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El mundo alrededor de JungKook

- ¿Qué hay Lis? ¿Vendrás para la reunión de mañana? - Habló JungKook teléfono en mano.

- No puedo, aún tengo que ocuparme de unas cosas aquí en Bangkok. - Respondió la voz de la joven al otro lado de la línea.

-Ya... Estás tan liada como yo. - JungKook frotó sus sienes. - Vuelve pronto, ¿vale?

- ¿Acaso me echas de menos? - Rió agradablemente.

- Será eso. - Comentó lánguido.

- Te noto algo tenso. Tu celo es pronto, ¿verdad? - Adivinó la chica. Ellos dos se conocían demasiado bien a esas alturas.

- Es hoy. - Confirmó. - Esta noche. - Concretó, aunque no sabía muy bien porque, los celos de alfas y omegas casi siempre se sufrían durante la noche.

- ¿Vas a llamar al CIMETEL? - Quiso saber Lisa.

- Claro, como siempre. - Dijo con obviedad. - Tenía pensado hacerlo justo después de hablar contigo. - Aseguró.

- Qué lastima. Creí que quizá habías seguido mi consejo y habrías encontrado a alguien con quien hacerlo un poco más divertido.

- Es el celo, Lisa. Sabes que sólo hay una forma correcta de hacerlo. De otro modo, se consideraría lujuria. - No sabía cuantas veces se lo había explicado a Lisa y ella seguía insistiendo en que era una forma aburrida de hacerlo. Lisa también había sido educada en el CIMETEL, pues era un alfa de 2° generación como él. Pero las mujeres alfas no tenían celo, ni podían quedarse embarazadas, así que para ellas, el sexo era sólo por placer.

- Eres un aburrido, Jeon JungKook. Qué va a ser de mi cuando nos casemos. - Se quejó.

- Que podrás tirarte a quien quieras, menos a mí. - Alegó. - Sólo que con discreción. - Añadió. Tampoco estaba muy bien visto que su esposa tuviera escándalos públicos día sí día no.

- Ya... Siguen sin gustarte las vaginas, ¿eh? - Rió un poco. No es como si estuviese burlándose de él. Nadie tenía ningún problema con que un alfa fuera homosexual, pues había omegas varones que podían engendrar a sus hijos igualmente. - Vamos, Kookie. Buscate un buen tipo con el que saciarte o vas a acabar estallando con tantas normas.

- ¿Cómo puede ser que prácticamente nos hayamos criado juntos y seamos tan distintos? - Quiso saber. Lisa se encogió de hombros aunque sabía que JungKook no podía verla.

- ¡Qué más da! Ya deja de pensar en el trabajo por un rato y ocúpate de tu celo. Y por el dios Lobo, deja de ser tan estricto, y disfruta un poco.

- Lo que tu digas, Lis. Nos vemos la semana que viene ya en Busan.

Tal y como había planeado, tras despedirse de Lisa, llamó al CIMETEL. Los alfas de 2° generación educados en el CIMETEL, como JungKook, contrataban a un omega asistente para pasar sus celos. Los omegas asistentes habían estudiado en el CIMETEL y se ofrecían, por elevadas sumas de dinero, a asistir los celos de los alfas que podían pagar sus servicios. ¿Y por qué no aliviar su celo de cualquier otra forma? Que sería mucho más barato o gratis. Muy sencillo, para los alfas educados en el CIMETEL, el ritual de apareamiento que debía realizarse durante sus celos, y que tanto asqueaba a Lisa, tenía normas y era estricto. Aunque sabía que muchos de los alfas educados en el CIMETEL no realizaban ese ritual de apareamiento correctamente, JungKook veía necesario cumplir esas normas. Si quería sexo convencional, podía acostarse con quien quisiera cualquier otro día del mes. No es como si no lo hiciera de vez en cuando. Aunque para ser sincero, JungKook siempre practicaba sexo con las normas básicas del CIMETEL, porque la creía correctas y fundamentadas.

- Centro de estudios CIMETEL, ¿en qué puedo servirle? - Sonó la dulce voz de una teleoperadora.

- Buenos días, ¿podría pasarme con el departamento de omegas asistentes de Seúl? - Había pocos centros CIMETEL en Korea, pero había un centro de omegas asistentes en cada ciudad importante.

- Enseguida le paso. - JungKook esperó a que el hilo musical dejara de sonar. La verdad era que tener siempre que esperar de esa forma resultaba un incordio.

- Centro de omegas asistentes del CIMETEL de Seúl, ¿en qué puedo ayudarle? - Era la voz de un hombre esta vez.

- Buenos días. - Se apresuró a decir. - Mi nombre es Jeon JungKook. - No habría sido necesario decirlo aún, pero sabía que todo el mundo asociaría su nombre al de sus padres. A veces era útil para que le hicieran un poco más de caso.

- Un placer, señor Jeon. ¿Qué desea? - Parecía un hombre de cierta edad, como su padre, supuso JungKook.

- Quiero contratar un omega asistente para esta noche. ¿Sería posible? - Pronunció.

- Por supuesto. ¿Tendría alguna especificación? - Quiso saber el hombre. Siempre hacían las mismas preguntas, para que el omega encajara lo mejor posible con sus gustos.

- Varón, de alrededor de los 20-25 años. - Siempre decía lo mismo, pero esta vez fue un poco más concreto. - Preferiría que fuera un omega con cierto nivel de experiencia. Aún si es un poco más mayor. - Aseguró. - Hace un par de meses me enviaron a un muchacho muy lindo pero algo tímido. - Aquella vez no le había importado conducir la situación más que de costumbre, pero hoy se sentía demasiado cansado y estresado como para tener paciencia. - ¿Tiene algún chico que encaje con esa descripción disponible para esta noche?

- Por supuesto, señor Jeon. ¿A dónde y cuándo debo enviarlo?

- Al hotel Jeon de Seúl. A la suit presidencial. Que venga a las diez. - Formuló. - Y asegúrese de que no olvida los papeles. - Ya había tenido una mala experiencia con ese tipo de incompetencia antes. Si no llevaba papeles e identificación cómo sabía él que era quien decía ser y no un omega sin más que sólo quería acosarle o quedarse embarazado y después chantagearle o algo así.

- Por supuesto. Muy bien, señor Jeon. Allí estará. Espero que disfrute de un apareamiento satisfactorio.

- Sí, gracias. - Esa última frase siempre le había sonado extraña. Colgó el teléfono y se acercó a su escritorio donde estaba su maletín rojo. Siempre cargaba con él cuando su celo estaba próximo. Lo necesitaba para el ritual de apareamiento. En realidad, lo usaba siempre que tenía sexo, pues, cuando tenía sexo sin estar en celo, también lo hacía con omegas que había conocido en el CIMETEL en sus años de estudio, por lo que era fácil hacerlo siguiendo las normas básicas, como a él le gustaba.

Aquel tal Jeon JungKook llevaba cuatro días en el hotel y cada vez que entraba por la puerta, giraba la cabeza para sonreírle, e incluso torcía la cabeza un poco para mirarle hasta que entraba en el ascensor. Aquello hacía que YoonGi no supiera que pensar. A veces creía que era tremendamente descarado. A veces, que eran imaginaciones suyas y que el alfa sólo estaba siendo amable y educado. Como fuera, YoonGi ya le había buscado en internet, pero no había encontrado nada especialmente relevante que satisfaciera su curiosidad. Sólo había encontrado la información que ya sabía. Alfa de 23 años, heredero de los hoteles Jeon. Rico a más no poder. Educado en el CIMETEL y licenciado en económicas. Diablos, a él ni siquiera le dio la nota para entrar en la universidad. Tampoco es que le llamara demasiado ninguna de las carreras. Prefería un trabajo sencillo, estudiar no era su fuerte. También había leído que tenía un hermano mayor. Eso le sorprendió. ¿Por qué sería él el heredero teniendo un hermano mayor? La respuesta no tardó en llegarle. Su hermano mayor era un beta. O el mecanismo de ingeniería genética para crear alfas de 2° generación había fallado la primera vez, o su padre había dejado embarazado a alguien accidentalmente. Como fuera, JungKook era el alfa y por ello el heredero. No se sabía nada más de él. Debía llevar una vida privada discreta.

En eso estaba cuando le llegó un mensaje al móvil de la OmegApp. Vio en la pantalla de su móvil que era el chico con el que había pasado su celo hacía dos meses. Aunque no recordaba su nombre, sí recordaba que había sido inusualmente satisfactorio aquella vez.

"¿Te acuerdas de ? Estaba pensando que me apetecía verte. ¿Te apetecería pasarte esta noche por mi apartamento y nos damos calor mutuo en estas noche frías? ;)"

- ¿Y esto a que viene ahora? - Dijo para sí antes de responder al mensaje.

"Es un ofrecimiento tentador, pero creo que voy a pasar."

Aunque el sexo había estado bien, no tenía interés alguno en él.

"Que pena. Quizá otro día, cuando estés de mejor humor. Omega gruñón XD"

Eso era exactamente lo que le había dicho el chico antes de que se despidieran la última vez.

- Omega gruñón. - Farfulló para sí. - Idiota. - Sonrió levemente.

- JungKook, ¿te ha llamado tu hermano? ¿Sabes algo de él? - Eso era lo que había dicho su padre justo después de que descolgara el móvil.

- Hola, padre. Yo también me alegro de escucharle. - Se burló. - Yo estoy muy bien, gracias por preguntar. ¿Cómo está usted?

- JungKook, no estoy para majaderías. JungHyun me tiene de los nervios. Esta mañana no estaba en casa. Creo que no ha venido a dormir.

- ¿Y? - Preguntó el menor de los alfas.

- ¿Cómo que "y"? ¿Acaso no te preocupa tu hermano mayor? - Preguntó su padre, que se notaba que estaba notablemente alterado.

- Claro, pero no sé a que viene tanto escándalo. Ya es mayorcito como para cuidarse solo. - Planteó. - Además, me preocuparía si fuera la primera vez que lo hace, pero es algo habitual en él. Estará con alguna fulana gastándose tu dinero.

- No hables así de tu hermano. - Le pidió, aunque sonó más como una advertencia.

- Es lo que hace. No da un palo al agua y tú no le dices nada. - "Mientras yo trabajo como un bestia y no obtengo reconocimiento alguno de tu parte." Quiso decir, pero no se atrevió. Tampoco quería quedar como una víctima o un quejica. - De todas formas no sé por qué me llamas a mí para preguntarme por él. Ni que nos comunicaramos mucho él y yo.

- ¿Y quién tiene la culpa de eso? - Inquirió el hombre.

- Él. - Se apresuró a asegurar JungKook. - Me odia. Lo sabes.

- Tú hermano no te odia. Sólo está molesto porque seas tú quien será el heredero de los hoteles Jeon y el resto de los negocios. - Le explicó, como si él no lo supiera.

- ¿Y quién tiene la culpa de eso? - Contraatacó con su propia frase. Él era quien le había nombrado su heredero aún siendo el menor por ser un alfa. Y él había sido quien había dejado preñada a una omega, que ni siquiera era aún una de sus concubinas, antes de tener un hijo alfa con su primera concubina, la madre de JungKook, tal y como había planeado con su esposa alfa desde hacía varios años.

- No me retes, JungKook. - Habló con firmeza. El joven tuvo que guardar su orgullo y morder su labio.

- Sí, padre. - Suspiró. - Si tengo alguna noticia de JungHyun-Hyung le llamaré inmediatamente. - Quiso finalizar aquella conversación. - Imbécil egoísta. - Habló una vez había colgado la llamada. - Cuando se dará cuanta de que su acciones no sólo le afectan a él. - Se frotó las sienes una vez más. Ya casi o tenía como una costumbre porque casi siempre estaba cansado de tanto trabajar. - Yo no elegí ser el heredero. - Miró su reloj. Las 9:17. Debía bañarse y arreglarse un poco antes de su cita de las 10. Su padre ni siquiera le había preguntado por su celo, a pesar de que le había dicho antes de irse que lo pasaría en Seúl casi entre reunión y reunión.

YoonGi siempre se ponía un poco ansioso cuando casi era la hora de salida. 9:50. Sólo 10 minutos más. Quería llegar a casa, darse una ducha y meterse en la cama. Dormir. A YoonGi le encantaba dormir.

- Buenas noches. - Le dijo una bonita voz. Levantó la cabeza para encontrarse con un lindo omega varón. La verdad no había conocido a muchos en su vida. Vestía arreglado, formal. Era bastante guapo, todo había que decirlo.

- Buenas noches. ¿Puedo ayudarle en algo? - Su cuerpo era pequeño y su piel pálida, casi tanto como la de YoonGi. Pero, claramente tenía algo que, aunque YoonGi poseía, no solía usar a menudo. Una radiante sonrisa.

- ¿Podría decirme en que piso está la suit presidencial? - YoonGi se sorprendió al escuchar eso y se encontró a sí mismo repitiendo como un tonto.

- La suit presidencial... - El omega esperó amablemente. - Claro, sí. Está en el piso 12. El ascensor está ahí. - Señaló la dirección.

- Muchas gracias. - Pronunció sonriente justo antes de dirigirse hacia allí. Parecía que caminaba casi dando saltitos alegres.

- Suit presidencial... - Volvió a decir para sí. Por supuesto, el guardaespaldas había dicho que el celo de JungKook sería en cuatro días. Tiempo que ya había pasado. Sin saber muy bien porque, algo le molestó. Si ese era el tipo de omegas que le gustaban al señor Jeon, él no tendría ninguna posibilidad. - En que estás pensando, idiota. - Se regañó a sí mismo agradeciendo que era tarde y no había nadie más por allí. - Ni que tú quisieras una posibilidad con ese estirado. Está bueno, pero no es para tanto.

Su cabeza estuvo dando vueltas un buen rato hasta que dieron las 10 y su relevo se presentó. ¿Por qué no podía quitarse de la cabeza la molesta idea de que JungKook estaría ya tirándose a ese omega perfecto? Parecía una muñequita de porcelana. ¿Por qué su aspecto, que antes le había parecido lindo, ahora le asqueaba tanto? Una idea fugaz pasó por su cabeza. A la mierda. Sacó su móvil y escribió dos mensajes. El primero a TaeHyung.

"TaeTae, no me esperes. Hoy no llegaré pronto a casa."

Luego abrió la aplicación OmegApp y escribió.

"He cambiado de opinión. ¿Aún tienes libre esta noche?"

Aprovechó para buscar su dirección entre los mensajes antiguos mientras esperaba una respuesta, la cual no se hizo esperar.

"Ven cuando quieras. Te tengo preparado un regalito."

Seguro se refería a que ya estaba empalmado.

"Estoy en 10 minutos"

Cogió su moto y condujo hasta la dirección. Cuando se bajó, vio que tenía un mensaje de TaeHyung.

"Está bien. Pero mañana quiero que me lo cuentes todo. Esta vez intenta acordarte de su nombre XD."

- Pervertido idiota - Rió al leerlo.

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Feliz lunes una semana más!!!! Espero que os haya gustado el capítulo y que tengáis una buena semana. Si entre hoy y mañana tengo varios comentarios chulos, mañana subo un capítulo extra. Depende de ustedes!!!!!

Muchos besos!!!!

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