2 de agosto de 1995

Anne Spencer 

Sinceramente, no estaba muy segura del porqué había pasado todo el verano en la antigua casa de Sirius, pero bueno, al ser que Remus era mi tutor y yo una menor, era obvio que no podría ir a donde quisiera.

Mis padres habían muerto hace unos años, dejándome a cargo de un buen amigo, Remus Lupin, que a la vez era tío de Harry porque era el mejor amigo del padre de Harry. Porque si, el padre de Harry, James Potter, estaba vivo. Lastimosamente, Lily no sobrevivió, así que James era un padre soltero y una persona demasiado trabajadora.

El problema era Harry porque no podía estarse quieto nunca, así que el muy idiota se escapó para dar una vuelta, dejándome a mí más nerviosa por si alguno de los adultos preguntaba por él. 

Sinceramente, ser mejor amiga de Harry, era un dolor de cabeza la mayoría del tiempo, además de un riesgo porque siempre pasaba algo que ponía nuestra vida en riesgo. No era culpa de Harry ni mucho menos, porque nosotros decimos acompañarlo, pero a veces el pobre tenía una muy mala suerte.

—¿Y si le pasó algo? —dejé de mirar por la ventana, para ver a Hermione nerviosa, mientras Ron comía palomitas aburrido. Hermione miró a Ron y le dedicó una mala mirada— Tu mejor amigo está fuera, sin saber si está bien o no y tú tranquilamente comiendo —él volteó los ojos.

—Oh vamos, es Harry, era obvio que no aguantaría tanto tiempo encerrado, nosotros llevamos unas semanas y ya nos queremos matar. Además, es listo y sabrá salir de cualquier cosa —Hermione le golpeó con el Profeta logrando que él soltara un quejido— Las mujeres estáis locas —ofendida me acerqué y le quité el Profeta a Hermione para empezar a golpearlo —¡Anne!

—Vuelve a decir eso y te golpearé más fuerte, o te tiraré por las escaleras —él asintió adolorido.

—El caso es que Harry estará bien —volteé los ojos.

—Iré a buscarlo —ellos me miraron preocupados y asustados mientras Hermione negaba repetidas veces.

—No vas a ir Anne, es peligroso.

—Tan peligroso que hemos sido tan inteligentes que dejamos que Harry se fuera sola... Se nota que debimos ser de Ravenclaw —solté con sarcasmo mientras Hermione volteaba los ojos.

—Tu sarcasmo a veces me irrita —la miré divertida.

—Y a mí me encanta irritarte —sonreí.

Ella volvió a voltear los ojos mientras se sentaba en la cama al lado de Ron mientras le robaba algunas palomitas.

—¡Ey! —ella le miró seria, logrando que Ron se callara y siguiera comiendo sus palomitas.

—No me pienso quedar de brazos cruzados esperando a que Harry vuelva, pienso ir a buscarlo y tirarle de las orejas por idiota —me acerqué a la ventana y me di la vuelta para verlos—. Cubrirme.

Ellos iban a decir algo, pero salí por la ventana. Un método demasiado factible y riesgoso, pero gracias a la magia estaba completa. 

Empecé a caminar, hasta que recordé que él solía ir a ver a la hermana de Lily, Petunia Evans, pero ese había sido su apellido de soltera. 

Digamos que a nuestra querida Petunia no le agradaba la gente que hacía magia, y no acabaron en buenos términos la madre de Harry y ella. El problema es que Harry era una muy buena persona y de vez en cuando iba a visitarlos desde lejos, aunque hubo algún que otro encuentro entre ellos.

Al aparecer en el sitio lo vi a lo lejos, así que decidí acercarme hacia él.

—¿Qué demonios haces? —él pegó un brinco asustado mientras colocaba su mano en el corazón y soltaba un pequeño suspiro.

—Por Merlín Anne, menudo susto de muerte —volteé los ojos divertida.

—¿Sabes quien si va a morir? Nosotros dos cuando sepan que no estamos en el cuartel, concretamente en nuestras habitaciones, y por mucho que la idea me parezca demasiado buena, mi vida aún es larga y tengo muchas cosas que hacer antes de ir a molestar a Godric —esta vez fue el turno de Harry de voltear los ojos. Yo me limité a soltar una pequeña risa dirigiendo mi mirada hacia la familia materna del azabache.

Por lo que me contó Harry, después de esa noche no ninguno quiso saber nada de él, aunque eso también fue desde que su madre había demostrado que era una maga, desde ese momento Petunia no quiso saber nada más del mundo mágico.

Aunque lo que creía era que si echaba demasiado de menos a Lily, eran hermanas y a pesar de todo yo quería creer que le dolía ya no volver a verla.

—Nunca entendí por qué nos odiaban tanto, mi madre era su hermana y yo soy su sobrino. Cualquier hermano se hubiera alegrado por el otro. Así somos nosotros dos Anne y a pesar de todo seguimos para él otro —Harry no mentía, a pesar de que no compartiéramos sangre, éramos como hermanos y siempre me había encantado pasar tiempo con él, aunque no negaba que en los problemas que se metía hacía que me replanteara mi propia existencia.

Solía provocarme un paro cardiaco, pero lo quería igual.

—Bueno, nosotros no elegimos nuestra familia Harry, además, ellos se lo pierden. Sé que es muy difícil y que solo quieres saber por qué tanto odio, pero lo mejor que puedes hacer es que cada uno haga su camino y ya. Déjalos, ellos se pierden a un increíble chico con un enorme corazón.

Le regalé una pequeña sonrisa y le abracé por los hombros para empezar a caminar hacia un parque, al menos intentaría que se distrajera y que no pensara tanto en el tema. No me gustaba verlo mal por gente tan horrible como eran sus tíos.

—¿Por qué hemos venido a un parque? 

—No tengo ni idea, leí en alguna revista que era bueno ir al parque para despejarse, así que les hice caso, aunque creo que es una de las peores ideas que he tenido en mi vida, pero me vale muy poco —él soltó una risa al igual que yo y nos empezamos a columpiar mientras hablábamos de cualquier cosa.

Estuvimos así un rato hasta que me entró hambre, así que miré a Harry.

—¿Tienes hambre? —él asintió— Bien, iré a por algo de comer y tú quédate aquí quieto —él asintió y yo me levanté para ir a buscar algo de comer.

Al final me decidí por unos helados, ya que hacía demasiado calor.

Al volver Harry no se encontraba y yo ya quería estrangularlo porque le había dicho claramente que no se moviera.

De pronto a lo lejos pude ver unos dementores entrar por un túnel, dejé caer los helados y corrí en esa dirección.

Al llegar vi al primo de Harry en el suelo junto a un dementor, conjuré el Patronus para alejar a los dos dementores de ellos. 

Una vez que ya no estaban, Harry me miró con una pequeña sonrisa inocente.

—Tengo defensa —le miré incrédula.

—¿A si? Me gustaría escucharla, porque creo recordar que te dije que te quedaras quieto maldito idiota que eres —él volteó los ojos.

—Ya si quieres me quedó ahí con los dementores —esta vez fue mi turno de voltear los ojos.

—Una de dos, o te mato, o me mato yo y todo perfecto. Porque a este paso me vas a matar y mi vida es demasiado larga para morir de algún susto... ¿Tiene sentido? En fin el caso es que no quiero morir por tu culpa.

—¡Harry! ¡Anne! —escuchamos la voz de James.

Harry y yo nos miramos asustados.

Estábamos en un lío.

NOTA DE LA AUTORA

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