Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo treinta y cinco

EMMA

Las vacaciones Acción de Gracias no habían sido tan malas después de todo, incluso cuando Ethan no me dejó un segundo sola. Luego de su cena había sufrido un severo caso de locura y planeó un montón de actividades en familia que suponían cero tiempo libre en soledad. Sí, mi hermano se había vuelto uno de esos psicópatas que armaban una rutina para todos con la finalidad de estar juntos. Algo me decía que sospechaba lo que había sucedido con Tyler, pero no iba a preguntárselo.

Así había pasado la semana, con juegos de basquetbol después del desayuno o salidas a correr a la playa, almuerzos grandes llenos de alimentos variados, siestas de películas, tardes de caminata por el pueblo y noches de juegos. Mis únicos respiros habían sido los momentos en que Primrose nos visitaba porque se había cansado de sus compañeros.

Debía admitir que, pese a toda esa locura, me había divertido.

-¿Me despiertas al llegar? -preguntó Tyler, acomodando su cabeza contra el asiento con una improvisada almohada que había formado con su sudadera.

-Claro.

Cerró sus ojos y me pareció que se quedó profundamente dormido en ese mismo instante. Yo no podría hacer lo mismo porque dormir en un vehículo en movimiento me mareaba y porque podía sentir la mirada de mi hermano posada sobre mí.

Él y Mila debían regresar el mismo día que nosotros a la ciudad por lo que, en lugar de viajar en autobús, íbamos todos juntos en su BMW.

-¿Quieres un caramelo, Em?

-Claro.

Mi cuñada me pasó una caja de caramelos de moras entre los asientos y me dedicó una sonrisa. Aproveché ese momento para dedicarle una mirada que buscaba respuestas. Se encogió de hombros dándome a entender que no sabía lo que le molestaba a su esposo.

-¿Ethan, está todo en orden?

Saboreé los caramelos que habían sido mis favoritos durante la infancia y observé su perfil. Conducía en silencio con música escuchándose bajita por los parlantes.

-Hablaremos luego, Em.

-¿Cuándo es luego?

-Cuando estemos solos.

Elevé las cejas con asombro. ¿Por qué sonaba como un padre regañando a su hija?

-¿No puede ser ahora?

Miré por el rabillo del ojo a Tyler que seguía durmiendo plácidamente. No entendía cómo lo hacía, se quedaba dormido como si no tuviera problemas que lo atormentaran y le causaran insomnio. Yo sabía que los tenía y eso me sorprendía aún más. Envidiaba un poco su capacidad de compartimentar y enviar todo al demonio.

-¿Realmente quieres que sea ahora?

-Pues sí, de lo contrario no preguntaría.

Me pareció que quiso detener la marcha del coche, pero íbamos por el medio de la autopista y no había dónde parar. Eso no podía ser bueno y me removí en el asiento sintiendo el nerviosismo crecer en mi interior preparándome para una conversación sobre nuestros padres, sobre su hijo y sobre mi futuro porque imaginar los peores escenarios era mi pasatiempo favorito.

-¿Sabes por qué las casas en Los Hampton son tan costosas?

-¿Por oferta y demanda? -No pude evitar sonar confundida, esa pregunta no tenía sentido.

-Sí, pero también porque tienen increíbles sistemas de seguridad que le permiten a sus dueños saber lo que pasa en el interior de las casas cuando no están en el pueblo.

Vaya, nada bueno iba a salir de eso. Podía sentir las palabras que empezaban a formarse en sus labios, el sonido de las letras enlazándose para formar sílabas y luego palabras. Sentí esos segundos transcurrir en cámara lenta con el corazón bombeándome con fuerza contra el pecho.

-La nuestra, por ejemplo, tiene cámaras. En las salidas, en los pasillos, en el sótano y en la cocina.

Oh, por todos los santos. ¿Qué tan doloroso resultaría si saltaba del auto en movimiento en el medio de la autopista? ¿Cuántos vehículos me arrollarían por tirarme en la interestatal?

-¿Quieres decir...?

-Imagina mi sorpresa cuando en el medio de la cena con mi cliente, miré las cámaras de seguridad de la casa y encontré a mi hermanita pequeña a punto de tener sexo con su compañero de habitación en la cocina.

Y ahí estaban, las palabras que tanto había temido.

-Y luego, cuando observé las del sótano vi que no fue un suceso aislado el de la cocina.

Empezaba a considerar al suicidio como una muy buena opción.

-Yo...

Ethan elevó una mano para pedirme que me callara y encontró mis ojos por medio del espejo retrovisor.

-No me interesa, bah, no quiero saberlo. Es tu vida, Em, es tu vagina. Solo espero que hayan pasado antes por el baño donde estaban los condones.

-¡No sucedió nada! -exclamé, quizás demasiado alto.

Mila pegó un salto en su asiento y Tyler hizo lo mismo en el suyo. Sus ojos color miel, llenos de cansancio y sueño, se encontraron con los míos y frunció ligeramente el entrecejo.

-¿Llegamos? -murmuró.

-No, vuelve a dormir.

-¿Está todo en orden?

-Sí, Tyler. Disculpa a mi hermana -intervino Ethan.

Menudo idiota, con él se comportaba bonito. Cuando la sorpresa inicial se me pasara, él y yo íbamos a tener una larga conversación.

Tyler asintió y, sorprendiendo a todos, abrazó mi cintura y reposó su cabeza contra mi hombro para luego cerrar los ojos. Sentí que la respiración se me agotaba de golpe y el corazón se me alborotaba mientras los ojos de mi hermano y Mila se clavaban en nosotros. Ethan lo hacía por el espejo retrovisor mientras que mi cuñada había girado el cuerpo sobre el asiento y nos observaba con los labios entreabiertos. Pero la expresión de ellos no se comparaba en nada a lo que sentía en mi interior.

***

Tyler se dejó caer de panza contra su cama y abrazó la almohada al hacer contacto con el colchón. Cerró los ojos y soltó un suspiro que podría haberme parecido encantador si no estuviera tan nerviosa. Debíamos hablar sobre lo sucedido en las vacaciones, incluidos los sucesos de ese sábado en los que me había abrazado frente a mi familia.

-Ty...

-No, Emma -me cortó con voz baja, sin abrir los ojos, como si estuviera verdaderamente cansado-. No lo hagas.

Fruncí el ceño y lo miré con desconcierto mientras me sentaba en mi propia cama. El lugar se veía extraño sin Rufus allí, vacío.

Antes de las vacaciones lo había tenido que llevar de vuelta con la doctora Kingstone ya que mi período de prueba había terminado y el gato necesitaba volver con su dueña. Tyler había armado un mini escándalo, pero finalmente lo había dejado ir. Me había acompañado hasta la puerta de la residencia, con todas las pertenencias del felino, y se había despedido de Rufus como si fuera el final de un gran amor.

-¿Hacer qué?

-Querer hablar sobre lo que sucedió. No necesitamos hablar de eso.

-Yo creo que sí.

Dejó de abrazar la almohada, abrió los ojos con lentitud y se incorporó en la cama hasta quedar sentado. Apoyó sus codos contra las piernas y me observó con seriedad.

-¿Yo te gusto?

Sus palabras me dejaron con la boca abierta, decir que me había asombrado era poco. Había hablado con tanta tranquilidad tal y como si me hubiese preguntado si quería cenar pizzas o hamburguesas. Y su pregunta había causado todo menos calma en mi interior, me moría de nervios y el corazón me latía con tanta fuerza que comenzaba a sospechar que tenía problemas cardíacos.

-¿Qué?

-Es una pregunta simple, Em. La respuesta es sí o no.

-¿Yo te gusto? -contraataqué.

Sonrió con diversión, sus hoyuelos se marcaron en el proceso, volviéndose el ser vivo más atractivo del planeta. No podía sonreírme así sin esperar producir un alboroto dentro de mí. Yo era débil y hormonal, mi período estaba a la vuelta de la esquina.

-Sí, Emma, me gustas.

Mis mejillas comenzaron a arder en cuando escuché el «sí» salir de sus labios, podía imaginarme con el rostro y el cuello colorado. Para empeorar la situación, tenía el cabello revuelto y vestía un conjunto deportivo de algodón que se me había manchado con refresco de cola mientras íbamos en el auto. ¿Cómo podía mirarme en ese momento y decir que le gustaba?

-¿Yo te gusto? -repetí.

No pude evitar señalarme y emitir las palabras con lentitud.

-Ajá.

-¿Yo?

-Sí, Emma. Tú.

-¿Estás seguro?

Rió por lo bajo y comprendí lo estúpida que había sonado. ¿Podía culparme? Él y yo nos habíamos odiado por meses, lo había golpeado y siempre se quejaba de lo loca que estaba y lo molesta que le resultaba. Tenía derecho a sentirme un poco insegura.

-Sí. ¿Yo te gusto?

No, no de nuevo esa pregunta incómoda.

-Mmm...

-No contestes, está todo en orden. ꟷSu sonrisa menguó un poco, pero no pareció de mal humor-. Quería que supieras que no estaba jugando contigo. Si no te molesta, planeo dormir hasta mañana al mediodía.

Se puso de pie con rapide y caminó hacia el baño, dejándome sin palabras. Temía haberlo ofendido, principalmente porque él me gustaba, pero había quedado tan sorprendida con su confesión que mi cerebro se había vuelto gelatina y había dejado de funcionar. Dieciocho años trabajando a pleno para que en el momento menos oportuno se quedara sin baterías.

No tardó mucho en salir, vistiendo su pijama gris con verde, y me dedicó una sonrisa diminuta antes de abrir la cama para acostarse. Yo seguía sentada en la mía, mirándolo en silencio y procesando la situación como si fuera idiota.

-Sí -solté de pronto.

Volteó hacia mí y pude observar en sus ojos confusión.

-¿Qué?

-También me gustas, Ty.

Asintió con la cabeza y terminó de meterse en la cama.

-¿No dirás nada? -chillé.

Me pareció que aguantaba la risa mientras me observaba con la cabeza contra la almohada y las manos entrelazadas sobre su pecho. Él lucía tan sereno y yo era una bomba a punto de explotar.

-¿Quieres que diga algo?

-No. Sí. No lo sé.

-No hay que hacer de esto un drama. Después veremos cómo lo solucionamos.

-¿Solucionarlo?

Comprendió el significado de sus palabras y me miró con terror.

-Me refiero a que decidiremos juntos qué hacer. No quería que sonara tan mal.

Tyler apretó el puente de su nariz con frustración, tal y como si estuviera soportando el peor dolor de cabeza de la historia de la humanidad. Yo me sentía un poco así también, la cabeza me daba vueltas y las manos me sudaban.

Esa debía ser la peor confesión del mundo. No que esperara que me diera flores, me besara y me pidiera que fuera su novia porque él no era esa clase de chicos. Y yo le diría que no. Conocía otra faceta de él, una que era más insufrible y que buscaba sacarme canas a causa del enojo. No sabía qué clase de persona era como novio, no sabía si Tyler tenía material para ser algo más que un amigo o una relación casual. No sabía si yo en ese momento era capaz de comprometerme en un noviazgo.

-Bien, mañana lo hablaremos -acordé para dejar el tema pasar.

-¿Desayunamos en Hunter?

Asentí lentamente con la cabeza y él volvió a acomodarse en su cama.

-Genial, hasta mañana.

Y de nuevo, como si no tuviera nada más en la mente que dormir, cerró los ojos y su respiración se volvió más calmada a los pocos segundos. Ni siquiera la luz encendida pareció molestarle.

Solté un largo suspiro y me dispuse a hacer lo mismo que él. Luego de darme una ducha, vestirme con pijama y lavarme los dientes, me acomodé en la cama. A diferencia de Tyler, no pude dormirme hasta entrada la madrugada porque en mi mente solo podía pensar en las palabras que mi compañero de habitación me había dicho.

Él me gustaba y yo a él. Pero sobre todo tenía una duda: ¿algo debía cambiar en nuestra relación?

¡Hola, gente muy bella! ¿Nos extrañaron? Espero que sí pero no mucho.

¿Qué les ha parecido el cap? ¿Qué opinan de la reacción sobreprotectora de Ethan? ¿Todas de acuerdo con que amamos a Ethan y Mila? Por otra parte, ¿qué opinan de la confesión de Ty? ¿Le damos un golpecito por su brusquedad o lo felicitamos por ser directo y sencillo?

¿Qué creen que opine Tay, Theo y, sobre todo, G cuando sepan de estos dos? ¡Ay, que divertida son estas preguntas!

Bien, dejo de molestar y me retiro. Espero que tengan un hermoso día y muchísimas gracias por leer, votar y comentar. I LOVE YOU, PEOPLE.

MUAK!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro