𝟬𝟬𝟵 abilities
CAPÍTULO NUEVE:
habilidades.
─Supongo que no alquilaste un auto, ¿no?—, preguntó Bella mientras Alice aceleraba por las calles de Italia, manejando un Porsche amarillo.
─Supuse que no te opondrías a robarlo.
─No hoy.
─ ¿No podías robar un auto más grande?—, se quejó Cassadee desde atrás, buscando una posición que no incluyera doblar sus piernas —. Sé que estamos apuradas, pero vamos Alice.
─No es el momento, Cassie—, instó Bella, su voz llena de pánico.
─Dile eso a mi cuello mañana.
─Como si realmente fueras a sentirlo—, replicó Bella mientras pasaba sus dedos a través de su cabello.
─Lo rechazaron—, anunció Alice, ignorando la pelea de las hermanas —. Va a mostrarse a los humanos.
─ ¿Cuándo?
─Esperará hasta el mediodía, cuando el sol se encuentre en su punto más alto.
─Alice, debes apurarte—, chilló Bella, mirando el reloj. El pánico estaba tomando control de su cuerpo.
─ ¿Qué crees que está haciendo, Bella? ¿Tomando té con la reina?—, bufó Cassadee, colocando su cabeza entre los dos asientos delanteros —. Todo estará bien. Solo respira, Bella.
─Allí está Volterra—, señaló Alice, mirando la ciudad.
─ ¿Por qué todos están de rojo?
─Festival del día de San Marcos—, informó Alice —. Están conmemorando la expulsión de vampiros de la ciudad. Es la situación perfecta. Los Volturi nunca dejarán que llegue lo suficientemente lejos como para exponerse.
─Cinco minutos—, volvió a chillar Bella, mirando el reloj.
Alice fue bloqueada por la policía. Uno de ellos golpeó en su ventana y le explicó que debía bajar el vidrio. Bella bajó del auto y cerró la puerta antes de volver a mirar a Alice —. Bella, eres la única a la que no puede ver venir. Si yo voy, leerá mis pensamientos. Creerá que estoy mintiendo y se apurará a hacerlo.
─ ¿A dónde voy?
─Estará debajo de la torre del reloj, ¡ve!—, contestó Alice y Bella siguió sus instrucciones. Cassadee pasó al lugar del copiloto, algo torpe para ser un vampiro, mientras Alice hablaba en italiano con el policía. La azabache suspiró en señal de frustración antes de tirar una bufanda y un par de gafas a Cassadee parecidas a las que ella misma llevaba. ¿De dónde diablos los había sacado? Cassadee no tenía idea —. Póntelos. Tendremos que caminar.
Ambas salieron del auto después de colocarse las prendas para cubrirse del sol. Caminaban lo más rápido que podían humanamente, luchando contra el grupo de personas vestidas de rojo.
─ ¿Hay algo más que debería saber sobre los Volturi antes de entrar allí?
─ ¿Sabes de Jane y Alec?
─ ¿Los gemelos malvados? Sí.
─Ten cuidado con Demetri y Félix. Ellos suelen encargarse de asesinar.
─Bueno, eso es hermoso—, bromeó Cassadee, observando la torre del reloj.
─Aro quiere volver a hablar contigo—, Cassadee escuchó decir a un hombre mientras ella y Alice se abrían paso entre la multitud.
─Ninguna regla fue rota—, negó Edward.
─Deberíamos llevar ésta conversación a un lugar más apropiado.
─Está bien. Bella, ¿por qué no te quedas y disfrutas del festival?
─La chica viene con nosotros.
─Vete al infierno—, gruñó Edward al vampiro cuando las vampiras llegaron a su lado. Alice abrió la puerta fácilmente, rompiendo la cerradura y sacándose la bufanda una vez que se encontraba dentro. Cassadee cerró la puerta.
─Vamos, chicos, es un festival. No queremos hacer una escena.
─Nosotros no la haríamos—, negó el vampiro más alto.
─Suficiente—, habló una vampira rubia. Jane, pensó Casssadee mientras seguía al grupo. Si ella fuera humana, sería la más aterrada del trío. Sus ojos rojos lucían más brillantes que el de los demás —. Aro me envió para ver qué les estaba tomando tanto tiempo—, explicó mientras su mirada viajaba entre los vampiros. Se dio la vuelta y comenzó a caminar, el resto siguiéndola.
─Solo hagan lo que diga—, advirtió Alice a las hermanas.
El grupo siguió a Jane por un corredor, y bajaron un par de escalones antes de entrar a un elevador. Los seis vampiros y Bella se posicionaron en el pequeño lugar, siendo bastante incómodo por decir lo mínimo, y la música de opera solo provocaba que Cassadee tuviera que esforzarse más por contener la sonrisa que quería formarse en su rostro.
Cuando las puertas se abrieron, Jane caminó con el grupo detrás de ella. La recepcionista humana los saludó en italiano, una gloriosa sonrisa en sus labios. El grupo siguió a Jane por el oscuro pasillo hasta las puertas dobles. Ella empujó las puertas, dejándolos ingresar a un gran salón de mármol blanco. Cassadee observó el lugar, notando dos guardias por puerta y uno a cada lado de los tres vampiros que se sentaban en unos tronos.
─Hermana—, Cassadee asumió que el vampiro castaño era Alec —. Te enviamos a traer a uno y traes tres... y medio. Qué chica tan inteligente—, exclamó, y Jane se paró a su lado. Aro se levantó, ganándose la atención de todos.
─ ¡Qué feliz sorpresa! Bella está viva después de todo—, sonrió, caminando en dirección al grupo —. ¿No es maravilloso? Amo los finales felices—, tomó la mano de Edward —. Son tan raros—, ambos se miraron el uno al otro por unos segundos antes de que Aro dijera otra cosa en italiano y miró a Bella —. Su sangre te atrae tanto... que me da sed. ¿Cómo puedes estar a su lado?
─No es sin dificultad—, contestó Edward, tajante.
─Sí, puedo verlo—, sonrió Aro a Bella antes de volver a enfocarse en Edward.
─Aro puede leer cualquier pensamiento que he tenido alguna vez, con un solo toque—, informó Edward a las hermanas Swan antes de mirar al vampiro —. Y ahora sabes todo. Así que, solo comienza.
─Eres un gran lector de almas, Edward. Aunque no puedes leer la de Bella o inclusive la de Cassadee—, miró Aro a las mellizas —. ¡Fascinante! Me encantaría ver si... son una excepción a mis dones también. ¿Me harías el honor?—, Cassadee se adelantó, con Bella a su lado. La mayor de las mellizas alzó su mano hasta la de Aro. Cuando él no pudo ver nada, se acercó a Bella —. Interesante. No veo nada—, soltó la mano de Bella y volvió hasta su trono antes de volver a mirar al grupo —. Me pregunto... veamos si son inmunes a todos nuestros poderes—, mencionó antes de mirar a Jane —. ¿Deberíamos, Jane?
─No—, negó inmediatamente Edward, acercándose a Jane.
─Dolor—, susurró Jane, mirando a Edward. Él se detuvo, y la agonía tomó control de su cuerpo. Bella tomó la mano de su hermana, odiando que su novio tuviera que sufrir tal dolor.
─ ¡Para!—, gritó Bella cuando Edward cayó al suelo. Alec se acercó para evitar que Bella se moviera, pero Cassadee lo evitó.
─No la toques—, gruñó la neófita.
─ ¡Paren! ¡Solo dejen de lastimarlo, por favor!
─Jane—, miró Aro a la rubia. Jane dejó de mirar a Edward y miró al vampiro antiguo.
─ ¿Maestro?
─Adelante, querida—, asintió Aro, y Jane miró a Bella con una sonrisa.
─Esto puede doler un poco—, miró a Bella, haciendo lo mismo que le había hecho a Edward.
Cassadee apenas había intercambiado palabra con Jane y ya no la soportaba. La neófita miró a la rubia, imaginando toda clase de dolor que pudiera infligirle por querer lastimar a alguien quién amaba.
De repente, Jane cayó sobre sus rodillas, gritando en agonía mientras Cassadee pensaba en ella quemándose hasta la muerte, y sus ojos se tornaron de un brillante dorado. Todos, incluyendo la neófita, se encontraban sorprendidos ante lo que había sucedido. La castaña dejó de enfocarse, y Jane soltó un suspiro de alivio. Su hermano rápidamente la ayudó a levantarse.
─ ¿Cómo te atreves?—, se indignó Alec, elevando las manos y dejando escapar un humo negro.
─Cassie—, advirtió Alice —. Yo retrocedería si fuera tú.
Cassadee rechazó la idea de retroceder. No sabía qué hacía cuando levantó las palmas de sus manos. Solo dejo que su cuerpo reaccionara, sin pensar. El humo negro comenzó a desplegarse desde sus manos mientras ella y Alec se miraban el uno al otro. El humo de la castaña se movía mucho más rápido que el del vampiro.
─ ¡Increíble!—, exclamó Aro, mirando a Cassadee sorprendido mientras ambos perdían la concentración y miraban al líder de los Volturi —. Parece que tenemos a una intuitiva entre nosotros. Una que nos encantaría tener en nuestras filas.
Cassadee rió. No sabía qué era un intuitivo, pero estaba segura que no dejaría a su familia, no importaba por qué —. Aunque amo torturar a las personas, rechazo tu oferta.
─Qué pena—, bufó Aro, irritado. Miró a Bella —. ¿Qué haremos contigo ahora?
─Ya sabes lo que harás, Aro—, dijo desde su asiento el vampiro de cabello marrón y largo, Marcus.
─Sabe demasiado, es un riesgo—, agregó Caius, el rubio.
─Eso es verdad—, asintió Aro —. Félix.
Cassadee observó a Felix cuando éste comenzó a caminar en dirección a Bella. Ella giró a su hermana antes de que cualquiera se diera cuenta de lo que sucedía. Y, a pesar de que Felix se movía a velocidad vampírica, parecía ir en cámara lenta para Cassadee. Tomó al vampiro por el cuello y lo tiró a través del cuarto, rajando el suelo cuando aterrizó sobre su espalda delante de Aro. Ella miró a Edward y asintieron el uno al otro ya que ambos tenían el mismo objetivo: sacar a Bella de allí.
Felix se levantó, tomó el cuello de Cassadee y la giró por sobre él antes de tirarla contra el suelo. Ella no desperdició ningún momento en utilizar sus pies para aferrarse a las piernas de Felix y jalarlas hacia ella, causando que él cayera y su rostro golpeara tan fuerte como para que su cara y el suelo se rajaran de forma idéntica. La castaña se levantó y volvió a tomarlo del cuello antes de arrojarlo contra las escaleras, volviendo a romper el mármol. Ella se paró detrás del vampiro mientras lo hacía ponerse de rodillas. Cassadee tomó por el cuello a Felix y comenzó a separarlo del resto de su cuerpo.
─¡Suficiente!—, comandó Aro, pero Cassadee no se detuvo —. Para esto instantáneamente o te mataré yo mismo.
─Me gustaría verte intentarlo, viejo.
─Cass, basta—, rogó Bella con la voz rota —. Por favor.
Cassadee suspiró y soltó a Felix, empujándolo tan fuerte que rajó el suelo de mármol frente a Aro y su rostro nuevamente. Ella volvió a posicionarse al lado de su hermana, y cruzó sus brazos por sobre su pecho.
─Casi conseguía sacarnos de aquí.
─O matarnos—, agregó Bella.
─Tú sabes que nunca dejaría que eso pasara.
─Remarcable—, murmuró Aro, acercándose a Cassadee, estudiándola —. Eres más de lo que esperaba que fueras.
─Amo sorprender a las personas—, contestó Cassadee, sin desviar su mirada de sobre Aro, calculando todos sus movimientos. De todos los de la habitación, él era en el que más desconfiaba.
─Eres una rareza, tan rara que solo uno más existe. Un Igualador.
─ ¿Qué mierda es un Igualador?
─Posees todas las habilidades de un vampiro y, aún así, tu corazón continúa latiendo. Tan levemente que no he podido escucharlo hasta ahora. Tu sangre sigue corriendo por tus venas, convirtiéndote en la más poderosa de todas—, Aro tomó la mano de Cassadee, pero ella se soltó inmediatamente —. Mantienes lo sobrenatural en balance, querida.
─Fantástico—, replicó Cassadee —. No quería ser siquiera un vampiro, y ahora, llevo el peso del mundo sobrenatural en mis hombros. Genial.
─Si te quedas con nosotros, te ayudaremos a utilizar tu potencial.
─En caso de que no lo hayan notado, no necesito la ayuda de nadie—, negó Cassadee —. Solo dejen a mi familia y a mí irnos.
─No puedo hacer eso—, negó Aro antes de mirar a Edward —. Esto es triste. Si solo fuera tu intención el darle la inmortalidad.
Aunque Edward mantenía un fuerte agarre sobre Bella, Cassadee se paró frente a ella —. Sobre mi cuerpo sin vida.
─Estoy seguro que eso puede arreglarse.
─ ¡Esperen!—, gritó Alice, mientras Demetri mantenía su mano firme alrededor de su cuello —. Bella será uno de nosotros. Lo he visto—, anunció y Demetri la soltó cuando ella estiró su mano —. La cambiaré yo misma.
─ ¡Fascinante!—, chilló Aro después de haber tomado la mano de Alice —. El ver, lo que tú haz visto, antes de que suceda—, miró a Bella —. Tus dones... te convertirán en una intrigante inmortal, Isabella—, asintió, acariciando su rostro.
Cassadee golpeó la mano del vampiro para alejarlo de la piel de su hermana ─. Demasiado cerca, raro—, escupió, y Aro la miró disgustado.
─Váyansen—, ordenó al grupo —. Realicen sus preparaciones.
─Nos aseguraremos que lo hagan—, informó Caius —. Yo no me demoraría. No ofrecemos segundas oportunidades.
─Gracias—, murmuró Edward a Cassadee mientras caminaban uno al lado del otro.
—No lo hice por ti, Eddie.
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