four: holly's escape from the engagement
Hace cuatro años.
LA VIDA DE HOLLY BRIGHTWELLL se había tornado complicada desde el día en que su padre decidió tomar sus cosas y marcharse con otra mujer para hacer otra vida. El hombre que la engendró la crío otorgándole todo lo materialmente necesario hasta que cumplió diez años, luego de eso espero un par de semana para abandonar a su madre, sus animales y a ella desapareciendo sin dejar rastro alguno al que seguir.
Y aquello la dejó con graves consecuencias.
Tuvo la mala suerte de tener que cargar con una madre que se volvió totalmente inoperante gracias al abandono de su esposo, lo cuál la llevó a sumergir su tristeza en vino. La rubia nunca la culpabilizó porque sabía que su mamá siempre amó a su padre sin importar cuanto este la hacía sufrir durante el matrimonio. La mujer que la engendró comenzó a despreocuparse de la pequeña Holly y a despreciarla sin razón alguna con actitudes y comentarios violentos.
"Come menos maldita cerda"
"No debí tenerte"
"Por tu culpa Bruno me abandonó"
Las palabras dolían y demasiado, tanto que la acompañaron durante su desarrollo como adolescente. Quería entender el por qué del actuar de su madre, la mujer que alguna vez la trató con tanto amor aunque muy en el fondo sabía que era porque se parecía al hombre que les había roto el corazón.
Luego cuando cumplió doce tuvo que irse a vivir con su abuela materna Margaret. Ella le otorgó lo que de un día para otro sus padres dejaron de darle.
Amor.
Se encargo de hacerle saber lo valiosa que era simplemente por ser Holly. No existía día en que no le dijera cuanto la amaba sin importar las circunstancias.
Recordaba con tanta alegría todas las noches en que se sentaban a ver la televisión acurrucadas en la cama tamaño king de su abuela. La calidez del momento provocaba que el corazón de la rubia se sintiera completo a pesar de la falta de sus progenitores. Las sopitas de pollo que le preparaba su abuela en aquellos días donde la gripe la golpeaba por andar descalza (Según la anciana) siempre le subía el animo. Todas aquellas veces en que cocinaban algún postre juntas para comer mientras veían las novelas turcas que tanto le gustaban a la mujer canosa siempre le sacaban una sonrisita a la chiquilla.
Pero al final de cuenta todo lo bueno en algún momento tenía que terminar y Holly lo sabía perfectamente.
La rubia recordaba perfectamente el día: el cielo estaba escondido en nubes grises como era tan de costumbre en Gotham y alguna gotas rebeldes caían del cielo. Ella se estaba preparando para rendir el examen de ingreso a la universidad cuando una llamada en su viejo teléfono móvil provocó que guarda con rapidez sus cosas y saliera como loca de la biblioteca central hacia el hospital. El recuerdo de la voz de la mujer a través del teléfono le provocaba escalofríos y las palabras la dejaron helada.
"Su abuela sufrió un infarto"
Las emociones se le bloquearon y su cerebro secretó tanta adrenalina que sintió que se pasó en un abrir y cerrar de ojos el trayecto corrido hacia el hospital. En el lugar el doctor le explicó que la chiquilla, de ese entonces diecisiete años, que a su abuela se le necroso gran parte del corazón debido a la demora en recibir tratamiento lo que puede provocar que en cualquier momento la bomba de sangre se parase completamente provocándole un paro cardiorrespiratorio.
La información le cayó como un balde de agua fría a la chiquilla porque entendió a la perfección lo que el medico le había dicho.
Su abuela en todo momento podía morir.
Tuvo que tomar decisiones como una adulta y busco posibles soluciones para la situación que estaban enfrentando y cubrir los gastos, pero su abuela la instó a seguir estudiando para ingresar a la universidad. En un principio se opuso pero al final cedió debido a que era la petición de su amada abuela. Siguió leyendo y estudiando mientras acompañaba a su abuela en la sala del hospital y se rotaba con sus tías y primos que la iban a visitar.
Sin embargo, el esfuerzo no sirvió de mucho porque reprobó en primera instancia.
Y días después su abuela falleció dejándola totalmente desbastada.
Le tomó seis meses retomar su vida y la rutina que llevaba su ahora tediosa vida, además se le sumó la presión de sus tíos para salir del hogar de difunta abuela porque querían venderla. Así que tomó sus cosas, las joyas ochenteras junto a la pequeña herencia que su madre adoptiva le había dejado para sus estudios y se marchó hacía una pequeña habitación que había rentado.
En ese momento decidió salir adelante en honor a la mujer que se encargó de educarla y amarla cuando todos la habían abandonado.
Se preparó para rendir el examen de ingreso a las ciencias de la salud de diferentes universidades con el fin de estudiar medicina pero falló.
Fiel a las enseñanzas de su abuela decidió luchar una vez más esta vez en dirección a la enfermería mientras buscaba trabajo, pero ¿Adivinen qué?
Nuevamente falló.
Mientras preparaba un cuatro intento ya tenía diecinueve años y la falta de dinero le estaba pasando factura. Por ende busco y buscó hasta que llegó a su primer trabajo en ola cafetería Sunrise.
Estaba emocionada por enfrentar nuevamente la vida y demostrarle que a pesar de los garrotazos que le estaba dando ella estaba ahí haciendo frente.
El primer mes fue algo difícil porque debía aprender las recetas y seguirle el ritmo mientras que en el segundo debió aprender a cuadras la caja con el dinero y cosas relacionadas.
Pero el tercero si estuvo de locos.
El tercer mes en aquel lugar era temporada de navidad donde el frío y la alegría familiar golpeaba por donde miraras provocando nostalgia en Holly al traerle los recuerdo de su amorosa y maternal abuela. Fue un día lluvioso en que ella se levanto con la nostalgia a tope en que decidió darle un pastel de limón a un desconocido que estaba de cumpleaños y que al igual que ella lo celebraba en completa soledad.
Eso la conmovió tanto que no pudo evitar comprar con su dinero un trozo de pastel amargo y para nada de su gusto para aquel cliente de rostro borroso debido a su falta de lentes, los cuales debía comprar pero por falta de dinero no lo había hecho.
Luego de aquella acción el hombre apareció durante todos sus turnos para comprar el mismo café junto a dos pasteles: uno para él y el otro para ella.
Aquello le pareció cortés y amable de su parte.
Llegó enero y junto a la oportunidad de poder rendir una vez el examen nacional para las universidades. Siempre alegre intentó mantener su actitud positiva frente a esta situación, sin embargo, cuando hubo una cuarta reprobación de mismo examen decidió rendirse por completo ante la idea de convertirse en una profesional.
Se sentía desanimada hasta que llegó el día en que escucho a aquel hombre hablar con su compañera de trabajo.
"—Bienvenido a Coffee sunrise ¿Qué desea llevara? —la asiática habló.
—¿Dónde está Holly? —fue lo primero que escucho decir por parte del cliente y cuando la rubia escuchó su nombre dejo lo que estaba haciendo y se acercó a escuchar escondida.
—Hoy está a cargo de hacer los pasteles
—Ya veo —respondió más distante pero no pudo ver que estaba haciendo.
—¿Puedo preguntar algo? —su compañera le habló.
—Ya lo estas haciendo —la pobre chiquilla sintió pena ante el tono del hombre.
—S-si, lo siento. Yo... —la coreana tartamudeaba. —Uhm ¿A-a usted le gusta Ho-Holly? —y la rubia no sabia dónde meterse.
"¿Por qué carajos Sunny le hacía esa pregunta? Que vergüenza" Pensó
—Eso no es de tu incumbencia —contestó cortante.
Holly agradeció al cielo de que no respondiera las dudas que su curiosa compañera tenía y que sin ningún filtro hacia, porque a ella le aterraba todo lo que tuviera que ver con el amor o el compromiso.
Ella lo había visto con sus propios ojos.
Lo había vivido en primera persona.
Tuvo que ser criada por su abuela materna porque todas las mujeres que conformaban su familia estaban destinadas a sufrir por amor.
Su abuela vivió gran parte de su vida siendo agredida en todos los sentidos por su abuelo.
Su pobre tía quedó plantada en el altar.
Y su madre quedó totalmente desolada por el abandono de su esposo.
Sabía lo dañino que era el amor y ella ya lo había vivido cuando apenas tenía dieciséis años. Se le ocurrió conocer a un chico de la escuela vecina que la engatuso con palabras bonitas, le hizo creer que realmente ella le gustaba para que al final de cuentas todo terminara siendo una maldita mentira.
El chico nunca gustó de Holly. Él simplemente estaba ahí porque le parecía divertido ver como las mujeres se ilusionaban y para ganar un estúpida apuesta de adolescente inmaduro que había hecho con sus amigos.
Fue ahí en que Holly Brightwell decidió que terminaría sola de por vida porque al final de cuentas el amor romántico no existía.
Porque era falso.
Era mentiroso.
Y todo aquel que estuviera dispuesto a experimentarlo debía cargar con las consecuencias que al final siempre dejaba.
Corazones rotos.
Soledad.
Amargura.
Era mil veces estar sola que tener que vivir cotidianamente con el temor a ser abandonada en cualquier momento.
—Pero si, me gusta ¿Alguna otra curiosidad? —la americana quería que la tierra la tragara al oírlo confirmar lo que tanto temía.
—Ah, uhm... No —tardó un poco en hablar. —E-ella esta soltera... —Holly quería esconderse debajo de la mesa. —Por si no lo sabía
—Gracias por la información y —salió de sus pensamiento al oír la voz del hombre. —Dale esto a Holly por mi
—Que tenga buen día —murmuró.
Cuando sintió la campana supo que el tipo se había marchado y consigo se llevo la decisión que Holly había tomado.
Ella debía huir de los problemas que le traería el compromiso de gustarle a alguien.
Porque ella no estaba hecha para recibir amor.
Así que esa misma tarde entregó su renuncia a su jefe y se marchó sin más sintiéndose tranquila consigo mismas.
Y feliz de que absolutamente nadie perturbara su paz.
Hola ¿Qué les pareció el capitulo? Las leo.
Les dejo una especie de recapitulación sobre los eventos de unlikely ties. Si tienen alguna pregunta me la hacen saber
Cuídense muchísimo, nos leemos pronto.
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