
──── 008.
El día 26 de diciembre me he levantado temprano y como cada mañana he ido a ayudar a Hagrid con los caballos de Beauxbatons y otras criaturas.
Una vez he terminado de ayudar he comenzado a dirigirme al Gran Comedor mientras llevaba conmigo la túnica de gala que debía de regresarle a Draco.
Caminé varios pasos y al llegar he dirigido mi mirada hacia la mesa de Slytherin, donde he podido ver al chico acompañando como siempre de sus compañeros de casa.
Pansy Parkinson soltaba un bostezo al momento en que acomodaba su cabeza en el hombro de Malfoy. Crabbe y Goyle comían apresuradamente el desayuno como si no hubieran comido en días y Blaise Zabini charlaba con un muchacho al cual no reconocía para nada.
—Malfoy —mencioné en el momento en que me encaminé hacia él. El chico dirigió su mirada hacia donde me encontraba y al verme me ha dejado ver una sonrisa arrogante—. Anoche no he podido entregarte tu túnica. Así que...
—Espera —dijo de repente Pansy, alejando su cabeza del hombro de Draco para así mirarlo desconcertada por lo que acababa de oír—. ¿Anoche me has abandonado por ella?
—Uh. Ya tienes competencia, Pansy.
La chica de Slytherin le lanzó una mirada furiosa a Zabini para luego mirarme de arriba hacia abajo y así finalmente sonreír de manera orgullosa.
—Ella ni podría ser mi competencia —dijo volviendo a apoyar su cabeza en el hombro de Malfoy—. Como sea. Vete de aquí que nos arruinas el desayuno con el olor apestoso de animales que traes.
Crabbe, Goyle y Zabini han soltado una risa al oírla. Sus risas no me importaban, pero la mirada fija de Draco puesta sobre mí comenzaba a incomodarme.
—Hoy he ayudado a Hagrid con algunas criaturas mágicas y no me he percatado de...
—No nos interesa —cortó Pansy y nuevamente los tres muchachos rieron.
Mi rostro se acaloró en ese momento y ellos al verme han vuelto a reír por lo que rápidamente he comenzado a alejarme de la mesa de los Slytherin y así abandonar el Gran Comedor. No obstante, me detuve en el vestíbulo al recordar que no le había regresado la túnica a Draco.
—Scamander —oí la voz de Draco llamándome.
—Malfoy —dije al verlo llegar—. Olvidé regresarte tu túnica.
—Pude notarlo —sonrió con arrogancia mientras recuperaba su prenda.
—Ya he regresado lo que tomé prestado, así que regresaré a mi sala común.
No entendía por qué me sentía tan intranquila a su lado.
—Espera —dijo, deteniendo mis pasos al sostener mi muñeca—. Lo que dijo Pansy no es verdad. Tú no apestas.
Malfoy soltó mi muñeca para así regresar al Gran Comedor. Me quedé un momento mirando su espalda alejarse y en cuanto no lo he visto más he sentido como toda esa vergüenza que me hizo sentir Pansy desaparecía.
Por el frío que hacia la mayoría no quería que llegara la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas. Todavía había una gruesa capa de nieve alrededor del colegio.
—Dense prisa, vamos, ya hace cinco minutos que sonó la campana —dijo la voz de una bruja anciana de cabello gris muy corto y barbilla prominente. Ella se encontraba en la puerta de la cabaña de Hagrid.
—¿Quién es usted? —pregunté una vez he llegado a su lado—. ¿Dónde está Hagrid?
—Soy la profesora Grubbly – Plank —dijo con entusiasmo—, la sustituta temporal del actual profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas.
Me sorprendí al oírla y me preguntaba que había sucedido con Hagrid para que tuvieran que sustituirlo. Sin embargo, antes de que pudiera preguntarle a la profesora he oído una risa. Estaban llegando Draco Malfoy y el resto de los Slytherin. Todos parecían contentos, y ninguno se sorprendió al ver a la nueva profesora.
La profesora Grubbly – Plank nos condujo al otro lado del potrero, donde descansaban los caballos de Beauxbatons, amontonados para protegerse del frío, y luego hacia un árbol que se alzaba en el lindero del bosque. Atado a él había un unicornio grande y muy bello.
Junto a las demás chicas he soltado un chillido de emoción al ver al unicornio. El unicornio era de un blanco tan brillante que a su lado la nieve parecía gris. Piafaba nervioso con sus cascos dorados, alzando la cabeza rematada en un largo cuerno.
—¡Los chicos que se echen atrás! —exclamó con voz potente la profesora—. Los unicornios prefieren el toque femenino. Que las chicas pasen delante y se acerquen con cuidado. Vamos, despacio...
Iba a acercarme junto a las demás chicas, pero Pansy me había ligeramente empujado para que me apartara de su camino.
—Lo que pasa es que le da vergüenza que vean su fea carota y por eso no ha venido a impartir clases.
—¿Qué quieres decir? —pregunté al oír a Malfoy hablar de Hagrid.
Malfoy metió la mano en un bolsillo de la túnica y sacó una página de periódico.
—Aquí tienes —dijo—. Recuerda regresármelo. Debo de mostrarle esto a Potter después de clases.
Draco sonreía de satisfacción. Sostuve la página de periódico, la desplegué y comencé a leerla. Se trataba de un artículo encabezado con una foto en la que Hagrid tenía pinta de criminal.
Al leer cada palabra de aquel artículo me quedé anonadada e inquieta. Había muy pocas personas que sabían que Hagrid es en realidad un semigigante, y entre esas personas me encontraba yo, ya que yo estuve presente cuando él se lo confesó a mi abuelo cuando le pedí ayuda para que no ejecutaran a un Hipogrifo.
—Si sabían que los gusarapos no tienen dientes, ¿verdad?
—Eso no es lo importante ahora. Si no que esto debería de poner fin a la carrera docente de ese zoquete —declaró con ojos brillantes—. Un semigigante... ¡Y pensar que yo suponía que se había tragado una botella de crecehuesos cuando era joven! A los padres esto no les va a hacer ninguna gracia: ahora todos tendrán miedo de que se coma a sus hijos...
—No deberías de hablar así de Hagrid —dije, frunciendo el entrecejo mientras arrugaba el periódico—. Tampoco deberían de estar dándole información falsa a Rita Skeeter.
—Señorita Scamander —oí la voz de la profesora Grubbly – Plank—. ¿No oyó cuando dije que todas las chicas se acercaran?
—Lo siento, profesora.
Golpeé el pecho de Draco al regresarle el artículo, y entonces comencé a acercarme a las demás chicas para poner atención a la clase.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro