Me encaminaba hacia el Gran Comedor cuando he visto a Cedric recoger sus cosas que se encontraban por el pasillo. Pensaba ayudarlo, pero al ver a Harry Potter me quedé en mi lugar.

—Cedric. La primera prueba son dragones.

Al oír la palabra dragones no he podido evitar soltar un chillido de la emoción y aquello captó la atención de ambos por lo que no tardé en acercarme.

—¿Qué clase de dragones son? —le pregunté a Harry con gran emoción en mis palabras—. ¿Son grandes o pequeños? ¿Son los letales o no? Aunque traer a un dragón letal aquí sería peligroso...

—En verdad eres alguien obsesionada por las Criaturas Mágicas —dijo Harry, incómodo.

—No seas grosero con ella.

—Lo siento —se apresuró a decir cuando Cedric lo había reprendido—. No era mi intención hacerte sentir mal...

—Está bien —dije, sonriente—. No te preocupes por ello.

—Retomando el tema principal —dijo Cedric con un tono de voz algo en pánico—. ¿Estás seguro de que son dragones?

—Completamente —respondió Harry—. Los he visto.

—¡¿Dónde?! —exclamé, emocionada. Pero inmediatamente he tapado mi boca—. Lo siento, no era mi intención interrumpir.

Cedric soltó una risa para luego ver a Harry y decir:

—Pero ¿cómo te enteraste? Se supone que no podemos saber...

—No importa —contestó Harry con premura—. Pero no soy el único que lo sabe. A estas horas Fleur y Krum ya se habrán enterado, porque Maxime y Karkarov también los vieron.

—¿Por qué me lo has dicho?

Harry lo miró, sorprendido de que le hicieran aquella pregunta.

—Es justo, ¿no te parece? —le dijo a Cedric—. Ahora todos lo sabemos... Estamos en pie de igualdad, ¿no?

Cedric lo miró con suspicacia, y entonces escuché un golpeteo que me resultaba conocido. El profesor Moody salía de un aula cercana.

—Ven conmigo, Potter —gruñó—. Diggory, entra a clases. Scamander, ve a donde debas de ir.

Sin protestar me despedí rápidamente de Cedric y Harry. El profesor Moody me incomodaba por lo que prefería estar lo suficientemente alejada.

Caminé nuevamente en dirección al Gran Comedor, donde he podido ver a Draco Malfoy repartir algunas insignias a los que ingresaban a dicho lugar. Su expresión de satisfacción al ver que los demás comenzaban a utilizar esas insignias llamó mi atención por lo que me acerqué para ver que decía.

—Eres la obsesionada por las Criaturas Mágicas —dijo Malfoy al verme.

—No me molesta que me digan así, pero tengo un nombre —dije mirándolo directamente a los ojos—. Soy Ainara Scamander.

Él me dejó ver una sonrisa de arrogancia antes de decir:

—No es necesario que me presente, ¿no? Digo, todos aquí saben quién soy yo.

—Para serte sincera... no supe quién eras hasta el día en que te convirtieron en una hermosa Criatura.

Pude notar claramente como las mejillas de Draco se tornaban de un color carmesí. Al parecer aquel acontecimiento todavía le afectaba.

—No vuelvas a mencionar aquello —dijo con aspereza—. Supongo que estarás apoyando a tu compañero de casa —dijo, cambiando completamente de tema.

—Cedric tiene todo mi apoyo.

—Entonces esto te fascinará.

Draco me extendió una insignia, la cual tenía las palabras «Apoya a CEDRIC DIGGORY» escritas en ella. Sin pensarlo demasiado la he sostenido, rozando levemente mi mano con la de él.

—Es genial —dije, sonriente sin despegar mis ojos de la insignia—. Podré apoyar a Cedric de la misma manera que los demás.

—Y esto lo vuelve todavía más genial.

Draco acercó su mano a mi insignia, y entonces esta cambió completamente y ahora tenía las palabras «POTTER APESTA» escritas en ella. Aquel cambió no me agradó demasiado, pero ya había aceptado la insignia por lo que no podía regresarla o podría hacer sentir mal a Draco.

Coloqué la insignia en mi túnica y miré a Malfoy con una sonrisa incómoda. No obstante, cuando he visto el rostro satisfecho del chico no he podido evitar sonreír de manera normal.

Tal vez no sea malo llevar esta insignia. Solamente debía de asegurarme de no tocarla para que esta no cambie. De esa forma estaría apoyando a Cedric y no estaría ofendiendo a Harry y también Draco estaría satisfecho de que no esté desechando su insignia que pudo haberle tomado trabajo en crear.