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12

❝ infumable = picazón fantasma ❞

HOMBRES MORÍAN de repentinos infartos, cuando tenían una salud mucho mejor que la de ellos cuatro que vivían en un auto y a base de la comida de cafeterías o estacionamientos. Cuando salieron del forense, Lola frunció las cejas con una sonrisa al ver a los Winchester queriendo vomitar.

—sostuve un corazón. —susurró Dean, asqueado.

—y me lanzaron sangre de vaso a la cara —secundó su hermanita.

—que rico —Lucifer se burló antes de ir al auto.

—ustedes también tienen identificaciones falsas ¿por qué solo nosotros entramos a estas cosas? —Dean se quejó viendo cómo Sam subía en la parte trasera.

—De Lucifer te creo, ¿pero en serio te pensas que yo me voy a meter a ver cadaveres putrefactos? —le dio una ahorcada de sólo pensarlo. —me muero de asco y voy a estar automáticamente en la caja al lado de otro muerto. —Dean blanqueó los ojos y ella rió —¿puedo manejar yo hasta la oficina del sheriff?

—¿te volviste loca? —río divertido.

—¡lo maneje yo mientras estabas jugando a las cartas con Hitler! Lo tuve bien cuidado. Te lo juro. —puso ojos de cachorro. Dean automáticamente alzó la mano y cubrió su rostro para no verla.

—no.

Rodeo el auto y se subió al volante y Lola bufó antes de subirse detrás suya. Susurrando "sorete".

AL VER AL sheriff llevarse dentro de su oficina a Dean y Sam, Lola y Lucifer se quedaron fuera hablando con el tierno oficial que los atendió.

—agente Carter, pero podes llamarme el amor de tu vida. —Lola le dijo, sentándose sobre el escritorio y él rió.

—te ves algo joven para ser del FBI —Sonrió viendo de soslayo a Lucifer hablar con unos oficialistas —¿cuantos años tienes?

—veintidós. —mintió aplanando los labios. —Siempre me dicen que me veo más chica. ¿Te digo mi secreto? Pilates. —susurró burlona. —entre por contactos. Familia en el equipo.

—¿alguno de esos agentes de tu unidad era tu hermano? —Señaló a la oficina donde estaban.

—si, el mas alto. —afirmó acomodando su falda.

—espero que no sea celoso, porque me gustaría invitarte salir, agente Carter, si es que el caso que tienen se alarga en la ciudad. —Casi tartamudeó y Lola ensanchó su sonrisa. —aún que no veo un potencial caso. Solo ataques cardíacos, lo único extraño fue el comportamiento de Frank antes de morir... —notó su mirada curiosa y se acercó más —estaba muy asustado, paranoico. Como el jefe ahora. —señaló la oficina.

Lola asintió pensativa y luego recordó uno de sus capítulos favoritos de la serie, uno de los más icónicos de Dean si tenía que admitirlo. Así que se acercó más al agente que inhaló su perfume.

—decime, corazón ¿te diste cuenta si tu jefe se rasca el brazo como tic nervioso o picadura rara?

Él pensó por unos instantes hasta que asintió y Lola soltó un suspiro de satisfacción, bajando del escritorio y girándose a ver a Lucifer, le hizo una seña a su amiga, diciéndole que ya sabía de que se trataba y se giró a ver al policía.

—por la noche, en el bar. Cuando termines tu turno ¿te parece? —retrocedió resonando sus tacones y él asintió rápidamente.

Lola salió del departamento y se quedó en la puerta del auto, viendo victoriosa a su amiga que esperaba impaciente.

—¿y? No te hagas la misteriosa, decime que chota es.

—es un fantasma vengativo. Buru Buru, nace del miedo. La cosa es que le afecta a las personas insoportables y... ¿quien es el mas infumable de nosotros a pesar de que es hermoso?

Lucifer comenzó a reír.

—¿debería avisarles o...? —abultó su labio inferior —es que yo lo quiero pero la escena del auto es muy buena y quiero verla.

—no, se lo merece. Quiero verlo sufrir —Sus ojos parecieron brillar en malicia y Lola río.

—sos una forra.

