05
❝ Ruby hija de puta ❞
EL GRITO DE Lola sonó al compás de un sartenazo. Ella golpeó con una sartén al cambia formas que la imitaba y este la miró enojada. Pero pronto, Sam apareció por atrás y lo mató. El cambiador cayó al suelo y Lola se inclinó hacia adelante para verlo, pegando su cabeza a la de Sam y a la de Lucifer que llegó rápido.
—que linda me veo... —susurró la pelirroja. Luego golpeó con la sartén a Sam —¡la concha tuya, Sammy! ¡Me dijeron que lo tenían cubierto! Casi me mato... yo misma. —frunció las cejas.
—¡Lucí supuestamente me estaba cubriendo pero él me lanzó por la ventana! —Se quejó, sacándole la sartén.
—es que me dio impresión cuando cambió de piel y me la tiró... —Lucifer sollozó, amagando vomitar. —dijiste que iba a ser un fantasma, no un cambiaformas.
Volvieron a bajar la vista, Lola se agachó y se miró, sin atreverse a tocar a su versión malvada. Arrugó la nariz, no le gustaba verse así.
—¿estamos seguros de que me morí? —susurró señalando a su imitador.
—si no se murió, con el sartenazo que le diste, quedó boludo de por vida. —obvió Lucifer antes de retroceder con ellos.
Cundo dijo que quería aprender lo que conllevaba ser cazador, como Sam, no se refería a que casi se infarte cada dos segundos cuando le aparecía un monstruo cada vez que doblaba una esquina. Parecía que todo quería comerlos vivos.
—es que me asusté y agarre lo primero que encontré —se quejó viendo el apartamento oscuro y lúgubre, en un sótano. Donde la criatura se había estado escondiendo. —que asquito. Si sale una araña, me voy. Los dejó acá.
—Hay que deshacernos del cuerpo. —Sam se agachó a levantar al doble de Lola pero notó que ninguna lo ayudaba —¿hola?
—si, no pienso tocar esa cosa —Lola arrugó la nariz —es morboso.
Sam blanqueó los ojos y miró suplicante a Lucifer que hizo una mueca pero se acercó a levantar de las piernas. Repitiéndose a sí misma que era la gemela malvada de su amiga y no un monstruo viscoso que cambia de forma.
El teléfono de Lola sonó y ella lo tomó, atendiendo mientras buscaba las pruebas de que el cambiaformas había matado a esos hombres. Dispuesta a despues hacer una llamada anónima a la policía para que cierren el caso.
—Hola, tío Bobby. —Saludó escuchando su quejido.
—no me llames tío, mocosa. —gruñó a través de la línea —¿encontraron al monstruo?
—si, y es muy sexy —sonrió viendo a Sam y Lucí sacar el cuerpo por la puerta, pero la peli negra soltó las piernas por el esfuerzo y Sam la regañó. —todo resuelto. Ya se murió.
—¿Sam hizo todo solo, otra vez? —ironizó burlón.
—¿sabes que no? Esta vez lo cagamos a palo. Le di un buen sartenazo... después Sammy lo mató, pero hey, al menos ayudamos en la paliza —Abrió un cajón, encontrándose con cortes de pelo —Uhg, voy a vomitar.
—ustedes insisten en ayudar a las cacerías pero lo único que hacen es gritar, decir "que asco". —imitó su tono y Lola blanqueó los ojos, riendo —y decir groserías.
—te faltó el hecho de que, mientras Sammy pelea, nosotras tomamos mate y nos dedicamos exclusivamente a bardear al enemigo y hacerle hinchada a él para que le gane. —tomó con la punta de sus dedos el cabello y lo dejó sobre la mesa.
—hablando de eso. De camino a casa deberán comprar más yerba.
—¿cuantos mates tomaste hoy? —bufó molesta —y te hacías el que no te gustaba.
—¡están viviendo bajo mi techo! Lo mínimo que deben es traerme lo que les pido.
—ay, ajá —rodeó la mesa para ir a la puerta, dejándola abierta y yendo a las escaleras. —te aviso cuando estamos yendo, vamos a terminar esto.
—de acuerdo.
Saludo cortamente al cazador y colgó el teléfono. Salió por la puerta trasera del lugar y miró a Sam y Lucifer meter su cuerpo a la cajuela del auto. El Chevy lucía brillante luego de la mano cariñosa que Lola le había aplicado. Llamó a la policía, yendo al asiento de piloto y viendo cómo Sam quería detenerla, quejándose en silencio cuando ella le sacó la lengua, mostrando que le había ganado e iba a manejar.
—muchas gracias. —le colgó a la policía y miró a Lucifer subirse detrás y a Sam de copiloto —¿listos? Quiero sacarme unas fotos con mi cadaver.
—¿y te daba morbo levantarlo? —Sam bufó, viendo cómo arrancaba —Si Dean se entera que dejo manejar su auto por...
—no tiene por qué saberlo. Además, yo lo mantengo con vida hasta que él vuelva porque vos no sabes ni lo que es la bujía del motor —Salió de se callejón. —si lo llevaras a un taller, habrían sacado muchas cosas que hacen al Chevy impala, su chevy impala.
No hubo mucha más discusión al respecto cuando, por el espejo retrovisor, Lola pudo ver que una despampanante mujer se apareció de repente, sentada a un lado de Lucifer que dio un salto y gritó asustada. Sam se giró por reflejo y Lola apretó el freno de golpe y aferró sus manos al volante para no perder el control.
—¡Ruby!
Los tres al unísono dijeron y la mujer frunció sus cejas al ver a las dos chicas agitadas.
—¿quienes son? —preguntó incrédula de cómo la habían llamado, como si la quisieran.
—tu peor pesadilla. Así que más vale que te bajes del auto si no queres que desfigure la cara a trompadas. —Lucifer la amenazo y Ruby río como si le estuviera tomando el pelo.
—Sam ¿quien es tu simpática amiga? —se mofó, desafiándola.
—o se baja del auto de Dean o va a haber problemas. —Lola le advirtió a Sam que le hizo una seña a Ruby para que salga del auto.
—¿estás de chiste? ¡Trate de hablarte por semanas! No puedo acercarme a casa de Bobby. —Ruby se quejó, bajando del auto con los demás. —entiendo lo qué pasó con Dean pero...
—no lo nombres, pedazo de estupida. —Lucifer la amenazo y ella le mostró sus ojos de demonio. Haciendo que trague saliva.
—chicas, ella es Ruby. Ruby, ellas son Lucifer y Lola. —señaló a ambas y al demonio alzó una ceja por el nombre de la primera. —es una larga historia, pero ellas te conocen. Tal vez más que yo. Así que trata de no hacerlas enojar. Puede que no estén a tu nivel para matarte pero...
—Poneme a prueba, la concha tuya. —lo interrumpió la peli negra —la quiero lejos de nosotras. Lejos de vos.
—¿quien crees que eres? —Ruby dio un paso al frente y Sam la cubrió. Para detenerla —¿qué esta sucediendo?
—¿quien te pensas vos que sos? —Lola dijo, pero luego bajó el tono de voz cuando la demonio la miró —somos amigas de Sam, y somos más confiables que un demonio.
—Sam nunca las mencionó.
—porque no te vi desde lo de Dean y porque no confío en ti. —Sam obvió, haciendo que ella blanquee los ojos. Otra vez estaban en ese dilema de desconfianza por ser un demonio —estoy ocupado, Ruby. Busca algo más que hacer que molestarme con ser el enemigo número uno o lo que sea...
Se volteó para ir a ml coche pero Ruby bufó.
—¡están buscando mi cabeza, Sam! Por seguirte.
—chúpame la pija, nadie te cree, puta. —Lucifer fue detrás de Sam y Ruby río sin entender por qué parecía odiarla de forma personal, más allá de su naturaleza.
—Lu. —Lola le pidió que se calme, yendo al asiento de piloto —Yo tampoco la quiero, pero puede matarnos en un parpadeo.
