haber perdido a la persona más importante de su miserable vida.
-Hyung... Hyung, por favor. Me prometiste que no me ibas a dejar nunca. Me lo prometiste. Dijiste que tú siempre cumples tus promesas. No rompas esta, por favor.- solloza, agarrando el rostro pálido del chico entre sus manos.
El arma en la mano inerte de Minho llama su atención. Estira la suya propia, temblorosa, hasta agarrar el frío metal. Su mente está en blanco. Solo es capaz de pensar en que el amor de su vida ya no está. En que se ha ido. Por su cabeza pasan los miles de momentos que han pasado juntos. Todo, desde su primer beso hasta las últimas citas que han podido disfrutar antes de llegar a este horrible día. La sonrisa de Lee permanece en su cabeza como una imagen tan nítida que no puede procesar el hecho de que no va a volver a verla nunca más.
Sus acciones son casi involuntarias cuando imita el gesto que ha hecho el mayor unos minutos antes. El arma se siente fría y antinatural contra su sien, pero no le importa si gracias a ella va a dejar de doler tanto el hecho de que él se haya quitado la vida por su culpa.
-Jisung. No lo hagas.- exclama su madre, horrorizada al ver que su hijo piensa seguir el mismo camino que el otro chico.
-Nada merece la pena si él no está aquí. Lo amo más que a nada.
De nuevo, el sonido del arma al ser usada resuena en las paredes del pequeño piso.
Ambos adultos separan la mirada de nuevo, sintiendo el peso de sus decisiones de manera abrumadora.
Ahora, la sangre de ambos amantes se mezcla en un solo charco bajo sus cuerpos, unidos en un último abrazo macabro.
Jeongin es arrancado de su sueño de golpe por el sonido de su alarma. No recuerda bien lo que estaba soñando, pero la opresión en su pecho le da a entender que seguramente no fuese nada agradable. Su respiración es irregular de una manera casi preocupante. Se lleva una mano a su rostro para intentar despejar su mente y clamar el miedo que parece haberse instalado en él de manera irracional. Sus dedos se topan con un reguero húmedo en sus mejillas que da a entender que ha estado llorando mientras dormía.
-Me pregunto qué es lo que puede haberme hecho sentir así.- suspira para si mismo, ya que vive solo. Le frustra el hecho de que sus sueños provoquen reacciones tan vivídas en su persona pero que no sea capaz de recordar ninguno. Gira su cabeza para mirar la hora en su reloj de mesa, intentando así distraerse y deshacer el nudo en su pecho. Se sorprende al encontrarse con que ya son casi las ocho.- ¡Mierda! ¡No puedo llegar tarde el primer día!
Se apresura a levartarse, tropezando con un par de cosas que tiene tiradas por el suelo y casi cayendo, corriendo para darse una ducha y salir en dirección a su universidad lo antes posible. Hoy es su primer día en el lugar y ya va con el tiempo justo para llegar a la inscripción. Su madre lo matará si llega tarde y se entera. Cogerá un vuelo desde Inglaterra solo para echarle la bronca por ello.
Por suerte, y gracias a sus habilidades para hacer todo en el menor tiempo posible, desarrolladas a lo largo de muchos años levantándose tarde, consigue llegar a la institución a tiempo. Ya hay una larga cola delante de la facultad de ciencias sociales para firmar la primera entrada del año. Un par de chicos mayores controlan que nadie entre sin haberse registrado primero. Suspira, preparándose para unos largos minutos de espera antes de que llegue su turno.
-Hola, Yang Jeongin.- lo saluda una voz femenina, haciendo que se sobresalte.- No sé si te acuerdas de mi. Soy Jamie. Íbamos a la misma secundaria. Nunca hablamos mucho, no sabía que también te habías inscrito en esta facultad.
La chica es bajita y con una figura un poco ancha. Tiene más curvas de las que suelen tener las jóvenes coreanas por regla general. Su rostro es regordete y lleva un piercing en la nariz. Sus cabellos, cortos por los hombros, llaman la atención del chico ya que los lleva teñidos de lila con dos mechones rubios enmarcando su rostro. Lleva la camisa del uniforme reglamentario decorada con un broche de colores llamativos y una bolsa de color rosa eléctrico y con brillantes colgada del hombro. Le sonríe haciendo que sus ojos se cierren un poco y sus mejillas se abulten. Es adorable la mires como la mires.
-Lo siento. Creo que no te recuerdo. Pero aún así, hola.- responde Yang con una sonrisa tímida.
-No sé si te importa si estoy contigo. La verdad es que no conozco a nadie. Y creo que tú tampoco.- dice la chica con timidez.- Recuerdo que eras tímido también, así que me he acercado yo primero.
-No te preocupes. Será agradable tener compañía.- responde el chico con un encogimiento de hombros.
Justo en el momento en el que se colocan a esperar la cola llega un chico corriendo. Lleva el cabello teñido de naranja y su rostro está recubierto de pecas. Su uniforme está completamente descolocado. Destaca su camisa por fuera y la corbata floja. De su hombro cuelga una mochila negra de aspecto desgastdo en precario equilibrio. Se coloca justo detrás de de ellos mientras resopla y se apoya en sus rodillas, intentando recuperar el aliento.
Jeongin y Jaimie se miran con sonrisas cómplices, divertidos por lo exagerado que parece estar siendo el desconocido.
-Oye, amigo. ¿Estás bien?- pregunta la del piercing en la nariz con delicadeza, intentando contener la risa.- ¿Te has despertado tarde o algo así? Aún queda tiempo, no hacía falta que corrieses así.
-Estaba en la cafetería viendo qué es lo que tienen para comer y me he dado cuenta de que casi me paso de la hora. Creí que si no corría no iba a llegar.- responde el chico con la voz entrecortada por jadeos de cansancio. Los otros dos se sorprenden por lo grave que es esta a pesar de su apariencia delicada.- Soy Félix, por cierto.
-Yo soy Jamie y él es Jeongin.- anuncia ella sonriente.- Supongo que también eres de primer año de ciencias sociales.
-Por lo menos estoy en la fila correcta.- suspira el chico con dramatismo.- Ya creí que me había equivocado también. Pero ha valido la pena, todo tenía muy buena pinta.
-Me alegra saber que no soy el único que casi llega tarde.- ríe el de cabellos castaños dándole una ligera palmada en el hombro al otro chico.- Después de esto tenemos que apuntarnos a algún club. ¿Lo sabéis, no?- comenta después de unos segundos en silencio.
-Yo tengo pensado apuntarme al club de canto.- comenta la más baja de todos con un poco de orgullo en sus ojos.- Dicen que el de esta universidad es muy bueno. Y que hay muchos chicos guapos.- mueve las cejas de manera sujestiva mientras habla, provocando que los otros dos nieguen divertidos con la cabeza.
Jeongin comienza a recordar vagamente a la chica gracias a ese detalle. Sabe que una de sus compañeras de curso en la secundaria era una gran cantante, a pesar de que nunca se quiso dedicar a ello de manera profesional. Todos sus compañeros solían buscarla cuando tenía ratos libres para que cantase para ellos. Él nunca se interesó demasiado, por lo que no le extraña no haberla reconocido en un principio.
-Yo me voy a apuntar al club de baile. El club de baile sí que es muy bueno. Grandes bailarines han estado aquí.- anuncia Félix inflando el pecho con socarronería.- Ahora voy yo a continuar con el legado.
-Siento decirte que no tienes mucha pinta de bailarín.- suelta Jamie mientras mira a su nuevo amigo de arriba a abajo de manera excéptica. El pecoso la fulmina con la mirada como respuesta. Jeongin solo puede observar la escena intentado contener la risa.- ¿No se supone que los bailarines tienen más músculos? ¿Y que son más altos?
-Lo que tu digas. Yo estoy en buena forma.- resopla el chico con una mueca de molestia.- ¿Y tú, Jeongin? ¿A qué club te vas a apuntar?- pregunta como cambio de tema.
