El significado del amor
JungKook estaba nervioso. ¿De pronto su sueño se iba a convertir en realidad? YoonGi debía estar a punto de llegar a su casa en Seúl. Aún tenían mucho que organizar. Habían decidido vivir en una casa distinta a esa. Una nueva, que pagaran los dos, como iguales. Todo sería nuevo y al fin serían la pareja que siempre habían soñado ser.
Pero hasta que YoonGi llegara, JungKook daba vueltas por la casa como un tigre enjaulado. Habían pasado ya tres semanas desde que se habían visto y se habían confesado su amor después de tantísimo tiempo, por lo que JungKook no podía esperarle más. La verdad es que JungKook no esperaba estar tantos días sin él. ¿Cuánto tiempo se necesitaba para encontrar un suplente para su trabajo en la cafetería? YoonGi parecía haber alargado su encuentro y eso le preocupaba notablemente. ¿Pudiera ser que, después de todo lo que había pasado, se hubiera arrepentido de sus sentimientos? No. Eso no podía ser. YoonGi y él hablaban a diario y sabía bien que el omega tenía tantas ganas de verle como él, pudiera ser que incluso más.
- No pienses tonterías, JungKook. - Se dijo a si mismo después de dar la enésima vuelta al pasillo y mirar por milésima vez sus mensajes del móvil. Igualmente, ya ninguna de sus dudas estúpidas importaban. YoonGi estaba a punto de atravesar la entrada y entonces no se separarían jamás.
JungKook era un desastre en la cocina, pero se había esforzado muchísimo esa vez. Lo tenía todo preparado. Una camisa planchada, una buena cena, una copa de vino y una cama cómoda donde...
- No pienses en eso. - Se regañó poniéndose frente al espejo. - YoonGi vendrá cansado del viaje. - Además, vas a tener que ganarte su afecto de nuevo, alfa tonto. No va a entregarse a ti tan fácilmente después de todo este último año, por mucho que te quiera. Deja de pensar con lo que tienes entre las piernas. - Volvió a reprenderse. Miró el reloj. - ¿Dónde estás, mi amor? Un minuto más y me voy a volver loco. - Como invocado, la puerta sonó. Claro que YoonGi aún no tenía la llave, pero JungKook ya tenía preparada su copia. El alfa corrió a la puerta y justo antes de abrirla, respiró profundamente. Lo primero que viera YoonGi no podía ser un alfa desesperado por verle. Era poco... elegante. Debía darle una velada maravillosa. Y, al final de la noche, se acurrucaría con él, hablarían durante horas, acariciaría su sedoso pelo y se dormiría embriagado por el sabor del vino y el dulce olor de su omega.
Finalmente, muy preparado, abrió la puerta. El perfecto y dulce aroma del omega le golpeó con mucha fuerza al abrir la puerta, tanta que casi le hace trastabillar.
- Adelante. - Pronunció no cabiendo en su felicidad. - No sabes como he estado esperando este momento. - Dijo justo tras cerrar la puerta, cuando YoonGi entró. Lo había echado tanto de menos. YoonGi tenía una sonrisa espléndida en el rostro. Se alegraba de estar al fin junto a él.
- Claro que lo sé. Yo he estado sintiendo lo mismo. - No podían evitar seguir sonriéndose como idiotas. - Han sido tres semanas larguísimas.
- Sí que lo han sido. - Corroboró JungKook. - ¿Cómo habéis tardado tanto en encontrar un suplente para la cafetería?
- En realidad... - Comenzó con su confesión. - ... encontramos un buen suplente en una semana. - JungKook frunció el ceño curioso. - Pero es que tenía que llegar hoy, JungKook. - Aseguró el omega. - Hoy era el día en que debía llegar a Seúl. Hasta ti.
- ¿Y eso por qué? - Quiso saber aún confundido.
- ¿No lo notas? - JungKook no respondió. Torció la cabeza pensativo. - ¿No lo hueles, Kookie? - Entonces el alfa aspiró con un poco más de fuerza y comprendió porqué el aroma del omega le había llegado como una bofetada al abrir la puerta.
- Estás en... - Se le cortó la voz. YoonGi sonrió. Dio un paso más hacia JungKook y se puso de puntillas para susurrar en su oído.
- ¿Entiendes ahora por qué tenía que ser hoy, alfa? - JungKook, como clavado en el suelo, tragó con fuerza su saliva haciendo reír a YoonGi.
- Estás en celo. - Logró decir. Durante esas tres semanas, había evitado preguntar cuando era el celo de su pareja. No quería invadir su privacidad cuando aún no habían tenido intimidad entre ellos. No sabía cómo reaccionaría el omega. Además, YoonGi tampoco le había preguntado a él.
- Sí. Y voy a necesitar a alguien que me alivie cuando me alcance el calor, en una hora, más o menos.- YoonGi se apartó un poco y le miró. - ¿Estás bien? - Le preguntó un poco preocupado.
- No... no me lo esperaba. - Confesó. - La verdad... no creí que estuvieras tan...
- ¿Encendido? - Propuso.
- Predispuesto. - Le corrigió.
- ¿Por qué no iba a estarlo? - Preguntó YoonGi.
- Pensé que después de todo esto...una de las formas de hacer las cosas mejor que la última vez era tomarlo con más calma. - Declaró. YoonGi le observó divertido.
- Creo que es un poco tarde para intentar recuperar tu inocencia, precioso. - Siseó paseando los dedos por su pecho encamisado. - ¿Te has puesto así de guapo para mí? - Quiso saber. Sus hermosos ojos le observaban camino de la lujuria. Pero se separó unos centímetros al ver que JungKook no parecía del todo convencido. - Si no te apetece... No pasa nada. - Le acarició.
- Yo...
- Tengo S.E.A.. - Le besó en la comisura de los labios. - Iré al baño un rato y luego nos tomamos esa deliciosa cena que estoy oliendo.
- No es eso. - JungKook le abrazó por la cintura. - Por supuesto que quiero hacerlo. No sabes las ganas que tengo. - Reconoció. - Pero quiero hacerlo bien.
- Eres muy bueno en la cama. - Se burló YoonGi.
- Sabes muy bien que no me refería a eso. - JungKook no se rió. - No quiero estropearlo todo otra vez. - YoonGi se alzó y le besó con fuerza.
- No vamos a estropear nada. No podemos porque ahora navegamos juntos y en la misma dirección. Antes íbamos en el mismo barco, pero queríamos ir a distintos puertos. - Pasó sus brazos por la nuca del alfa. - No lo pienses tanto, cariño. Vamos a estar bien. Somos un equipo.
- Quizá sea que le he dado demasiadas vueltas. - Replanteó JungKook. - Estas semanas sin ti... Tanta expectativa insegura... Simplemente estoy nervioso.
- De acuerdo. Lo entiendo. - Le tranquilizó el omega con delicadas caricias. - Hagamos una cosa. Aún me queda un buen rato para que me alcance el calor. - Expuso. - Cenemos, tomemos una copa y luego podemos decidir. - Propuso. - Déjame convencerte. - Murmuró.
- ¿Convencerme? - Sonrió el fin JungKook. - Creo que no vas a tener que esforzarte mucho para arrastrarme hasta la cama. Tu olor ya me está volviendo loco y aún tu celo no ha empezado. - Se besaron. JungKook no mentía, casi estaba más aturdido por el aroma del omega que YoonGi por el celo. Se habría dejado llevar a la cama en ese instante, olvidándose completamente del esfuerzo que había puesto en hacer la cena y el deseo de que aquella fuera una velada especial. Era incapaz de detener el beso, sólo quería devorarle. De hecho, fue YoonGi quien, jadeando, logro separarse.
- Guarda algo para después. - Le tomó de la mano y fueron hasta el comedor. La casa no sólo no era, ni de lejos, tan grande como la que tenían los señores Jeon en Busan, en la que JungKook se había criado, sino que era notablemente menos lujosa y ostentosa. No era más que un apartamento cualquiera, en realidad. Además, no tenía más que los muebles necesarios, sin cuadros en la paredes ni llamativas cortinas como las de sus padres. En verdad, el estilo del piso se parecía mucho al apartamento anterior de JungKook en Busan en el que habían convivido. Con muebles buenos pero sencillos, casi todo en blanco y liso. Era un hombre de gustos sencillos a pesar de la ostentación con la que se había criado.
Incluso mientras comían no podían apartar la mirada el uno del otro. Sabían que estaban aplazando lo inevitable, y les encantaba. Estaban disfrutando de la espera que les carcomía por dentro. Sólo haría que todo fuera más dulce.
- Mmm... - YoonGi dio un pequeño sorbo a su copa con alevosía. - Este vino tiene cierto buqué afrutado.
- Cielo. Ni siquiera sabes lo que es el buqué, ¿cierto? - Le dijo JungKook.
- Claro que no lo sé, pero es lo que dicen siempre en las películas. - JungKook rió. - Discúlpame si no he tenido como tú una exquisita educación sobre vinos. - Comentó finjiendo estar molesto.
- Cuando quieras te enseño lo poco que sé de enología. - Formuló JungKook. - Es un conocimiento que siempre me ha resultado realmente útil. - Ironizó el alfa. Los dos rieron.
- Entonces me limitaré a decir que está delicioso. - Declaró el omega.
- En eso coincido.
Y así, entre vanalidades superfluas, pasaron un buen rato charlando. Comían con aparente tranquilidad, pero por debajo de la mesa, había caricias, arrumacos e insinuaciones.
YoonGi empezaba a respirar con fuerza. El celo le estaba alcanzando y JungKook lo sabía. Era inevitable para él percibir ese aroma cada vez más intenso, que le incitaba a tirar todo lo que había sobre la mesa y hacerlo suyo sobre ella sin ninguna contemplación ni sensiblería. JungKook agitó su cabeza para apartar esos pensamientos. JungKook sentía a su lobo dentro de él, arañando con fuerza. De pronto se dio cuenta de que llevaban varios minutos sin hablar. YoonGi, por supuesto, no estaba menos alterado que él.
- Tu tampoco aguantas más, ¿verdad Kookie? - Su voz salió como un gimoteó. El alfa tragó saliva. - No puedo calmarme si no me abrazas al menos. - Jadeó.
Igualmente ya habían terminado de cenar. Tenía un pequeño postre de celebración en la nevera, pero podía esperar. Se levantaron y acercaron. JungKook le abrazó y enterró el rostro en el cuello del omega que gimió sediento pero dejando que el alfa hiciera cuanto quisiera. JungKook sabía lo que significaba su delicada sumisión, pero no quiso decir nada.
- Hueles tan bien. - Repartió besos por su cuello, hacia su mandíbula, hasta llegar a sus labios. Bebió de su saliva. Las manos del omega subieron para rodear su cuello y las del alfa bajaron a su trasero. No pudo evitar sonreír mientras lo amasaba.
- ¿Ya estás disfrutando, alfa pervertido? - Su personalidad bailaba. El celo no tardaría en golpearle con fuerza.
- Agárrate a mi cuello, que ya no pienso soltar. - Iba a alzarle para llevarle a la cama, pero YoonGi le detuvo.
- Espera. - Se separó un poco. - Tengo que ir a por el S.E.A.. He traído profilácticos también por si tú no tenías. - JungKook se extrañó.
- Esto... ¿para qué? - Quiso saber el alfa confundido.
- Podría quedar embarazado. - Explicó.
- ¿Ya no tomas anticonceptivos? - Le preguntó.
- No puedo. - Aseguró. - Olvidé decírtelo. Acabé mi tratamiento para la fertilidad pero lo echaría todo por la borda si volviera a tomar anticonceptivos. - JungKook sonrió.
- Estoy muy feliz de que se haya podido solucionar. - Formuló con sinceridad.
- ¿No estás decepcionado por no poder hacerlo como antes? - Dijo
- Claro que no. - Declaró con una sonrisa.
- Aunque... podríamos arriesgarnos
- Continuó YoonGi. - En realidad, a pesar del tratamiento no soy tan fértil como la mayoría de los omegas, por lo que no me es tan fácil quedarme embarazado. Si es sólo por esta vez... - De pronto renegó de su propia idea. - Olvídalo. No sé lo que digo. - Se rió nervioso. - No por estar desesperado y tener ganas de que me tomes podemos arriesgarnos a eso. - JungKook observó que estaba alterado e intentó calmarle.
- Tranquilo. - Le abrazó haciendo cariños en su cadera. - ¿Por qué te pones tan nervioso por hablar de esas cosas? - Comentó ligeramente divertido. - Si quieres hacerlo... por mí no hay problema.
- ¿Y si me quedo embarazado? - Quiso saber. ¿Qué harían entonces?
- Escúchame muy bien, YoonGi. - JungKook se puso muy serio y la intensidad de su mirada hizo que el omega no pudiera desviar la suya. - Desde el día en que empecé a acostarme con omegas del CIMETEL, por mucho control de anticonceptivos que usaran, yo era consciente de que los accidentes ocurren y podría dejar embarazado a alguno. Siempre supe que tendría que responsabilizarme de mis actos si ocurría. - Declaró. - Pero cuando estoy contigo no lo consideraría una obligación, sino un placer. - Aseguró. YoonGi le observó un poco aturdido.
- ¿Qué quieres decir? - Susurró. - ¿No te importaría si me quedara embarazado?
- YoonGi, te amo. Te lo he dicho muchas veces, pero parece que aún no entiendes lo que significa. - Opinó el alfa. - Lloraré contigo si estás triste. Y cuando estés feliz, sonreiré contigo. Te cuidaré y protegeré cuando te sientas débil y continuaré a tu lado apoyándote cuando te sientas invencible. No me apartaré de ti jamás. No permitiré que nadie te haga daño y haré todo lo que esté en mi mano para hacerte feliz. - Expuso sin titubear. Le abrazó con un poco más de fuerza, poniéndole más cerca, apretándole contra su pecho. - Si quedaras embarazado, amaría a ese bebé tanto como te amo a ti por ser sangre de tu sangre y nacido de tu vientre. - Formuló con tanta severidad que, lejos de asustar a YoonGi, le hizo sentir seguro. - Pero además, tener un hijo contigo me haría el hombre más feliz del mundo por el hecho de ser fruto de nuestro amor. ¿Lo entiendes ya, YoonGi? - Claro que lo entendía. Cuando estaba cerca de JungKook siempre era fácil comprender lo que era el amor. - Ahora o dentro de unos años. Si deseas arriesgarte hoy o planear tener un bebé más tarde, yo permaneceré a tu lado. Es tu elección.
- JungKookie...
- ¿Sí, cielo mío? - El omega se lanzó a sus labios sin pensarlo más. Estaba en paz entre sus brazos. Quería sentirse siempre así. Y de repente se daba cuenta de que podía hacerlo. Aceptarían todas las consecuencias de sus actos y estaban preparados para ello. Se quedara o no embarazado, estaban listos para lo que fuera, mientras estaban juntos.
El alfa disfrutó de sus labios con deleite. Con tanta pasión como sutileza en una mezcla de deseo y admiración.
Es difícil describir el amor con palabras de cualquier idioma. Es un conjunto de sentimientos complicados dedicados exclusivamente a otra persona. Honestidad, pasión, respeto, cariño, lealtad... Consiste en dedicar todos tus esfuerzos en hacer feliz a otra persona. Es tan alta la entrega, que implica la desgracia cuando no es correspondido y supone el mayor de los regalos cuando es compartido.
Aquel beso. Si JungKook y YoonGi hubieran querido describir el amor, hubiera sido con ese beso. El aroma dulce que lo envuelve todo y una felicidad que provocó las lágrimas del omega. JungKook no apartó sus labios cuando las saboreó. Se limitó a limpiarlas con sus pulgares con absoluta suavidad.
- Yo también te amo, JungKook. Más que a nada en el mundo. - Seguía llorando de dicha mientras el alfa acariciaba sus labios con los suyos muy sutilmente. - Perdóname. - Pidió en un murmullo.
- ¿Por qué, vida mía? - Le acarició las mejillas. - ¿Qué tendría yo que perdonarte?
- Te abandoné. Te dejé solo sabiendo lo mucho que me amabas y fui un cobarde y yo...
- Shhh. - Le interrumpió. - Se acabó. Se acabó sufrir. No hiciste nada malo. Sucedió tal y como tenía que ser. Estamos juntos. Nada más importa. - Le consoló. - Shhhh. No llores. Creía que llorabas de felicidad, amor.
- Y lo hago. - Aseguró. - Estoy feliz de que todas las vueltas que hemos dado nos hayan llevado hasta aquí. - JungKook sonrió. - Sólo estoy... algo sensible. - Dijo acurrucandose entre sus grandes brazos.
- Pues no quisiera verte llorar más. - Declaró. - Quiero oírte reír. - Se acercó a su oído. - Quiero oírte gritar de placer. - Siseó haciéndole temblar de expectación.
- Eso suena bien. - Sonrió. Su aroma se esparció aún más. El alfa le cogió en brazos haciendo que enredara sus finas y blancas piernas en su cintura y le cargó hasta el dormitorio. JungKook no era un hombre de grandes lujos, pero sí había una cosa en la que no escatimaba. Su cama siempre era grande.
Hola!!!!! Espero que os haya gustado mucho!!! Ahora sí que este es el penúltimo capítulo porque ya tengo casi escrito el último. ¡Ay! Qué pena me está dando. Me queda un pequeño epílogo también.
Este domingo publicaré el último capítulo y el epílogo y también el prólogo de LA MANADA. Sí, sí, todo el domingo!!!!
Me gustaría que le dieseis mucho apoyo a la historia que termina y a la que empieza. Si le dais mucho amor publicaría antes el siguiente capítulo.
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