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Una relación equilibrada

El alfa había recibido deliciosas caricias por parte del omega. Que le hubiera besado ya era una muy buena señal y se había sentido genial tanto física como psicológicamente. Pero que, estando los dos libres del descontrol del celo, YoonGi le hubiera masturbado sin timidez y con maestría hasta que se había corrido, librándose así de toda incomodidad, había sido increíble. Después de un rato de besos y caricias aún en el suelo, JungKook había cargado al omega hasta la cama y, tras unos cuantos arrumacos más, YoonGi se había quedado dormido sobre el pecho del alfa. Pero, ahora que todo parecía en calma en la noche, JungKook estaba empezando a sentirse horriblemente mal, y sabía muy bien el motivo. Tuvo que deslizarse fuera de la cama. Lo hizo con mucho cuidado, pero YoonGi se removió y gimió incomodo por su movimiento. 

- Voy un momento al baño. - Mintió. El omega hizo un ruidito de asentimiento, pero JungKook dudaba que estuviese realmente despierto. Cogió su móvil de la mesilla y salió de la habitación sin hacer ningún ruido. Se apoyaba en las paredes para evitar caerse, estaba muy mareado. Al llegar a las escaleras todo se complicó. Pensó en no bajarlas, pero no quería que YoonGi escuchase su llamada telefónica, así que se arriesgó. Agarrándose a la barandilla con fuerza, logró descender muy lentamente. Estaba sudando y se encontraba fatal. Una vez en la planta de abajo, prácticamente gateó hasta el salón y se dejó caer en una de las butacas. Se frotó los ojos intentando enfocar su vista en el móvil, pero la luz de la pantalla le producía un fuerte dolor de cabeza. Al final, consiguió marcar el número de su guardaespaldas y amigo. Los tonos de llamada se hicieron interminables. Claro que HoSeok debía estar durmiendo desde hacía horas.

- ¿JungKook? ¿Por qué llamas a estas horas de la madrugada? ¿Ocurre algo? - La voz de HoSeok sonaba terriblemente dormida.

- HoSeok... - Entonces se dio cuenta de que le faltaba el aire. Pero era otro de los síntomas que el esperaba. - Me he inyectado supresores.

- ¿¡Qué!? ¿¡Estás loco!? - Le recriminó muy exaltado y, de pronto, completamente despierto. - ¿¡Por qué has hecho eso sabiendo que eres alérgico!?

-  No podía controlar a Seagull y YoonGi... - Respiró con fuerza.

- ¿YoonGi? Me dijiste que estabas con un omega del CIMETEL.

- Y lo estaba... - Aseguró. - Date prisa... - Pidió sin tener demasiadas energías como para seguir hablando.

- Aguanta. Estaré allí enseguida. - Por suerte, JungKook había hecho bien en hacer que la casa de HoSeok estuviera cerca de la suya. JungKook la había comprado para él porque quería tenerle siempre cerca. HoSeok sabía que el suyo era un trabajo de 24 horas. 

- Hobi... - Le llamó por su apelativo para suplicarle. - Usa tu llave. No quiero que YoonGi se entere. 

- Maldita sea, JungKook... está bien. - Cedió rápidamente antes de colgar. 

HoSeok, como acostumbraba, no falló. Tardó muy poco en llegar y fue silencioso al entrar. Se encontró a JungKook en la butaca del salón, sudando y medio dormido del cansancio y el malestar. Prácticamente lo cargó hasta el coche y lo llevó al hospital sin dilación. Después de un potente cóctel de antihistamínicos y corticoides en vena, la fiebre y todos los otros síntomas disminuyeron rápidamente. 

JungKook quiso volver inmediatamente a la casa para que YoonGi no notara su ausencia, pero los médicos le aconsejaron pasar allí la noche. Si hubiera sido sólo por el consejo de los médicos, JungKook hubiera hecho lo que hubiera querido y, probablemente, se habría ido, pero HoSeok no se separó de él y le habría atado a la cama si lo hubiera visto necesario. Después de descansar un rato largo, y tras las constantes quejas del empresario, HoSeok le devolvió a su casa cuando el sol empezaba a despuntar en el horizonte.

- ¿Cómo puede ser que aún tengas supresores en casa? - Le preguntó por el camino. - Hace más de tres años que sabes que eres alérgico.

- Los tengo por si acaso. Y hoy los he necesitado. - Aseguró él.

- Sería más fácil que pusieras cerradura en tu habitación y darle a YoonGi la llave para que te encierre allí si es necesario hasta que llegase un omega con el que acoplarte. - Opinó HoSeok. - ¿Y qué pasó con el omega del CIMETEL esta vez? ¿A Seagull no le gustó o qué?

- No es que no le gustara, es que quería, irremediablemente, hacerlo sólo con YoonGi. 

- Si que está encaprichado. Estáis. - Rectificó. - ¿Y YoonGi no se asustó? - Preguntó. pero se respondió a sí mismo antes de esperar a que JungKook le contara. - Seguro que está en su cuarto encerrado muerto de miedo y hoy mismo deja el trabajo. Sería lo más normal.

- Al principio creo que sí le asusté. - Se lamentó. - Pero en cuando pude ponerme los supresores y se me pasó toda esa locura impropia de mí... - Dejó la frase en el aire.

- ¿Qué? - Instó el guardaespaldas.

- Le he dejado durmiendo en mi cama. - HoSeok, incluso conduciendo, giró la mirada hacia JungKook anonadado. Al principio JungKook sonreía triunfante, pero rápidamente le pidió a HoSeok que mirara al frente. 

- ¿Cómo diablos ha ocurrido eso? - Quiso saber.

- Parece ser que le gusto. Sólo se ha resistido un poco. - Volvió a sonreír. 

- JungKook... este omega no es como los que tu conoces. - Intentó explicarle. - Él no se someterá a ti como los educados en el CIMETEL. La relación que él esperará de ti no será como la que tú estás destinado a tener. Él querrá una relación igualitaria, como si fuerais dos betas, y no sé si tú sabrás corresponder eso. 

- Claro que sabré. - Pronunció casi ofendido. - Es cierto que tenemos algunas opiniones distintas, pero eso no importa. Nos gustamos... mucho. Nunca ningún omega me había hecho sentir como él hace. Eso es lo que importa, ¿no crees?

- Sí... - Lo que HoSeok creía es que ese era un pensamiento bonito, pero no estaba muy seguro de si sería suficiente o si se ajustaría a la realidad. - Supongo que sí.

Cuando entró y llegó de nuevo a su cuarto, no quedaba mucho tiempo para que su despertador sonara y YoonGi aún dormía plácidamente. Eso le puso feliz y se metió rápidamente a la ducha para fingir que acababa de despertarse. Después de la fiebre la ducha le sentó bien y pudo restaurar la temperatura de su cuerpo. Cuando salió, YoonGi aún estaba en la cama, pero despierto y mirando a la figura esbelta y tan bien esculpida que se presentaba frente a él sólo con una toalla enrollada en la cintura. Sus abdominales y la "V" que formaban sus músculos bajo ellos se marcaban como señalando aquello que estaba oculto bajo la toalla.

- ¿Te gusta lo que ves? - Le preguntó con picardía al ver que estaba siendo meticulosamente observado. YoonGi se dio la vuelta tímidamente, para no mostrarle al alfa la vergüenza por su descaro. JungKook sonrió y se acercó incando la rodilla en la cama y bajando hasta el oido del omega, casi arropándoles con su amplio pecho. - Puedes mirar todo lo que quieras. - Aseguró susurrando. - Sólo por ser tú. - YoonGi se giró un poco para mirarle y los dos se sonrieron. El omega se alzó ligeramente para darle un beso corto y no pudo evitar volver a sonreír estúpidamente, como si no pudiera ocultar su felicidad. - Nunca te había visto esa expresión. ¿Es buena? - Quiso saber el alfa.

- Sí. - Aseguró YoonGi. - Ahora mismo me siento muy feliz.

- ¿Incluso con el susto de anoche? - Quiso saber un poco preocupado por su respuesta.

- No pudiste evitar venir hasta mí. He decidido tomarme eso como un halago. - Comentó. Parecía contento y relajado.

- Haces bien. No puedo resistirme a ti. - Se pegó aún más él rodeándole entre sus brazos. - Me has embrujado. Y a Seagull también.

- Será mi encanto natural. - Se mofó YoonGi de sí mismo, teniendo en cuenta que no se lo había puesto nada fácil a JungKook, más aún siendo un omega en esa sociedad retrógrada.

- Sí, seguro. - Rió el alfa. Le dio un beso y un leve mordisco en los labios y finalizó propinándole una palmada suave en el glúteo. - Vamos, levántate. Tenemos trabajo. - Y él mismo lo hizo mientras lo decía. Pero no se dio cuenta de que YoonGi había agarrado su toalla y el nudo se había deshecho dejándole por completo desnudo. - ¿Tienes ganas de jugar? - Preguntó divertido mientras le quitaba la toalla. No parecía avergonzado a pesar de estar sin prenda alguna. YoonGi lo habría estado, aún si JungKook ya le había visto todo lo que tenía que ver. El alfa tiró de la manta y luego del brazo de YoonGi, acercándoselo al pecho. El omega se dejó abrazar por la cintura y alzar hasta la cadera fuerte del alfa. Se miraron muy de cerca. - Eres precioso.

- Tú tampoco estás mal. - Respondió divertido.

- Lo digo en serio, YoonGi. - No parecía estar burlándose ahora. - Me gustas. Mucho.

- Tú también me gustas. - Respiró despacio. Necesitaba recuperar algo de control, desbordado por la felicidad que sentía al estar entre sus cálidos y seguros brazos. Nunca imaginó que su felicidad dependiera de una persona, pero no era eso lo que sentía ahora realmente. No es que su felicidad dependiera de él, sino, simplemente, que era más feliz estando allí con él. Se sentía cómodo, pero tenía miedo de ponerse demasiado cómodo. - Pero vayamos despacio, ¿vale? - Su voz sonó insegura sin quererlo.

- Tranquilo... - Veía la debilidad en su mirada. - Yo voy a cuidar de ti. Nadie va a dañarte.

- No es eso lo que me preocupa. - Afirmó. - Toda mi vida me he enfrentado a aquellos que quisieron ponerme límites. Nunca me ha dado miedo porque nunca me había sentido con ninguno de ellos como me siento contigo. - Confesó.

- Yo no soy como ellos. - Aseguró. YoonGi estaba seguro de que JungKook se creía diferente a esos a los que se refería, pero no estaba seguro de que fuera lo suficientemente distinto. - Yo siempre escucho lo que dices, ¿recuerdas? - YoonGi asintió. Quería tanto creer en su palabra. Eran sinceras. Sabía que las palabras del alfa eran sinceras. Sólo rezaba porque fuera suficiente. YoonGi le besó muy suavemente, indicándole que le creía y que pondría sus esperanzas en él. Unas esperanzas que la sociedad le había arrebatado. - Iremos despacio. - Le dijo finalmente. ¿No era esa la base de una relación sana? Confiar, comunicarse con respeto y ceder un poco cada uno hasta poder entenderse. Era todo lo que anhelaban aquellos dos muchachos, criados en el mismo país, pero con tradiciones muy distintas.

- No deja de bostezar, señor Jung. - Le dijo YoonGi a HoSeok cuando estaban en el coche. - ¿Acaso no ha podido dormir bien esta noche? - JungKook casi se echa a reír por el comentario. La verdad es que él también estaba que se caía de sueño, pero estaba acostumbrado a disimularlo.

- Sí, HoSeok. No paras de bostezar. - Fingió regañarle. El otro alfa le miró casi con odio y JungKook se mordió la lengua para no reír. YoonGi se percató que había algo que los dos sabían y él no, pero ellos eran amigos desde hacía mucho, así que no se extrañó y, simplemente, les ignoró volviendo a mirar a su móvil, donde había apuntado todos los datos de su agenda.

- Tenemos que ir primero a una reunión con los nuevos proveedores. - Anunció. - Y luego, el general Il le ha invitado a una comida en... ¿la flor de loto? - Leyó YoonGi. - ¿Eso es un restaurante?

- ¿La flor de loto? ¿Hoy? - Preguntó exaltado.

- Eso dice. - Comentó el omega. - Estaba citado desde antes de que yo llegara. - Habló con cordialidad delante de HoSeok. Si HoSeok ya sabía lo que había entre ellos, y YoonGi sospechaba que, si aún no era así, pronto lo sería, no le molestaba. HoSeok no sólo era el guardaespaldas de JungKook, era su mejor amigo, junto con Lisa. No, eso no le importaba, pero no quería que se le escapara algún coloquialismo delante de las demás personas, que empezarían a hablar y a incomodarles más de lo normal.

- JungKook. La flor de loto... No sé si es lugar para YoonGi. Quizá deberías enviarle a casa después de la reunión.

- ¿Qué? ¿Por qué? - Se quejó. - ¿Es porque soy un omega?

- No tienes nada que hacer allí, YoonGi. - Opinó JungKook. - Sólo es una comida. No vamos a hacer negocios. No habrá más que alfas borrachos allí.

- Nada a lo que no me haya enfrentado antes. - Anunció YoonGi.

- El restaurante flor de loto es también una casa de gisaeng. - Explicó finalmente HoSeok.

- ¿Un prostíbulo? - Preguntó YoonGi.

- ¡No! - Le corrigió rápidamente JungKook. - Las gisaeng son acompañantes, pero no cobran por sexo ni ofrecen asistencia en los celos. - Aseguró. - Sólo ofrecen su compañía y su cordialidad.

- ¿Entonces por qué no puedo ir? - Inquirió. Estaba claro que si fuera sólo su empleado no insistiría tanto.

- Simplemente no es necesario que vayas.

- Y si te dijera que quiero ir, ¿qué dirías? - Ambos sabían que esa sería la primera pregunta de muchas otras para demostrar si JungKook cumplía su promesa de ser flexible con sus ideas. Se miraron fijamente y JungKook decidió ceder, a medias.

- Pero no te separas de mí. - Le advirtió. - No me gustaría que los otros alfas se confundieran.

- Has hablado como si no fuera nada deshonrroso ser un gisaeng de ese lugar. - Le recordó. - ¿Qué importaría si me confunden?

- YoonGi. - Se armó de paciencia. - No me presiones demasiado tú tampoco. - Por supuesto, todo el mundo tenía un límite y YoonGi sabía que forzar demasiado las cosas no estaba bien. Sería injusto también para JungKook. El alfa también necesitaba que YoonGi fuera despacio a la hora de impartir sus ideas. Además, el mundo en el que estaban entrando era el de JungKook, y él lo conocía mucho mejor. Sencillamente no quería que YoonGi saliera herido. El omega también necesitaba ser un poco flexible y dar tregua y tiempo. YoonGi bajó la cabeza arrepentido. - Vamos un rato. Sólo para hacer acto de presencia, comemos y nos vamos. ¿Te parece? - YoonGi asintió comprendiendo y cediendo también. - Y te quedas cerca mía o de HoSeok. - YoonGi asintió otra vez. Estaba sonriendo de nuevo. No pudo evitarlo porque, de pronto, sintió que quizá aquello que había considerado una locura, podía salir bien para ellos.

Tras una reunión casi rutinaria con algunos de los nuevos proveedores de los hoteles Jeon, los tres volvieron a ponerse en manos del chófer para ir hasta el restaurante La flor de loto. Allí no habrían visto a demasiados omegas entrar allí como clientes. Quizá a alguno que otro acompañando su pareja alfa, pero nada más. Era un lugar de alto nivel e, incluso JungKook se ajustó la corbata y se colocó bien la chaqueta para entrar.

- Bueno días, señor Jeon. El general Il le está esperando. - La sonrisa de la omega que les dio la bienvenida brillaba más que llamativos colores del traje tradicional coreano que vestía. - Acompáñeme por aquí. - No pareció sorprenderse de que fueran acompañados de un omega, pero ninguno de ellos supo si era porque lo disimulaba muy bien o si estaba más acostumbrada de lo que ellos habían pensado. Hasta que habló de nuevo. - No sabíamos que vendría con pareja, señor Jeon. - Dijo cortésmente. - Enhorabuena por su relación. - YoonGi y JungKook se miraron mutuamente. Estaba claro que no era el momento ni el lugar para airear su relación. Igualmente a esa gente le importaba más bien nada.

- No es mi pareja, es mi ayudante personal. - JungKook había decidido no volver a referirse a YoonGi como asistente, porque siendo omega daría lugar a errores incómodos, como la última vez.

- ¡Oh! - La joven se mostró sorprendida, a pesar de que conservó sus gestos elegantes, pero no porque YoonGi no fuera su pareja, sino por haber cometido un error. - Lo lamento muchísimo. No pretendía ofenderos a ninguno. - Se inclinó ante los dos. - A YoonGi le agradó eso, porque no le ignoró como habrían hecho otros. Quizá en ese lugar donde los que trabajaban eran omegas, también los respetaban y no los trataban como si fueran inferiores. Eso lo convertiría en un lugar agradable para YoonGi a pesar del estereotipo.

Siguieron a la hermosa y delicada mujer por los pasillos del lugar. Era un edificio tradicional y toda la decoración estaba cuidada al detalle. Era un lugar muy hermoso, en realidad. Las puertas correderas de madera ocultaban las actividades de cualquier cliente, así que era también un lugar discreto e ideal para gente reconocida, lejos de cotillas y periodistas.

- Esta es su sala. El general Il ya está dentro y a elegido quien será el acompañante en su velada de hoy, pero ustedes pueden pedir otro que les sirva a ustedes, si lo desean.

- Creo que con la elección del general será la adecuada. - Opinó JungKook. - A no ser que lo acapare todo para él y me vea obligado a servir el té yo mismo. - Rió dulcemente. La gisaeng se tapó la boca para reír también muy discretamente. YoonGi la observó con cuidado. Parecía delicada como una flor y era hermosa como tal. Además, sus modales, su postura e incluso su forma de andar, como si flotara, eran extremadamente exquisitos. El omega empezó a entender lo que hacía diferente a ese restaurante de los convencionales. Sólo ver a esa mujer era un placer incluso para él.

- Entonces mandaré inmediatamente al elegido por el general para que les atienda. - Dijo abriendo la puerta con una reverencia.

- ¡Jeon! ¡Muchacho! - Exclamó el general nada más verle. - Entra. Entra. - JungKook se inclinó y entró, YoonGi y HoSeok le imitaron entrando tras él. - Y vienes acompañado. ¡Bien! Cuantos más mejor. Dentro de la sala no sólo estaba el general. Había otros dos alfas, mucho más jóvenes que él, seguramente sus asistentes. Aunque uno de ellos era mucho menor que el otro, casi parecía menor de edad.

- Enseguida vendrán a atenderles. Disfruten de la comida y no duden en hacer sonar el timbre si requieres de cualquier cosa. - Con la elegancia que la caracterizaba y recogiendo un poco su pomposo vestido con las manos, se inclinó y se marchó cerrando la puerta.

- Él es YoonGi, mi ayudante personal. - Le presentó mientras se sentaban.

- ¿Un omega como secretario? ¡Qué cosas tan modernas se ven estos días! - Expresó el general. - Siento que me estoy haciendo viejo. - Rió. A pesar del comentario, YoonGi no se sintió ofendido. Era agradable comprobar que el hombre era capaz de entender que los tiempos cambiaban. Y tampoco parecía molesto u ofendido por su presencia allí.

- Y a HoSeok ya le conoce. - Añadió JungKook.

- Sí, claro que sí. El siempre fiel y profesional, Jung HoSeok. - La confianza y la edad hacían que se burlara de HoSeok abierta y cariñosamente.- ¿Cuándo vas a dejar de estar tan recto, chico?

- El día que eso ocurra, general, tendría que dejar de llamarme guardaespaldas.

- ¿Te sentarás hoy con nosotros?

- No, señor. Mantendré mi puesto en la puerta. Sólo he entrado para saludar.

- Estirado y aburrido. - Se quejó. - Hay que disftar un poco de la vida, muchacho.

- En mis horas libres, general Il.

- ¿Horas libre? No he oído jamás que JungKook tenga tiempo libre. - Aseguró divertido. - Que responsable para ser tan jóvenes.

- Ya tendremos tiempo de beber y disfrutar todo el tiempo cuando lleguemos a su edad. - JungKook le devolvió el golpe y el general rió abiertamente. YoonGi no podía decir si ya estaba borracho o si era el carácter del hombre. A pesar de todo era peculiar y agradable, casi todos los alfas que había conocido antes parecían tan formales como serios y aburridos.

- Con permiso. - La dulce voz de un omega varón se abrió paso. Cargaba una bandeja llena de comida, lo que hizo que todos se relamienran. Excepto uno de los presentes, quien había reconocido la voz al instante.

- HoSeok, hijo. Te has quedado blanco. - Pronunció el general.


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Vaya! Me he vuelto a retrasar. Mil perdones. Pero esta vez sólo un día. Intentaré mejorar más.
Aún así, espero que lo que más os importe sea la calidad del capítulo, que hoy es largo también, y que lo hayáis disfrutado.

Un besazo!!!!!!

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