Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

10

❝ Lola tiene puppy eyes ❞


                         NO SABÍA la forma en cómo decirle a Dean que ella dejaba que Sam beba sangre de demonio para que esté fuerte y preparado para afrontar cosas que podrían matarlo, que por más cuestionable que suene. Estaba sentada en el asiento de copiloto, en silencio, mientras él manejaba.

—¿qué fue eso? —Dean cuestionó, al fin rompiendo la tensión que había.

—Le cerré el orto a ese agrandado. —susurró, mordiendo sus uñas. —Dean, te lo juro, yo sé lo que estoy haciendo. Castiel dijo que el destino no puede cambiarse pero es mentira.

—¿y cuál es el destino de Sam? —Bajó la velocidad del coche y lo estacionó a un lado de la carretera, viendo cómo el sol salía lentamente. Se giró a verla, ella lo miró de vuelta, demostrando que no podía decírselo con solo la expresión apenada de sus cejas curvadas. —No me pidas que confíe en ti entonces.

—Yo... —infló sus mejillas de aire y exhaló, estresada. Se giró sobre el asiento para mirarlo de forma correcta, buscando las palabras. Dean alzó las cejas. —Los ángeles no son confiables, no todos. Ellos no son santos, son soldados. Juegan con nosotros. El apocalipsis viene y te aseguro que planean ser el bando ganador pero no de la forma que pensamos. —ellos no querían evitarlo y ganar, querían que pase y ganar en la batalla. —ustedes evitan eso, lo inevitable, y necesito que eso suceda. Porque sino ayudo a Sam con esto... entonces no sé qué va a pasar. No sé si el cielo o el infierno va a ganar. Yo solo quiero que ganen los humanos.

Dean se pasó la mano por el cabello y luego la extendió, recostandola en el asiento de Lola que lo miraba esperanzada de que entienda.

—no confíes en demonios, ni angeles. —insistió —confía en ti y en la necesidad de proteger a la humanidad. ¿Si? No confíes en mi si no quieres.

—¿Y Lucifer? ¿También quiere parar esto? —preguntó y ella asintió rápidamente. —¿Sam va a salir herido?

—antes lo hacía, si. Nosotras estamos tratando de evitar eso. —Susurró —Lo que menos quiero es que alguno de ustedes salga lastimado.

Dean la observó, recordando que ella era tan solo una chica que se enamoró de un programa de televisión. Debía confiar en eso. En la admiración y la necesidad de proteger a personas que no conoces en verdad porque te encariñaste.

—¿quien en su sano juicio quiere ver una serie de nuestra vida y meterse en ella? —entrecerró los ojos y ella sonrió.

—porque ustedes son asombrosos y leales y están el uno para el otro sin importar nada. Muchos no tenemos eso. —Se encogió de hombros tiernamente —y no quise meterme. Tuve mala suerte.

—ah, no linda, tuviste buena suerte. Me conociste, pocos tienen ese privilegio —le guiñó el ojo y ella rió mientras lo veía encender el auto nuevamente.

Lo observó, aprovechando ese cambio de tema, y pensó en cuanta razón tenia. Era tan extraño para ella sentir verdaderas maripositas cuando nunca jamás lo había hecho, se saltó su etapa de amor adolescente con un chico de su edad porque se mantuvo ocupada soñando con tener su amor con él. La maldición de enamorarse de alguien ficticio. Había tenido muchísimas oportunidades de estar con chicos, pero por pura diversión de darles una mísera ilusión de que podrían tener algo con ella cuando jamás, jamás, jamás los querría. Su corazón estaba ocupado.

—tampoco te subas a tu nube de ego. —Dijo, subiendo sus piernas para ponerlas sobre su regazo. Acostándose de lado en los asientos. Dean alzó las cejas pero sonrió ladino.

—¿por qué no? Dijiste que era tu favorito ¿no? —con una mano sostuvo el volante y la otra la dejó caer sobre sus piernas. Lola contuvo la sonrisa. —uno no le miente a su personaje favorito.

Lola blanqueó los ojos pero encendió la música, poniendo ac/dc y cerrando los ojos para dejar a Dean con la incógnita en lo que descansaba por no haber dormido nada.

                           CUANDO LLEGARON, Dean pensó en si levantar a Lola que dormí tranquilamente o en si bajar a buscar directo a Sam. Observó a la joven, sumida en un descanso, y prefirió dejarla así. Abrió la puerta y con cuidado bajó, levantando sus piernas para luego volver a bajarlas. Esperando no despertarla.

Fue directo a aquel extraño lugar, acercándose por la ventana para ver dentro del galpón abandonado a Sam con Lucifer. Quedando atónito al ver cómo él usaba sus poderes para exorcizarlo. Rodeó el lugar y entró, notablemente molesto, sorprendiendo a ambos que se giraron.

—Dean... puedo explicarlo. —Sam dijo, ayudando al hombre que ahora estaba libre de demonios.

—¿ah, si? —alzó las cejas. Impaciente.

—Escucha. —Lucifer tomó la palabra —ni se te ocurra enojarte por lo que estamos haciendo. Sam está usando sus poderes para ayudar a las personas. Si los poderes se los hubiera dado un ángel, nadie se queja. Ahora, se los dio un culeado demonio y los poderes son malos.

—Lu... —Sam la miró, suplicante.

—¡no! Cuando los usas, te trata como si fueras un monstruo. Cosa que no sos. Es parte tuya, es algo que te representa. Vos elegiste hacer el bien con eso, así que, que no rompa los huevos. Solo porque a él no le guste, no significa que lo puedas cambiar ¡no podes cambiar algo que sos! —y miró enojada a Dean. —tomate un té y relaja la tanga, histeriquita.

—basta. —Sam le pidió y ella bufó.

—¿no eres una perra obediente? —Dean se burló, divertido de ver como ella le hacía caso.

—perra tu vieja, preservativo roto. —Fue directo a ayudar al hombre —volves a decirme así y te cago a trompadas.

Salió de allí, yendo directo al auto que habían robado y dejó al hombre en el asiento de copiloto. Viendo de soslayo a Lola en el impala, dormida. Suspiró profundamente, creyendo que ella evitaría que vaya así, pero sabía que si Dean le decía salta, ella saltaría. Así que se subió al auto y llegó a urgencias a la victima de demonio.


LOLA SE sentó frente a Sam, en la mesa a un lado del motel a donde habían vuelto. Él leía un libro y la miró.

—perdón, lo tuve que llevar. —susurró con sus ojos de cachorro arrepentido.

—Esta bien, lo sé. Pero no estaba preparado para decírselo, sabes cómo se pone con esas cosas. —se despeinó el cabello, y le dedicó una pequeña sonrisa para restarle importancia.

—Traté de suavizar las cosas, pero no sabía cómo decírselo...

—si tu no sabes, yo menos.

Lucifer salió del baño en el instante en que Dean entró al cuarto, yendo directo a tomar su bolso. Todos en la habitación lo observaron empacar sus cosas, ignorando su presencia.

—Dean ¿qué vas a hacer? —Sam se levantó para acercarse, abatido.

—una escenita dramática. Eso va a hacer. —Lucifer se echó en la cama y Lola le dio una mala mirada.

—¡cierra la boca! —Dean le gritó, enojado. —no me agradas. —miró a su hermano —y tú no me necesitas si tienes a tu abogada defensora. Tu y Lucifer combatan demonios. —tomó su bolso y lo rodeó para ir hacia la puerta, pero Lola se plantó delante de él. —muévete.

—¿quieres al menos escuchar? —Le rogó, evitando que siga avanzando.

—espera, Dean, por favor. —Sam trató de hacerlo girar.

En cuanto él despegó sus ojos de la menor y se volteó, estiró su brazo hacia atrás y lo golpeó con fuerza. Lola chillo y se tapó la boca, mientras que Lucifer le gritaba y se acercaba.

—¡no, no, está bien! —Sam alzó su mano para detener a Lucifer que quería ir a devolverle el golpe a Dean. Su labio sangraba. —¿satisfecho? —Dean le dio otro gancho derecho, volteando por la fuerza a su hermano que fue sostenido por Lucifer. —creo que no.

—¡Basta, la concha tuya, Dios! —Lola tiró de la chaqueta de Dean y se puso delante de él, cubriendo a Sam —es tu hermanito.

—¡no no sabes lo lejos de los límites que ha ido, de lo normal, de lo humano! —recriminó a gritos.

—esta exorcisando demonios. —Le dijo —de una forma en que no lastima a las personas como lo hacen los exorcistas con palabras o cuando los matan directamente.

—¡lo hace con su mente!

—¡si, y nosotras somos de otro universo! —obvio dándole un empujón para que retroceda. —ya cruzamos ese límite hace tiempo. Y no te dijimos nada porque sabíamos que ibas a reaccionar así.

—¿así? ¿Coherente? —ironizó.

—¡malo! —Le gritó Lucifer —siendo un forro con tu hermano. ¡Él no eligió esto! ¿Preferís que no los use, no los entienda, se rompa la cabeza de dolor y más? ¿O preferís que aprenda a usarlos para hacer bien y entender algo dentro de él que no eligió?

—¡he salvado a más personas en cinco meses de las que salvamos en un año! —Sam trató de hacerle entender.

—¿esto es a lo que te referías con cambiar la historia, uhm? —le recriminó a Lola que lo observaba con pena —se van a arrepentir. Te vas a arrepentir, Sam, espera y verás. Porque esto se hará más y más oscuro y Dios sabe en donde acabará.

—no dejaremos que esto llegue más lejos. —Sam negó.

Dean asintió, sarcástico, girándose para dejar de verlos pero tiró una lámpara, enojado. Lola retrocedió de un salto mientras que Sam cubría a la pelinegra para que no salga herida pero tampoco salte sobre Dean para calmarlo a golpes.

—ya fue demasiado lejos. —se acercó de vuelta. —si no te conociera, yo te cazaría. —Sam comenzó a sentir sus ojos picar con esas palabras. Como un interruptor. Le había dicho monstruo. —igual que otros cazadores.

—tu te fuiste. —Sam le recriminó, comenzando a llorar. —y yo me quedé. Y yo tenía que seguir peleando sin ti... pero ellas llegaron. Me hicieron sentir menos miserable y aceptar lo que soy, lo que hago funciona.

Dean observó la escena, las dos chicas que cubrían a Sam como si fuera un pequeño niño. Uno herido. La mirada de la mayor, iracunda y a la defensiva, como si Dean fuese el malo; junto a la mirada de la menor, asustada y triste. Apretó la mandíbula, cerró sus puños y sus nudillos se volvieron blancos. Era exactamente la misma imagen de años atrás donde Dean protegía a Sam de John.

Se giró sobre sus galones y se fue, dando un portazo.

Lola volteó para ver que Sam y su amiga estén bien, recibiendo un asentimiento de su parte y les sonrió para calmarlos antes de salir e ir detrás de Dean.

—Dean. —cerró la puerta detrás de ella, viendo cómo iba al impala —¡Dean!

—¿qué? —se giró, molesto. Ella fue hasta pararse delante suya. —¿vas a decirme que...?

—estaba loca por vos. —lo interrumpió, obligándolo a callarse —te doy la razón hasta en la mayor de las incoherencias pero jamás... jamás vuelvas a decirle a Sam monstruo. —bajó la voz —Porque es todo menos eso. Es bueno, amable, gentil, leal y voy a cuidar eso. —se mordió el interior de la mejilla —él es todo lo que tenes, no lo pierdas por estar asustado de lo desconocido.

—Primero fue mi padre y luego Castiel. Ambos dijeron que debía parar a Sam o matarlo. —señaló dentro, con su voz amagando quebrarse —¿crees que yo quiero oír eso? ¿Cómo pretendes que no esté asustado?

—¿en serio crees que Sammy lastimaría a alguien? —colocó sus típicos ojos de cachorro que convencían a cualquiera gracias a su rostro inocente. Dean la señaló, queriendo decirle que no haga eso y suspiró frustrado. —¿o que nosotras dejaríamos que lo haga?

—de Lucifer lo creo. —dejó caer sus brazos y se sentó en el capo del auto.

—no, ella es explosiva pero no es mala —se acercó a sentarse a su lado. —lo sabes.

—no sé nada, no sé nada de ella. De ti. —negó sintiendo su brazo rozar con el suyo y Lola infló sus mejillas y contuvo el aire antes de soltarlo.

—¿qué queres saber? —preguntó para calmarlo. Dean lo pensó.

—todo. —admitió luego de unos instantes —tú sabes todo de mí al parecer. Hay que igualar la balanza.

Agradeciendo que Dean no parecía querer irse, le ofreció ir en busca de una cafetería abierta para comer un pie nocturno y contarle todo de ella. Lo que aceptó, ya que prefería estar en cualquier lugar lejos de Sam hasta calmarse.

Dean lo sabía, no todo, pero lo sabía.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro