Los días han pasado, sigo siendo una practicante en mi nuevo empleo, es duro, sin embargo tengo que resistir, necesito el dinero.

Él es mi compañero de empleo y sí es algo bueno, y a la vez malo ya que estamos juntos pero, solo de vez en cuando podemos charlar. También hay veces que no decimos nada y él se queda mirándome fijamente, yo sigo creyendo que mirá una estantería o algo fuera de lugar, y así pues calmo mis nervios cuando mis ojos se conectan con los de él.

Tenemos algo en común; odiamos a nuestra jefa y quisiéramos que se hundiera en el infierno. Esa mujer es un demonio, y a veces me da miedo y en esos momentos quisiera abrazarlo pero no puedo, solo nuestras manos y miradas son capaces de entablar conversaciones, debido a las cámaras del establecimiento que captan las veinticuatro horas sin interrupciones, y solo en algunos puntos ciegos podemos ser más...“Cercanos”.