FUERON A LA casa del vecino de la ultima victima, Lola se sentó a un lado de Dean y Sam en el sofá, viendo a Lucifer pasearse y saludar a las muchas mascotas que este tenía. Estaba lleno de iguanas, tenía hasta un cocodrilo. Y el obeso hombre les hablaba, sentados frente a ellos, con una serpiente al rededor de sus hombros. Lola se cruzó de piernas y se encogió un poco en su lugar, viendo fijamente los ojos de la serpiente. No le gustaban.

—pasaron el mago de oz la otra noche y entonces él decía que la bruja verde lo perseguía. —explicó jugando con su reptil —todo lo asustaba. Muchas cosas.

—¿puedo tocarla? —Lucifer dijo, viendo una tarántula en una caja.

—ni se te ocurra sacarla de ahí porque te juro por amor a Dios que no te vuelvo a hablar en tu vida, la concha de tú hermana... —Lola susurró y la señaló, amenazante. De entre todas las cosas que la asustaban, su arácnofobia era la más resaltable.

—tranquila, es indefensa. —el hombre le dijo pero Lola negó de vuelta.

—díganos, cómo era Frank. —Sam volvió al tema principal.

—ya se murió, eh, y no quisiera hablar de él... pero había mejorado. En la escuela era un idiota. Un abusivo, probablemente, le pegó en las mejillas a toda la escuela. —eso hizo reír impresionado a Dean —incluyendo las mías. —Lola le pegó en las costillas y él dejó de reír, aclarándose la garganta. —pero como ya dije, había mejorado, y con lo que le pasó a su esposa...

—¿esposa? —cuestionó Dean. —¿estaba casado?

—ella nos dejó hace unos veinte años, Frank estaba destrozado por eso.

Lola asintió y miró a Dean, pero él solo veía fijamente a la serpiente que el hombre acariciaba. Este pareció notarlo porque soltó una risilla.

—que no lo asuste Donny —dijo divertido —es una dulzura.

Pero detrás del sofá donde los tres cazadores estaban, Lucifer se acercaba con el fuego de la maldad brillando en sus oscuros ojos. Ella llevaba sobre sus hombros una enorme pitón amarilla sobre sus hombros.

—pero de Marie si hay que cuidarse, ella huele el miedo. Ahora que veo que tiene una amiga. —dijo viendo a Lucifer que se paró a un lado de ellos.

Lola sintió que su corazón se salía por su garganta y ahogó un grito silencioso mientras apretaba el brazo de Dean queriendo irse muy lejos, pero Dean en un arrebato puso su mano en su pierna y la obligó a permanecer donde estaba, apretando con fuerza y viendo aterrado a la serpiente que Lucifer dejó deslizarse sobre su pecho.

—no, no, no... —Lola comenzó a temblar y quiso salir pero aferró su mano con fuerza al brazo de Dean, cerrando los ojos con fuerza.

—soy Britney Spears en los VMAs del dos mil uno —chillo Lucí viendo cómo la serpiente se bajaba y se pasaba por Dean. —ay ¿no están asustados, o si? Parece que están cagados hasta las patas.

Lola comenzó a sentir que le faltaba el aire, estaba tan rígida como una estatua y miró aterrada a Dean. Sam se levantó del sofá lentamente y se alejó con escalofríos antes de que la serpiente llegue a él.

—voy a prenderte fuego, así que salí cagando de aca... —Lola siseo viendo a Lucifer. —la re concha de tu putisima hermana, hija de re mil puta y la puta madre que te re pario...

La serpiente se deslizó hasta bajar de ellos e ir con su dueño, dejando la sensación de sus escamas y un cosquilleo sobre la piel desnuda de las piernas de Lola que parecía a punto de tener un ataque cardíaco. Dean miró abajo y la soltó al instante, viendo la marca que le dejó. Pero ella lo ignoró para salir prácticamente corriendo y sacudiendose para sacar la sensación del reptil.

—voy a llorar, voy a llorar —daba saltitos mientras se sacudía. Sus amigos salieron detrás.

—ay, por favor...

—¡ni se te ocurra decirme exagerada! —señaló a Sam —¡yo no soy la que tiene el hechizo del susto, ese es Dean, pero si lo querías asustar... —se giró a Lucifer y luego se heló. Dándose cuenta que metió la pata.

—¿Qué dijiste? —Dean cuestionó, dando un paso al frente.

