Nuevo comienzo
- Bienvenido, señor Min. - Saludó una señora de espalda algo doblada y arrugas marcadas. - Soy la señora Fa. - Anunció. - Guardesa y ama de llaves de la finca de los señores Jeon. Pase por aquí, por favor. - Pidió la mujer, que parecía bastante amable y que, además, claramente era natural de Daegu. Su acento la delataba. - Le acompañaré a la casa de los empleados.
- Es usted muy amable, señora Fa. Será un gran placer trabajar con usted alrededor. - La mujer le miró un poco sorprendido. YoonGi se había esforzado para que su viejo acento de Daegu sonara fluido y no forzado.
- De Daegu... - Siseo la casi anciana beta.
- Sí, mi señora. - Le sonrió.
- Bien. Bien. Bienvenido a Busan. - Respondió con amabilidad. - Vayamos a la casa. - Caminaron hacia allí. El coche le había dejado en frente de la casa principal. Era una casa muy grande, cuadrada, de tres pisos de altura. Luego, adosadas a los laterales de estas, había dos casas mas pequeñas, pero bastante más grandes que una casa normal. Y, finalmente, detrás de ellas, había otra casa, no tan grande y lujosa como las otras pero, sin duda, mucho mejor que la que había tenido YoonGi en Seúl, incluso mejor que la que tenía su familia en Daegu. Esa, separada de la principal, era la casa de empleados. Todas ellas rodeadas de un jardín de color verde intenso. Había una piscina y un garage aparte también. - No te preocupes. - Hablaba la señora. - Allí cada empleado tiene una habitación y un baño individual. Sólo compartimos la cocina y el salón. Y la gente aquí es discreta, así que tendrás intimidad.
- Como sea, tendré más de lo que tenía antes. - Aseguró. - Estaré bien. - Nada de aquello le importaba demasiado. No era un hombre exigente en lo que respectaba a lujos. Nunca había tenido demasiado y nunca había pretendido tener más.
- Señora Fa. - Habló una voz tras ellos. YoonGi se giró al instante reconociéndola. Era JungKook y mientras se acercaba a ellos, parecía más alegre que nunca. No sabía si era por el hecho de que estaba en su hogar y eso le gustaba o por verle a él. - ¿No le dije que el señor Min se alojaría en mi casa? - Dijo de pronto.
- Nunca tuve noticias sobre ese hecho. - Aseguró la mujer sin que le importase.
- Señor Jeon. - Se apresuró a decir YoonGi. - Yo no pretendo tener más beneficios que otros empleados.
- Y no lo hago por eso. - Comentó JungKook. - Eres mi asistente personal. Te quiero cerca 24 horas al día, ya te lo dije. - YoonGi miró a la señora Fa, quien se encogió de hombros.
- Yo no contrariaría las ordenes de un Jeon. - Afirmó la mujer.
- Y hace bien. - Sonrió el alfa. Sí, claramente estaba de buen humor. - Venga, vamos. Te lo enseñaré. - Sin preguntar ni dejar opción a lo contrario. JungKook cogió la maleta de YoonGi y se adelantó.
- Yo puedo llevarla. - Dijo el omega. - Debo llevarla yo. - Se rectificó a sí mismo.
- ¿Qué te han dicho sobre contradecirme? - Bromeó. - Deja ya de gruñir y sígueme. - YoonGi le miró un poco confuso por su actitud. Era divertido y agradable verle así de relajado. Le condujo de vuelta por el camino. No entraron a la casa principal de tres pisos, sino a una de las casa adosadas de dos plantas. - Esta es la mía. - Explicó. - La central y más grande es de mis padres, claro.
- ¿Y la del otro lado? - Preguntó YoonGi.
- Es la de mi hermano mayor. - Informó. - Para vivir tan cerca no le veo demasiado. - Dijo encogiéndose de hombros. - Se la pasa de día de fiesta en fiesta y durmiendo de día.
Entraron en la casa y YoonGi quedó anonadado antes de poder dar dos pasos. Por fuera, la casa ya parecía lujosa, pero, por dentro, y eso que sólo estaba en la entrada, era casi una locura para él. Incluso trabajando en el hotel de lujo de los Jeon, aquello no tenía nada que ver. Toda la casa era increíble y estaba completamente amoldada al gusto del alfa. Mientras que el hotel tenía un ambiente más bien clásico, aquel lugar, por dentro, porque la fachada no podía desentonar con con el resto del recinto, claro, era minimalista. Todo blanco y pulcro, sin adornos recargados. Todo tecnología, lujo y novedad. La televisión del salón era enorme y el equipo de música tenía bafles repartidos por las esquinas superiores de toda la casa. Así, aunque te movieras por la casa, la música se oía en todas las partes con la misma intensidad.
- Las habitaciones están en el segundo piso. - Anunció JungKook. Subió siguiéndole. - La mía es la del fondo. La tuya es esta. - Señaló una puerta. Las dos puertas estaban sólo a cinco metros la una de la otra. - Tienes baño propio, claro. Y esta puerta de aquí es mi despacho de trabajo. Y esa otra de ahí es mi sala de ocio. Tengo libros, películas, música y la playstation. Cualquier cosa que me entretenga. Aunque no suelo tener demasiado tiempo para divertirme ahí. - Reconoció. Sin embargo, mientras JungKook hablaba, YoonGi había dejado de escucharle.
- Pero... - Comenzó. El alfa detuvo su verborrea y le miró. - Las habitaciones... - JungKook continuó en silencio esperando a que el omega hablara. - ¿Qué haré cuando tú tengas visita? - Planteó avergonzado. - No estoy diciendo que sea usted un libertino. - Se apresuró a rectificar. - Es sólo que... Bueno... Usted es un alfa y yo un omega. - Le recordó. - Al menos una vez al mes... Nosotros... ¿Cómo haremos? - No sabía como expresar algo tan delicado. ¿Cómo le dices a tu jefe, al que por cierto te has tirado, que dos veces al mes la cosa se va a poner caliente si ellos están en la misma casa?
- Sí, sí. Lo sé. Ya he pensado en ello. - Aseguró. - Es más, debía hacerlo antes de que llegaras porque mi celo es dentro de pocos días. - Informó. - Esta casa no deja de ser de mis padres, así que no sería respetuoso, desde mi punto de vista, traer aquí a aquellos con los que paso mis celos. Tengo un ático a un par de manzanas de aquí, que reservo para ese tipo de cosas. - Le aseguró. - Podrás usarlo también cuando lo necesites. - JungKook había pensado en eso, por supuesto, pero no se le iba de la cabeza que estaría bien pasar sus celos juntos. "Aquel día había sido tan... ¡Basta ya!", se regañó a sí mismo mentalmente. No podía pensar en eso. No estaba bien. YoonGi podría querer pasar otro celo con él, pero no era lo que JungKook quería en realidad. No sólo eso, al menos. En ese tiempo, el alfa se había empezado a dar cuenta de que quería algo más y también, de que el omega no iba a dárselo. Eso estaba claro. Ya había dicho que no confiaba en él y que no le gustaba lo que él pensaba sobre los omegas. Por mucho que le hubiera pedido disculpas, por mucho que de verdad pensara que YoonGi era fuerte, él también sabía que los ideales no cambiaban de la noche a la mañana. JungKook seguía pensando de un modo muy distinto al del omega, aunque lo que le había dicho, era verdad. Sin embargo, y aunque YoonGi estaba allí para trabajar, no perdía nada en mostrarle su forma de vida e intentar enseñarle que no era tan desalmado como el omega estimaba. - ¿Te convence ese plan? - Preguntó.
- Sí. - Dijo YoonGi. - Aunque estoy un poco preocupado por mi celo. La última vez... Bueno... Tú estabas allí. - Giró la vista algo avergonzado. - Nunca se me había adelantado antes pero...ahora tengo miedo de no poder llevar bien la cuenta de los días. - JungKook asintió comprensivo.
- Ya... - Pensó. - Pero, los omegas tenéis esa señal inequívoca. Ese... ¿Cómo lo llamáis? Como un cosquilleo en el vientre. - YoonGi negó.
- Yo nunca he tenido eso. - Aseguró cabizbajo. - Esa señales... Nunca han funcionado bien para mí. Nunca las he necesitado y ahora que las necesito no las tengo o no sé detectarlas. - Se lamentó en su explicación.
- ¿Eres estéril? - Preguntó muy extrañado y sorprendido, pero sin plantearse si lo que estaba diciendo podía dañar los sentimiento del omega que tenía delante. JungKook simplemente había oído esa información en algún lugar. YoonGi abrió mucho los ojos y le miró anonadado.
- ¡No! - Se exaltó. - Yo... no lo sé. - Dijo en un murmullo esta vez.
- Perdóname. - ¿Se podía meter más la pata? JungKook no hacía más que hacerle sentir mal. Tenía el tacto tas aspero como una lija. ¿Tan dificil le era ser un poco mas empático? - ¿Quieres ir a ver un médico? - Le propuso. YoonGi torció el gesto y se encogió un poco.
- No me gustan los médicos. - Confesó férreamente. - Tendrían que hacerme pruebas y...
- Yo podría acompañarte. - Se ofreció. - Aunque no sé si eso te pondría más nervioso. - Expresó amable. - En mi opinión, deberías asegurarte. Cuanto antes lo sepas, mejor. - YoonGi mantenía la cabeza baja. ¿Cómo habían llegado a estar hablando de ese tema? Era absurdo para su tipo de relación.
- Lo pensaré. - Aseguró.
- Vale. - Dijo alzando un poco el tono y dando una palmada sobresaltando a YoonGi, cuando la única intención del alfa era cambiar de tema drásticamente. - Dejaré tus cosas aquí. - Anunció entrando en la habitación que sería del omega y dejando sus maletas. - Ahora ven, quiero explicarte alguna de tus funciones. - Se apresuró hasta si despacho y YoonGi le siguió rápidamente. - Ésta es mi agenda. - Se la tendió. - En realidad soy un desastre con ella. La mitad de las veces olvido escribir lo que tengo que hacer y la otra mitad olvido mirarlo. Razón por la que tengo tantas cosas en la cabeza que me va a estallar un día. Encárgate de eso. - Pidió.
- Sí, señor.
- Además, cuando llego a casa y tengo que hacer algo nunca tengo lo que necesito. Cuando quiero comer algo rápido nunca hay cosas en la despensa, cuando llego tarde y tengo poco tiempo para comer olvido decirselo al cocinero con suficiente antelación como para no tener que esperar y cuando pueden prepararme algo, ya tengo que irme a otra reunión y termino teniendo que ir sin comer. - Explicó. Visto así, YoonGi no entendía como sobrevivía ese hombre, era un desastre. - Y eso no es todo. Soy un desastre con las cosas. Ya he perdido tres ordenadores llenos de datos. Siempre los olvido en algún sitio y luego no recuerdo donde. O, cuando llego a casa descubro que no tengo tinta en la impresora, olvidé pedir que plancharan o lavaran mis trajes y ese tipo de cosas. Necesito enfocarme en mis negocios y necesito un asistente que me diga que hacer con el resto de mi vida. ¿Comprendes? - Dijo finalmente.
- Ninguno de las cosas que ha dicho me parece muy difícil de hacer. - Opinó. - Yo puedo limpiar y planchar sus trajes o hacerle la comida.
- No lo has entendido aún. - Aseguró. - No quiero que lo hagas tú a no ser que sea estrictamente necesario o urgente. Lo que quiero es que lo tengas preparado para mí en el momento oportuno haciéndole saber al resto del servicio o a quien sea necesario. Que te anticipes a mis necesidades para hacerme la vida más fácil. - Explicó.
- Entendido, señor. Daré lo mejor de mí. - YoonGi abrió la agenda que JungKook le había entregado y empezó a ojearla.
- No me cabe duda. - Afirmó. - Ah, por cierto, esta tarde viene el sastre. Necesitas varios trajes si vas a acompañarme a todas partes. Serán tu nuevo uniforme de trabajo. - Anunció. Tal y como había dicho, no había apuntado en la agenta la visita del sastre pero si había apuntado otra cosa. YoonGi miró su reloj.
- Sabe que tiene una reunión en la otra punta de la ciudad en treinta minutos, ¿verdad, señor Jeon? - Señaló la agenda. De repente, escucharon el claxon de un coche.
- Tsk. - Chasqueó su lengua el alfa. - Eso quiere decir que el chofer ya lleva esperándome 10 minutos. - Miró a YoonGi de arriba a abajo. - ¿Tienes un traje preparado para usar?
- Sí, señor.
- Tenemos cinco minutos para cambiarnos o llegaremos tarde. Date prisa. - Le apremió y salió corriendo a su habitación. YoonGi hizo lo propio y se apresuraba a vestirse mientras pensaba en cómo una persona tan despistada podía prácticamente dirigir una empresa hotelera, porque todos sabían que su padre había delegado en él la mayoría de sus actividades financieras.
Mientras a él le había dado tiempo de sobra a cambiarse en los 5 minutos que JungKook le había dado, el alfa tardó 6 y salió con la camisa por fuera del pantalón con un par de botones sin poner y la corbata en una mano y una carpeta en la otra.
- No sabía cual ponerme. - Anunció. Claro, YoonGi no tenía ese problemas, sólo tenía un traje, dos corbatas y dos camisas a conjunto. Y una de las camisas ni siquiera estaba planchada, así que no tenía que pensar cual elegir. En lo que más había perdido el tiempo era en preguntarse que necesidad había de tener un espejo en cada una de las tres puertas del armario. Se subieron al coche. Saludaron al chofer y YoonGi se presentó cordialmente. Parecía una persona bastante afable y profesional. - Date prisa o llegaremos tarde, señor Sohn. No me falle.
- Nunca, señorito Jeon. - Era la primera vez que oía a alguien llamarle "señorito" a JungKook. Claro que él era el menor de la familia y no estaba casado, aún. El señor Jeon era su padre. El chofer pisó el acelerador y puso rumbo al lugar de la reunión. Pasados un par de minutos, YoonGi vio que JungKook seguía lidiando con su corbata. Era increíble, llevaba traje todos los días y a todas horas, ¿quién le hacía el nudo de la corbata habitualmente? ¿su madre? ¿su niñera? ¿su prometida?
- Me permite. - Tomó los dos extremos de la corbata del alfa e hizo el nudo con cuidado pero con velocidad.
- Gracias. - Dijo mientras terminaba de abrocharle el botón de más arriba. - Me hago un lío cuando voy acelerado y pensando en mil cosas. Siempre acabo haciéndome el nudo en el ascensor de camino a la reunión. - Reconoció. Por supuesto, JungKook tenía que estar pensando en la reunión, fuera sobre lo que fuera. Cogió su carpeta llena de papeles y empezó a releerlos por encima y a ordenarlos como si fueran ideas en su cabeza. YoonGi le miró de reojo, sutilmente, para no molestarle. La verdad sea dicha, lucía muy atractivo cuando estaba concentrado de esa forma. Pero también era divertida ver sus otras facetas. Resultaba que el brillante y pulcro alfa no siempre era tan perfecto. Eso era casi un alivio para el omega.
Como el señor Sohn prometió, no llegó tarde. Durante la reunión, YoonGi permaneció de pie junto a un JungKook sentado frente a una gran mesa llena de hombres tan trajeados como él. El alfa le iba dando papeles y pidiéndole que se acordara de llamar a unos, de concertar citas con otros y de pedir una u otra cosa. YoonGi lo iba apuntando todo, tal como hacían todos los asistentes presentes. El tono de voz de JungKook y su actitud habían cambiado. YoonGi quedó muy impresionado por ello. Había pasado de parecer un alfa guapo pero torpe, a un atractivo empresario profesional, hábil, tenaz y dedicado. Era una nueva faceta que el omega se alegraba de conocer. Con más información sobre él, tendría un punto de vista más aproximado a la realidad. Quizá al fin podría conocer y entender al verdadero Jeon JungKook.
*COMENTA Y VOTA!!!!!!!! Espero que os esté gustando. Aquí os lanzo una pregunta para mencionar a alguien el siguiente capítulo.
Pregunta random: ¿En qué año creéis que nací? Os doy una pista: Tengo la misma edad que uno de los integrantes de BTS. ¿A quién debería llamar Oppa, a quién Chingu y quién me llamaría Noona? Si es que mi año de nacimiento no es el de Jin o el de JungKook, claro.
*Gracias a jihoona15 por darse cuenta de que no había puesto la pregunta jajajaja
#FELIZLUNES Pasad una buena semana!!!!!
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