-Al club de cocina. Mi madre tenía un restaurante de comida tradicional coreana y siempre me ha gustado cocinar. Es el único club que me gusta de los que hay.- responde el nombrado con un encogimiento de hombros.
-¿Sabes cocinar?- pregunta Félix emocionado. El otro solo asiente con la cabeza, un poco confundido.- Sé mi mejor amigo, por favor.- pide mientras finge llorar y se abraza al brazo del chico.- Te prometo que te querré y que te cuidaré siempre.
Mientras los tres chicos se encuentran envueltos en esa escena ridícula, todos a su alrededor parecen centrar su atención en algo que pasa un poco más allá. Los amigos giran la mirada curiosos, encontrándose con dos chicos mayores que caminan de manera calmada en su dirección. Parece una de esas escenas clichés de película en la que los protagonistas caminan a cámara lenta de manera alucinante.
Uno de ellos es bajito y de cabellos oscuros. Tiene la barbilla ladeada, los hombros anchos y una mirada que incita a todos a apartarse de su camino. El otro es más alto, con el cabello negro algo largo recogido en una pequeña coleta. Es jodidamente atractivo, de una manera casi etérea. Ambos llevan chaquetas blancas con detalles azules idénticas, como si perteneciesen a un club.
Yang siente como su corazón martillea en su pecho con fuerza mientras observa al segundo chico. Una sensación de nostalgia y tristeza se apodera de él de manera abrumadora. Siente que podría echarse a llorar en ese momento por alguna extraña razón. Es como si ya conociese a ese chico de algún lugar, a pesar de que está seguro de que si lo hubiese visto alguna vez se acordaría. Se encuentra a si mismo pensando en las ganas que tiene de salir corriendo a abrazarlo.
En el momento que pasa por su lado sus miradas se conectan por unos segundos, haciendo que un pequeño mareo lo ataque. Se siente débi bajo la mirada de esos ojos oscuros que parecen analizarlo con fría indiferencia.
-¿Quiénes eran ellos?- pregunta en un murmullo cuando ya han desaparecido de su vista, dejando una sensación de vacío en su pecho.
-El bajito es Seo Changbin, el vicepresidente del club de baile, y el otro Hwang Hyuinjin, el presidente. Dos de los chicos más guapos de este lugar. Estudian su tercer año de administración de empresas.- anuncia Jamie con una sonrisa embobada. El pecoso la observa con una ceja alzada, preguntando de manera muda cómo es que sabe eso.- Antes de venir he estado curioseando la página de la universidad. No es nada raro. Solo quería estar informada.
-Mejor firma, ya es tu turno.- dice el pelinaranja sonriendo.
Jeongin siquiera se ha dado cuenta de que él ya ha firmado en la hoja de entrada que controla que todos asistan al primer día. Está tan descentrado por culpa de la mirada de ese chico del club de baile que ha perdido la noción de lo que pasa a su alrededor por un momento. Se alegra un poco de que nadie se haya dado cuenta del efecto que ha tenido ese pequeño encuentro en él.
Empezamos nueva historia ahhhhhhhh
Bueno, yo voy avisando de que los capítulos van a ser un poco más largos de lo normal y que también voy a tardar más en actualizar de lo normal.
Quiero que en esta historia se note todo lo que he mejorado como escritora a lo largo de todo el tiempo que llevo publicando en Wattpad (unos dos años ya, creo). Me ha costado decidirme a subir esto porque quería que estuviese lo más perfecto posible.
Tengo otros dos capítulos ya escritos, pero voy avisando de que aún voy a revisarlos unas 1000 veces más antes de subirlos porque en serio quiero sentirme por lo menos un 90% satisfecha con lo que vaya subiendo.
Os agradezco mucho si empezais a leer esto mientras lo subo y le dais apoyo. Estoy ansiosa por ver si cuando lo publique veo algún nombre conocido por aquí.
Podéis comentarme si os habéis visto la serie por aquí para saber cuanta gente se hace una idea de la línea que va a tomar esta historia.
También podéis contarme teorías y vuestras expectativas sobre el fic uwu
Os amo <3
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