—Dije... que... —balbuceó comenzando a morder sus uñas —que no me gustan los bichos.

—mentira, si te gusta Dean.

—¡Cerra el orto! —le gritó molesta y después miró sonrojada a Dean que pareció descolocado —¿no te pica el brazo? —trató de evitar esa mención y él tragó saliva, no queriendo darle la razón.

Lola se mordió el labio inferior y Dean se llevó la mano al puente de su nariz.

—¿¡estoy hechizado!?

LOLA LLEVÓ la bolsa con pie para Dean que estaba encerrado en el auto, pero se detuvo al escuchar eye of the tiger de survivor y sonrió al verlo aburrido, comenzando a tocar imaginariamente su banda. Comenzó a reír y se apoyó contra la pared para poder ver el espectáculo que comenzó a hacer, fingiendo tocar la batería y luego sentándose mientras cantaba.

Sam y Lucifer llegaron cuando Dean ya estaba sentado en la ventana del auto, viviendo su momento de Estrella y Lucifer le pasó un mate a su amiga que veía encantada al mayor.

—con un beso de ese tarado soy feliz —dijo suspirando. —y él no me da ni la hora.

—Sam, ayúdala un poquito —Lucifer miró al chico —tírale unos chascos a tu hermano.

—No prometo nada —se encogió de hombros, aceptando intentar y Lola sonrió.

Cuando vieron que su show acababa, se acercaron. Dean pegó el salto al verlos y rieron antes de volver al tema polémico.

—miren esto. —se subió la manga de su camiseta, mostrando su brazo herido a causa de sus rasguños.

—no te sigas rascando —Lola le dio un manotazo, Dean se indignó y le pegó de vuelta. —¡auch! —al verlo, Lucifer le pegó en la nuca a Dean que se quejó y le tiró del cabello, pero Sam le pegó una cachetada a su hermano.

—¡Sammy! ¿De qué lado estás?

—de las que no tienen mal-fantasma por infumable.  —Lucifer obvió.

—¿eh?

—escucha, algunas culturas creen que los fantasmas infectan a los vivos con un mal y por eso dejaron de velar a los cuerpos en casas y los llevaron a funerarias. Los síntomas son ansiedad, luego te asustas, luego te aterras y luego tu corazón se para. —le explicó su hermano viendo el rostro nada divertido de Dean. —cuando el espíritu infecta a la primera persona, el mal se esparce como una enfermedad por medio de una tos, un saludo, como un resfriado. Y si Frank fue el primero en morir tal vez fue la persona infectada. El paciente cero... y estuvo con las otras victimas.

—¿un fantasma infectó a Frank y él a otros y a mí por su cadaver? —se quejó incrédulo, ellos asintieron —¿y ahora tengo cuarenta y ocho horas antes de enloquecer y caer muerto?

—mas bien veinticuatro. —Lucifer asintió y la miraron, notando como se rascaba el brazo.

Todos los ojos se dirigieron allí y ella frunció sus cejas. Bajando también la vista.

—ah, es que me pica ver a Dean rascarse —dijo pero Sam la tomó del brazo y trató de arremangarla en lo que ella se quejaba —¡no, no, te lo juro! ¡No me toques, fanta-sam! —Le imploró pero él mostró su brazo lastimado.

—¡Ja! —Dean la señaló, sonriendo —espera, ¿por qué a nosotros dos si y a ustedes dos no? Estuvimos juntos todo el día ¡a ti te cayó sangre del vaso directo a la cara! —miró a Sam.

—Es que las victimas compartían cierto tipo de personalidad. —Sam soltó a Lucifer, haciendo una mueca.

—¡si, eran abusivos e insoportables! —Lucifer se quejó, rascándose —¡Yo no soy odiosa!

Lola la miró arrugando el rostro mientras Sam prefería él silencio.

—eres la persona más odiosa que yo haya conocido y conocí a muchas. —Dean le respondió al instante. —por si no lo recuerdas ¡hoy hiciste lo de la serpiente!

—como sea, cierren el orto —Lola alzó las manos —hay que matar al fantasma que hizo esto. Yo sé que no fue la esposa muerta, me acuerdo que había un aserradero o algo así, una fábrica donde Dean lloraba porque tenía miedo. —señaló al nombrado que frunció las cejas —te veías muy tierno, no te ofendas.

—¿y como iremos si no podemos dejarlos solos pero les empezará a dar miedo todo? —Sam cuestionó incrédulo —uno debe cuidarlos pero yo no sé si podré ir solo.

—hay que llevarlos y... cuidarlos ahí.

                            —¡VAMOS A hacerlo!

Miraron a Dean beber alcohol en lo que abría la cajuela para sacar las armas. Lola infló sus mejillas de aire y exhaló, pensando en lo difícil que sería eso. Siquiera era de noche, estaban a plena luz del día.

—es tenebroso ¿no?

—si, mucho. —Lucifer concordó, cruzándose de brazos.

Lola compartió una mirada con Sam y tomaron las armas, notando pronto que los dos restantes no tomaban nada.

—no quiero eso... —Negó Dean cuando Sam le dio un arma y lo miró incrédulo —¡se disparan!

—¿en serio? Y yo que creí que las armas se usaban para pintar. —Lola se quejó antes de darle la linterna, suspirando. Dean la tomó entre sus dos manos con mucha seguridad y sonriendo. Luego le dio otra a Lucifer —iluminen y no se alejen ¿si? —les sonrió tiernamente.

Entraron a la fábrica, dejando a los dos infectados en medio. A mitad de camino, encontraron el anillo de Frank. Así que siguieron en busca de pistas, internándose en las profundidades del lugar hasta llegar a los vestidores. Lola miró los casilleros hacer ruido y trató de advertirle a Sam que no era nada, pero él lo abrió y de allí salió un pequeño gato. Dean comenzó a gritar tanto que ella tuvo que taparse los oídos y Lucifer empezó a llorar, gritando que se coman primero a Dean y escondiéndose atrás de él.

Lola se tapó la boca, viendo fijamente a ambos que comenzaron a calmarse, Dean empezó a reír tratando de recuperar el aliento y Lucifer parecía que quería ir al baño. Miró luego a Sam que la observó de regreso y juntos decidieron no comentar nada al respecto y seguir de largo.

Al llegar a otro cuarto, se encontraron con muchos dibujos dispersados por el suelo. Lola tomó uno, observándolo maravillada, ella amaba dibujar y esos dibujos eran excepcionales. Sam tomó una credencial, de un tal Luther Garland y se la tendió.

—oye, ella es la esposa de Frank —Dean se pegó a Lola, mostrando una foto de la mujer en comparación con el dibujo.

—Las lagunas de mi hermosa cabezita se llenan... —Lola susurró, llamando su atención —si no me equivoco, y yo jamás me equivoco, Luther era un gigantón súper dulce pero que todos llamaban monstruo por cómo se veía, medio rarito, pero Jessie, la mujer de Frank... —su mirada recayó en el dibujo —era la única buena con él. Hasta que se suicidó y el pelotudo de Frank pensó que Luther fue el culpable. Dios, me acuerdo la escena de cuando... —se llevó las manos al cuello por reflejo.

—¿qué? Lola, ¿qué le hizo? —Sam trató de llamar su atención.

Escucharon un ruido y alzaron la mirada, buscando en distintas direcciones que pudo prender una máquina del lugar hasta que Dean quedó congelado viendo algo en una esquina y siguieron la dirección en que apuntaba con su linterna. Notando a un hombre de dos metros, en una esquina de pie, dándoles la espalda. Sam rápidamente alzó su escopeta y Lola igual.

—¡oye! —Sam le gritó, él no se movió.

—chicos, ustedes... —Lola se giró a los dos infectados pero notó como se fueron corriendo a empujones, huyendo y dejándolos solos, aterrados y despavoridos. —si, imiten a Jack Sparrow, ¡estamos bien!

Volteó a ver al fantasma de vuelta cuando este se giró a verlos, herido como si hubiera sido raspado. Cuando pareció querer ir en su contra, Sam disparó y él desapareció.

—hay que salir antes de que vuelva a aparecer y llamar a Bobby. —Lola pidió, girándose sobre sus talones. —Tengo una cita en la noche y quiero llegar.

—¿una cita? ¿Tu? —Sam dio saltos, viendo al rededor y buscando la salida. —¿no me pediste hoy que te ayude con Dean?

—soy una piba argentina soltera, obviamente no voy a esperar a un hombre sin chamuyarme a otro hasta que ese me dé bola. —apresuró el paso para ir a la puerta —estoy enamorada pero no soy boluda y mucho menos lenta.

—no me digas que es con el niño sheriff de la comisaría —abrió las puertas y suspiró al ver en el impala a Lucifer llorando escondida atrás y a Dean a su lado, acuclillado y bebiendo mientras veía a todos lados, paranoico.

—es dos años mayor que yo y no se hace en los pantalones cuando está asustado. —señaló obvia a los dos hechizados.

Se acercaron a tratar de calmarlos en lo que Lola les decía el plan que recordaba de ese capítulo.

                           LOLA SE colocó el vestido y salió del motel hacia el impala, se miró en el reflejo del vidrio del auto. Lo alisó nerviosa y sonrió al verse.

—¿qué haces vestida así? —Se giró a ver a Dean que hablaba en el capo con Sam y Lucifer. —¿planeas seducir al fantasma?

—no, flaco, yo ya hice mi parte. Sam hará el resto. —se acercó arreglando su cabello. —los voy a cuidar en lo que Sam hace lo que debe y después me voy a ir volando al bar.

—¿¡que parte me perdí!? —Lucifer estiró sus brazos y Sam suspiró.

—Luther fue arrastrado, con cadenas al rededor de su cuello, por toda la fábrica. Su cuerpo se hizo pedazos —Sam señaló a Lola que se cruzó de brazos, asintiendo —y quedaron regados por todos lados.

—¿ósea que no es solo quemar sus huesos y nos curamos? —Dean se señaló errático con Lucifer y luego suspiró tembloroso —¿saben qué? Renuncio.

—no podes renunciar. —Lola obvió riendo.

—¡no! ¿Qué estamos haciendo? —dirigió sus ojos abiertos y asustados con enormes ojeras hacia ella. —además de lucir un vestido que luce hermosas tus piernas.

—cazando un fantasma. —Sam le dijo, divertido.

—¡un fantasma, exacto! ¿Quién hace eso?

—¿nosotros?

—¡nosotros! Y por eso es que nuestras vidas son un asco, ¡por favor, cazamos monstruos! ¿Qué es eso? ¡Una persona normal ve un monstruo y corre! Pero nosotros no, no, no, buscamos cosas que quieren matarnos ¡o comernos! ¿Y quien hace eso? ¡Gente demente! Tu, Lola, Lucifer y yo estamos locos. —Lola se tapaba la boca para ocultar su sonrisa. Lucifer estaba hecha bolita en el suelo, asintiendo a todo lo que Dean decía. —y sin mencionar la mala comida y los cuartos de motel, ¡y que todo se duplicó desde que ellas llegaron! ¿Quien quiere esa vida, en serio? ¿Realmente les gusta estar en un auto conmigo, ocho horas al día, todos los días? ¡No lo creo!

Sam miró a Lola que trataba de no reír y eso no lo estaba ayudando a aguantar la risa tampoco. Luego volvió a ver a Dean que no paraba de parlotear.

—¡conduzco muy rápido y oigo los mismos cinco álbumes una y otra vez y luego los canto! Soy molesto, yo lo sé, ¡y tú tienes gases! —apuntó a Sam y Lola comenzaba a estar roja de aguantarse —¡te comes medio burrito y te vuelves tóxico! ¡Y ahora viajamos con una insoportable que me pelea y eructa, que defiendes a pesar de que le faltan un par de jugadores! —señaló a Lucifer y luego miró a Lola —¡y tú... con tu edad, refregándote en mi todo el día, aveces me asfixias y ahora parece que vas a darme taquicardia y vas a salir con un hombre que a penas conoces y puede ser un asesino serial! Por lo que mañana te encontraremos en una zanja. —se acercó a ella, tomó su mano y le dio las llaves —¿querías manejar mi auto? ¡Te lo regalo!

—Dean... —Lola trató de detenerlo, riendo.

—¡Aléjate de mi, Lucía! —ella dio un salto —porque ya estoy harto ¡harto de los monstruos y, y, y de los demonios y fantasmas y el maldito apocalipsis y... tus piernas! —Las señaló nuevamente. Ella inclinó su cabeza de lado, incrédula. —estoy fuera. Renuncio. Y me llevo a la mascota porque es la única que me entiende. —señaló a Lucifer. —¡y ahí es cuando nos damos cuenta que todo está mal!

Se fue mientras Lucifer lo seguía. Lola se quedó con las manos en la llave, boqueando como pez fuera del agua y miró a Sam.

—¿me preocupo, me rio, lloro o me siento alagada? —Preguntó confundida. Sam se encogió de hombros.

Infló sus mejillas de aire y exhaló cansada al saber que perdería su cita.

—a este paso ya me voy a olvidar como chapar. —se quejó pasando una mano por su frente. —hace meses que no beso a alguien y parece que volví a ser virgen de boca —fue al asiento de piloto. —voy a buscarlos, te veo en la fábrica con Bobby en una hora ¿si?

Sam río pero asintió.


                       LOLA MANEJÓ hasta encontrar a ambos escapando de un perro y los subió al auto, escuchándolos llorar y gritar y se contuvo. Pensando si así se veía ella todos los días siendo la más asustadiza del grupo. Comenzando a manejar a la fábrica donde Sam atraía al fantasma con ayuda de Bobby.

—¿a donde chota vamos? —Lucifer dijo desde los asientos traseros. —¿podes bajar la velocidad, por favor? —rogó y Lola miró incrédula que iba a sesenta. Bajando a cuarenta, el límite de velocidad. —¿quien te pensas que sos? ¿toretto?

—vamos a comer pie. —mintió sonriendo dulce —pero hay que ir a buscar a Sam. Así que sean buenos y duerman. Y no se rasquen. —amenazo al ver que se rascaban los brazos. Sacó su teléfono y le texteo a Bobby que le explicó cómo iban.

Sam estaba haciendo enojar a Luther, el fantasma, para hacerlo salir, rompiendo sus dibujos.

—los perros, los perros... —Dean balbuceaba, su brazo ardía de la picazón y veía a todos lados. Lola sabía que estaba en la etapa de alucinaciones.

—no hay perros, Dean.

—van a volver a llevarme, ya es tiempo... —le dio una punzada de dolor en el pecho al escucharlo. —Lilith, ella...

—Dean, basta. —le rogó pero notó a Lucifer atras, llorar.

—Van a venir las dos pendejas y me van a llevar, esas dos fantasmas no me van a llevar a casa, van a hacer que la bestia nos coman. No vamos a volver... —lloraba viendo a todos lados.

Pasó sus ojos de uno a otro, notando que cada vez estaban más agitados y tomó su teléfono preocupada, llamando a Bobby.

—¡decime que ya ataron su cuello a una cadena y lo están arrastrando por toda la fábrica para que se muera del susto porque sino se me mueren a mí dos arriba del auto! —grito a penas contestó.

—¡en eso estamos!

Lola freno al ver que Dean se apretaba el pecho y Lucifer solo balbuceaba.

—hey, hey... —lo tomó del rostro para tratar de encontrar su mirada. —no te mueras otra vez. Porfa.

Su imagen se veía distorsionada para sus ojos verdes y su voz sonaba lejana, opacada por el sonido de los latidos de su corazón que parecía un ruidoso tambor que anunciaba cada vez más impaciente su repentina muerte. Trató de decirle algo pero solo podía gemir de dolor; sintiendo cada vez más cercano el cartel de bienvenido otra vez del infierno.

—Bobby... —Lola susurró tratando de sostener el teléfono con su hombro y su cabeza —¡se me está por ir uno!

Extendió su otra mano para tomar la de Lucifer, como si temiera que ella se fuera en un parpadeo. Miró desesperadamente los ojos de Dean, tratando de que se quede con ella. Bobby escuchaba de soslayo hasta que Sam le dio la orden y pudo lograr su cometido, revivir el miedo de Luther y acabar con su espíritu, liberando a los dos cazadores de la maldición.

Ambos respiraron fuertemente y vieron a Lola que pareció recuperar el aire y dejó caer su frente contra la de Dean, respirando agitada, y tomando con fuerza la mano de Lucifer.

Podían ser insoportables, pero eran sus insoportables. No podría perderlos. A ninguno.

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