Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo veintiséis

TYLER

Debía estar soñando. Sí, debía ser alguna clase de alucinación porque la imagen frente a mis ojos no podía ser real. En una mesa cercana a la cocina, la chica de mis sueños y la chica de mis pesadillas conversaban con buen ánimo y compartían una pizza tamaño familiar. Para mí resultaba imposible que Genesis hubiese viajado hasta Nueva York sin avisar y, en lugar de buscarme, hubiese decidido salir a comer con mi compañera de habitación de la cual había desconfiado terriblemente por días.

Sentí la necesidad de pellizcarme, de hacerme doler para poder despertar. No lo hice porque si ese era un sueño, seguro era mejor que la realidad.

—Hola —saludé al llegar a su mesa.

Dos pares de ojos sumamente diferentes entre sí recayeron sobre mi rostro. Genesis me sonreía con cariño mientras Emma lo hacía con un poco de vergüenza. ¿Qué le había dicho mi mejor amiga para que me sonriera de esa forma? ¿Qué le había dicho para que me sonriera y punto?

—¡Ty! —soltó G con emoción y se puso de pie de un salto para rodearme en un fuerte abrazo.

—Hola, G. ¿Está todo en orden?

Dejé un beso en su mejilla a la vez que correspondía su abrazo que duró pocos segundos. Me sorprendió a mí mismo que no quisiera seguir rodeándola con los brazos porque unos meses atrás habría hecho todo lo humanamente posible para tenerla cerca de mí.

—Claro que sí, ¿quieres pizza?

Se sentó en el sillón estilo cafetería de los setenta y se deslizó hacia un lado para hacerme lugar. Emma estaba frente a nosotros, comiendo en silencio y con la mirada fija en su refresco sabor cola.

—No, gracias. Estoy lleno.

Acababa de salir de una cena con Ezra y mi editora, les había presentado la idea de otro libro y les había gustado. Debido a los nervios había comido una cantidad impresionante de carne con patatas y sentía el estómago a punto de explotar.

—Mejor, más para mí.

Se llevó la porción a medio comer a los labios y me sonrió con un rastro de salsa en los labios. No dudé en tomar una servilleta descartable y limpiarle la cara, siempre se embarraba cuando comía porque estaba más concentrada masticando que fijándose lo que hacía.

—Gracias —soltó riendo—. Algún día seré presentable, lo prometo.

Blanqueé los ojos con diversión, ella era la persona más presentable que conocía, incluso si se manchaba a cada rato. Era imposible que Genesis no le agradara a alguien, en Rose Valley se había vuelto bastante querida y no tenía nada que ver con mis amigos o conmigo. Había sido todo obra de ella, incluso al finalizar el año Candace –una vieja conquista mía que parecía odiarla- y el equipo de porristas le habían regalado un uniforme por si en la universidad tenía alguna fiesta de disfraces.

—¿Necesitan que me vaya? —preguntó Emma con un hilo de voz.

No me había detenido a mirarla debido a la sorpresa de tener a G a mi lado. Podía haber dejado de amarla de manera romántica, o al menos los sentimientos habían disminuido, pero seguía siendo mi persona favorita y la extrañaba con locura. Y fue entonces, cuando en verdad miré a Emma que me di cuenta del cambio que había experimentado. Estaba vestida como una chica normal de dieciocho años sin uniformes feos ni ropa de estirada –que era la que utilizaba para ir a clases- y se veía genial. Sus ojos resaltaban más que nunca y por un segundo me quedé sin respiración.

—Claro que no, ¿verdad, Ty?

La mención de mi nombre me hizo reaccionar y asentí con la cabeza.

—Puedes quedarte, Em.

Ella asintió y volvió la mirada hacia su bebida mientras masticaba en silencio. ¿Por qué comía tan lento? Me ponía un poco nervioso, la comida se le enfriaba todo el tiempo.

—¿De qué hablaron en mi ausencia?

Dejé caer mi brazo sobre el respaldo del sillón, casi rodeando los hombros de Genesis pero sin hacerlo. Ella sonrió de manera maliciosa, la misma sonrisa que utilizaba antes de decir alguna idiotez.

—De tu redondo trasero, por supuesto.

