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¿Sólo trabajo?

Llevaba sólo cinco días trabajando para él y parecía que Min YoonGi ya le estaba empezando a solucionar su desastrosa vida. Todo estaba listo cuando debía estarlo. Y, aunque tenía el mismo numero de reuniones, JungKook siempre tenía los papeles organizados y todo preparado. Tener a YoonGi como asistente le dejaba tiempo para centrarse y descansar un poco entre una reunión y otra. No le había costado nada acostumbrarse al nuevo trabajo, era eficiente, aprendía rápido, tenía iniciativa y no se achantaba por muchas miradas que otros ejecutivos le echaran. JungKook trabajaba tan duro como siempre, pero la cabeza le dolía menos y tenía más tiempo para dormir, aunque no podía. Ahora que gran parte de sus preocupaciones organizativas se habían ido, le desvelaba el hecho de que YoonGi, aún si trabajaba como un empleado ejemplar, no se dirigía a él como antes. Sólo le hablaba por temas de trabajo, el resto eran silencios incómodos. Si hubo un breve tiempo en el que YoonGi y él pudieron estar relajados el uno con el otro, ese tiempo se había acabado definitivamente desde que le había llevado a conocer a su madre. JungKook era consciente de que YoonGi estaba allí sólo porque era el único trabajo que podía conseguir. Si la vida fuera realmente justa con él, ya habría encontrado otro trabajo y se habría ido de su lado, ahora lo sabía. JungKook tenía sentimientos encontrados ante ese descubrimiento. Por un lado, se había dado cuenta de que YoonGi, aunque era un omega, podría trabajar en cualquier cosa si se lo proponía, pero, en esa sociedad no podía porque nadie le contrataba por ser omega y, ahora, por culpa de Ailee. Por otro lado, se sentía un poco feliz porque fuera así, porque de ese modo, al menos, aún le tenía a su lado. Y, por supuesto, se sentía fatal y defraudado de sí mismo por sentirse un poco feliz por la desgracia de YoonGi. Además de culpable por la relación que tenían ahora. Sí, su vida laboral había mejorado mucho, ahora su vida personal se estaba volviendo un infierno. El hecho de que YoonGi le tratara así le estaba haciendo más daño del que pensaba. Para colmo, Lisa le daba la razón a YoonGi y le decía que se merecía por lo que estaba pasando. Claro que el caso de su padre había sido de lo lás inusual, pues sólo tenía una concubina, la madre biológica de Lisa. Y HoSeok no compartía las enseñanzas del CIMETEL porque no había criado allí estrictamente, como JungKook.

- Señor Jeon. - Se escuchó la voz de YoonGi al otro lado de la puerta del despacho.

- Pasa.

- Quería saber si tenía alguna especificación para su cita de mañana. - Dijo mientras entraba.

- ¿La reunión con el señor Kang? - Preguntó JungKook un poco extrañado porque no sabía a que se refería con "especificaciones".

- No, señor. Me refería a su cita de la noche. - JungKook no recordaba tener concertada ninguna reunión por la noche ese día. Cogió su agenda y buscó la página. YoonGi siempre duplicaba su agenda cada noche para que JungKook pudiera consultarla siempre que quisiera. Se puso pálido cuando leyó sólo una palabra: Celo. ¿Cómo podía haberse olvidado de su propio celo? Mejor dicho, ¿cómo había pasado tan rápido el tiempo? Tragó con fuerza y levantó la mirada hacia su asistente, que aún le miraba impasible con la agenda en la mano esperando alguna respuesta.

- Acostumbro yo mismo a hacer eso. Gracias por recordármelo. - Aseguró a media voz. ¿Por qué de repente le avergonzaba hablar de eso si siempre se había sentido orgulloso de ser un alfa alumno del prestigioso centro.

- No será niguna molestia llamar al CIMETEL por usted. Sólo necesito que me diga si tiene algún... - Fetichismo. Esa era la palabra que quería decirle, pero se lo calló. Igualmente él ya le había entendido. - Ya sabe, alguna especificación. - Repitió. "Que con lo raro que eres seguro que hay más de una", eso tampoco lo dijo. JungKook parecía aún un poco bloqueado. - Aunque he de decir que desconozco el tipo de categorías que existen allí. Elegís por apariencia, color del pelo, altura, constitución... O por caracter.

- YoonGi...

- Ya sabe, sumisos, fogosos... - Le interrumpió. - ¡Oh, claro! Sólo existen omegas sumisos y obedientes para ustedes, ¿no es así? - Ambos se quedaron en silencio. Claramente YoonGi le estaba castigando con su tono amable. Era lo que más dolía. Casi preferiría que le gritase y le llamase cabrón, pero no. YoonGi no era así. Claro que, a ese agrio juego podían jugar los dos.

- Yo llamaré, señor Min. - Sentenció. - No estaría muy bien visto que un omega contratara a un asistente en mi nombre, de todas formas. - Contratacó.

- Sí, señor. - Se inclinó y se retiró del despacho sin mostrar ningún signo de incomodidad. JungKook suspiró con fuerza. Llamó él mismo, tal y como había dicho. A mitad de conversación con aquella conocida voz de siempre, se dio cuenta de que estaba siendo muy específico con su pedido y que le había descrito a YoonGi a la perfección. Se quedó callado por unos momentos. No quería a alguien como YoonGi, quería a YoonGi. Lo sabía, pero no quería reconocerlo.

- Señor Jeon. - Dijo la voz al otro lado de la línea. - ¿Sigue ahí?

- Sí, sí. Mire, borre lo que he dicho. Sólo traígame a alguien que tenga ganas. - Se corrigió. Si llegaba alguien que le recordaba a YoonGi sería aún peor. - Y que no olvide sus papeles. - Pidió como siempre.

Un día más de educadas y frías conversaciones pasó para ellos. JungKook ya había empezado a sentirse algo abrumado, sólo faltaban unas pocas horas para que comenzase su calor. No sabía como lo había hecho, pero YoonGi se las había apañado para que no tuviera ninguna reunión esa tarde. Decidió que lo mejor sería ir antes a su ático y pasar el tiempo relajado hasta que llegase el momento. De otra forma, si seguía oliendo el aroma de YoonGi por su casa iba a terminar histérico e iba a cometer algún error. Algún otro error.

- Me marcho ya. - Le anunció a su asistente. - Tienes la tarde libre. - Dijo.

- Muy bien. Sólo acabaré estos pocos papeles y estaré libre. - Aseguró el omega.

- ¿Vas a... - No acabó la pregunta. No era asunto suyo, aunque a JungKook le mataba la curiosidad. YoonGi se quedó mirando.

- ¿Qué si voy a qué? - Quiso saber.

- No importa. No quería entrometerme en lo que fueras a hacer en tu tiempo libre. - Quizá diciéndoselo así, de forma indirecta, YoonGi le respondía.

- Muy bien. - Volvió a decir YoonGi sabiendo perfectamente las intenciones de JungKook. Podía haberle dicho que iba a quedarse en casa y aprovechar que no estaba para ver una película y comer palomitas. Pero era más divertido así. JungKook se despidió y salió por la puerta para encontrarse de frente a un mensajero.

- ¿Vive Min YoonGi aquí? Tengo un paquete para él. - YoonGi apareció detrás de JungKook.

- ¿Para mí? - Lo recogió. - Debe ser de TaeHyung.

- ¿Ese beta entrometido tiene esta dirección? - ¿Por qué había sonado tan celoso?, se sorprendió y regañó el mismo alfa.

- Claro que sí.

- Como sea. Me marcho. - HoSeok y el chofer ya estaban fuera para llevarle hasta allí.

Cuando se fue, YoonGi abrió el paquete. Efectivamente era de TaeHyung y llevaba una carta que rezaba:

"Querido omega gruñón, te envío este regalo para que evites las tentaciones. Así no tendrás nada que ver con el imbécil de JungKook. Con cariño. TaeTae."

YoonGi no tenía ni idea de a qué se podía referir. ¿Evitar tentaciones? Abrió el paquete y lo comprendió. Maldito TaeHyung. ¿Acaso estaba loco? ¿Cómo iba a tener un consolador ahora que vivía en la misma casa que su jefe? Se encerró en su habitación aún sabiendo que JungKook ya se había ido y no había nadie más en la casa. Lo sacó de la caja un poco reticente. YoonGi nunca había necesitado ysar algo como eso para satisfacer su apetito sexual. Él usaba la aplicación OmegApp para contactar con alguien la noche de su celo y, la verdad era que, el resto del mes, sólo se masturbaba unas pocas veces cuando le apetecía. Igualmente ese juguete no le serviría para aplacar su celo de omega. Como siempre, necesitaría contactar con alguien de la aplicación para mantener relaciones. El celo sólo se aplacaba si su cuerpo detectaba semen dentro de él, ya fuera real o sintético. De igual forma, el celo de un alfa sólo se detenía si eyaculaba dentro de una cavidad estrecha, ano o vagina, sin importar si era real o artificial. A día de hoy había mucho material para aliviar los celos. YoonGi se preguntaba si JungKook tendría alguno de esos juguetes sexuales que imitaban las cavidades donde debía correrse. No lo creía. Quizá se sentía demasiado artificial y humillante para un alfa orgulloso como él. Tampoco podía culparle, YoonGi no soportaría tampoco, bajo ningún concepto, los supositorios de esperma artificial. El método tradicional era el único que servía para él, así que, quizá para JungKook también.

Sacó del envoltorio el aparato. Era la primera vez que tenía uno, así que, por lo menos, tenía curiosidad. La silicona de daba un tacto agradable y cálido. Era de un color azulado suave. La forma no era recta, ni tenía la apariencia de un pene real, que quizá habría sido un poco violento o grotesco. Tenía ondulaciones y estaba un poco curvado. Claramente estaba diseñado para amoldarse a una penetración anal y estimular la próstata. No era tan largo como un consolador vaginal, pero si era grueso. YoonGi estaba seguro de que necesitaría un poco de tiempo para hacer que eso entrase. Un momento. ¿En qué instante había decidido que iba a usarlo? Quizás debía. Pensar en todo aquello ya le hacía tener ganar de tocarse un poco. Quizás así dejaría de pensar en que JungKook se había ido a acostarse con otro omega. Estaba solo. Era un buen momento. Igualmente, los regalos hay que usarlos al menos una vez, ¿no?, por educación. Empezó a acariciarse un poco. No necesitaba seguir convenciéndose. Así aliviaría su frustración un poco. Llevaba casi toda la semana aguantándose las ganas de mandar todo a la mierda, incluido su orgullo, y cruzar el pasillo para colarse en la habitación de JungKook para pedirle que le hiciera suyo. "Sólo es deseo sexual", se dijo a sí mismo una vez más. "JungKook es atractivo, eso es innegable. Pero no es más que eso. Sólo sexo." Pronto hizo desaparecer su pantalón o no tardaría en mancharlo. Se acomodó mejor en la cama y abrió las piernas para frotar mejor su miembro. Suspiró por la agradable sensación de su mano danzando sobre su intimidad, que empezaba a ponerse dura. Retiró su bóxer y sintió un poco de frío al masturbarse con su mano desnuda. Cogió un buen ritmo y sintió la agradable sensación de sentirse húmedo. Dejó de atender su miembro y se estiró para poder llegar hasta su entrada. Metió un par de dedos con suavidad y se estimuló creando más y más lubricación. Dejó caer la cabeza a un lado y se vio a sí mismo en el espejo del armario. Tenerlo no estaba del todo mal ahora que lo veía desde esa perspectiva. Podía ver como sus dedos entraban y salían y como su lubricación natural se desbordaba fuera de su apretada entrada.

- Oh...Joder... - Siseó. Alcanzó el consolador y probó. Presionó su agujero. Aquello no entraría cob facilidad. Se tomó su tiempo para dilatarse bien. Disfrutándolo poco a poco. Hacía bastante que no se tomaba su tiempo a solas para mimarse. En un segundo intento entró más fácil y se estimuló con paciencia. Profundo y delicioso. Frotando tortuosamente en todos sus mejores puntos. - Ah... - No gimió con fuerza cuando se corrió, no lo necesitó, primero porque se lo había hecho suave y dulcemente, con cuidado y placer. Segundo, porque no había nadie que le escuchara. Extasiado y cómodo en aquella enorme y confortable cama se miró en el espejo. En aquella habitación rodeada de lujo observó su piel blanca y delicada. La piel de un omega. - Maldita sea, JungKook... - Pronunció. - Ojalá estuvieras aquí... si no fueras un capullo, arrogante, retrogrado, malcriado y elitista. - Gruñó y luego suspiró. ¿Por qué se sentía tan débil ante él y no podía apartarlo de su cabeza? ¿De verdad su maldita aura de alfa influía tanto en él? ¿Sería que hoy estaba especialmente sensible por haber estado oliendo el intenso aroma a café que desprendía el alfa ese día en especial por estar casi en celo?

Llevaba ya más de un par de horas en el apartamento relajado y solo. El omega tardaría sólo unos 15 minutos más en llegar y JungKook se acababa de dar cuenta de por qué había parado en una tienda y sólo se le había antojado comprar dulces. El olor de YoonGi el más dulce. Ahora se sentía aún peor al darse cuenta de que le hacía sentise más tranquilo y feliz el mero hecho de comer azúcar. ¡Qué patetico!, pensó de sí mismo. Y, sin embargo, el calor de su celo empezó a aumentar a mucha velocidad hasta asfixiarle. Empezó a mirar el reloj ansioso. 10 minutos para que llegase el omega asistente. 10 minutos y él sólo podía pensar en aquel dulce aroma.

- Joder... - Normalmente podía mantener la calma bastante bien. Debía hacerlo para dilatar a los omegas a los que contrataba manteniendo la firmeza y la seguridad que siempre tenía. Ahora recordaba las palabras del anterior omega que le había asistido en el celo. Terriblemente frío. ¿Por qué ahora no podía reunir esa calma y esa frialdad? - Min YoonGi... ¿Qué has hecho conmigo?

LLamaron en ese momento a la puerta, cuando el alfa ya estaba bastante alterado y apresurado. JungKook fue a responder al telefonillo.

- Buenas noches. ¿El señor Jeon?

- Sí, suba, por favor. - La voz del omega parecía agradable, amable y suave. Muy distinto al tono que había usado YoonGi ultimamente para hablar con él. Eso estaba bien. Así no le recordaría más mientras se libraba de su calor. Se encontró esperando tras la puerta ansioso y acalorado. Su entrepierna empezaba a sentirse incómoda. Mierda. Lo necesitaba ya. Eso no le había pasado nunca antes. Siempre había podido controlarse aunque su calor fuera aumentando.

Cuando sonó el ascensor, JungKook abrió la puerta dando la impresión de estar desesperado y haciendo que el omega diera un saltito sorprendido. JungKook se percató de ello e intentó parecer más calmado.

- Buenas noches, señor Jeon. Aquí tiene mi acreditación del CIMETEL y mis análisis. - Dijo cortesmente haciendo una reverencia y entregándole los papeles. JungKook los cogió y los ojeó sin mirarlos mientras entraban en el apartamento. - ¿Desea usted saber mi nombre, señor Jeon? - Continuó hablando. - ¿O desea que le enuncie las normas del CIMETEL? - Ese chico parecía bastante correcto y bien educado, pero no debía tener demasida experiencia. JungKook dejó los papeles sin leerlos del todo, sobre el escritorio, lo que extrañó al omega, debían haberle dicho que él era muy meticuloso y estricto con esos temas, pero hoy JungKook no se sentía como siempre. Miró al omega de arriba a abajo, como probando si le gustaba o no. Debió parecerle lo suficientemente bueno, a él y a Seagull, porque abrazó la cintura del omega y escondió la nariz en su cuello aspirando su aroma. Era bueno, pero no tanto como el delirante dulce de YoonGi. - Está ardiendo, señor Jeon. - Anunció como si pensara el alfa no se había dado cuenta mientras sentía como le olía cual sabueso.

- Lo siento. - Susurró en su oído. - Suelo empezar a sentirme así tras unos minutos de calentamiento, pero hoy estoy algo ansioso. - Confesó. - Será el estrés de trabajo. - Planteó. No iba a decirle que creía que el motivo era un omega sublevado, arisco y que le atraía tanto que era el único capaz de volverle loco.

- No se preocupe, señor Jeon. - Correspondió finalmente a su abrazo acariciando sus fuertes brazos. - Compórtese como desee. Estoy aquí para complacerle.


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Hoy es Lunes pero también es 31 de diciembre!!!!!

Os deseo FELIZ SALIDA Y ENTRADA DE AÑO!!!!!!!!!!!

El último día dejé una pregunta: ¿Qué era lo que me gusta más de la voz de JungKook? Nadie acertó exactamente pero jihoona15 y GlazDia dieron respuestas similares. La verdad es que lo que más me gusta es su respiración, me parece taaaaan sensual y taaan dulce que me encanta!!! Gracias por participar!!!!

Me encantaría que me dejéis comentarios con las tradiciones que se hacen en vuestros países en estas fechas. Mencionaré las que me parezcam más cuirosas/divertidas. Por ejemplo, en España, que es de donde yo soy, nos tomamos 12 uvas al son de las campanadas de un reloj muy famoso de la capital del país (una uva cada segundo, más o menos). Y la campanada número 12 coincide con el segundo de entrada al nuevo año, así que nos felicitamos con la boca llena de uvas. Es bastante divertido, sobretodo porque a mí y a mi madre nos entra la risa de los nervios cuando nos miramos. Todo muy absurdo. Jajajaja

¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELIZ AÑO 2019!!!!!!!!

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