Estaba al punto del colapso. Cedric no salía de aquel laberinto desde hace una hora y media y con cada minuto que tardaba me desesperaba más.

Lo único que quería era verlo y asegurarme de que se encontraba bien.

—Tranquilízate —dijo Draco. Él se encontraba a mi lado mirando el laberinto por donde habían ingresado los campeones.

—No puedo evitarlo...

—Ya estará llegando.

El nerviosismo que sentía al no ver a Cedric salir del laberinto había comenzado a disminuir en el instante en que Draco Malfoy ha sostenido mi mano. Confundida lo he mirado y he notado claramente una sonrisa plasmada en su rostro.

Me mantuve sosteniendo la mano del chico durante unos minutos, y entonces he podido presenciar cómo Harry y Cedric aparecían en medio del campo.

Los gritos de alegría de los Hufflepuff y Gryffindor presentes no se hicieron esperar al ver a sus campeones llegar. Aliviada de ver a Cedric he dado un pequeño salto y he abrazado a mi acompañante, al cual tomé por sorpresa.

—Te dije que llegaría, ¿no?

Las palabras arrogantes de Malfoy me hicieron soltar una pequeña risa. Iba a alejarme, pero él me lo impidió cuando ha colocado su mano en mi cintura y me ha atraído hacia él. Aquello ocasionó que mi corazón diera un vuelco al percatarme de lo cerca que nos encontrábamos.

Por un momento había cerrado los ojos al sentir su respiración tan cerca de mi rostro. Sin embargo, unos gritos llamaron por completo mi atención y las palabras que se mencionaban comenzaban a retumbar en mi mente: «¡Está muerto!», «¡Está muerto!», «Cedric Diggory está muerto!»

—¿Qué...? —dije desconcertada ante lo que oía—. No... Cedric... No está...

Sin creerme lo que oía me he apartado de Draco y así bajar rápidamente de las gradas hacia el lugar donde se encontraba mi querido amigo. Empujé a las personas que se encontraban amontonadas a su alrededor, y entonces cuando he podido llegar a él he sentido una gran opresión en mi pecho.

Harry estaba aferrado al cuerpo de Cedric, mientras lloraba desconsoladamente que Voldemort lo había asesinado.

Mis piernas flaquearon y caí de rodillas a su lado. Sentí como si el tiempo se detenía en ese momento. Las voces de los demás no me llegaban, ya que simplemente podía ver a Cedric frente a mí ya sin vida.

No sabía cuanto tiempo me mantuve ahí, pero entonces sentí unas manos tocar mis hombros; las cuales me ayudaron a levantarme y alejarme de aquel lugar. No estaba prestando atención a lo que sucedía, ya que estaba todavía en una especie de shock debido a lo que acababa de suceder.

Fue entonces cuando volvía a la realidad: Mi mejor amigo había muerto y no podría volver a verlo sonreír como siempre él lo hacía.

—Cedric... —sollocé su nombre, mientras unos brazos habían comenzado a rodearme—... Está muerto... mi mejor amigo está...

La persona que me abrazaba acarició mi cabello y me hizo sentir la misma sensación que me hacía sentir Cedric, por lo que alcé mi rostro lloroso con esperanza de encontrarme con su rostro. Pero Cedric no era quien estaba conmigo, sino que era Draco Malfoy.

Volví a llorar, ya que esto me indicaba que Cedric no volvería y que lo que acababa de escuchar y ver no era alguna pesadilla.

Draco siguió acariciando mi cabello mientras me abrazaba y consolaba, lo cual me hacía demasiada falta.

—Él ha vuelto —musité en los brazos de Malfoy, mientras recordaba vagamente las palabras que mencionó Harry—. El señor Tenebroso ha vuelto y lo ha matado...

Draco detuvo sus caricias de golpe y al dirigir mi mirada hacia él he podido notar su inquietud. Iba a preguntar qué sucedía, pero él ha vuelto a retomar sus caricias, mientras me decía que todo iba a estar bien. No obstante, aquella inquietud seguía plasmada en su rostro.

Draco me había dejado cerca de mi sala común una hora después y se había ido rápidamente. La inquietud de su rostro me preocupaba, pero preferí no mencionarle nada.

No ingresé a mi sala común. Me quedé un segundo ahí de pie pensando sobre qué hacer. Ya no me encontraba llorando, porque había llorado demasiado en los brazos de Malfoy.

Limpié alguna que otra lágrima que había quedado en mi rostro, y luego comencé a dirigirme a la enfermería del colegio.

Quería hablar con Harry. Quería que él me contara lo que había sucedido con Cedric.

Sin embargo, cuando llegué ahí y vi su expresión a punto de quebrarse a llorar he comprendido que no era el momento adecuado para hablar con él.

Harry había pasado por un momento traumático y debía de ser compasiva con él, por lo que he decidido no molestarlo con mis preguntas.

—Lo siento... —se disculpó.

—No ha sido culpa tuya, Harry —susurré—. No te culpes por esto...

Anteriormente hubiera dicho eso con una sonrisa, pero no podía sonreír al saber que mi mejor amigo había muerto.

Abandoné la enfermería, mientras escuchaba como la señora Weasley le pedía a Harry que bebiera la poción que lo ayudaría a dormir.

Comencé a caminar a mi sala común. La sonrisa de Cedric antes de irse a la prueba final seguía apareciendo en mi mente y me hacía sentir horrible porque no podría volver a verlo sonreírme de esa forma.

Aunque también en mi mente pasaba la mirada preocupante de Malfoy y eso me hacía hacerme algunas preguntas: ¿Qué sucedía con él? ¿Por qué reaccionó así?

—No imaginé que te encontraría tan pronto —dijeron frente a mí haciendo que detuviera mis pasos—. No hagas ese tipo de expresión que me hace sentir mal.