Eras etérea,
un ser de luz en la plenitud de su primavera;
vivaz, la ilusión personificada,
a ratos sentimental,
siempre única, especial.

Te llamaban «la chica de la casa
con olor a café»;
lo preparabas tan intenso y oscuro como pudiera ser.
Tan oscuro como la noche estrellada
que te gustaba contemplar
mientras tus labios murmuraban rimas
que no tardabas en olvidar.

Mirabas al cielo
o a la gente por la calle pasar,
reflexionabas sobre la vida,
escuchabas la melodía del viento
y a los pájaros cantar,
pensabas en todas las cosas bonitas
que faltaban por llegar,
siempre optimista.

De imaginación desbordante,
unos días eras escritora,
otros, pintora;
y siempre disfrutabas al máximo de cada instante.

A veces eras tímida,
otras no.
Silencio guardabas
cuando creías que era
mejor
que cualquier palabra;
de naturaleza risueña,
sonreías cuando callabas.
Sonrisa sincera,
bálsamo para el alma.

Desprendías paz
y algo más
—tan bello, tan puro—
imposible de explicar,
incomprensible para el mundo.

Eras etérea,
un ser de luz;
eras tú, simplemente tú.

***

Poema para el Reto 4 de revolucionpoetica, para el que había que hacer uso de la etopeya (descripción del carácter, naturaleza y costumbres de una persona), con 300 palabras como máximo (N° de palabras utilizadas: 170).

Reconozco que, en un primer momento, no me sentí inspirada para este reto y pensé en no hacerlo, pero luego busqué información sobre la etopeya, para entender bien de qué iba y tal, y vi un ejemplo que me removió por dentro (aunque luego el poema no se parece en nada a eso). Total, que surgió la chispita de inspiración que me ha hecho escribir este poema; espero que os guste el resultado :)