¡Márchate!
- YoonGi, amor, si no sé qué te ocurre no puedo ayudarte. Abre la puerta, por favor.
- He dicho que te largues. - Su voz sonaba tomada por haber estado llorando, pero también había furia en ella. - Vete.
- No me obligues a entrar por la fuerza. - Advirtió JungKook perdiéndo un poco la cabeza por la confusión que sentía. - Dime qué diablos te ha sucedido. - Tenía la mano en el pomo de la puerta intentando abrirla. Podía abrirla con cierta facilidad, pero quería que YoonGi lo hiciera.
- ¿Qué me ha sucedido? - Pronunció indignado e incrédulo. - Tú sabrás. Creí que eras alguien distinto. Que podía confiar en ti. Y resulta que eres exactamente lo que esperaba de cualquier alfa de tu calaña. Un mentiroso y un impostor. - El odio que sentía se mezclaba con el temor tan terrible que sentía, así que estaba más a la defensiva que nunca. Y JungKook estaba confuso.
- No entiendo nada. ¿Por qué estás diciéndome esas cosas?
- Sabes lo mucho que los odio y los temo. - Susurró. - Lo sabes de sobra y tú... creí que venías a salvarme y...
- YoonGi, cariño. Te juro que no sé de que estás hablando. - Intentaba mantener la cordura y leer entre líneas para hablarle.
- ¡Márchate! ¡Déjame en paz! - Gritó lleno de furia. JungKook apretó con más fuerza el pomo de la puerta intentando contener rabia que le provocaba la incomprensión. El grito de YoonGi le hizo apretar con tanta fuerza que terminó por reventar la cerradura del baño abriendo la puerta casi por accidente. El omega soltó un gritito asustado y JungKook pudo ver como se encogía aún más en la esquina en la que estaba resguardado entre el lavavo y la pared. JungKook no podía creer que realmente estuviera asustado de él. La escena en el baño era sorprendente. El espejo estaba roto, YoonGi sólo llevaba puesta una camiseta y estaba desnudo de cintura para abajo. El olor de miedo y del celo se entremezclaban creando un aroma extraño. Molesto en la nariz, pero no del todo desagradable. Como un olor rancio y espeso.
Como si se tratara de un cachorro asustado, JungKook se agachó y le tendió la mano.
- YoonGi. Ven aquí. - Pero el omega reaccionó encogiéndose más en la esquina apretando su móvil contra el pecho. - No temas nada. Soy yo.
- Sé muy bien quien eres. O eso creía. - Pronunció. - No te acerques a mí. Vete. - JungKook intentaba encontrarle una explicación a todo aquello. ¿Qué se suponía que había hecho?
- Tranquilízate, cariño. Explícame que ha ocurrido. - Intentaba mantener la calma pero estaba lejos de sentirla. Tenía las manos empuñadas de furia e impotencia. Lo que había pasado allí no era bueno. Y, sin saber por qué, su omega no confiaba en él. A sabiendas de que no podía obtener mucha información del asustado y furioso omega, miró a su alrededor. ¿Cómo se había roto el espejo? ¿Por qué la habitación estaba hecha un desastre? Quizá debía empezar por hacer ese tipo de preguntas más sencillas. ¿Por qué estaba derramado el jamón líquido? Pero... ellos no usaban jabón líquido. Entonces, ¿qué era ese líquido blanco del suelo?
- ¿Qué es esto? - Vio a YoonGi encogerse aún mas y empezar a gimotear lloroso sorbiendo su nariz. JungKook pasó los dedos por la sustancia viscosa esparcida por el suelo. - ¿Qué...? - Le observó un poco. Estaba acalorado, conmocionado y había dejado un fuerte olor en la casa. Y no había ningún otro olor, sólo el suyo. Así que, estaba casi seguro de que eso sólo podía ser el semen de YoonGi. ¿Qué le había ocurrido para acabar eyaculando en el suelo del baño? Entonces pensó en su problema de hormonas. Quizá su cuerpo le había jugado una mala pasada y había tenido un pico anormal de hormonas. Ni siquiera sabía si algo así era posible. Quizá era eso. Quizá había llamado al médico y se había enterado de todo.
- YoonGi, ¿has hablado con...? - Dijo acercándose un poco a él con cuidado. Quiso coger sus manos.
- No me toques con esa cosa. - Le advirtió. YoonGi no dejaba de mirar su mano manchada. - Me da asco. Ya lo sabes.
- ¿Qué? ¿Desde cuándo, YoonGi? - El omega podía ser muchas cosas, pero no era escrupuloso, al menos con los fluidos corporales de ambos. - Hemos jugado mucho más manchados que esto. - Quizá si le hablaba con algo de humor se relajaba. - Sólo es tu semen.
- Eso no es mío. - Peonunció casi ofendido. Entonces JungKook se puso alerta. ¿Era de otro? ¿Alguien más había entrado en su casa y había...? ¿Por eso YoonGi estaba tan asustado? No tenía información y todo ese asunto le estaba poniendo muy nervioso.
- YoonGi, dime inmediatamente quién...
- Largo. - Le espetó YoonGi con rabia. Él también se estaba hartando. - ¡Fuera! ¡Deja de burlarte de mí! ¡Mentiroso! ¡Al primer problema que causo me das la espalda! - Bramó desesperado. - Dijiste que cuidarías siempre de mí. - Sollozó finalmente.
- Claro que voy a cuidar de ti. No entiendo nada, amor. - Respondió perplejo por sus palabras.
- ¿No entiendes nada? - Espetó con rabia. - Tus amigos han entrado en casa. Me han...me han... hecho daño. - Se le atascaron las palabras. Gotas de sangre cayeron por la palma de JungKook de apretar tanto el puño. Seagull gruñó con furia. ¿Quién había tocado a su omega?
- ¿Quién? - Gruñó con una voz no muy humana.
- Sabes muy bien quién. Tú enviaste a ese médico. Me dijiste que vendrías y mentiste. Enviaste a un médico en tu lugar con ese asqueroso cacharro. Sabes que los odio. ¿Por qué lo hiciste? - Quiso saber estallando en lágrimas escondiendo su rostro.
- ¿De qué hablas? Yo no he...
- ¿Y tampoco me ocultaste esto? - Dijo cambiando radicalmente de estado de ánimo de triste a furioso una vez más. YoonGi prácticamente le lanzó su móvil y JungKook miró la pantalla. Era la noticia de un periódico. Tenía fecha de esa misma tarde. El titular era claro: "El primer omega de Jeon JungKook es esteril" - Sus manos temblaron de rabia. ¿Cómo era eso posible? Leyó rápidamente el subtítulo: "Según los informes médicos, Min YoonGi, pareja recientemente conocida del joven empresario Jeon JungKook sufre un grave desajuste hormonal que puede causar la infertilidad. Queda por esclarecer si esto acabará con su relación y JungKook buscará otro omega con el que unirse y ampliar la exitosa familia."
- ¿Cómo ha llegado esto al periódico? - Preguntó para sí, más que para YoonGi. Estaba seguro de que él tampoco tenía la respuesta.
- ¿Acaso crees que eso es lo que me importa?
- Me mentiste. Me ocultaste algo esencial de mi salud aprovechándote de que el centro médico al que me llevaste era para gente del CIMETEL y siempre contactan con los alfas, porque los omegas no somos nada para vosotros. Sólo máquinas para aliviar vuestros celos y tener a vuestros bebés. Por eso es que me lo ocultaste. Porque te creíste con el derecho a hacerlo porque te crees mi dueño.
- YoonGi, eso no es cierto. Lo sabes. - Intentó explicarle. - Con todo lo que había pasado a la vuelta de las vacaciones, simplemente no quería darte más disgustos.
- No tenías derecho. - Reiteró el omega.
- Lo sé. Pero sólo intentaba protegerte. - Aseguró. - Estabas tan triste. Te veías tan vulnerable.
- ¿Vulnerable? Eso es lo único que ves en mí. Sólo soy eso para ti. Un omega estúpido e inútil.
- No es cierto.
- Nunca cambiarás. - Le espetó. Esta vez sin rabia ni furia, lo que dolia mucho más porque lo decía sin que fuera un impulso. Lo pensaba de verdad. - Eres como los demás. Me lo advirtieron una y mil veces. Había cientos de señales que me decían que me alejara y me quedé a tu lado.
- Porque me amas. - Le recordó.
- Sí, te amo. Con todas mis fuerzas. - Admitió. - Y tú, a cambio eres incapaz de salir de una reunión estúpida por mi celo y me mandas a un médico para que use un S.E.A. en mí.
- ¿Qué...? - JungKook se miró la mano manchada y finalmente entendió lo que era. Era el semen artificial del S.E.A.. - No... Los odias. ¿Estás bi...?
- No te atrevas a preguntarlo.
- No es lo que crees. Yo no he...
- Estaba en celo de nuevo cuando no debía estarlo. Estaba asustado porque tú no me dijiste qué le estaba pasando a mi cuerpo. - Explicó. - Aguanté cuanto pude para contactarte para no molestarte y cuando lo hice por desesperación y me respondiste diciéndo que venías... - JungKook se sorprendió. Él no tenía ninguna llamada o mensaje de YoonGi. Tampoco le había respondido a nada. De hecho, todo ese tiempo, su móvil estaba en... Entonces lo entendió todo. - Ni siquiera me estás escuchando. - Lloró desesperado el omega al darse cuenta de que JungKook estaba tan perdido en sus pensamientos que no le estaba prestando atención. - Lárgate.
- Voy a arreglar esto, YoonGi. - Anunció JungKook intentándo alcanzarle para consolarle.
- Vete. - Dijo rechazando su gesto.
- Confía en mí. - Pidió.
- Márchate.
- Tienes que escucharme.
- ¡Fuera de esta casa!- Gritó dejándole anonadado. JungKook no sabía que hacer. YoonGi estaba demasiado alterado para escucharle y él mismo estaba furioso y ansioso por ir a pedir explicaciones al responsable de aquello.
- Está bien. Me voy. - Tenía algo importante que hacer y YoonGi parecía quererle lejos. El omega, sin embargo, se sorprendió. ¿Se iba de la casa? - Espérame aquí. Voy a volver pronto. - ¿Iba a dejarle solo en una situación así?
- Jung... - Le llamó con un hilo de voz y alargando el brazo hacia él al verle dar la vuelta para marcharse. El alfa no lo debió oír, porque siguió hacia la puerta de la habitación, cruzó la esquina y se fue. - No me dejes solo. - Lloró sabiendo que había sido su culpa. Él le había echado.
Unas horas antes...
Eras las siete. Había pasado sólo media hora desde que le había enviado el mensaje a JungKook y ya estaba sonando el timbre de la puerta. Ilusionado y aliviado casi saltó de la cama. Un momento, ¿acaso JungKook se había olvidado las llaves? Prácticamente se arrastró hasta la puerta con la sábana sobre su cuerpo. Aún tenía el plug dentro de él, se sentía mejor así, además, era demasiado grande. Así que dejaría que JungKook se lo quitase porque él tenía experiencia. Miró por la mirilla, pero no era JungKook, eran tres hombres.
- ¿Qué desean? - Preguntó como pudo. El celo a penas le dejaba pensar con claridad.
- El señor Jeon JungKook nos ha enviado.
- ¿Qué? ¿Para qué? No necesito a nadie más. Váyanse.
- No le haremos daño, señor Min. Su alfa sólo quiere asegurarse de que usted se encuentra bien mientras él llega.
- Estoy bien. Váyanse.
- Lo siento, señor Min. El señor Jeon nos ha exigido que entremos para verificar su estado. - Aseguró. - Ya nos dijo que tendríamos que insistir. ¿Se encuentra usted bien?
- Estoy perfectamente. - Gruñó. - Váyanse. - Les dijo con un quejido. Le estaban molestando. Quería volver a la cama y hacerse un ovillo esperando a JungKook. - Díganle a JungKook que venga él.
- El señor Jeon está en una reunión. En este momento...
- ¡Me ha dicho que vendría! - Exclamó YoonGi.
- Vendrá lo antes que pueda, señor Min. - No le gustaba como le hablaban. Esos estúpidos del CIMETEL son incapaces de tratar a un omega como a una persona adulta y no como si fuera un niño. - Deje que nos cercioremos de que se encuentra usted bien y nos iremos. - No tenían intención de irse hasta que él les dejara entrar, pero un omega en celo dejando que tres alfas entraran en su casa no era una buena idea. - Soy médico, señor Min. Conozco su problema. Sólo quiero ayudar. - ¿Su problema? YoonGi supuso que se refería al hecho de que estaba en celo. Sin duda eso estaba ocasionando un problema enorme para él.
- Pero usted es un alfa también. - Mencionó finalmente. - ¿Cómo puede ser que JungKook te haya enviado aquí?
- El señor Jeon y yo nos conocemos de años atrás. Confía en mí lo suficiente como para saber que jamás pondría en peligro la seguridad de su omega o su confianza. - Su omega. Su omega. Seguía escuchando una y otra vez la palabrería propia del CIMETEL. Todo aquello le molestaba. Sólo quería irse a la cama. Tenía que librarse de esos pesados.
- Está bien. Pero sólo estarán dentro un minuto y luego se van.
- Por supuesto, señor Min. Sólo queremos cerciorarnos de su estado para cumplir así con los deseos del señor Jeon.
- Un momento. - Cedió finalmente. Cansado, acalorado y con el cuerpo hecho papilla, YoonGi volvió a la habitación para vestirse. Y recoger la habitación un poco. Le temblaban las manos. Sentía a Suga arañar en su interior para que le dejara salir. Sinceramente, no entendía como estaba siendo capaz de retenerle tanto. La última vez que se le adelantó el celo, Suga tomó el control casi inmediatamente. Eso no era normal. Su cuerpo estaba haciendo cosas extrañas y no se sentía bien. No sólo estaba desesperado por aparearse, sino que su cuerpo se sentía a morir. Normalmente, Suga tomaba el control de estas cosas y se comportaba como el necesitado y asustadizo omega que era, pero ahora era YoonGi quien tenía que soportar todo ese calor y cúmulo de sensaciones y no lo estaba llevando nada bien. ¿Por qué le estaba ocurriendo eso a su cuerpo? Ni siquiera se quitó el plug, simplemente se puso un pantalón de chandal por encima y una camiseta. Inicialmente, poco le importó el aspecto que tenía. Sin embargo, si esos tipos estaban allí para verificar que estuviera bien, no le dejarían tranquilo hasta que aparentara estarlo. Respiró profundamente y abrió la puerta. - Como ven, estoy perfectamente.
- ¿Nos permite pasar? - YoonGi, resignado, abrió más la puerta y entraron.
- Su aroma es muy fuerte, señor Min. - YoonGi no se achantó.
- Sí, suele pasar cuando uno está en celo. Ahora, si me disculpan, voy a acostarme hasta que llegue mi alfa. - Habló en un lenguaje que ellos pudieran entender.
- Seguramente el señor Jeon no pueda venir hasta dentro de varias horas. - Anunció el doctor.
- No me importa. Esperaré. - Aseguró. - Pueden irse.
- Me temo que no es tan fácil. Hemos venido preocupados por su salud y su seguridad, señor Min. No podemos irnos hasta que esté solucionado.
- ¿Qué? Esta es mi casa voy a estar bien. - Pronunció YoonGi. - No necesito que estén aquí.
- Lo comprendo, señor Min. Usted está alterado y quiere soledad hasta que llegue su alfa, pero tenga en cuenta que, con el aroma que usted está desprendiendo debido a su desajuste hormonal... - ¿Desajuste hormonal? ¿A qué se refería? - ...cualquier alfa del edificio podría detectarlo y llegar hasta usted.
- Es una puerta blindada. Nadie va a traspasarla. - Aseguró YoonGi.
- Un alfa con el juicio nublado por el aroma de un omega en celo puede ser más fuerte y astuto de lo que usted imagina. Aunque lo más probable, en realidad, sería que usted, desesperado por aparearse, salga voluntariamente de la casa en busca de una pareja con la que copular.
- ¡Genial! ¿Ahora intenta decirme que soy capaz de engañar a JungKook? ¿Quién se ha creido usted que es? - Gruñó YoonGi indignado.
- Sólo intento decirle que es usted un omega, y como tal, su control por su propio celo es menor.
- Ya estamos otra vez con lo de que el alfa es superior en todo y el omega es siempre el débil. - Se quejó. - ¿Y qué pretenden hacer? ¿Vas a quedarse aquí conmigo vigilándome hasta que llegue JungKook? - Quiso saber.
- No hay motivo para que usted tenga que sufrir tanto esperándole. - Planteó el doctor. - Además, como usted dijo antes, nosotros también somos alfas, no sería adecuado quedarse aquí esperando sin hacer nada. Podría terminar resultando en una situación complicada. - El médico dejó un maletín que llevaba sobre la mesa y lo abrió. YoonGi retrocedió instintivamente. - Si tiene la bondad de acomodarse, terminaremos en un instante. - Al verle sacar un supositorio de esperma artificial, YoonGi tembló.
Holaaaa!!!! Ya sabéis más o menos que le ocurrió a YoonGi. Ahora tendremos que esperar para saber cómo sucedió exactamente y que pasará después. ¿Qué hará JungKook ahora? ¿A dónde va?
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