Confieso que hubo un tiempo
en que fui Cyrano
de amores prestados.

Escribí a musas que no amaba
versos que para mí nada significaban,
compuse poemas en nombre de otros
sin esperar que se conociera el mío propio.

Robé la esencia de emociones que no sentía
para plasmarla en esas rimas
que fingían ser del verdadero amante
y no mías.

Así, clamé por probar la dulzura
que nace en su boca
y en la locura de sus labios desemboca,
hablé de sus ojos y su cintura,
de su sonrisa
y de cómo su nombre parecía estar hecho de brisa.

La amé sin amarla en las cartas que escribía,
sin que su destinataria supiera
que no eran de quien suspiraba por ella,
sino mías.

Confieso que fui Cyrano
y confieso también que ya no escribo
a la amada de otros;
no, ya no.
Ahora me dirijo a un sueño,
una quimera, un vacío infinito
sin forma, sin nombre, sin rostro
y sin necesidad de sentir tampoco en mi pecho
lo que sienten mis poemas:
escribo sin más amor que a la poesía y a las letras.

***

¿Sabéis que es lo más gracioso? Que es cierto XP Recuerdo haber escrito... mínimo dos cartas/poemas para que compañeros de clase (allá por quinto-sexto de primaria, no sé) se las dieran a las chicas que les gustaban, con rimas tan sublimes como "la luna de miel / puede ser / un crucero por tu boca / que en tus labios desemboca". Sí, declaraciones y propuestas de matrimonio porque yo lo valgo XD