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7. Nostalgic

Bostezó y talló sus ojos con los puños, tenía demasiado sueño. La noche anterior se quedó despierto a ver películas con Jean y ahora se sentía tan cansado que casi se le caía la cabeza sobre el teclado. Bostezo y bebió un par de sorbos de su café, pensando sobre todo lo que había pasado en el lapso de dos años, desde la enfermedad de Sean, su muerte y lo difícil que había sido superarlo.
Sean fue su hijo, su primogénito, el fruto del amor enorme que le tuvo a Yuri y su familia, la única que tenía. De repente se vio solo y sin nadie a su lado, eso le hizo sentir tan mal...pero afortunadamente acababa de conocer a una persona que le había ayudado a levantarse, sin presionarlo ni obligarlo a hacerlo...era bueno poder decir que tenía un amigo de verdad.

El aniversario de la muerte de Sean estaba cerca, pero se sentía bien, un poco nostálgico pero no tan triste como creyó, ni culpable o dolido, se sentía bien porque había entendido que hizo de todo para ayudar a su hijo y que al final, aunque se hubiera aferrado a su vida, lo mejor fue dejarle descansar finalmente. Sean creyó en el cielo desde que le hablaron de él y esperaba que estuviera ahí junto a su madre.

Vio su reloj y comenzó a guardar sus cosas, no estaba dispuesto a hacer horas extras que de todas formas no le iban a pagar. Se puso de pie y salió sin prisas, necesitaba volver a casa para dormir un poco o terminaría colapsando.

Al salir del edificio, se sorprendió al encontrar a su amigo esperándole recargado de su auto, tenía la sonrisa eterna en su rostro y agitaba la mano hacia él para llamar su atención. Se acercó sin dudarlo, algo divertido, la forma de ser de Jean siempre le causaba gracia.

— ¡Sorpresa! —dijo Leroy, guiñándole un ojo—, no lo esperabas, ¿verdad?

—Para nada.

El muchacho canadiense abrazo a su amigo con fuerza, como saludo y le jalo al auto para que subiera rápido.

— ¿Acaso Nathalie te envió? —preguntó acomodándose en el asiento, tal vez ella los visitaba o ellos la visitarían.

—No, pensé que podríamos ir a algún lugar, has estado toda la semana trabajando y ayer te estabas durmiendo en la película.

—Películas —corrigió, Jean lo había hecho ver cuatro.

—Entonces creí que sería buena idea tomarnos un respiro —prosiguió sin tomar en cuenta su comentario.

—La verdad me gustaría dormir.

—Si, eso después, te llevaré a casa temprano y podrás dormir todo lo que quieras.

Suspiro resignado y asintió, dejando que le llevará a dónde quisiera, la verdad estaba demasiado cansado como para protestar.

El mirador de la ciudad era nuevo para él, nunca se había plantado allá porque simplemente nunca tuvo tiempo, empezar de nuevo era...interesante.
El auto se estacionó y Jean salió para subir sobre el cofre, tocando el parabrisas para apremiar a Otabek para que le siguiera.

El otro bajó resignado y se acercó sin subir aún.

—Vas a abollar tu auto.

—Es un clásico, es prácticamente indestructible.

Otabek sonrió inevitablemente, negando con la cabeza.

—Está bien, pero deberías reconsiderarlo, últimamente te veo más redondo que de costumbre —dijo subiendo también, revisando de reojo que el freno de mano estuviera puesto, no porque no confiara en su amigo, es que a veces se le olvidaban ciertas cosas.

Jean posó una mano sobre su pecho, fingiendo ofensa por el comentario y el hecho de que revisará el freno.

—Lastimas mis sentimientos, Beka.

La risa cansada del mencionado se escucho apenas como murmullo, algo tímida.

—Pero te perdono, solo por esta vez.

—Que benevolencia, Jean.

—Un rey debe ser benevolente con sus súbditos.

Rodó los ojos y asintió, sin tomarle importancia al comentario.
El silencio reinó, la vista del atardecer era preciosa y a esa altura no se escuchaban los ruidos típicos de la ciudad, Otabek se sintió en paz y muy tranquilo, su consciencia estaba calmada y sus sentimientos también, vivir sin remordimientos había sido su meta desde niño y se alegraba de poder cumplirlo. Podía decir que se sentía feliz en ese preciso momento, no faltaba ni sobraba nada.

—Otabek —Jean bajó la mirada y tragó saliva, buscando valor de donde fuera—. Hay algo que quiero decirte.

—Hm —fue la simple respuesta del mayor.

—Yo...bueno, tengo un par de meses pensando esto —carraspeó, casi tratando debo hacer ruido—. La verdad es que...me gustas, de hace tiempo y quisiera que me des una oportunidad.

El silencio respondió, poniendo más nervioso a Leroy.

—Se que esto puede ser muy repentino o muy pronto, pero puedo esperar, no necesitas responderme ahora, piénsalo, ¿si?

La cabeza de Otabek se recargó en el hombro de Jean y el pobre sintió como su corazón se oprimía en su pecho de emoción.

— ¿Beka? —volteo a ver al otro, encontrándolo perdido en el mundo de los sueños.

Cubrió su rostro con una mano y sintió sus mejillas calientes bajo el tacto. Todo el valor que había reunido...no sabía si podría volver a decirlo.

Hey y'all!

Aquí el cap 7 que ya fue más rosita que nada, no se enojen si hay muchos saltos de tiempo, compréndanme, es fic corto y no me gusta el relleno xD

Gracias por leer, votar y comentar!
Lof, smooches y galletitas

Rae Rae (◡‿◡✿)

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