Lucifer la imitó en voz baja y se subió detrás, volviendo todos a sus lugares correspondientes. Ruby quedó en medio de la carretera y la pelirroja aceleró para que se alejen, viendo por los espejos retrovisores a la demonio que se desapareció con el viento.
—¿ya van a decirme de que se trata el odio que le tienen? —Sam cuestionó cuando avanzaron lo suficiente.
—Esa puta te da sangre de demonio para... —Lola apretó la bocina fuerte y de manera prolongada para callar a Lucifer que dio un respingo.
—¡basta! —Sam alejó la mano de Lola de la bocina —¿qué quieres decir con eso? —se giró para ver a Lucifer.
Lola negó, pidiéndole en silencio que no se lo diga. Si Sam no sabía lo que la sangre de demonio podía hacerle, entonces no tendría por qué probarla. Sabían el plan de Ruby, sus intenciones. Lola estaba en desacuerdo porque eran con fines gigantescos para el apocalipsis, pero también sabía que los ángeles harían hasta lo imposible porque eso pase, por más que fingiesen que no, y Sam debía estar preparado y fuerte. Así que no sabía qué era lo correcto.
—alguna diga algo. Ahora. —Sam pidió, determinadamente —quieren que confíe en ustedes ¿no?
—es complicado. —Lola susurró, viendo la carretera.
—deben decirme.
Lola se mordió las uñas, suspirando temblorosamente. Había estado del lado de Dean toda la serie, sabiendo que tenía razón y solo se dedicaba a cuidar a Sam. Pero también sabía los planes que los ángeles y demonios tenían para él, y tal vez podría ayudarlo a estar mejor preparado.
—en la serie... —empezó viendo a Lucifer por el espejo retrovisor que fingió un cierre en su boca —Ruby te da sangre de demonio de beber. Eso hace que tus poderes sean cien veces mejor y controlables. —dijo con cuidado. Sam pareció desconcertado. Había evitado lo mayor posible hablar sobre sus poderes. —lo que es una gran ventaja, porque puedes exorcizar demonios y, con práctica, matarlos. Pero... te vuelves adicto. No puedes vivir sin ella y... te haces mentiroso.
—eso no... —negó titubeante.
—nosotras sólo te decimos lo que vimos. —lo interrumpió —no confíes en Ruby. Jamás.
—¿es la única forma de controlar... lo que llevo dentro? —cuestionó y ellas se encogieron de hombros —pero dicen que hago el bien con ellos ¿no? Que mato demonios. No soy malo.
—no, pero aveces eres cuestionable —Arrugó la nariz.
—un tremendo garca te volves, si somos sinceras. —Lucifer aclaró y su amiga se pasó la mano por el rostro, exasperada.
—Te conocemos, sos terco y aveces no aceptas que estás siendo rudo. A Dean no le gustaba que lo uses, pero aveces era para bien. —Siguió explicando, manejando a una velocidad tenue —así que es debatible. Osea está mal, pero no tan mal.
—si lo queres hacer, preferiría que sea bajo un muy buen control y no con Ruby que lo quiere para otros fines. —Lucifer se asomó y Lola la miró como si se volviese loca —¿qué? Es como cuando un hijo toma alcohol o se droga. Mi mamá siempre decía, prefiero que lo haga adelante de mi, que prohibírselo y que lo haga a mis espaldas. Nadie sabe lo que puede pasar... bueno, en este caso si sabemos.
Sonrió encantadora y Lola negó. Sam se quedó callado el resto del viaje, sin atreverse a preguntar más por el temor a las respuestas. Pero Lola sabía que Lucifer tenía razón, sus poderes podrían matar a Lilith y liberar aquello que no querían, pero también hacia el cuerpo de Sam tolerable a su destino y que no se hiciese polvo.
—no podemos evitar que suceda, pero... si quieres probar, por más nefasta que suene la idea, queremos ayudarte a hacerlo bien. Nada de mentiras, no puedes mentirnos a nosotras. —Lola susurró muy a su pesar.
—si nos llegas a mentir, te corto la lengua, Santa.
Sam sonrió ante la amenaza de Lucifer pero asintió. Habían sido, probablemente, las más comprensivas respectó a cualquier decisión problemática que Sam haya tenido que tener.
—AY, SE ME partió una uña ¡no!
Lola se llevó la mano a la boca, dando saltitos, adolorida y comenzando a quejarse. Sam estiró sus brazos cansado, mirando incrédulo a Lucifer que trataba de apuntar con el cuchillo en su mano. Dispuesta a lanzarlo al árbol.
—Lola, debes practicar. Prometí enseñarles. Si vas a ser cazadora, no vas a pedirle al wendigo que te deje sola para arreglarle las manos. —Le tendió el cuchillo que ella tiró mal y Lola abultó su labio inferior. —no es tan difícil.
—¡lo dices porque para ti es fácil! Creciste así, fuiste criado así. Yo crecí con mas hermanos que hacían las cosas por mi. —miró apenada el cuchillo —Soy una chica de generación Z. Generación de cristal. —Le quiso devolver el cuchillo pero Sam negó.
—no, escucha. Sabes disparar, me dijiste que a tu padre le gusta cazar y pescar. Esto no es muy diferente, se trata de paciencia y puntería. —pero vieron a Lucifer gritar frustrada cuando el cuchillo no se clavó —más que nada paciencia.
—¡no me pidas paciencia cuando, a la hora de leer, en los actos escolares, contaba cuántos niños iban antes de mí para saber qué párrafo me tocaba!
Suspiró frustrada. El cuchillo si pesaba y hacía cortes fácil. Tenía sus manos llenas de lastimaduras por ellos. No le estaba saliendo. Le devolvió el cuchillo a Sam y se giró para ir dentro de la casa, ignorando como la llamaba con Lucifer.
Ella era muy competitiva como para tener paciencia si se trataba de ser la mejor. Se exigía demasiado. Era la menor de cinco hermanos, debía exigirse para sobrepasarlos.
—dale, boluda. Veni. —Lucifer fue detrás de ella. —¿ya te estresaste?
—no. —mintió frenando y dándose la vuelta. —solo... me siento mal.
—a ver qué te percibo. —Lucifer extendió sus manos hacia ella y sus ojos se pusieron blancos cuando los subió hacia su cabeza. Lola no sabía si en verdad hacía eso, como cuando le decía que sentía a los fantasmas como a su abuela. Pero dejó que la perciba. —si, estás mal, cuchurrumina. Te dejo ni seguir entrenando, anda a tomarte un té y a dormir.
—gracias. —susurró dándose la vuelta y alejándose.
Lucifer hipo y se giró para ir con Sam, sacando el escalofrío que le dio su cuerpo mientras él la miraba incrédulo.
—¿qué demonios es eso de "percibir"?
BOBBY ENTRÓ a la cocina, viendo a Lola tomar mates mientras bailaba cuarteto. Ayudando a Lucifer mientras hacían galletas.
—¿Y Sam? —preguntó estirando su mano para que le conviden mate.
—encerrado en el baúl de una camioneta. Hizo enojar a Lucí —le dijo Lola.
Bobby no sabía si tomarlo en serio o preocuparse, pero se distrajo ante el dulce olor que emanaba el horno donde ellas hacían medialunas. Miró a Lola que dio unos pasos de baile y unas vueltas, también haciendo girar a Lucifer, y sonrió divertido. Hacia mucho tiempo no se escuchaba música tan alegre en su casa y mucho menos se bailaba.
—¡fue lo mejor del amor, lo que he vivido yo contigo! —gritaron juntas a todo pulmón y él arrugó el rostro, fingiendo que lo aturdían. Aún que si lo hacían —¡Dejo mi esposa, vos dejás a tu marido para matarnos en un cuarto de hotel!
Lola tomó el mate de regreso y se lo tendió a Lucifer que lo tomó, dando una vuelta. Comenzó a reír al ver cómo la menor incentivaba a Bobby a bailar que negó, horrorizado. Pero ella lo obligó a dar una vuelta.
—¡dale Bobby! Nunca me dejes, mi amor ¡Me dice suave al oído! —Grito riendo y Bobby comenzó a bailar como pudo, con incertidumbre, no sabía con exactitud cómo se bailaba eso, pero seguía los pasos de las chicas que llevaban un buen ritmo —¡vamo' los pibes! ¿Cómo dejarte?, si te llevo conmigo ¡Nunca he podido arrancar tu corazón de mi corazón!
Volvieron a reír, contagiando al hombre que sucumbió ante la alegría que había contagiado abruptamente a las dos argentinas. Ignorando el hecho de que si, Lucifer había encerrado a Sam en la cajuela de un auto cuando él le dijo algo sobre que el fútbol era una pérdida de tiempo. Y no tenía idea de quién era Lionel Messi.
Bobby le recordaba, a Lola, en cierta forma a su papá. Así que estaba ciertamente cómoda. Además de que él era tal cual como ella se lo imaginaba. Volvió a tomar mate y festejó cuando llegó nuevamente la mejor parte de la canción.
LA NOCHE BRILLABA y la menor estaba sentada sobre el capo del chevy impala. Con una manta sobre ella, viendo el cielo oscuro. Una de las cosas que más extrañaría de allí, era la ausencia de luz que había, al estar en casi las afueras de un oculto pueblo, por lo que dejaba que sus ojos se deleiten con la presencia de las estrellas. Eso, en plena ciudad, era casi imposible de ver.
Se preguntó qué estaría haciendo su familia, si la estarían buscando. Se aferró mas a las mantas, sintiendo el frío del vidrio detrás de su espalda. Se preguntó, inconscientemente, si Dean estaría sufriendo en esos momentos.
—hey. —miró a un costado, Bobby se acercaba. —es tarde, deberías ir adentro o vas a resfriarte y, yo, niñas mocosas no cuido.
Lola soltó una risita antes de volver a ver el cielo.
—ya entró, señor quejas. Solo estoy... disfrutando. —suspiró temblorosamente de forma involuntaria. Viendo el vapor escapar de sus labios.
Bobby observó las estrellas también y luego el auto de Dean. Extrañaba demasiado a aquel problemático chico que había prácticamente criado Gracias a la ausencia de John Winchester.
—debería haberles agradecido. —Bobby dijo luego de unos segundos y Lola volteó a verlo, de nuevo —Sam estaba hecho trizas, yo igual, aún que trate de ser fuerte por él. No comía y solo buscábamos la forma de volver a Dean. Fueron tres dias de dolor que seguro hubieran sido meses si ustedes no hubieran llegado a aclarar sus ideas. —Metió las manos en su bolsillo. —espero que no se equivoquen con su cuenta regresiva. —nombró los meses para que Dean vuelva.
—no lo hacemos. Lo prometo. —Dijo segura —mis promesas son importantes.
Estiró su mano, alzando su meñique. Bobby la miró burlón pero ella insistió, así que se rindió y entrelazó su meñique como un juramento. Luego retrocedió.
—Te quiero adentro en diez minutos o tendré que sacarte la escarcha por la mañana para meterte dentro. —le gritó yendo a su casa.
Lola río, pero giró para volver a su burbuja. La oscuridad, salpicada en destellos brillantes y blancos, eran asombrosas. Pensó en la magia y relevancia que tenían. Teniendo, por unos instantes, la pequeña idea de que alguno podía ser Castiel. Quien cuidaba la humanidad desde arriba.
O Dios. A quien no sabía si odiaba o quería.
—Señor, si me estás escuchando... —susurró sintiéndose avergonzada de sí misma. —Dame una señal, lo que sea, para saber que estoy bien aquí. Que voy bien encaminada... porque lo único que se cruza en mi mente ahora, es cuidar de Sam y Bobby. Lo hago por ellos.
De repente, una de esas estrellas se movió como un borrón. Una pequeña estrella fugaz que delineó un recorrido en el cielo. Y sonrió cortamente.
—gracias.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro