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Capítulo veinticinco

EMMA

El reloj digital de mi teléfono celular marcaba las siete y cuarenta y siete cuando dos golpes en la puerta me expulsaron de la profunda concentración que había estado experimentando por la última hora. El informe a punto de concluir en la laptop era el único indicativo de que mi tarde libre del trabajo había sido productiva.

—¡Voy! —exclamé para que el visitante inoportuno se diera cuenta de que no estaba siendo ignorado.

Pausé la música clásica que sonaba desde Spotify y desenredé mi cuerpo de la manta que me mantenía caliente. Iba en pijama, tenía el cabello recogido en un moño desarmado y húmedo y los pies envueltos en calcetines de constelaciones. No me importó nada de eso, mis vecinos de piso me habían visto en peores condiciones.

No tardé en recorrer la distancia que me separaba de la puerta y tras soltar un bostezo ahogado contra la palma de mi mano, abrí la puerta de un tirón. Parpadeé varias veces con la creencia de que mis ojos cansados me estaban traicionado y que la persona delante de la puerta no era quien yo creía.

—Hola —saludó con una sonrisa.

—Hola —respondí con un hilo de voz.

Su voz era cantarina sin resultar chillona y la forma en que se curvaban sus labios evidenciaba su buen humor. Era lo contrario a mí, desde el cabello peinado, la ropa arreglada y su rostro sin rastros de cansancio.

—¿Está Tyler aquí?

Negué con la cabeza y la mención de mi compañero de habitación me obligó a despertar. Ahí estaba Genesis, la mejor amiga de Tyler y la muchacha que había conocido fugazmente a dos semanas del inicio de clases. Verla de nuevo en persona era extraño, sobre todo porque era martes y ella tendría que estar en su propio dormitorio ubicado en otro estado.

—¿Quieres pasar? —pregunté, haciéndome a un lado.

Ella asintió manteniendo la sonrisa amable en su rostro e ingresó al dormitorio por el espacio que le había dejado. El aroma de su cabello, algo similar a fresas, invadió mis sentidos y me atontó por un momento. ¿Esa chica era real? Parecía una princesa tal y como Paris la había definido al conocerla. Era alta, esbelta, bien proporcionada, con el cabello brillante y una sonrisa que parecía iluminar el lugar.

—¿Dónde está el soquete de Ty?

—Ha ido a cenar con Ezra, su publicista.

—Tu novio —señaló.

Abrí los ojos con sorpresa y ella rió al percatarse del efecto que sus palabras habían tenido en mí. Tyler evidentemente le contaba todo, inclusive mi vida privada.

—Yo no lo llamaría así —le aseguré.

No lo llamaría así porque luego de Halloween nos habíamos ignorado mutuamente, como si tras una semana intensa de citas dejar de lado todo contacto fuera sinónimo de asesinar una relación. No me molestaba porque no le había agarrado cariño y no era el primer muchacho con el que salía.

—¿Necesitas que llame a Tyler?

—Oh, no. ꟷMovió su mano quitándole importancia al asunto—. Llegará tarde o temprano, debe ser una cena importante. Además, le enviaré un mensaje para que se comunique conmigo. Gracias.

—Puedes esperar aquí si lo deseas, esa es su cama. —Acompañé mis palabras señalando la cama que estaba frente a la mía, siendo separadas por un pasillo del ancho de la puerta—. Ha partido hace casi dos hora, no debe tardar.

—Claro. Gracias, Emma.

Intenté dedicarle una sonrisa que luciera tan amable como la suya, pero sospechaba que había salido horrible. Sabía que no estaba bien compararme, aunque eso no impidió que lo hiciera. Genesis parecía ser la clase de chica que tenía todo bajo control, que era feliz y disfrutaba la vida. La clase de persona que no iba a terapia tres veces por semana, que no había sido rechazada por sus padres, que no le debía dinero a su compañero de cuarto y que se sentía amada. Por un momento deseé ser ella, incluso sin conocer su historia.

Volví a la silla frente a mi escritorio; sin embargo, no podía darle la espalda e ignorarla como si su presencia fuera insignificante por lo que giré para mirarla. Tenía que iniciar una conversación o sería incómodo.

—¿Estás en Nueva York de visita?

—Algo así. He venido solo por esta noche.

—¿Por qué?

—Por Tyler, claro.

Bueno, esa no era la respuesta que esperaba. Ella iba al MIT según había escuchado, eso quedaba a más de doscientas millas de distancia y recorrerlas solo por Tyler me parecía una locura, sobre todo si no pensaba quedarse por mucho tiempo.

—¿Has conducido?

Chasqueó la lengua.

—He tomado un avión.

—Eso debe costar una fortuna.

—Vale la pena.

Movió sus pies hacia delante y hacia atrás como si estuviera nerviosa y me percaté de que mis preguntas no eran casuales sino que sonaban a interrogatorio. Quizás la estaba haciendo sentir cohibida, tenía ese efecto en las personas.

—¿Quieres algo de cenar? Debes tener hambre.

—Muchísima —admitió—. ¿Quieres ir a comer afuera? Tyler puede alcanzarnos luego.

Me sorprendió la invitación, principalmente porque no nos conocíamos de nada. Yo sabía poco sobre ella y todo lo había escuchado de boca de Tyler durante sus llamadas y era probable que ella hubiese escuchado cosas horribles de mí porque así era como me había comportado con su amigo, pero de todas maneras estaba siendo amable conmigo.

—Claro, deja que me cambie.

Me puse de pie de un salto y me dirigí hacia el armario. Genesis estaba vestida de manera casual, pero se veía bien y por primera vez desde que había abandonado el Upper East Side sentí la necesidad de verme bien también. Era tonto, lo sabía. De alguna manera estaba compitiendo en silencio con ella y resultaba humillante en mi cabeza; de todas maneras, tomé un par de vaqueros ajustados, una camisa blanca, un sweater gris, una chaqueta de cuero y zapatillas negras. No recordaba vestirme así desde que mis diecisiete años cuando había fingido una época rebelde para que mi madre me notara.

—Me gusta tu atuendo —comentó mientras salíamos de la habitación—. ¿Es una chaqueta Chanel?

—Mmm, sí, eso creo.

—Me gusta, creo que mi madre tenía una similar.

—¿Y qué hizo con ella?

—Oh, bueno, creo que la doné.

Fruncí el entrecejo confundida. ¿Qué clase de persona donaba una chaqueta Chanel cuando podían venderse a un precio estupendo en línea? Existían locales en los que el estilista de mi madre vendía nuestras prendas de las colecciones pasadas para tener más presupuesto y así adquirir lo nuevo sin hacer estragos en nuestras finanzas.

—¿Por qué?

—Porque me recordaba a ella.

—¿Eso es malo?

Tenía que callarme, había vuelto a hacer preguntas a diestra y siniestra.

—Considerando que está muerta hace un año, sí.

Si con esa contestación no había aprendido la lección de no meterme en vidas ajenas, ya nunca la aprendería. Se me congeló la sangre al escucharla decir eso con tanta naturalidad, aunque en sus ojos se podía notar la tristeza.

—¿Y tu padre no quería conservarla?

—Muerto también.

Jesús. ¡Necesitaba que alguien me cosiera la boca para el resto de la eternidad!

—Lo lamento mucho.

—Gracias.

Durante la conversación en la que me había encargado de meter la pata una y otra vez sin cesar, habíamos subido el ascensor para descender hasta la planta baja. Noté entonces que ella solo cargaba un bolso pequeño con el suficiente espacio para llevar su teléfono móvil, una billetera y quizás un tampón.

—¿Te apetece cenar pizza?

—Claro, la gente dice que la pizza de Nueva York es la mejor, ¿verdad?

—Sí, eso dicen.

—Bueno, yo soy amante de la pizza. De verdad, mi novio tiene una adicción a los caramelos de mora y yo a la pizza. —Sonrió—. No somos una pareja muy saludable como puedes ver.

Su sonrisa se acentuó como si la simple mención de su novio le hiciera bombear el corazón con fuerza. Parecía que incluso sus mejillas se habían sonrojado levemente y sus ojos brillaron, ella estaba muy enamorada o yo realmente nunca había experimentado esa clase de amor. Quizás eran ambas cosas a la vez.

—¿Puedo hacerte una pregunta, Emma?

—Claro.

Yo le había hecho cien preguntas en un minuto, Genesis tenía derecho a hacerme preguntas incómodas y a cuestionarme la existencia de Dios, y yo no podría hacer más que contestarle porque se lo debía a causa del momento incómodo.

—¿Crees que puedas explicarme lo que sucedió con Tyler y su hermano?

Allí residía la razón de su visita. De hecho, al volver del restaurante y mientras yo estudiaba para la universidad, Tyler se había encerrado en el balcón a hablar con sus amigos. Había escuchado poco, pero había sido suficiente para entender que les comentaba sobre la situación que yo le había hecho pasar. En mi defensa debía decir que él me había pedido contestar el teléfono, debería haber sido más específico.

—No conozco mucho la historia entre ellos por lo que puede haber ciertos vacíos —le advertí—, pero la situación fue rara.

—No lo esperaba de otra manera.

—Tyler y yo estábamos almorzando, él fue al baño y dejó su teléfono móvil tras pedirme que me hiciera cargo si alguien lo llamaba. No sabía que contestarle a Michael era sinónimo de pecado y le dije dónde podía encontrarlo ya que se escuchaba muy urgente.

—No es tu culpa, Emma.

Hice una mueca porque, aunque ella sonaba sincera, no podía terminar de creérmelo.

—Cuando llegó, le pidió hablar y Tyler lo envió al demonio. Le recriminó sobre lo que sucedió y dijo que no quería volver a verlo.

—¿Entonces lo invitó a pasar Acción de Gracias en Rose Valley?

Asentí, ella parecía estar más al tanto de lo sucedido que yo que tan solo comprendía que Tyler y su hermano tenían una mala relación y que el mayor le había robado dinero. Mi compañero no había querido mencionar más y a mí no me pareció correcto preguntar. Él no metía la nariz en mis asuntos, yo debía hacer lo mismo.

—Sí, pero Tyler lo rechazó.

Genesis suspiró y se llevó una de las manos hacia los ojos en señal de cansancio.

—O sea que pasará la celebración aquí.

—Eso dijo.

Volvió a suspirar como si mi respuesta la hubiese dañado.

—Gracias por contarme todo esto, Emma. Sé que quizás no debería haberte preguntado, solo quería saber toda la historia para poder enfrentar a Ty. Suele ponerse muy duro cuando se trata de su familia. —Hizo una mueca con los labios—. Supongo que tú eso ya lo sabes.

—No somos tan cercanos.

Ladeó la cabeza hacia un costado y sonrió.

—¿Ah, no? ¿No se han besado un par de veces?

Me quedé inmóvil en mi lugar, realmente dejé de avanzar y sentí como la mandíbula me amenazaba con caer al suelo. Sabía que me acababa de sonrojar, podía sentir el calor acumulándose en mis mejillas y en mi cuello, volviendo mi piel de un feo color rojizo. No solía sonrojarme seguido, pero cuando lo hacía el color me llegaba hasta el pecho.

—Voy a matarlo —solté finalmente.

Mi comentario la hizo reír con ganas y me dedicó una mirada divertida.

—No puedo creer que te lo haya dicho.

—No me lo dijo, estaba intentando adivinar. Tú me lo acabas de decir.

—¿Qué? —chillé.

Genesis volvió a reír y negó con la cabeza.

—Lo lamento, era una broma. ¡No puedo creer que él no me lo haya dicho! Si no lo matas tú, lo mataré yo.

Había sido embaucada, no podía dar crédito a la situación. Había cavado mi propia tumba y saltado dentro de ella, sentía incluso que me estaba tirando a mí misma la tierra para quedar enterrada.

—¿Y cómo fue?

—¿Qué?

—Los besos, ¿cómo fueron? Me refiero a que sé que él es muy bueno besando, lo sé de primera mano, pero quiero saber los detalles.

—Sabes que tú y yo no nos conocemos, ¿verdad?

Movió la cabeza enérgicamente de arriba abajo provocando que los mechones rubios de su cabello danzaran con el movimiento.

—Te besaste con mi mejor amigo, tengo derecho a saber.

Iba a lamentar decirle la verdad, yo lo sabía, pero su buen humor era contagioso y ella me brindaba una sensación de confianza que nunca antes había experimentado.

—Lo besé yo, las dos veces. ¡Por error! —exclamé lo último al ver como abría los ojos con asombro.

—¿Por error? ¿Cómo se besa a alguien por error? —Enarcó una ceja, divirtiéndose a mi costa—. ¿Caíste mágicamente sobre sus labios?

—Eres de lo peor, Genesis.

Sin embargo, reí también porque ella era divertida y yo no hablaba con nadie más que con Paris y Mila.

—Vamos, Emma. Mis amigos son hombres, déjame sentir como una chica por un rato. ¿Cómo fueron esos besos? ¿Tyler utilizó lengua?

No pude contestarle incluso si lo hubiese deseado, cosa que no hacía, porque su teléfono móvil comenzó a sonar con fuerza y ella no tardó en atender la llamada profundizando su sonrisa.

—¡Hola, Ty! —soltó con energía—. Te reto a adivinar dónde estoy y con quién.

La respuesta no llegó a mis oídos, pero hizo que Genesis blanqueara los ojos.

—Eres un pervertido, Tyler Murphy. Y para que sepas tuve sexo justo antes de salir. —No se escuchó como una broma y no pude evitar fruncir el ceño al escucharla—. Estoy en Nueva York, yendo por una pizza con tu buena amiga Emma quien estaba mencionándome que tú y ella se han besado. ¡Así es, idiota! No puedo creer que no me lo hayas contado.

No podía creer que ella se lo mencionara por teléfono y culpándome a mí cuando la víctima había sido yo cayendo en su trampa.

—Bien, te envío la ubicación cuando lleguemos. Tarda lo que sea necesario, Emma y yo nos estamos divirtiendo sin ti.

Colgó la llamada y volvió su mirada hacia mí.

—Sé que no me corresponde decir esto, pero intenta no romper el corazón de mi mejor amigo.

Por segunda vez en un lapso de diez minutos me dejó sin palabras y con los ojos abiertos de par en par. ¿Genesis me había amenazado o advertido? Pero lo más preocupante de todo: ¿por qué ella creía que yo podría romperle el corazón a alguien como Tyler Murphy?

Buenos días, tardes o noches. ¿Qué tal están hoy?

Genesis ha llegado a la ciudad y Emma ha hablado de más. ¿Cómo reaccionará Tyler?

¿Han tenido una parte favorita del capítulo?

Muchas, muchas gracias por leer, votar y comentar. Las quiero ❤

MUAK!

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