Emma se atragantó con la bebida y poco le faltó para escupirnos la cara. Le entregué una servilleta de papel y no dudó en tomarla para luego secar sus labios. Se había puesto roja de pronto y soltó algunos gruñidos como si estuviera intentando aclarar su garganta.

Le di un golpe con la rodilla a mi mejor amiga bajo la mesa y ella me dedicó una mirada que solo podía significar «tú y yo tendremos una larga conversación luego», aunque para mí no había nada que conversar. Emma era mi compañera de habitación y nada más. ¿Por qué resultaba imposible de creer que no estuviéramos gritándonos como locos?

—¿Y mi redondo trasero obtuvo buenas calificaciones?

Genesis asintió enérgicamente, era algo que solía hacer y que provocaba que su cabello se ondeara de arriba abajo. Nunca había entendido por qué lo hacía, con tan solo mirarla me producía dolor de cabeza y aún así me parecía algo bastante tierno.

—Obtuvo un nueve punto cinco sobre diez.

—¿Por qué no un diez? —Fruncí el ceño fingiendo enojo.

Mi compañera de habitación se había recuperado del asombro inicial y fue la encargada de contestar.

—Porque no haces ejercicio y eso se nota.

—¿Qué? ¿Me dirás que salir a correr los domingos en la mañana no es hacer ejercicio?

Emma negó conteniendo una sonrisa.

—No si durante toda la semana comes chatarra, bebes cerveza como si no hubiese mañana y permaneces con tu trasero en la silla sin hacer nada.

—Detalles.

—Deberías obligarlo a hacer ejercicio, Emma —comentó Genesis con la pajilla rozando sus labios—. Theo lo hacía antes en Rose Valley, lo obligaba a él y a Taylor a mantenerse en forma. Nunca me logró convencer.

Eso era verdad, mientras el buen Johnson nos obligaba a Taylor y a mí a sudar la gota gorda haciéndonos correr o preparándonos circuitos de entrenamiento, Genesis iba a tomar una malteada con su amiga Sophie y se burlaba de nosotros. La vida no era justa.

—No creo que pueda soportar el ritmo de mi entrenamiento.

G abrió los ojos con sorpresa y me dio un leve codazo para luego decir con burla:

—Mira, Ty. Está desafiándote, ¿la dejarás hacerlo?

—Claro que sí, G. Emma entrena para maratones, yo quiero dormir todo el día.

Ambas rieron por lo bajo, burlándose de mí. Realmente resultaba extraña esa situación, estaba con mi mejor amiga y mi compañera de habitación medio loca hablando sobre mi vida. Podrían haberme dicho que había ganado la lotería sin jugar y creería más en eso que en lo que sucedía en esa pizzería.

***

Mi cabeza descansaba contra la almohada y mis ojos con suerte podían distinguir el rostro de Genesis frente a mí. La oscuridad era casi impenetrable y mi visión no se había acostumbrado a la negrura. Sabía que ella estaba a pocos centímetros de distancia, con su cabeza apoyada contra la almohada y recostada sobre su lado derecho para poder observarme. Emma descansaba en su cama por lo que nuestra conversación era mantenida en susurros a penas audibles.

—¿Cómo te sientes, Ty?

—He tenido mejores días —confesé—. ¿Tú? En verdad no puedo creer que hayas venido solo para hablar conmigo.

—Vales la pena, el tiempo y el dinero. Eres mi mejor amigo y mi tercera persona favorita en el mundo.

—¿Tercera? Auch, cuanta delicadeza.

Rió en silencio y me pareció verla sonreír.

—Los dos primeros puestos están ocupados por mis padres y mi nana, tú estás junto a nuestros dos idiotas amigos en tercer lugar.

—Me ofende muchísimo compartir lugar, pero lo aceptaré —bromeé.

—No intentes cambiar el tema, quiero saber cómo te sientes en realidad. Puedes mentirle a Emma, no a mí.

—Estoy bien, de verdad. No estoy feliz con la aparición de mi hermano y con mis primeros dieciocho años de vida, pero lo he superado. —Hice una mueca porque si bien todo lo que había dicho era verdad, eso no significaba que dejara de escocer—. No era necesario que viajaras para escucharlo, sobre todo porque perderás horas de clases mañana.

—Mi vuelo sale en unas horas y Tay irá por mí al aeropuerto, perderemos solo el primer período.

Ella realmente era asombrosa. Nunca me había imaginado que alguien pudiese viajar de un momento a otro a una ciudad a doscientas millas para tener una conversación con otra persona, sobre todo si esa persona era yo.

—¿Tú y Taylor están entendiéndose? ¿Debo patear su trasero?

—Nunca nos hemos llevado mejor, en todos los aspectos.

—Demonios, G —murmuré con asco—. No quiero saber sobre tu vida sexual.

—Eres tú el que ha entendido eso, yo solo dije que nos llevábamos bien.

Blanqueé los ojos y ella rió por lo bajo, parecía que podía ver más que yo que con suerte distinguía su nariz y sus ojos.

—¿Tú y Emma...?

Se había contenido con esa pregunta, la esperaba desde el momento exacto en que tomó una de mis camisetas y se metió en mi cama.

—Estamos aprendiendo a llevarnos bien.

—¿No sientes nada por ella?

—Existe algo llamado amistad entre hombres y mujeres, tú mejor que nadie debería saberlo.

—Considerando que mi amistad con ustedes incluyó besos y sexo, no creo que sea un buen ejemplo, Ty.

Fue mi turno de reír en silencio. Genesis tenía razón, nuestra amistad no era muy normal, pero funcionaba a la perfección para nosotros.

—Ahora eso se ha terminado y te llevas bien con Theo y conmigo sin complicaciones. Emma y yo con suerte seremos amigos.

—Bien, aceptaré tu respuesta, aunque mis ojos súper poderosos de chica y mejor amiga ven otra cosa.

—Tus ojos lindos solo ven lo que tú deseas ver, G.

—Bien, dejaré el tema pasar, pero como me digas que sucede algo, porque sé que así será, vendré hasta aquí solo a patear tu trasero. Y a darle algunas advertencias a Emma.

Se inclinó hacia mí y besó la punta de mi nariz, emitiendo un sonido chillón. Me acomodé sobre el colchón, apoyando mi espalda sobre el mismo y abrí mi brazo para que ella se acurrucara. No dudó en hacerlo y descansó su cabeza sobre mi pecho.

—¿Qué harás para Acción de Gracias?

—No iré a Massachusetts, no lo intentes.

Suspiró y elevó su mirada para encontrar la mía en la oscuridad.

—No quiero dejarte solo.

—Y yo no quiero entrometerme en tu primera celebración de tipo familiar con tus suegros y nana. Estaré bien, sabes que no es mi festividad preferida.

—¿Seguro?

—Sí.

Acompañé mis palabras besando su frente y eso pareció ser suficiente para ella.

—¿Me despiertas a las tres por favor? No puedo perder mi vuelo.

—Claro, G.

Se acomodó en mi pecho y me pareció que se quedó dormida de manera automática. Yo no podría hacerlo esa noche, por más cansado que me encontrara sabía que no iba a poder dormir porque tenerla junto a mí me ponía nervioso, sobre todo con Emma en la cama de al lado.

Tenía muchos asuntos sobre los que pensar. La posibilidad de publicar un segundo libro había quedado opacada de pronto siendo reemplazada por un sinfín de incógnitas que revoloteaban en mi mente.

Me costaba admitirlo, pero sentía un poco de pavor. No quería que me gustara Emma ni mucho menos enamorarme de ella porque nada bueno había resultado para mí de ese tipo de relaciones. Tendría que asegurarme de mantener cierta distancia porque ya había dado los primeros pasos en la dirección equivocada: había admitido que era atractiva y que me agradaba. No había vuelta atrás después de eso. 

Hello, people!! ¿Cómo están hoy? ¿Han descansado bien?

¿Qué les ha parecido esta pequeña y fugaz visita de G? Parece que ellas se llevaron bien, esa es una buena señal, ¿verdad? ¿Tienen alguna parte favorita del capítulo?

Como cada día, les agradezco infinitamente por su cariño y apoyo. Son las mejores y las amo.

Me retiro y les deseo un hermoso día.

MUAK!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro