Miedo al amor
¿Ansioso? Decir que JungKook estaba ansioso sería quedarse corto. Había tirado al omega contra su cama y ahora devoraba su cuello con fiereza. Le lamía sin parar, como si quisiera hacerle un traje de saliva. JungKook no se había desvestido, pero el omega que estaba bajo él ya había sido despojado de casi todas sus prendas. Sólo el bóxer seguía en su sitio. El omega gimoteó gustosamente cuando JungKook frotó su miembro por encima de la tela. Se removió sonriente bajo el gran cuerpo. Parecía estar disfrutándolo aún si no era más que su trabajo. El alfa gruñó y le cogió de las muñecas poniéndolas sobre su cabeza.
- No te muevas. - El omega obedeció al instante y se miraron intensamente. JungKook respiraba con fuerza sobre el omega. Un pensamiento fugaz pasó por la mente del alfa. "YoonGi". ¿Por qué seguía rondando en su mente aún cuando tenía a otro omega delicioso y dispuesto bajo él? Apretó los dientes. Tenía que olvidarse de él y, aunque sabía que estaba mal, usaría a ese omega para desquitarse un poco. En su mente, las palabras bailaban. "Sólo estás desesperado por el celo", se decía a sí mismo. "No significa nada para ti". "Todo irá bien en cuanto el celo pase" "El omega es lindo y huele bien"
- ¿Se encuentra bien, señor Jeon? - Habló sacándole de sus pensamientos. - De pronto, parece desconcentrado. ¿Quiere que le ayude con algo?
- Bésame. - Le pidió. Eso era algo que YoonGi no quiso hacer aquella vez. JungKook era frío y no ofrecía ni requería esas muestras de afecto cuando estaba con un omega asistente, pero le servía de mucho besar para conectar con las personas con las que se acostaba. Aunque no lo hacía rutinariamente, pues no sentía que tuviera que conectar con los omegas a los que contrataba realmente. Pero ahora lo necesitaba, aunque fuera para aliviar su celo con él e ignorar la parte de su cerebro que le gritaba que prefería mil veces unirse al terco omega que le estaba haciendo perder la cabeza. Al principio, cuando el omega se irguió un poco acercándose, el beso fue suave, limpio, casi tierno. No pasó mucho hasta que JungKook lo volvió agresivo y necesitado. Le abrazó con ansia, como si quisiera fusionar sus pieles. El alfa sentía su piel arder y su miembro duro y erecto. - Sí... - Siseo con deseo. Eso era lo que necesitaba, lo que su instinto le estaba exigiendo. El olor del omega era fuerte también y entrando por sus fosas nasales le hacía sentirse más conectado y dispuesto. - Voy a disfrutar esto. - Gorgeó con su voz grave y profunda mientras deslizaba su lengua, sus manos y la punta de su nariz desde su cuello, pasando por pecho, saboreando sus costillas hasta su ombligo. Se relamió al tiempo que bajaba el bóxer del omega, quitándole así la último prenda de ropa que le quedaba, aunque el alfa aún estuviera completamente vestido. Subió de nuevo a besarle y masajeó el miembro del omega, así como sus glúteos. Habría sido el momento de pasar a mayores cuando el omega asistente empezó a darse cuenta de que se estaba alargando demasiado. Le besaba y se mecía contra su cuerpo, pero precía no terminar de decidirse. Como... como si en realidad no quisiera. Y es que, en algún momento, ni el mismo JungKook sabía exactamente cual, Seagull había tomado el control del cuerpo del alfa y todo se desmadró dentro de él. Porque Seagull no se andaba con miramientos y siempre cogía lo que quería le perteneciese o no. Porque Seagull era, en realidad, la parte de su cerebro que le gritaba que no quería pasar su celo con ese omega que ya estaba desnudo bajo él. Se apartó de golpe y se puso de pie. Miraba al omega, quien le observaba con confusión, y respiraba fuertemente. De pronto enseñaba los dientes y se mostraba con un animal enfurecido soltando gruñidos al omega indefenso.
- ¿Eres el lobo interno del señor Jeon? - Preguntó valientemente, aunque ya supiera la respuesta. Pero el lobo no respondió. Miró a su alrededor y, sin importarle si su camisa estaba arrugada o sudada, o si la erección en su pantalón era notable, salió del apartamento, sólo cogiendo las llaves del coche. Poco le importó si ese omega se quedaba solo en un apartamento que era el suyo. Ya arreglaría eso. Ahora sólo podía pensar en una cosa. Tenía que llegar hasta YoonGi. JungKook ya no podría detener su delirio y devoción. Ese omega sería suyo.
YoonGi oyó un fuerte golpe y se encogió en su cama desorientado por haberse despertado de esa forma tan brusca. Se frotaba los ojos mientras seguía escuchando golpes continuos que se le acercaban. Tardó unos segundos en darse cuenta de que eran pisadas. Fuertes pisadas. Fue en el instante en que comprendió que había alguien acercándose a donde estaba él cuando la puerta de su habitación se abrió y JungKook apareció en el umbral. Le había dado un susto de muerte, el omega había llegado a pensar que un ladrón se había colado en la casa. Pero sólo era JungKook que volvía de haber pasado su celo fuera. YoonGi creyó que pasaría toda l noche fuera, pero tampoco le sorprendió demasiado que no fuera así porque, en realidad, no sabía que hora era. Él se había ido a dormir pronto, sinceramente, porque su mente no dejaba de dar vueltas alrededor de su jefe y preguntándose a sí mismo si habría querido que JungKook pasara su celo con él. Por eso, podían haber pasado sólo un par de horas desde que el alfa se había ido o podía haber pasado gran parte de la noche.
La pregunta ahora estaba en, ¿por qué JungKook había abierto la puerta de su habitación y se había quedado allí parado? Pronto el fuerte olor que percibió le dio la respuesta. O, al menos, parte de ella.
- ¿JungKook? ¿Qué ha ocurrido? ¿No has...? - Detuvo sus palabras y se encogió aún más entre sus mullidas mantas cuando el alfa dio un paso hacia adelanta entrando en su habitación. Era ahora más que obvio para YoonGi que JungKook aún estaba en celo. El alfa se acercó lentamente como un depredador a su presa. En cuanto vio su expresión comprendió que no estaba hablando con el alfa al que vonocía. - ¿JungKook?
- JungKook no me detendrá esta noche. - Pronunció. A pesar de todo, caminaba lento y acechante. Se sentó en la cama junto a él y alargó su mano hasta la cintura del omega. Se acercó aún más y olfateó el cuello del omega.
- ¿Qué haces? - YoonGi se mantuvo muy quieto ante las acciones del alfa en celo. No estaba asustado, pero tampoco quería que un alfa en celo se sintiera demasiado rechazado. Aún recordaba como había actuado aquella mujer alfa en el hotel y ni siquiera estaba en celo. Pero JungKook no era igual, ¿verdad? Se dejó analizar un poco. Tampoco es que pudiera decir que le incomodaba demasiado que JungKook le estuviera oliendo y tanteándole con caricias. Su intenso olor a café era extraordinario y le hacía sentir calor. Pero JungKook no tenía demasiado tiempo que perder y rápidamente sus acciones fueron más ansiosas y posesivas. Comenzó sosteniendo a YoonGi con un poco de fuerza por los brazos y obligándole a tumbarse mientras atacaba su cuello y la parte de los hombros que su pijama dejaba al descubierto. - Detente. - Se revolvió bajo él y eso no pareció gustarle al alfa, quien le aprisionó debajo suya con más ímpetu y le abrazaba y manoseaba con posesividad.
- Me lo debes. Pronunció Seagull. - Yo te ayudé una vez. Ahora te toca a ti.
- No. Para de una vez. - Le pidió empujándole con todas sus fuerzas. El fuerte y gran cuerpo de Seagull no era fácil de apartar, y mucho menos para un omega. - Eso no es justo. - El alfa se acercó a su oído y le susurró para convencerle.
- Lo deseas. - Siseo con voz profunda y oscura.
- No es cierto. - Dijo intentando empujarle una vez más.
- Lo deseas tanto como yo. - Insistió el alfa. - Puedo olerlo y sentirlo en tu piel. Esta cálida.
- No de esta forma. - Admitió sabiendo que no podía ocultar que su cuerpo reaccionaba ante la presencia de aquel alfa. - No de esta forma. - Repitió. - Me... Me harás daño. - Ese era el miedo que sentía YoonGi. Ese hombre le haría daño si esa situación continuaba.
- Te lo haré suave. - Comentó el alfa. - Ya lo hicimos una vez. Esta vez será más fácil. - Aseguró.
- No quiero. - Se quejó de nuevo intentando zafarse.
- Sólo te escocerá un poco. - Eso no era más que un eufemismo para convencer al omega. Siendo sólo la segunda vez que le anudaban le dolería bastante aún si YoonGi estaba bien preparado. Pero además, Seagull no parecía tener la paciencia y el control necesarios como para tomarse el tiempo suficiente como para hacerlo bien, como habría esperado de JungKook.
Igualmente, ese tipo de dolor no era el único que YoonGi temía. El dolor físico era una parte importante por la que rechazaba ese acto, pero si quería estar con un alfa en el futuro tendría que pasar igual. Lo que más miedo le daba a YoonGi era el daño que le podía acarrear el hecho de estar enamorándose del alfa. Ellos eran muy diferentes, demasiado. Su cultura y su forma de pensar, incluso si se habían criado en el mismo país, era radicalmente distinta. YoonGi no veía ventajas en enamorarse de JungKook. Él nunca se había enamorado realmente antes por lo que no sabía como iba a reaccionar él mismo. ¿Y si, por amor, terminaba convirtiéndose en algo que no era? Si dejaba que JungKook se le acoplara esa noche, ¿no estaría dejando que hiciera lo que quisiera con él después? YoonGi no soportaría una vida como la que tenían los omegas en el mundo de JungKook. Entonces, si eran tan distintos, si se suponía que debía odiarle por pensar como lo hacía, ¿por qué su cuerpo y una parte de su mente seguían pidiéndole que cediera ante él? ¿Qué había en él que le llamará tanto? Era atractivo, eso no lo negaría, pero YoonGi había conocido a chicos guapos antes. Era inteligente. La verdad se veía muy bien cuando trabajaba, enfundado en ese hermoso traje, erguido, imponente y elegante. No sólo su vestir, sino también su porte, su forma de andar o de hablar. También adoraba su amabilidad y cortesía. Aún si lo hacía por su educación elitista, se sentía bien que te trataran correcta y cortesmente. Además, se esforzaba por entenderle a pesar de su ferreo adoctrinamiento. Le escuchaba y era fácil hablar con él. Cuando estaban solos y el mundo a su alrededor desaparecía, todo se sentía bien entre ellos, casi perfecto. Pero YoonGi también valoraba su esfuerzo. En ese tiempo había podido ver la cantidad de horas que el alfa trabajaba para mantener su compañía y para no defraudar a sus padres. Eso era algo que YoonGi valoraba mucho porque, aún si había nacido con cuchara de plata, no parecía que nadie le hubiera regalado nada. YoonGi siempre se había esforzado mucho también. Sí, se había esforzado para no terminar en el mundo de JungKook. Para no ser un omega objeto como muchos otros. Unos consideraban que era la única forma en la que un omega debería vivir. ¿Y ahora caería en el mismo mundo, aunque fuera de forma distinta? Eso le hacía sentirse realmente estúpido e inútil. No quería rendirse pero, ¿podía luchar? ¿Y si simplemente, su destino era inevitable? ¿Y si era como con Ailee y él no podía hacer nada? Entonces cedió. "Está bien", pensó. Dejó caer los brazos y no opuso más resistencia. A pesar de que era lo que quería, el alfa se quedó parado un instante, preguntándose por qué el omega había cambiado tan radicalmente su actitud. Torció la cabeza mirándole.
- ¿Ya te cansaste de luchar, dulzura? - Dijo dándole un largo lametón en el cuello que llegó hasta su mandíbula.
- Leí en algún lado que en estas situaciones era mejor quedarse quieto y no luchar. - Comentó YoonGi sin mucho afán, apartando la cara para dejarse hacer. - De todas formas no hay manera de que alguien como yo pueda escapar por la fuerza de alguien como tú. Si te resistres no sólo será un acoplamiento notablemente más doloroso, sino que el alfa podría ponerse agresivo y pegarte. No quiero eso. - Ese no era el motivo real, o al menos el único motivo por el que YoonGi había tomado esa decisión, pero no iba a decirle a que se rendía porque se había dado cuenta de que no podía hacer nada con sus propios sentimientos hacia él. JungKook había dado la cara por él antes, y le había pedido que no se rindiera, pero ya no sabía como hacerlo porque parecía que el mundo se ponía en su contra y, por la situación en la que estaba en ese mismo momento, no parecía que JungKook le fuera a ayudar esta vez con su problema de sentimientos encontrados. Sería como lanzar piedras sobre su propio tejado ahora que estaba claro que JungKook deseaba algo de él, aunque fuera su cuerpo y su condición de omega.
Puesto que Seagull no había dicho nada ni hecho nada desde que él había hablado, decidió volver la mirada hacia él. Le mraba profundamente y respiraba con fuerza, como si estuviera enfadado. Sintió un poco de miedo. De seguro no le habían gustado sus palabras. O eso pensó YoonGi inicialmente porque, en realidad, el alfa sólo estaba enfadado consigo mismo y parecía estar clavado en la misma postura con los músculos en tensión, como si su lucha fuera interna.
- Yo no haría eso. - Dijo de pronto. - No te pegaría. Yo no quiero causarte ningún dolor. - Aseguró en actitud tranquila. YoonGi abrió mucho los ojos, aliviado al reconocer finalmente a JungKook, mientras el alfa se quitaba de encima y se separaba de él. - Perdóname. - Fue lo último que pronunció antes de dirigirse a la puerta y marcharse. Anonadado, YoonGi permaneció muy quieto en su cama, como si algo fuera a cambiar si se movía bruscamente. Tardó varios minutos en atreverse a deslizarse fuera de las sábanas. Con sigilo, caminó hasta la puerta de la habitación de JungKook. Había oído como se cerraba justo después de que el alfa hubiera salido de su dormitorio. Pegó la oreja y escuchó. La respiración de JungKook parecía agitada, pero el aroma de su celo estaba disminuyendo rápidamente.
- JungKook... ¿estás bien? - Le preguntó con cuidado.
- Ve...vete YoonGi. - Pidió. Su voz sonaba muy distinta. No tan oscura y agresiva como antes. - Por favor. Quédate en tu habitación.
- JungKook, no pasa nada. Yo... no tengo miedo. - Aseguró. Desde el otro lado de la puerta se escuchó una suave risa.
- Eso me alivia. - Aseguró. - Pero aun así... - YoonGi no esperó a que terminara la frase y giró el pomo para entrar. JungKook estaba sentado en el suelo, con la espalda apoyada en la pared y las piernas estiradas. No tenía demasiado buen aspecto parecía cansado y desmadejado. En la pierna derecha tenía una jeringa clavada. - Los supresores son un asco. - Comentó con media sonrisa.
- No te ves muy bien. - Reconoció YoonGi quien le miró de arriba a abajo. - Creí que los alfas tenían suerte de poder usar supresores inyectados pero, por lo que veo, te dejan bastante hecho polvo.
- Son menos drásticos que los S.E.A. que usan los omegas. - Mencionó. - Lo que me queja así de agotado es el celo.
- Y menos humillantes. - Opinó YoonGi con voz baja. Finalmente, JungKook se atrevió a mirarle directamente a los ojos y YoonGi miró hacia otro lado. Entonces vio algo que le hizo sonreír tímidamente. - Aunque no funcionan bien del todo, por lo que veo.
- Regula las hormonas del celo, pero eso no hace que la sangre vuelva a su sitio. - Aseguró acomodándose para intentar, inultimente, ocultar su erección. - Yo... lo siento. - Bajó la mirada. - Jamás me había ocurrido algo así. No tengo palabras para excusar mi comportamiento. - Se lamentó. - Regresa a tu dormitorio, por favor. - Rogó. - Ya he hecho demasiadas maldades por hoy. - Desoyendo toda petición y consejo, YoonGi se acercó al alfa. - ¿Qué haces?
- Me lo dijiste antes. - Habló el omega. - Te lo debo. - JungKook entrecerró los ojos viendo como se aproximaba cada vez más. - Tú me asististe en mi celo esa vez. Yo estaba muy asustado y tú e ayudaste.
- Por favor, no digas más. Yo no soy Seagull. Ni lo hice con intención de que me... de volvieras el favor. O como quieras llamarlo. Aunque, me temo que tampoco lo hice con la única intención de ayudarte. O al menos no puedo decir que no lo disfruté.
- Ya, yo tampoco. - Sonrió YoonGi tímidamente. - Quiero decir, que Seagull también tenía razón en lo otro que dijo. - Finalmente el omega se colocó frente a él. Se agachó y llevó su mano hasta la jeringa que aún estaba clavada en su pierna. La retiró con cuidado y JungKook no hizo ningún gesto de dolor o molestia.
- ¿En qué tenía razón, Seagull? - Preguntó JungKook.
- En que lo deseo. - Tragó con fuerza al confesarlo. - Te deseo.
- No sabes lo que dices. - Habló el alfa. - Después de lo que he hecho. - YoonGi se sentó a horcajadas sobre sus piernas estiradas y se acercó hasta besarle en los labios ante la sorpresa del alfa. Fue un beso corto, pero lo suficiente como para dejar anonadado al alfa. - Creí que los besos los reservabas para personas especiales. - Pronunció. A lo que YoonGi sonrió y se encogió de hombros.
- Eso no ha cambiado. - Volvió a acercarse y se besaron de nuevo. Esta vez un poco más largo. YoonGi bajó la mano hasta la longitud del alfa, aún erecta. - Pero no estoy preparado aún para... - JungKook le acarició la mejilla silenciándole.
- Yo no soy Seagull. - Repitió. - Jamás te presionaría. - El amable JungKook derretían el corazón del omega. Y eso, en cierto modo, le hacía más vulnerable. El corazón que siempre se había esforzado por blindar ahora se confiaba ante las palabra del alfa que, aún si nunca le había mentido, pensaba muy distinto a él. El miedo que hasta ahora había hecho que YoonGi renegara de los sentimientos que tenía por JungKook se desvanecía, pero el riesgo a sufrir el dolor que antes temía seguía estando, aunque su corazón enamorado ya no pudiese advertirlo con tanta claridad.
*COMETA Y VOTA!!!!
Esta vez me he retrasado un poco con el capítulo, espero que podáis perdonarme pero es que quería hacerlo bien porque era importante y había muchas ideas y pensamientos que quería explicar. Para compensar lo he hecho un poquito más largo que de costumbre. Espero que os guste mucho. Un besazo!!!!!!!!
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